Cookie MonsterEsta web utiliza cookies. Si sigues navegando, entendemos que aceptas las condiciones de uso.

Do you speak english?

¿If you prefer, you can visit the Literautas site in english?

Apuntes, tutoriales, ejercicios, reflexiones y recursos sobre escritura o el arte de contar historias

<< Volver a la lista de textos

Amantes - por Samay

Desde la cocina podía observar el mar abierto. El paisaje salvaje -de naturaleza en plena exaltación- osaba horadar el espacio que enmarcaba el ventanal, impreso éste por la huella cíclica de la creación, para atrapar mis sentidos de manera tan brutal que casi podía olvidarse mi corazón de la tristeza que lo embargaba.

La noche anterior se enmarañó ante un encarnizado ataque de verdades a la cara. El amor entre nosotros era patente, de indiscutible evidencia. Eso no significa que deban callarse los duelos; las equivocaciones se perdonan después de sincerarse. Y ello implicaba cierto desgarro del alma: estalla -envejece y recobra voluntad- en infinitos fragmentos que volverán a restaurar su estructura, sin duda, adquiriendo nuevas fortalezas y afincándose los lazos. Lo amaba. Me amaba. Amamos lo que somos juntos y esa es la razón inevitablemente necesaria de aclarar sospechas, limar asperezas, sangrar las heridas…

Cuando se marchó, cabizbajo, me invadió un inesperado deseo de arrepentimiento, pero supe aniquilar el conspirador antojo. En mi fuero interno sabía que la reflexión tenía cabida en ese momento y decidí esperar.

La fiereza de las olas podía transportarme, cual viajero en el tiempo, a otras dimensiones. Estaba tan embebida en mis pensamientos que se demoró, por minutos eternos, mi percepción de la hermosa escena secundaria que se estaba reproduciendo ante mis ojos llorosos. Una pareja de tiburones danzaba bajo el embrujo de las luces y la musicalidad extrema y cautivadora del agua viva tratando de ganar terreno. No era habitual encontrar en esta zona tan bellos e incomprendidos animales. No obstante, era lógico. En ese instante yo ya no era yo. No estaba allí, ni el lugar era el que era. Me había catapultado hacia alguna parte imprecisa y sin ubicuidad específica donde todo era permitido, siempre y cuando cumpliera una premisa: iluminar mi ser.

Y en tal menester de disfrutar mi propia felicidad me hallaba, que apenas si tuve ocasión de comprender lo que estaba por venir. Solo recuerdo un estallido incandescente que me envolvía y arrastraba, desde la consecución perenne de imágenes que recordaban mi vida me llegaban sonidos confusos, entremezclando historias. Y la luz, la increíble luminosidad que me envolvía, me cegó por completo. Hasta su absoluta extinción no fui capaz de incorporarme a la realidad.

Entonces apareció él, con aquel exuberante ramo de margaritas, recién cortadas, entre sus manos nerviosas. Me rendí en sus brazos y lo besé. No hizo falta hablar. Las palabras fueron suplantadas por el sutil murmullo del mar y el canto agridulce de las gaviotas al atardecer.

¿Te ha gustado esta entrada? Recibe en tu correo los nuevos comentarios que se publiquen.

4 comentarios

  1. 1. El Apuntador Mudo dice:

    Hola Samay.

    Creo entender, que es un relato que describe el periodo que transcurre entre un desencuentro y una reconciliación de una pareja desde una perspectiva intimista por parte de la protagonista.

    Has intentado capturar ese momento, mediante las emociones interiores, las apreciaciones sensoriales, y la imagen de los tiburones danzando. Creo que hay cierto desequilibrio entre estos tres aspectos. Y quizás la imagen de los tiburones, de gran fuerza e intensidad, debería haber monopolizado más el relato como vehículo del resto de emociones internas y apreciaciones sensoriales de la protagonista.

    Quizás me hubiera resultado más cómoda la lectura en algunos párrafos con frases más cortas.

    Me ha parecido interesante el relato, gracias por ofrecerlo, he disfrutado leyéndolo.

    Saludos y nos leemos.

    Escrito el 18 abril 2019 a las 00:05
  2. 2. JUANA MEDINA dice:

    Hola Samay
    Me ha gustado tu relato, tan intimista. Sin embargo concuerdo con El Apuntador en algo; tal vez si hubieras dado más importancia a esa bella danza de tiburones, habrías podido a través de ella relatar las emociones de la narradora, logrando que resultara por un lado más preciso y por otro con una adjetivación no tan excesiva.
    De cualquier modo, creo que tiendes a la poesía o al menos a los relatos de vivencias anímicas: algo muy valioso y que bien vale la pena trabajar.
    Un saludo

    Escrito el 18 abril 2019 a las 21:52
  3. 3. Luis Duque dice:

    Saludo. Sin más que aportar a lo ya dicho, me gusto el acercamiento emocional del relato.

    Escrito el 19 abril 2019 a las 22:03
  4. 4. María Jesús dice:

    Hola Samay:
    Hermoso texto muy poético. Te has dejado llevar por las emociones y a mí parecer hacerse un retrato de la tristeza de un desamor contundente. Al final en forma de ramo de la garitas una puerta a la esperanza.
    Saludos desde el 65

    Escrito el 23 abril 2019 a las 15:02

Deja un comentario:

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.