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El caso - por El recreo
Web: http://www.elrecreoderafa.wordpress.com
Hoy me he levantado melancólico. Tan nostálgico que las farolas parece que me hacen la reverencia, inclinándose a mi paso. Incluso su luz se me antoja que amarillea hoy más que ayer. La ruta se angosta y serpentea más de lo habitual haciéndome imposible llegar a mi trabajo. Intento acelerar, pero el automóvil no quiere ir más allá de esta velocidad de crucero insufrible. El resto de vehículos me adelantan por diestra y siniestra, y por el espejo retrovisor veo a la que es esta metáfora del paso del tiempo y de la vida: coches nuevos con faros de luz ultrablanca cruzando la autopista como estrellas fugaces.
Cuando yo llego parece que ya es tarde. Su matrimonio ha muerto. Alguien tiene que decírselo a ambos. Aunque ella ya lo sabe, se acomoda, finge y le parece suficiente con el roce de los sábados por la mañana, los iconos que recibe por el teléfono móvil y las horas de familia feliz con los niños. Él por su parte, hace tiempo que sustituyó sentimiento por profesionalidad, se esmera y cumple, se cree sus propias mentiras, los domingos por la mañana confiesa, pero el lunes vuelta a empezar. La otra está en la oficina y cada día le parece mejor opción, más verdad.
Por eso debo llegar a tiempo, viajar más rápido… tanto que parezca que voy lento, todo es una cuestión relativa. Debo llegar antes de que ocurra. Ya se lo advirtieron, pero él no escuchaba. Yo mismo sin ir más lejos le conté la anécdota del tiburón, pero ni por esas. Le dije que el amor no es espontáneo. Mejor dicho la espontaneidad del amor no dura más de los primeros meses en el mejor de los casos. Está científicamente demostrado. Pero creo que me repito. Es lo que tiene viajar en el tiempo. Ya confundo lo vivido con lo que está por venir. Me hago mayor.
Recordé sus apellidos cuando me dieron el caso. Infantería en Toledo año 1992 eso une mucho. En el salvoconducto lo ponía claro, esta vez debía tomar forma de brisa, nada de sueño, ni recuerdo…simplemente una brisa que apenas le susurrara algo al oído. “¡Cada vez lo ponen más complicado!”, pensé. “No sé cómo diablos quieren que resuelva el caso”, seguía torturándome. “Este matrimonio aún se puede salvar, aún no ha sido invadido por la carcoma”.
Y entonces allí lo veo dubitativo. Sentado en el banco frente al restaurante japonés que apenas cocina en sentido estricto, pues casi todo es pescado crudo. Y entonces por casualidades de la vida, muevo una servilleta de papel para llamar su atención y vuelvo a recordarle la historia y se la cuento, susurrada en forma de pensamiento, de viento, de aire y sé que le llega. De alguna manera estoy dentro de él:
“El amor hay que trabajarlo. No es espontáneo, ni eviterno. Requiere esfuerzo a diario, de lo contrario muere. Recuerda que el barco cada vez tenía que viajar más lejos a ultramar pero al meter los peces en los tanques estos llegaban casi muertos y no se vendía bien porque no era fresco. Entonces a alguien se le ocurrió meter un pequeño tiburón en los tanques a su regreso. Este se comía algún que otro pescado, pero al resto el miedo a perder la vida les hizo moverse, permanecer con pasión y así llegaban … vivos.”
Él cerró los ojos, se levantó del banco, tiró la margarita con una solo hoja que había despellejado metafóricamente y se marchó.
Por mi parte me sobraban algunos minutos, fui a la barra del restaurante para ahogar mi melancolía. Allí seguía esperando la otra.
Hola Rafa (intuyo tu nombre por el nombre de tu blog).
Me gustó mucho tu relato. Entiendo que es como un fantasma o un ángel de la guarda que tiene que mejorar la vida de las personas. Me parece un concepto muy interesante.
Algo que comentar: la frase “Infantería en Toledo año 1992 eso une mucho”, es confusa, como si le faltara una coma.
Y, ¿qué le pasó a “la otra”? ¿También está dentro del trabajo o la dejará a su suerte?
Saludos.
Hola El recreo.
Has escrito un relato muy original pero, desde mi punto de vista, muy confuso. No estoy segura de haberlo entendido. De hecho lo leí ayer y no supe comentarlo. No te ofendas por lo que te voy a decir, es que no encuentro las palabras adecuadas.
Entiendo que hay un grupo de ángeles de la guardia, según Eric,o conciencias que se dedican a deshacer entuertos mandando a la tierra a alguno, con instrucciones muy precisas:tiene que actuar como una brisa. ¿Y entonces qué quiere decir lo del trayecto en el coche, que encima casi llega tarde? ¿No puede aparecer la brisa directamente? Es que me parece que hay algo desproporcionado en el relato: mandar a un angel a remendar un matrimonio que se cae de aburrimiento, me parece excesivo. Y lo del tiburón en los tanques, que me ha parecido una historia estupenda, como simil del esfuerzo que necesita el amor, es una pasada total. Que se quede con la otra que da menos trabajo.
He visto que en el primer párrafo repites hoy y más. “veo a la que es esta” me parece una construcción muy complicada, veo la metáfora… En el segundo repites mucho el sonido ye: yo, llego, ya, ella. Repites ya. Veo cierta contradicción entre “Cuando yo llego parece que ya es tarde.” y “Por eso debo llegar a tiempo, viajar más rápido”. En el tercero, debo llegar, tiempo, mejor. Escuchó por escuchaba. En el cuarto, caso. En el quinto, y entonces. Al final, tanques y meter. Si hablas de peces tienes que poner plural: vendían y eran. Aunque ahí pondría pescado, que es lo que se vende, y dejaría peces para después. Despellejado lo sustituiría por deshojado.
Que conste que me ha gustado mucho leer tu texto, me ha parecido muy original.
Saludos
Gracias a los dos por vuestros comentarios. Es cierto que tengo que pulir defectos formales, comas, punto y aparte y repeticiones.
Eric respecto a la otra , quería dejar un final abierto, aunque el cuerpo me pedía que hubiera algo entre los dos.
Respecto a las sugerencias que haces las tomaré en cuenta, es cierto que este relato no ha reposado lo suficiente. Y en cuanto a la historia el hombre es un tipo de carne y hueso con un trabajo que consiste en viajar en el tiempo para modificar el pasado y en la compañía donde trabaja les dan órdenes de cómo deben hacerlo, como agentes especiales.
Un abrazo fuerte a los 2!
Hola El Recreo,
Como en tantas otras ocasiones, he disfrutado leyendo las historias de este relato, porque a mi modo de ver distingo
dos. La confesión del viajero del tiempo que realiza un trabajo rutinario y en esta ocasión poco motivado, pero que como personaje cumple perfectamente con el reto opcional. Y la historia del esposo “infiel” que parece que al final sí recompensa el desmotivador trabajo de su consejero intertemporal.
La mención del barco con su tiburón, tan corta y tan viva, me encantó, muy bien integrada en el texto, y perfecta para dar un sentido a la continua lucha por la vida.
En este relato se destila melancolía en los protagonistas y en las situaciones, incluso el final tan abierto nos deja a los personajes tan desconsolados, que el lector quiere saber si acabaran mejor que al principio.
Como apunte gramatical en la expresión “por diestra y siniestra” quizás hubiera incluido delante de ambos sustantivos el artículo la.
Un relato original y creativo, y de donde saco y retengo el mensaje de luchar por vivir, y de vivir con aquellos que amas de verdad.
Te seguiremos leyendo,
Un abrazo,
Shulito
Muchas gracias por tus comentarios Shulito, no se si los merezco o el relato lo merece, pero gracias igualmente.
Creo que daré una vuelta a la historia para que no sea tan confuso y tampoco se vean como dos líneas separadas.
Hola El Recreo.
Me ha gustado tu historia, con un tema muy original. Queda por ver lo de la otra, pero no desespero. Me gustan los finales abiertos.
Yo también me perdí con ” Infantería en Toledo año 1992 eso une mucho. “¿Qué une? ¿A las personas como amigas? ¿El ángel tiene algo que ver en particular con el hombre en este caso? Tal vez más adelante encuentre respuestas.
Mis saludos.
Hasta la próxima.
Hola Laura,
Gracias por pasarte y comentar. En el relato que he colgado en mi blog he modificado el relato, recogiendo así algunas de las modificaciones que se comentan. No obstante, para sacarte de dudas, es una persona que trabaja en una empresa viajando al pasado para cambiarlo, los clientes pagan por cambiarlo y en este caso, el cliente es conocido suyo cuando hizo la mili en infantería en Toledo año 92. El final tuve que cambiar por coherencia porque viajo en el tiempo como aire o pensamiento y luego la ve a la otra en este estado etéreo.