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Apuntes, tutoriales, ejercicios, reflexiones y recursos sobre escritura o el arte de contar historias

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El tonto del pueblo. - por Alex Cea Navarro

Aureliano es un tío estúpido, de eso no cabe duda. Con el tiempo, trasciende el empeño que pone en evidenciar lo que todos sabemos desde hace tiempo: No solo es imbécil, si no que hace un auténtico esfuerzo por aparentarlo. En ocasiones finta y amaga, como un espadachín, sembrando la duda de si solo en la punta de la espada reside su imbecilidad, o por lo contrario, si es esa punta delgada y afilada, todo lo que de cordura y buen entendimiento queda en su patético ser.

Al principio, cuando tiene uno la suerte de conocerle, podría pensar que se trata de un tipo algo despistado o tonto. Sin embargo, según pasan los días y con ellos las idioteces, es imposible no convencerse de que se trata de un auténtico tarado. De esos que andan deshojando margaritas tras un matorral, con la foto de su musa en una mano y la otra hurgando en la entrepierna. Es uno de aquellos seres que por algún motivo, la naturaleza tuvo a bien a crear aún sin saber muy bien porqué.

Acostumbra a pasar las mañanas pescando en el rompeolas, entre salitre y botellas de plástico devueltas por la resaca; en la chillona compañía de las gaviotas que tratan de robarle las capturas y de cangrejos traicioneros que asoman por debajo de las rocas para pellizcar los dedos de sus pies. Saluda con la mano y verdadera alegría a los pescadores que vuelven a puerto, como si fueran parientes, mientras ellos le miran, riéndose algunos de él descaradamente y devolviendo el saludo entre risas y burlas. Otros con ademán impasible, de pié sobre cubierta, terminando de recoger los aparejos, clavan sus curtidas miradas en aquel pobre imbécil; como tiburones de arrecife escudriñando si la aparente fragilidad de su ignorancia esconde algún peligro mortal del que no se hubieran percatado aún.

Por las tardes monta un tenderete en el mercado y en él vende los pocos peces que le dejaron las gaviotas, los cangrejos que recogió con los pies y la morralla que le compró a los pescadores que habían arribado a puerto. De eso vive. No da para mucho: lo imprescindible para seguir consumiendo oxígeno un día más. A las cervezas de después de las ocho, suelen invitarle uno u otro. Caprichos de esos de gastar dinero, jamás tuvo alguno, o si lo tuvo no lo dijo a nadie. Así que como necesita poco, con poco se conforma.

Hoy le he visto más nervioso de lo que es habitual. Caminaba temprano en dirección al rompeolas con andares rápidos, tropezados, como si un pié persiguiese al otro; con la mirada enojada y los ojos exageradamente abiertos. Murmuraba con los dientes apretados, moviendo únicamente los labios. Pensé que se trataba de una más de sus memeces. A veces algunos marineros lo invitaban a beber y beber durante la noche, a sabiendas de que era capaz de realizar las más inusitadas tonterías: Más de una vez se le había visto caminando desnudo por el pueblo. En ocasiones entraba en la iglesia y maldecía al Señor y juraba por Satanás. Prendió fuego al granero un par de veces y en múltiples ocasiones, había tratado de realizar saltos imposibles, escaladas infructuosas, peleas y demás tonterías que le causaron un buen número de moratones, huesos y dientes rotos, y cortes y heridas que evidenciaban en su piel toda una vida de absurdas fechorías.

Tocan frenéticas las campanas de la iglesia y al instante he sabido que algo anda mal, y que muy probablemente Aureliano es el causante. Por el mismo trayecto que rato antes caminaba él alocado, corren ahora algunos hombres con palos, tridentes y hoces alzados clamando venganza. Abandono la atalaya en que se ha convertido la ventana de mi cocina, y que me había convertido en espectador espontáneo, para satisfacer mi curiosidad y averiguar cual es la causa de que aquellos hombres tan ansiosos de justicia, se dirijan a capturar al pobre idiota del pueblo.

Un tumultuoso grupo de hombres y mujeres se agolpan a las puertas de la cantina. Según me acerco, veo como unos lloran, otros maldicen y algunos vomitan. Decido abrir la puerta y encuentro un baño de sangre peor que el de cualquier pesadilla. Allí yacen los pescadores muertos. Algunos decapitados, otros desmembrados, tendidos sobre un suelo de sangre que con la poca luz del amanecer parece casi negra. Huele a muerte, vísceras y alcohol. Huele a la locura de la que solamente el hombre es capaz.

No tardarán en traer a Aureliano.

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22 comentarios

  1. En una entrevista a Emilio Lara que le hicieron para el digital ZENDA, entre otras cosas comentó sobre los tontos: “El tonto es como la termita, no descansa nunca. No puedes urdir ningún tipo de estrategias. Hay que huir en la vida de los tontos”. Pero tu Aureliano no solo era tonto, algún resorte no funcionaba en su cabeza para llegar a los límites.

    Vamos a por tu relato Alex:

    – Al margen de lo moral, sobre el bien y sobre el mal, lo que interesa es tu manera de enfocar la historia. Desde el narrador testigo omnisciente, se mete no solo en los actos de Aureliano, sino en su cabeza y hasta en su entrepierna. Aunque no juzga, no hace juicio de valores, solo expone la evidente idiotez.
    – Pregunta Alex: ¿por qué dice el narrador lo de la suerte en conocerle?, ¿es solo una frase hecha?, si es así ¿no crees que la frase no aporta nada?
    – Cuentas que desde la atalaya de su cocina vio el tumulto, un poco más adelante narras los muertos que vio con la poca luz del amanecer, entonces si todo ocurrió de noche difícilmente podría ver bien, quizás si cambias amanecer por atardecer, todo casaría mejor.
    – Recuerda que pie no lleva tilde.
    -Me gusta mucho el paralelismo que haces del espadachín cuando finta y amaga sembrando dudas iniciales sobre su grado de idiotez.
    – Hasta casi la totalidad del relato haces un retrato amable del tonto del pueblo, un ser inválido con carencias que parece no hacer daño a nadie. Luego, en la trayectoria final, todo se desboca… con un final que, como lectora se agradece, siempre es preferible un fuerte final bien contado, aunque sea trágico, dada la naturaleza humana, que uno de “buenismos” sensibleros. Me gusta también que no pormenorices lo que ocurrirá con Aurelio.

    Ya ves Alex, dada tu generosidad para con mi magdalena, no me pude esperar a mañana para comentarte. Me he enrrollao… creo 😉

    Escrito el 17 abril 2019 a las 23:12
  2. 2. Osvaldo Vela dice:

    Hola Alex.

    De verdad se necesita valor para escribir un tema como el que escogiste. Solo te puedo decir que hay de tontos a tontos. pero todos sin excepción son propensos a causar tragedias yo conocí a uno diferente y lo describí así…

    Cuando la luz del entendimiento que nos guía en la vida, llega ingenua a nuestra conciencia, no alcanzas a percibir las marcadas deficiencias de un hombre mayor. Un niño grandote de hablar muy correcto. Nunca maldecía y por ningún motivo usaba palabras soeces para herir a nadie. Daba la impresión de que temía la condenación de su alma si ofendiera a cualquiera.

    Esto fue cuando yo era niño. Ahora ya mayor lo volví a encontrar. Alvarito era ya un viejo.

    Lo saludé.“¿como estas Alvarito?” Se mantenía de pie en el mismo lugar como mirando todo y no mirando nada. “Muy bien oiga” fue su respuesta. Ya por retirarme me volví al oír mi nombre de niño “muy bien Valdito”…

    El apego infantil, que fuera parte de mi niñez, fue castigado por el paso de los años y los laborares: afecto que, por abandono, se convirtió en víctima de la ingratitud del olvido.

    Y lo comparto porque un día de joven, llegó al rancho mientras los cinco vaqueros trabajaban en el corral. La comida lista y en la mesa. Lo tonto no desmerecía el hambre que traía. los dejó sin comer ese día.

    Te felicito por tu escrito. Algo duro, pero que necesita contarse para que la historia no se repita. Los alcances de un tonto no los imagina nadie nadie.

    Saludos y un abrazo.

    Escrito el 18 abril 2019 a las 01:44
  3. 3. M.L.Plaza dice:

    Hola, Alex.
    Gracias por pasarte por mi relato y por tus amables palabras.
    Me encantan las historias que suceden al lado del mar y la tuya me ha parecido estupenda, aunque yo voy con Aureliano. No me creo que sea culpable, por muy mal que le caiga a tu narrador.
    En el tercer párrafo dices: “Saluda con la mano y verdadera alegría a los pescadores que vuelven a puerto, como si fueran parientes,” ¿qué ha pasado para que se convierta en el principal sospechoso de semejante crimen? Me parece muy difícil de creer que una sola persona pueda decapitar y desmembrar a varios pescadores.
    Conmigo se ha topado tu narrador: soy una acérrima defensora de los tontos del pueblo, esos pobres seres maltratados por la vida y la literatura.
    He visto algunas cosas en el texto, aparte del uso de las comas, que me han llamado la atención. No sé si me dejó traumatizada pero el mes pasado alguién me dijo que escribía con demasiados indefinidos y ahora los veo por todos lados: un, una, alguna. Creo que en tu texto también hay muchos, aunque, a estas alturas, no sé si son excesivos.
    En el primer párrafo repites muy seguido tiempo. Creo que si no es sino. En el segundo, bien, y tuvo a bien crear. En el tercero, riéndose y risas. En el cuarto, tuvo; si luego repites poco, tanta repetición suena muy forzada. En el sexto, convertido.
    Me ha gustado mucho leer tu relato.
    Saludos

    Escrito el 18 abril 2019 a las 03:25
  4. 4. Alex dice:

    Hola Isabel,

    Es un placer leer incluso tus comentarios. Me resultan una voz cálida, fluída, como la paciente y privada explicación de una profesora de primaria cuando ayuda a un niño que no comprendió algo a la primera. Gracias por no poder esperar a mañana.

    Antes de entrar a fondo en las valoraciones puntuales de mi texto, aunque no quiero excusarme, debo confesar que no hice bien los deberes esta vez. Empecé a escribir una hora y media antes de que se cerrara el plazo para entregar el ejercicio de este mes. No repasé, no lo dejé reposar, no busqué sinónimos, no analicé las construcciones sintácticas ni repasé la ortografía más allá de los que el corrector automático del procesador de textos me dice. Pero mis ganas de participar y aplicar lo aprendido son más fuertes que mi orgullo, así que prefiero cometer errores a dejar las palabras guardadas en algún cajón del que no saldrían jamás.

    En esta ocasión, además de emplear las palabras imprescindibles para entrar en el ejercicio (Cocina, margarita y tiburón), yo me he impuesto ciertas pautas:

    – Que no hubiera absolutamente nada personal en este texto. (En el anterior me metí hasta el cuello y quería hacer el ejercicio contrario.
    – Realizar una escritura rápida (por que el trabajo no me dejó tiempo para más), y ver cuanto he aprendido de los errores pasados.
    – Usar algún “por qué” o “porque” o “porqué”, ya que fue uno de los errores que cometí el mes pasado y estuve estudiando al respecto.
    – Agotar las 750 palabras. Ni más, ni menos. Mi texto tiene 750 palabras. Anteriormente o me pasaba por doscientas y tenía que pegar tijeretazos, o me quedaba corto y decidía no rellenar con frases suprimibles. Esta vez he medido bien el espacio.
    – Crear una historia con un buen final. En muchas ocasiones monto escenas, dejo historias abiertas y no termino de zanjar el asunto. En el ejercicio anterior y en este he querido escribir finales, para ir cogiendo experiencia.
    – No incluir diálogos. Aunque es una de las partes más difíciles de la escritura, en los dos o tres trabajos anteriores ya incluí diálogos, así que me apetecía escribir sin tener que recurrir a ellos.

    Me estoy dando cuenta de que tengo muchos más fantasmas y demonios de los que pensaba. Tendré que expiar mi conciencia.

    Ahora vamos por puntos:
    – «La suerte de conocerle». Frase tópica que puse ahí inconscientemente. Si la quitamos no pasa nada, puede reconstruirse la frase principal, con lo que llevas razón y no es necesaria.

    – Bueno, no pensé en el tema de la luz. Pero de todos modos, al leer de nuevo el texto, entiendo que el uso de la palabra atalaya parece hacer referencia a un lugar muy, muy elevado. Sin embargo, hay que tener en cuenta de que se trata de un pueblecito de pescadores, con lo que la mayor altura sea, probablemente, un primer piso. Pero buena observación.

    – ¿Pie y puse “pié”? Lo dicho, a mi también se me escapan cuando voy rápido. Tomo nota y pensaré en las tildes cada vez que me mire los pies.

    A las cosas buenas no respondo, que podría resultar pedante. Pero he de decir que me gusta mucho que me digan que esto o aquello está bien.

    Gracias por tus aportes y tus comentarios.

    Escrito el 18 abril 2019 a las 11:11
  5. 5. Alex dice:

    A Osvaldo Vela,

    Gracias de nuevo por pasar a visitarme. Muy interesante tu visión de ese pobre niño grande; que dejó sin comer a los cinco vaqueros.

    Yo he conocido a algunas de esas personas que son recordadas en el pueblo más por sus pocas luces que por otra cosa. Nunca sabes por donde pueden salir.

    Un saludo y gracias de nuevo.

    Alex.

    Escrito el 18 abril 2019 a las 11:17
  6. 6. Alex dice:

    Hola M.L. Plaza,

    Gracias por venir y comentar. Tus palabras son siempre bienvenidas.

    Has dado en el clavo con tu visión de la inocencia de Aureliano. Aunque lo doy a entender, por si actitud, nunca digo que Aureliano sea el culpable, pero sí que consigo que tanto el pueblo, como los lectores, lo culpabilicen a él por ser precisamente el tonto del pueblo.

    Podría darse que su actitud fuera simplemente por el hecho de haber presenciado la masacre, o haber sido el primero en descubrir lo sucedido. Pero todos, incluído yo, hemos tirado de prejuicios inconscientes para culpabilizar al tarado del pueblo. Tu has sabido mantener la presunción de inocencia y librarte de esos prejuicios. ¡Felicidades!

    Con el detalle del “saludo con simpatía”, vuelves a analizar correctamente. Estás hecho un Colombo, un Pepe Carvalho o una Dra. Fletcher. A pesar de que se burlan de él, no lo tiene para nada en cuenta y aparentemente no les guarda ningún rencor.

    Respecto a tu comentario: “Conmigo se ha topado tu narrador: soy una acérrima defensora de los tontos del pueblo, esos pobres seres maltratados por la vida y la literatura.”

    Qué decir… Me he ensañado con él. Me faltaban insultos para describir al pobre hombre. Debo confesar que se me escapaba la risa mientras escribía los primeros párrafos. (Cabroncete que es uno).

    No me habían dicho nunca lo de los indefinidos. Prestaré atención a partir de ahora y buscaré información al respecto. Siempre hay cosas nuevas que aprender. La vida es maravillosa.

    Dices que te ha llamado la atención el uso de las comas. ¿Para bien o para mal? Te agradecería, si lees este comentario, que concretases más. No tuve tiempo de repasar el texto. Al hacerlo y sobretodo al hacer la lectura en voz alta, suelo corregir alguna que otra. Esta vez no pude, por lo que puedo haber patinado en alguna.

    Tiempo es tiempo
    y hace tiempo que lo repito con el tiempo.
    Fruto de no repasar,
    no lo ví en su momento;
    y ahora en mi texto escrito,
    parécelo subrayar,
    al leerlo sin parar,
    en cada nuevo pensamiento.

    No repetiré de nuevo tiempo.
    Lo juro, es más: Lo intento.

    Lo he repetido (tiempo) y es evidente que debería corregirse. Me flagelo por ello.

    Observación sobre el uso de «si no»:
    Tienes razón, creí que lo escribá bien y lo hacía justo al revés.

    Citoa la RAE:
    «En correlación con no solo, denota adición de otro u otros miembros a la cláusula. Con frecuencia suele acompañarse del adverbio también: «La mujer del César no solo debe ser honesta, sino parecerlo» (Siglo [Pan.] 9.5.97); «Le parecía que estaba enloqueciendo, no solo de miedo, sino también de aburrimiento» (RRosa Sebastián [Guat. 1994]). No debe usarse en su lugar la locución conjuntiva si que»

    (Fuente: http://lema.rae.es/dpd/srv/search?id=NVSKIU2kQD6AqlzZd7 )

    Gracias por apuntar esos detallitos, por que me hacen aprender cada día un poquito más.

    Es un placer que pases por aquí.

    Un saludo,

    Alex.

    Escrito el 18 abril 2019 a las 11:41
  7. Hola Alex,
    Es un texto ideal para desmenuzar en un taller. Además a estas altura de los comentarios con añadidos jugosos del propio autor. En sentido contrario, poco espacio queda para rebuscar sobre todo después de haber pasado las y el comentarista que me preceden.
    El lector recibe la emoción y la prisa del autor que tal parece preso de la locura de la liebre de marzo. En este sentido es un magnífico trabajo, emociona, arrastra y abandona al lector como un desecho más recogido en el anzuelo de Aureliano.
    Lo jodido en estos casos es que al lector no le gusta quedar “sonado” y con cara de tonto, a la larga puede llegar a vengarse y no te leer más. Por eso es tan conveniente llevar hasta su última consecuencia la regla de oro : El narrador NUNCA puede ser el autor
    En mi (despreciable) opinión, esta regla se ha olvidado en el relato y tal vez por eso, aparezcan alguna de las fisuras apuntadas por Isabel Caballero y M.L. Plaza, que efectivamente pueden ser atribuidas a la precipitación, pero en segunda derivada;-) :La precipitación impidió levantar la estructura de la voz narrativa y por ende el autor achicó el trabajo a la carrera.
    En resumen, buen trabajo por arrastrarme “como una liebre de marzo”, cosa que se agradece, pero no conviene abusar. Gracias por compartir.

    Escrito el 18 abril 2019 a las 17:54
  8. Contestando a Alex Cea:
    Bueno, está bien que entones el “mea culpa”, pero dada las circunstancias creo que te ha salido bastante bien tu ejercicio. ¡Cómo será cuando lo trabajes a fondo!, me encanta la pasión que pones en el empeño, la espontaneidad que apunta el compañero Luigi, y también tu humildad para encajar críticas y aprender (todos estamos en esa). Ahora bien… ni yo soy maestra de nada, ni tú un bebé ¿ehh Alex? 🙂
    ¡Bravo también por el reto de las 750 palabras justas!
    Y otra cosa, yo dejaría lo de la atalaya, la casa bien podría estar en un lugar alto, una loma, el borde de un precipicio asomado al mar o al pueblo. Un buen otero de observación.

    Y chim pum… por ahora

    Escrito el 18 abril 2019 a las 18:31
  9. A Luigi Callieri,

    Darte las gracias por tus palabras llenas de sabiduría y buenas intenciones.

    Me salté esa “regla” narrativa inconscientemente. Una de las cosas que he aprendido en estos talleres, es a jugar con el tipo de narrador. Es algo que por motivos que no vienen al caso, realmente me quitaba el sueño. Sin embargo, caí en el error de no tenerlo en cuenta cuando iba con la historia ya avanzada. Las prisas, que son malas amigas.

    Gracias, de todo se aprende.

    Alex.

    Escrito el 19 abril 2019 a las 00:53
  10. Isabel,

    No se muy bien que pasará cuando me ponga en serio. He empezado cosas, pero creo que aún debo mejorar muchos aspectos.

    Humilde hay que ser si deseas aprender. No concibo otra forma.

    Y en efecto ando ya algo crecidito. Pero tus palabras siguen siendo agradables. Gracias.

    Alex.

    Escrito el 19 abril 2019 a las 01:07
  11. 11. Laura dice:

    Hola Alex Cea Navarro.
    Gracias por pasar por mi escena. Simplemente la del mes anterior llamaba a gritos por la continuidad por las preguntas que habían planteado tantos. Simplemente surgió.
    Oye, te felicito por haber logrado semejante relato en tan poco tiempo, y por el personaje que has abordado. No recuerdo haber leído sobre algún “loco del pueblo”, y que los hay, los hay.
    También desde lo persoal te felicito por los retos que te propones. Puedes llegar lejos.
    Con tu texto, voy a mi postura de pobres y ausentes, y en este caso, de locos. ¿Por qué asumen todos que fue el loco? Lo que me da una vuelta más de interés en tu historia, ya que puede que no sea un fallo sino una vuelta de tuerca. Alguien que haya realizado la matanza con el fin de quitar al pobre loco de en medio ¿alguna interesante herencia, quizás?¿Alguna apuesta de personas aburridas?
    Además, me queda un poco raro, pero no es imposible, que el loco solo haya matado a una cantidad de marineros.Me queda en duda el cómo. El por qué lo tiene el autor del crimen.

    Mis saludos y mis respetos por tu trabajo.
    Hasta la próxima propuesta.

    Escrito el 19 abril 2019 a las 11:43
  12. 12. bochi dice:

    me gustó el final que rompe un poco con el relato lineal del tonto del pueblo que no es lo mismo que el loco…soy psicoanalista y podría plantear que el rasgo del loco es el delirio y en cambio al tonto se le adjudica el no aprender de la experiencia…

    Escrito el 19 abril 2019 a las 21:51
  13. A Laura,

    Gracias por tus palabra. Junto con las del resto de compañeros, me hace sentir orgulloso y satisfecho.

    En efecto, no sabemos si el culpable es el memo de Aureliano, pero conseguí sembrar un prejuicio.

    Debo confesar que a día de hoy aún no sé si fue él o no. Eso queda por descubrir. Pero en la memoria de Aureliano quedará grabado a fuego el dedo acusador de todo un pueblo, señalándole por ese crimen tan atroz.

    Gracias por tu visita y por tus palabras.

    Alex.

    Escrito el 21 abril 2019 a las 00:08
  14. A bochi,

    Sin duda, un comentario muy instructivo. Los mecanismos de la mente, sobre todo cuando no funcionan del todo bien, son una fuente de inspiración inagotable.

    Gracias por pasar y comentar.

    Alex.

    Escrito el 21 abril 2019 a las 00:13
  15. 15. Laura dice:

    Hola Alex.
    Me alegro que Aureliano al menos siga con vida. Realmente, habìa temido lo peor por él. Aunque qué fue lo que pasó…puede que haya sido peor todavía que seguir con vida.

    Escrito el 21 abril 2019 a las 16:27
  16. 16. marazul dice:

    Hola Alex, te cuento lo que me ha parecido tu relato. Según empecé a leer iba pensando la soltura que tienes al narrar. Yo lo califico como desparpajo para que me entiendas mejor. Personalmente me gusta ese estilo de contar.
    Sobre el protagonista, el tonto del pueblo, es un personaje que me encanta. Y más si el pueblo es marinero. No sé porqué me viene a la memoria el tonto de la película “La hija de Ryan” —este es un tonto diferente, se entera de todo je,je…
    Creo que has creado tu propio “tonto” y la verdad que no me esperaba fuera también un asesino. Es verdad que el rencor le lleva a vengarse y de qué forma.
    No sé si te lo han apuntado ya pero el “si no” va junto ya que es adversativo. Y lo de repetir “tiempo” no te preocupes que se pasa con el tiempo…
    En fin, Alex, que me ha gustado mucho tu relato y sobre todo el párrafo: “Hoy le he visto más nervioso…” En este párrafo ya intuimos que algo grave ha hecho. Aunque nunca pensé que fuese tanto, la verdad.
    Encantada de leerte, Alex
    Saludos

    Escrito el 22 abril 2019 a las 16:07
  17. 17. El chaval dice:

    Hola Alex
    Claro que tendré en cuenta lo que apuntas a mi escrito; a simple vista cada uno está seguro de que cuando escribe lo hace bien, hasta que te hacen ver que hay puntos para modificar o rectificar.
    Gracias Alex por tu valiosa aportación.
    Saludos, y hasta la próxima

    Escrito el 24 abril 2019 a las 09:33
  18. 18. El chaval dice:

    Hola Alex
    Efectivamente ya te apuntan algunos compañeros lo que puede resultar de que una persona sea idiota, tonta o imbécil, pero en este caso creo más bien en que sea un psicópata. Un tonto, puede hacer o decir idioteces, pero no llegar a ser un asesino.Hay que buscar al criminal
    Felicidades.
    Hasta la próxima

    Escrito el 24 abril 2019 a las 09:38
  19. 19. Sebas A dice:

    Guau, hay gente que escribe bien, y por lo visto

    Escrito el 24 abril 2019 a las 19:03
  20. 20. Sebas A dice:

    Completo, perdón… decía que hay gente que escribe bien, y por lo visto vos sos uno de esos.
    Me fascinó tu relato. Muy bien descrito el tonto del pueblo. Muy bueno el final.
    Un placer leerte.
    Saludos.

    Escrito el 24 abril 2019 a las 19:06
  21. 21. isan dice:

    Hola Alex:
    En primer lugar te comento algunas cosillas de forma que yo cambiaría.
    Esta frase: “De esos que andan deshojando margaritas tras un matorral, con la foto de su musa en una mano y la otra hurgando en la entrepierna.” Me gusta como está construida y más su significado, pero la veo imposible. O faltan manos o sobran acciones para hacerlo todo al unísono a no ser que alterne meneo y deshoje.
    En las dos primeras líneas tenemos dos “tiempo” y hay dos “pie” con tilde.
    “…la naturaleza tuvo a bien a crear aún sin saber muy bien porqué.” Sobra la segunda a y se repite la palabra bien.
    “…averiguar cual es la causa…” cuál con tilde (interrogativa).
    “…hombres tan ansiosos de justicia, se dirijan a…” Creo que no habría que poner coma por no separar sujeto (hombres) y verbo (dirijan) a no ser que, en lugar de quitar, pongamos coma antes de “tan” para delimitar un inciso.
    “En ocasiones finta y amaga, como un espadachín, sembrando la duda de si solo en la punta de la espada reside su imbecilidad, o por lo contrario, si es esa punta delgada y afilada, todo lo que de cordura y buen entendimiento queda en su patético ser.” Me gusta mucho esta frase.
    En cuanto a la forma. Es un relato buen construido. Buen lenguaje y buena descripción del protagonista y del entorno Un narrador testigo que dice lo que ve y lo que piensa. Todo narrado en tiempo presente que no es nada fácil.
    La historia es intrigante porque se intuye pero no se dice si Aureliano es o no, pero tiene toda la pinta ya que sería un fraude sacarse otro asesino de la manga. A no ser que estuviéramos ante un capítulo pero, en principio no es el caso.
    Ha sido un placer.

    Escrito el 24 abril 2019 a las 19:48
  22. 22. Luis Duque dice:

    Cordial saludo…

    Nada que agregar a las atenciones constructivas ya aportadas por los compañeros. Destaco la soltura al narrar. Hasta la próxima escena.

    Escrito el 28 abril 2019 a las 03:47

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