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Apuntes, tutoriales, ejercicios, reflexiones y recursos sobre escritura o el arte de contar historias

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La mala conciencia - por María Jesús

Es curioso el comportamiento de los recuerdos, ahora que soy viejo y presiento cerca la llegada de la parca, aflora a mi memoria un suceso que he mantenido alejado de mi pensamiento todos estos años. Una escena trágica y vergonzante que determinará mucho donde iré a parar en el otro mundo.

Yo tenía veinte años y dos amigos, Jimmy y Tucker, con los que me iba de juerga los viernes cuando acababa el trabajo. Aquella noche volvíamos a casa de madrugada borrachos como cubas y con la conciencia alterada, cuando por el camino nos encontramos a un negro que andaba tranquilo por el arcén, a las afueras del pueblo. Era finales de septiembre, época de recogida del algodón y muchos forasteros acudían en masa al condado como temporeros. Tucker, que conducía el vehículo, al llegar a la altura del muchacho aminoró la marcha.
― ¿Qué pasa, negro andas perdido? ―preguntó.
El muchacho apenas giró la cabeza para mirar a mi amigo, pero siguió caminando ignorándole, un gesto que Tucker se tomó como una ofensa.
― Te estoy hablando, negro ¿acaso estas sordo? ― el tono amenazante de Tucker no amilanó al muchacho que se paró y dirigió una mirada de desprecio a mi amigo, luego siguió andando como si nada.
― ¡Me cago en…! ― exclamó mi amigo pisando el freno y saltando del coche con una agilidad sorprendente pese a lo borracho que iba. Nosotros hicimos lo mismo.
― ¡Escúchame, todavía no ha nacido la bazofia negra que me haga un desplante! ―escupió Tucker al chico.
― Tranquilo, amigo―dijo el muchacho esta vez algo menos altivo.
― ¿Amigo? ¿Me llamas amigo, pedazo de mierda? ― dijo Tucker cogiendo al negro por la pechera, pero este, aterrorizado, se zafó y echó a correr campo a través entre los algodonales.

Los tres salimos tras él no tardando en darle caza. Corría como un demonio, pero Tucker estaba cabreado y no iba a parar hasta que no le alcanzara. No había motivos, tan solo un odio irracional hacia la raza negra y una violencia exacerbada debido al excesivo consumo de alcohol, pero le dimos una paliza a base de patadas y puñetazos. Le dejamos ahí tirado cuando nos cansamos de golpearle y sudorosos y exhaustos nos metimos en el coche para alejarnos lo antes posible del lugar.

A la mañana siguiente se lo encontraron muerto en la plantación, cuando comenzó la jornada laboral. Fue un suceso que alborotó al tranquilo condado de Tunica, pero nadie lamentó esa muerte, su cadáver no fue reclamado y no tardó en ser olvidado. Hubo pocos interrogatorios, yo no tenía coartada con peso, como tampoco Tucker y Jimmy, pero para el sheriff no era motivo de sospecha. Se encargó del suceso con desgana, al fin y al cabo no era más que un negro, considerado en aquellos tiempos un ser humano a duras penas. El caso no tardó en archivarse, lo que supuso un alivio para nosotros que no sentíamos ningún remordimiento por la muerte del negro, pero sí temíamos ir a parar a la cárcel.

Años después me casé y dejé Misisipi para mudarme a otro Estado, concretamente a Michigan, de donde era la familia de mi mujer. Mi nueva vida facilitó mucho que me olvidase de aquella noche, entre otras cosas porque dejé de ver a Jimmy y Tucker.

Tengo noventa y seis años, pero últimamente no hago otra cosa que pensar en ese crimen que cometimos mis amigos y yo hace tantos años. No se explicar por qué, pero tengo la absoluta certeza de que, si bien en esta vida no he pegado por ese asesinato, no quedará impune. La muerte está cerca, la huelo, y sé que no moriré en paz. Aunque he procurado llevar una vida honrada nunca he tratado a los negros como semejantes, los he menospreciado y puntualmente degradado. Sin embargo, ahora reconozco que tuvo muy mala suerte ese pobre desgraciado al cruzarse en nuestro camino y plantarle cara a Tucker, si es que lo hizo y que las consecuencias de esa respuesta desmedida las terminaré pagando de alguna manera.

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20 comentarios

  1. 1. Eric Milne dice:

    Hola María Jesús!
    Me pareció interesante el hecho de que tu protagonista no se arrepintiera, a pesar de ser consciente de que cometió un error grave. Demuestra una manera de pensar estable a pesar de ser errada, y no cae en el cliché (por llamarlo de alguna manera) del arrepentimiento antes de morir.

    Te resalto un error menor: Escribiste “pegado” en el último párrafo, cuando supongo que lo correcto era “pagado”. También vi algunas tildes que faltaban.

    Saludos!

    Escrito el 16 mayo 2019 a las 19:08
  2. 2. Carla Daniela dice:

    Hola Maria Jesus!! Como estas?
    Wow, que relato!! No hay nada mas terrorífico que el bulling por racismo!! Como comentaron más arriba, me gustó mucho que el personaje no se haya arrepentido, simplemente tenga miedo de que el karma se la va a cobrar. Me parece muy real… También me pareció muy acertado la locación donde sucede la historia.
    Mucho de ortografía y gramática no sé, pero creo que aquí se podría hacer una pequeña corrección… ― ¿Qué pasa, negro andas perdido? Creo que la coma iría luego de negro… Y el guión va pegado a lo que sigue sin espacios. En fin, unas pavadas que para nada opacan el texto. Un gran saludo y nos leemos (nº47)

    Escrito el 16 mayo 2019 a las 23:57
  3. 3. Laura dice:

    Hola María Jesús.
    Me ha encantado tu relato,muy bien llevado, con gran naturalidad.
    Coincido con Carla Daniela con el asunto de la coma.
    Me ha encantado una de las frases iniciales: “Tenía veinte años y dos amigos.”

    Mis saludos.
    Hasta la próxima propuesta.

    Escrito el 18 mayo 2019 a las 22:27
  4. 4. Ofelia Gómez dice:

    Hola María Jesús
    Muy interesante tu relato. Señalas situaciones que aun hoy marcan diferencias.

    Después de toda una larga vida, tu protagonista, no siente arrepentimiento, solo preocupación por el castigo, que él sabe que merece.

    Si bien dice que “No había motivos, tan solo un odio irracional hacia la raza negra…”, más adelante declara: “… nunca he tratado a los negros como semejantes, los he menospreciado y puntualmente degradado. Sin embargo, ahora reconozco que tuvo muy mala suerte ese pobre desgraciado al cruzarse en nuestro camino…”, según él, toda la culpa es del muchacho y no de sus asesinos.

    Ya Carla y Laura te han marcado unos pequeños detalles. Te ha faltado la tilde en: “¿acaso estas sordo?”, en realidad, una nadería.

    Ha sido un gusto leer tu buen texto. Un abrazo

    Escrito el 19 mayo 2019 a las 03:39
  5. María Jesús:

    A veces no hay palabras para calificar un buen relato. Como lector solo me queda la sensación de haber vivido otra vida.
    Diálogos bien construidos, el retrato fugaz pero profundo de los personajes y el consuelo en una castigo infringido al final por la propia muerte.

    Hasta el próximo relato.

    Escrito el 19 mayo 2019 a las 13:54
  6. 6. kirjanik Maya dice:

    Hola, Maria Jesus.

    El taller pasado también leí tu relato y aunque aquel era muy bueno, este lo supera de lejos. hay algunos detalles a pulir que ya te mencionan los compañeros.

    Saludos y hasta el próximo taller.

    Escrito el 19 mayo 2019 a las 17:42
  7. 7. Scott dice:

    Hola María Jesús.
    Un relato triste que refleja una época oscura. Me gusta la facilidad con que reflejas el pensamiento del protagonista que cerca del final de su vida,ni siquiera siente un ápice arrepentimiento.
    ¡Saludos!

    Escrito el 20 mayo 2019 a las 09:20
  8. 8. Josè maría dice:

    Hola Maria Jesús ,los compañeros ya te corrigen algunas cosas ,pero centrándose en el relato, tengo una duda y es ¿como es posible que tres borrachos como una cuba puedan correr más que un chico joven? ,solo eso .Un saludo ,mi relato es el 43

    Escrito el 20 mayo 2019 a las 14:04
  9. 9. María Jesús dice:

    José María: yo también me hice esa pregunta cuando escribía el relato, pero me tomé esa licencia.

    Escrito el 20 mayo 2019 a las 19:13
  10. 10. HUGO dice:

    Hola María Jesús:

    Me gustó tu relato. Está muy bien narrado, los diálogos son verosímiles y también el contexto: Misisipi a mediados del siglo pasado, los nombres delos protagonistas y hasta la época de cosecha del algodón. Todos datos que lo hacen creíble.

    Aquí veo claramente que en todo cuento hay dos historias: una la que se narra y otra la que subyace. La que se narra está bien sintetizada en el título y en el final, la mala conciencia, la falta de arrepentimiento, la impunidad; y la que no se cuenta pero está presente, es el miedo que acecha al protagonista, setenta y seis años después, de tener que pagar en la muerte por lo que hizo en vida.

    Te dejo algunas sugerencias sobre cosas que quitaría porque explican demasiado. Las marco entre paréntesis:

    “Una escena trágica y vergonzante que determinará (mucho) donde iré a parar en el otro mundo.”

    “…pero le dimos una paliza (a base) de patadas y puñetazos.”
    “A la mañana siguiente (se) lo encontraron muerto en la plantación…”

    “…pero sí temíamos ir (a parar) a la cárcel.”
    “…dejé Misisipi para mudarme a (otro Estado, concretamente a) Michigan,…”

    “No se explicar por qué, pero tengo la (absoluta) certeza de que…”
    “…como semejantes, los he menospreciado y (puntualmente) degradado.”

    “― Te estoy hablando, negro ¿acaso estas sordo? ― el tono amenazante de Tucker …” En este diálogo la intervención de la narradora tendría que comenzar con mayúscula: «El tono amenazante…» por no ser un verbo dicendi lo que continúa a la línea de cierre. Además creo conveniente dividir la frase con un punto y aparte, separando la acción del muchacho fuera de la acotación al diálogo de Tucker, porque el que continúa hablando es Tucker : “― ¡Me cago en…! “, Si no habría que unificar los diálogos por pertenecer al mismo personaje.

    “Los tres salimos tras él no tardando en darle caza.” En esta frase se me ha trabado un poco la lengua: tres, tras, tardando.

    “…y plantarle cara a Tucker, si es que lo hizo[,] y que las consecuencias de esa respuesta…” Pondría coma a continuación de “hizo”.

    Como ya sabes, son solo sugerencias en este mutuo aprendizaje.
    Felicitaciones y hasta pronto.
    Hugo

    Escrito el 20 mayo 2019 a las 23:12
  11. 11. Ulises Vidal dice:

    ¡Hola María Jesús!
    Muy bueno tu relato sobre el racismo reflejado no solo en la agresión hacia el negro,sino también en la investigación para aclarar su muerte.
    Excelente la caracterización de los personajes, y en particular la del protagonista que necesitó llegar a los noventa y seis años para realizar un examen de conciencia.
    Saludos desde el 113. Hasta el próximo desafío.

    Escrito el 22 mayo 2019 a las 01:51
  12. 12. Luigi Callieri dice:

    Hola María Jesús,
    Propones un texto con el formato de de una autorreflexión que al no dar otra pista puede suponerse escrita. La historia queda resuelta y “redonda”, incluyendo las posibles faltas de estilo, si las hubiera, que en cualquier caso serían achacables al prototipo de personaje que el lector se imagina.
    Gracias por el aporte.

    Escrito el 22 mayo 2019 a las 17:40
  13. 13. Baltasar dice:

    ¿Qué tal, María Jesús?
    Lo del galgo mío sí es un problema, pero comparado con lo del pobre negro tuyo… Sin embargo, ahí está: expandido por una buena parte del mundo.

    Comentario personal

    Tremenda historia, María Jesús y bien narrada, a la que, sin embargo, hay momentos en los que le falta fuerza.
    Creo que la primera oración le sobra.
    «Ahora que soy viejo…», empezaría.
    En el párrafo siguiente, para mí, sobra: y con la conciencia alterada.
    Inmediatamente, Tucker inicia un diálogo con el negro, que me atrevería a calificar de perfecto, pese a que, en las rayas (‒) tanto en las de diálogo como en sus incisos, dejas un espacio. No hay tales espacios.

    Sorprende, no poco, que corriendo el negro «como un demonio», tres muchachos, borrachos como cubas, pudieran darle alcance. Corriendo campo a través, es muy fácil que tropezara con algo, que se cayera, que se hiciera daño en un tobillo: cojeaba, por ejemplo.

    La paliza de la que muere resulta poco creíble. Las patadas, debido al alcohol, y por tratarse de un negro, deberían estar dirigidas a puntos vitales: al pecho, al vientre, a la cabeza…

    En el párrafo siguiente creo que sobra «con peso», y también «pero para el sheriff no era motivo de sospecha». Mejor, creo: El sheriff se encargó del suceso con desgana, etc.

    Bien el intercalado de la boda y el cambio de ciudad que supone el olvido del monstruoso crimen hasta la reflexión de los noventa y seis años, párrafo este otro que debería ser de auténtico arrepentimiento ante la muerte, y en el que sobra esa «mala suerte del pobre negro».
    Mi intención es que todo esto te valga… pero tú misma.

    Mi más cordial saludo.

    Escrito el 24 mayo 2019 a las 12:02
  14. 14. marazul dice:

    Hola María Jesús: me ha gustado mucho tu relato. Es claro y muy bien narrado. Se lo pones fácil al lector. No voy a analizar la parte moral de la historia, porque tú lo dejas muy claro. El protagonista no se arrepiente, es verdad, pero a veces la memoria o la conciencia juega malas pasadas (algo parecido le ocurre a la protagonista de mi relato). Como lectora te diré que estas historias tan injustas me producen un sentimiento de rabia, incluso deseos de venganza je, je… Ojalá se queme en el infierno. Alaaaa..!!!!
    Un beso

    Escrito el 25 mayo 2019 a las 15:18
  15. 15. Jose Luis dice:

    Hola
    Muchas gracias por tu visita a mi relato
    Acabo de leer tu cuento y es como un epitafio, algo que pondría alguien en la lápida de su tumba. Aunque es una confesión, esta va dirigida hacia el lector, y como el personaje hizo lo que hizo, no podemos sentir empatía hacia él y, por lo tanto, no podemos perdonarlo.
    Este relato, tal y como está escrito, tal vez hubiese sido mejor presentarlo como una carta, o una epístola, pero es solo mi opinión personal.
    Solo tengo una duda más. En cuanto al relato en sí mismo. Si al final el personaje no se arrepiente de lo que ha hecho, ¿qué sentido tiene dar explicaciones a nadie sobre lo que pasó en el pasado? Pero esto es una consideración mía.
    Un saludo

    Escrito el 27 mayo 2019 a las 22:31
  16. 16. Labajos dice:

    Buenas noches, María Jesús.

    “Se encargó del suceso con desgana, al fin y al cabo no era más que un negro, considerado en aquellos tiempos un ser humano a duras penas”

    Lamentablemente, aquellos tiempos no han pasado y el mar donde me baño los veranos, esconde un número indeterminado de personas sin nombre, que fallecieron mientras intentaban alcanzar un mundo mejor que Europa les niega. El racismo y la hipocresía siguen vigentes. El racismo de los que se consideran con más derecho a la felicidad, la hipocresía cuando además lo niegan: “Yo no soy racista, PERO…”

    Tu relato pretende y logra hacernos reflexionar. Felicidades.

    Escrito el 28 mayo 2019 a las 00:58
  17. 17. Carlos Alma dice:

    Hola María Jesús.
    Tu relato para mi se desarrolla como un reguero de pólvora, o por lo menos así es como lo he leído yo. La brutalidad y “sinsentido” de la escena que describes me ha hecho arrugar la cara… lo que he echado de menos es la explosión final. Quizás si el protagonista mostrara su falta de arrepentimiento de una forma más radical o si nos narraras su violento final … no lo sé.
    Enhorabuena por hacerme arrugar la cara.

    Escrito el 28 mayo 2019 a las 15:13
  18. 18. Osvaldo Vela dice:

    Hola María Jesús.

    Me sucedió una cosa rara con tu relato. Me encontraba leyendo la escena donde salen a perseguir al joven de color, cuando una baja en la corriente eléctrica desconectó el internet y por quince minutos estuve esperando.

    Era tanto mi curiosidad de saber como continuaría la historia que salí de la oficina y busque mi celular en el coche para continuar la lectura hasta terminar.

    Vaya que me supiste atrapar. Te felicito

    Un saludo y un abrazo. Osvaldo.

    Escrito el 29 mayo 2019 a las 07:07
  19. 19. MOT dice:

    Hola María Jesús. Ya ves que, aunque este mes mi neurona se ha negado a colaborar conmigo y me ha dejado sin mi esperado MUE, aquí estoy de nuevo, con mis sinceros y humildes comentarios.
    No es tu mejor MUE, pero aún así me ha gustado. Me ha parecido, y quizás tiene que ver con el hecho de que particularmente creo que ya tienes el listón muy alto, un poco “insulso”; no me ha enganchado demasiado, me ha dado la sensación de final incompleto, de que le ha faltado salsa… probablemente he hechado en falta uno de tus finales demoledores… También he observado algunas cosillas a nivel gramatical y ortográfico; ahí te las comento:
    1- En la frase: ¿Qué pasa, negro… Ahí falta una coma después de negro.
    2- Yo hubiera puesto una coma después de muchacho, en la frase: …amenazante de Tucker no amilanó al muchacho…
    3- Y en la misma frase, queda mejor un punto y coma después de “amigo”: …desprecio a mi amigo; luego…
    4- En el tercer párrafo, me inclinaría por sustituir ese gerundio que tan mal me suena en la cabeza; algo tipo: Los tres salimos tras él y pronto le dimos caza… o algo parecido. Es que ese gerundio…..no me entra.
    5- Una coma después “honrada”, y un punto y coma luego, después de “semejantes”. Otra coma descpués de “hizo”, esa es necesaria sí o sí.
    6- En la frase: …y yo hace tantos años…, eliminaría “años”, pues ya lo dices en el comienzo y suena repetitivo, y pondría “tanto tiempo”, incluso un simple “tanto”.
    En fin, ya ves que, como ferviente seguidor tuyo, no puedo evitar ser sincero, pero se trata de opiniones personales que no tienen porqué ser acertadas.
    Muy buen trabajo, enhorabuena, y hasta el próximo MUE.
    Cordiales saludos… MOT

    Escrito el 29 mayo 2019 a las 10:01
  20. 20. Zendey dice:

    ¡me ha encantado!

    Escrito el 16 junio 2019 a las 22:56

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