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Evidencia sin cordura. - por Luis Duque

Ingresó y cerró la puerta muy despacio como para no hacer ruido. Sintió su presencia y le dijo: —Vengo del lago. No hay ningún cuerpo flotando.
—Yo no aparezco de noche, sólo lo hago de día. Ya le dije, lo hago para llamar la atención de las autoridades. Para que inspeccionen el fondo del lago y hagan el hallazgo de todos los cuerpos que hay allí.
Sin mirarla a los ojos, Sebastián se aproximó a la biblioteca para constatar que la criatura seguía allí con la pesada cadena que le impedía moverse.
—¿Por qué no le quita esa cadena? ¡Lo va a matar!
—Es peligroso —respondió en voz baja.
—¿Peligroso? ¡Es sólo un gato, su gato! Ripostó ella
—¡Es un león!
—No lo es, ¿por qué lo ve así?
—No puedo tomar mi medicina, —dijo él, finalmente levantando el rostro para mirar a su interlocutora a los ojos— ha sido retirada del mercado por haberse detectado que sus componentes son cancerígenos.
Ella le interrumpió para decir: —Si, ya me lo dijo, usted fue diagnosticado con el síndrome de Charles Bounett, pero le vuelvo a decir que usted no padece ninguna enfermedad, tiene un don, uno que le permite interactuar con el mundo espiritual.
—¡No es cierto! Padezco alucinaciones visuales y auditivas, por no poder tomar mi medicina para controlar el SCB. Cuando mi médico regrese de sus vacaciones me recetará otro medicamento y no la veré ni oiré más y mi gato volverá a ser mi gato.
—Su gato es su gato, —dijo ella, cerrando los puños de la impotencia de no lograr convencerle— lo verá como león porque él se siente así, su alma vibra así.
—¿Cómo es eso posible? Es tan dulce. Le dijo él en tono infantil.
—¡No lo sé! Yo no creía en espíritus, fantasmas, reencarnaciones, ni nada de eso, pero aquí estoy rogándole a usted que denuncie a su vecino, es mi asesino, es un asesino serial, ha matado a más de treinta chicas y hundido nuestros cuerpos en el lago. Tenemos que detenerlo para que no siga asesinando a gente como yo que tenía sueños, proyectos, familia que nos quería.
Sebastián caminó hasta su sofá favorito dónde se sienta a leer, tomó un periódico viejo y buscó una hoja dónde aparecía la foto de una chica en publicidad paga en la que ofrecían recompensa a quién notificara su paradero. Se lo aproximó y le dijo: —¿Está entre las chicas que ha visto?
—Sí está.
—¿Por qué de usted no he visto foto de desaparecida?
—Porque mis padres ni mis familiares ni mis amigos tienen los recursos económicos para pagar un anuncio así. La interrumpe y le increpa:
—¿Por qué no vienen las otras chicas?
—Están confundidas unas, no se separan de sus cuerpos, otras están acompañando a sus familiares sintiendo su dolor y tragedia.
Deja caer el periódico, y cierra los ojos. Y opta por dormirse en el mueble. Se despierta al sentir caer varios objetos de la biblioteca. La mira a ella parada al lado de varios y le pregunta —¿Ha hecho usted eso?
—Sí, y continuaré haciéndolo hasta tanto usted acceda.
Se levantó del mueble y recogió lo que yacía y colocó en su lugar. Se giró a mirarla y le dijo: —¿Por qué no se lo hace a él?
—¡Se lo he hecho! Le rompí casi toda su vajilla, y tirado cuanto he podido, pero no lo altera ni consigo asustarlo. Por lo contrario, salía más seguido y secuestraba y asesinaba más chicas, por lo que dejé de hacerlo, me sentí culpable de esas muertes.
Señala el calendario y le dice: —Sólo tengo que esperar 4 días más para que regrese mi médico y me recete otra medicina, entonces ya no sabré de usted.
—Pues se equivoca,—le dice ella en tono de reto y se dirige a dónde se hallaba el gato, lo mira y éste se coloca agazapado, con la cola entre las patas y erizado, expresando mucho miedo y maullando frenéticamente. Sebastián al escucharlo reconoció a su gato, fue por él y éste se dejó tomar mansamente como siempre lo ha hecho. Con su gato entre las manos le dice: —Muy bien, reconozco a mi gato en esta apariencia de león, ¿qué quiere usted que haga?
—¡Qué valla a la policía y lo denuncie!
No tenía coartada para la cordura, pero se fue a la policía a aportar la información que ella le había suministrado acerca de la ubicación del cuarto en el que las torturaba y asesinaba.

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8 comentarios

  1. 1. Lucrecia Gordillo dice:

    Mil gracias, Luis, por leerme y sobre todo porque te gustó mi cuento. Del tuyo, he de decirte que creo firmemente en la vida y comunicación espiritual. Me gustó. Solo sentí el final algo “cortado” .

    Escrito el 16 mayo 2019 a las 19:34
  2. 2. Luis Duque dice:

    Cordial saludo Lucrecia Gordillo.

    Se me agotaron las 750 palabras, debía terminar. Gracias por leer y comentar

    Escrito el 17 mayo 2019 a las 17:37
  3. 3. Yoli dice:

    Hola Luis Duque

    Eres uno de los tres relatos que me corresponde leer.

    Tu cuento es entretenido.

    Haces buen manejo de los guiones.

    En cuanto a mejorables, tienes varias palabras repetidas y otras muy seguidas, como por ejemplo gato (10 veces)

    Sigue escribiendo, este es un taller para escribir cada vez mejor. Gracias por permitirme aprender con tu texto.

    ¡Nos leemos!

    (¯`•¸•´¯)YOLI(¯`•¸•´¯)

    Escrito el 18 mayo 2019 a las 00:17
  4. 4. Luis Duque dice:

    Cordial saludo Yoli.

    Inmensamente agradecido por la visita, lectura y apreciaciones. Me permiten crecer en este arte de adopción tardía.

    Escrito el 18 mayo 2019 a las 00:49
  5. 5. isan dice:

    Hola Luis:
    Nada más empezar el relato ha tenido bastante dificultad para saber quién era quién. ¿Quién es Sebastián en el diálogo del comienzo? En diálogos posteriores me ha pasado lo mismo.
    Verbo ripostar, no lo conocía y me ha encantado.
    “…hasta su sofá favorito dónde se sienta a leer,” donde sin tilde en este caso, igual que otro que hay más adelante.
    “…la foto de una chica en publicidad paga” Supongo que será PAGADA.
    “…—¡Qué valla a la policía…” VAYA.
    “No tenía coartada para la cordura,” No termino de captar el significado. Se tiene o no se tiene cordura.
    El relato en sí lo veo bastante confuso. Veo buenas intenciones en desarrollar la idea de un tipo que, además de estar zumbado, es un asesino. No queda definida quién es ella, teniendo en cuanta que no es la médica ni la policía.
    Para mi gusto, habría que trabajar más la forma.
    Un saludo.

    Escrito el 18 mayo 2019 a las 17:32
  6. 6. Luis Duque dice:

    Saludo Isan.

    Gracias por la visita, correcciones y sugerencias. Metí demasiado la tijera que no dejé las diferenciaciones en los diálogos. Y para mi vergüenza, no corregí errores ortográficos. Nada justifica, trabajaré más la próxima.

    Escrito el 19 mayo 2019 a las 05:36
  7. 7. Baxin dice:

    Qué intenso, me encantó. Me identifiqué con la desesperación de la “chica”; y la poca cordura de él. Personalmente, me gustaría que cuando reconoce a su gato en apariencia de león, lo haga con más dificultad, o algo más elaborado. 🙂 😛

    Escrito el 20 mayo 2019 a las 22:31
  8. 8. Luis Duque dice:

    Cordial saludo Baxin

    Gracias por la visita, lectura y apreciación. Dominar el arte de contar mucho con pocas palabras habrá de hacer el reto con este taller. Quería contar esta historia, la escribí 3 veces, narrador equisciente, omnisciente y no conseguía contar todo lo que quería en 750 palabras, ni crear tensión, al final, con la fecha de entrega agotada, lo presenté así. Hasta errores ortográficos cometí. Pero sigo aprendiendo. Ahora veo que no es mala la idea de continuar la historia y adaptarla a las palabras o circunstancia del próximo reto.
    Nos leemos.

    Escrito el 20 mayo 2019 a las 23:09

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