Cookie MonsterEsta web utiliza cookies. Si sigues navegando, entendemos que aceptas las condiciones de uso.

Do you speak english?

¿If you prefer, you can visit the Literautas site in english?

Apuntes, tutoriales, ejercicios, reflexiones y recursos sobre escritura o el arte de contar historias

<< Volver a la lista de textos

CULPABLE... ¿O INOCENTE? - por Berta

Soledad Garrido y Lucía Flores habían sido compañeras de banco desde el jardín de infantes, y con el tiempo se convirtieron en amigas entrañables.
Al cumplir los diecinueve años pensaron que podían independizarse de sus padres y compartir el alquiler de un departamento. Las dos trabajaban, Soledad tenía novio y Lucía estudiaba medicina.
La mañana de ese diez de enero Lucía salió para su trabajo a las siete y media, como siempre. Trabajaba en un laboratorio, y tenía una hora de viaje para llegar.
Soledad aún dormía…ella entraba a las nueve a la oficina.
La noche anterior habían acordado que a la tardecita se encontrarían en el cumpleaños de la prima de Lucía. Al mediodía, ésta le mandó un mensaje de texto recordándole el encuentro, pero Soledad no le respondió.
A las nueve de la noche estaban todos en la fiesta: Lucía, sus familiares, algunos amigos, pero Soledad aún no había llegado. Lucía la llamó sin obtener respuesta. Luego llamó a León, el novio de su amiga, por si sabía algo o estaba con él. El último mensaje que había recibido de su novia era de la noche anterior, para darse las mutuas “buenas noches”.
Preocupados decidieron ir al departamento. Lucía, su prima y tres amigos por un lado, y el novio por el otro se encontrarían en la puerta del PH. Lucía no quiso subir, le pidió al novio que lo hiciese él; le dijo que tenía un mal presentimiento.
Él encontró a Soledad tendida boca abajo en un charco de sangre seca.
Llamaron a la policía. Llegaron con el forense y el fiscal de turno.
La cerradura no estaba violentada, no había ventanas forzadas, el despertador estaba sonando desde las ocho menos diez. No había huellas ni señales de lucha.
El horario de la muerte era confuso. El forense cometió varios errores al relevar la escena del crimen.
Si la habían matado entre las 12 de la noche y las ocho de la mañana, todo la señalaba a Lucía como sospechosa y ella no tenía coartada.
La detuvieron. El juicio fue largo y penoso.
La hora de la muerte era clave para culpar o no a Lucía, pero no había precisiones respecto a ese dato: un informe la marcaba entre la una y las siete de la mañana, el otro entre las nueve y las tres de la tarde, y un tercero indicaba la hora entre las siete y las trece.
Tampoco hubo certezas en cuanto a la mecánica del crimen: murió asfixiada y luego la cortaron con un cuchillo, o fue apuñalada y después estrangulada. Nunca se encontró el cuchillo.
Otro gran interrogante fue el móvil del hecho: ¿por qué Lucía mataría a su mejor amiga? ¿Celos? ¿Un crimen pasional? ¿Problemas de dinero?
El fiscal nunca abordó líneas de investigación diferentes a aquella que la señalaba a Lucía: al lado del departamento había una obra en construcción, con albañiles que merodeaban el edificio; probables ajustes de cuentas con el padre de la chica, que tenía un negocio de dudosa reputación; el dueño del PH y su hijo tenían antecedentes violentos y psiquiátricos…
Sin embargo, gracias a la pericia del abogado y los desaciertos de la policía científica, la dejaron en libertad: el beneficio de la duda, pilar del derecho penal.
Al quedar libre, Lucía se fue del país. La condena social le hacía insoportable la vida allí.
El calendario marcará ese diez de enero como el día que le cambió la vida a dos jovencitas y a sus familias.
Culpable… ¿o inocente? Imposible saberlo.

¿Te ha gustado esta entrada? Recibe en tu correo los nuevos comentarios que se publiquen.

7 comentarios

  1. 1. Kein V. Raad dice:

    Hola Berta,

    Me gustó de tu relato que a medida que avanza va dando la sensación de estar basado en hechos reales. Y precisamente el final abierto contribuye a ello, ya que suele pasar que los casos queden inconclusos.

    Por otro lado, aunque entiendo que la hora es un factor importante, me parece que se marcan demasiado a lo largo del relato; y al ser uno corto se hace más notorio.

    A propósito, y en cuanto a lo formal, señalo esta parte:
    “Si la habían matado entre las 12 de la noche y las ocho de la mañana”. Es preferible escribir la hora con letras, como lo haces en el resto de casos, pero aquí colocas 12, y luego ocho, es decir un criterio diferente en una misma oración.

    Me gustó también que usas oraciones cortas y la lectura se hace fluida.

    Saludos.

    Escrito el 18 mayo 2019 a las 14:43
  2. 2. JaimeM dice:

    Hola, Berta:

    Un relato muy interesante. Coincido con Kein en la sensación de realismo, que creo muy conseguida.

    Por mi parte, echo de menos un poco más de elaboración literaria que me meta en la historia y me involucre en los personajes. Leo el cuento con interés, pero a la manera que leería una crónica periodística.

    En general me parece un relato muy bien escrito, pero la siguiente frase me desconcierta un poco: “La mañana de ese diez de enero Lucía salió para su trabajo…” Cuando leí el relato por primera vez no sabía si se refería a la mañana en que se van a vivir juntas o a otra mañana. Por supuesto acabo dándome cuenta de que se trata de “esa” mañana, pero en mi caso la manera de expresarlo me resulta confusa. Creo que es también porque en el párrafo anterior no me había quedado claro si ya se habían ido a vivir juntas o no. Pero quizá es solo cosa mía 🙂

    Me gusta mucho tu final abierto (con algunos indicios de cuál puede ser la solución) y también la denuncia hacia las instituciones, que de nuevo me parece realista.

    ¡Un saludo y nos leemos!

    Escrito el 18 mayo 2019 a las 16:57
  3. 3. Berta dice:

    Hola, Kein V. Raad. Muchas gracias por haberme leído.
    Hola, JaimeM. También muchas gracias por tu lectura de mi texto.
    Me siemto feliz porque he logrado mi objetivo.
    En realidad se trata de un caso real, cambié nombres y otros detalles, pero más o menos así fueron los hechos.
    Mi énfasis por el horario no es casual: ese fue el nudo de los hechos.
    Por otra parte, no lo escribí como un relato más sino como una crónica de ese triste hecho.
    Nuevamente gracias por pasar por aquí.
    Saludos.

    Escrito el 18 mayo 2019 a las 18:53
  4. 4. kirjanik Maya dice:

    Hola, Berta.

    Buen relato, la aclaración que haces, que lo relatas como una crónica es válida.

    Mi única sugerencia:

    “Culpable… ¿o inocente? Imposible saberlo.”

    Esta frase no la veo necesaria (en mi humilde opinión) una parte ya está en el título y ahí queda de lujo. Y la otra parte, es mejor dejar que el lector saque sus propias conclusiones.

    Es solo una sugerencia, es tu texto y tu intención es la que prevalece.

    Saludos y hasta el próximo taller.

    Escrito el 20 mayo 2019 a las 22:00
  5. 5. Berta dice:

    Hola kirjanik Maya.
    Muchas gracias por tu comentario. Si lo pienso tienes toda la razón del mundo…voy a sacar la última frase, que no le agrega nada al relato.
    Saludos.

    Escrito el 22 mayo 2019 a las 19:42
  6. 6. Cyrano444 dice:

    Hola Berta.
    Primero felicitarte por un relato muy trabajado por la cronología que describes, me ha gustado por los interrogantes que planteas al final. Al igual que Jaime M. Pienso que le falta algo de alma literaria al relato. Parece mas una cronología de hechos que un relato en si mismo, pienso que hubiese quedado mejor eliminar datos y crear algo de ambiente o describir mejor a las chicas. Se que esto que digo es difícil con 750 palabras. Felicidades por que te lo has currado
    Saludos Cyrano444

    Escrito el 23 mayo 2019 a las 08:35
  7. 7. ortzaize dice:

    hola sabiendo que es un caso real, estremece pensarlo, sera ella o el albañil de enfrente.
    algunas cosas se pueden mejorar, y no relatar como una hoja de periodico, es interesante,
    saludos.

    Escrito el 29 mayo 2019 a las 14:36

Deja un comentario:

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.