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EL ZOOLOGICO - por camilo ignacio ruiz talero

EL ZOOLOGICO
Por esos días el número de visitantes al zoológico era reducido, por ello se presentaban dificultades financieras y todo hacía pensar que cerrarían sus puertas muy pronto. El director, con el apoyo de los mejores psicólogos de animales convocó una asamblea extraordinaria.
–El tema central –les dijo –es que el zoológico debe tener todas las especies sin que ninguna ataque a las otras. –Un grupo multidisciplinario de diferentes países se encargará de modificar los instintos de todos los animales, en especial los depredadores para convertirlos en vegetarianos.
–¡Exigimos el derecho a la igualdad! –gritó desde la parte de atrás una pantera negra levantando un cartel –como representante de las comunidades africanas tenemos el derecho a la igualdad para conservar nuestra identidad étnica y cultural. –Todos la ignoraron, se sabía que saboteaba todas las reuniones.
Se estableció un calendario para el experimento y finalmente con la terapia y medicina adecuada todos estuvieron de acuerdo en eliminar las barreras que separaban a las distintas especies. Los fosos se rellenaron, cercas y vidrios fueron retirados. Los felinos se paseaban mansamente en los jardines con las cebras y los venados. Los elefantes por ser los más grandes aceptaron ser los vigilantes del funcionamiento del nuevo esquema. Por pedido de los pingüinos, los osos polares y las focas recién llegadas del ártico, se climatizaron los escenarios.
Poco a poco los felinos perdieron el apetito por consumir a los compañeros. Aprendieron a gruñir como parte del espectáculo y era muy hermoso ver a un tigre de bengala con sus rayas y bien cuidado pelaje atendido por una bandada de micos que lo cepillaban. Los cocodrilos mantenían abiertas sus fauces mientras las gaviotas les limpiaban la dentadura.
Todo funcionaba de maravilla, como en los jardines del edén. El parque se convirtió en un verdadero éxito, los humanos empezaron tímidamente a recorrerlo. Los niñitos de jardín en fila india acompañados de sus profesoras.
Para demostrar en forma definitiva la seguridad del proyecto, el director decidió despojarse de la escopeta con dardos tranquilizantes y se aventuró un poco temeroso por entre los grandes felinos. Le rascaba la cabeza al león y a las leonas la panza. Ellas le permitieron jugar con los pequeñitos como si fueran gatitos.
Se estableció un comité de vigilancia y se redactó un manual de convivencia. Se llamaba la atención a los que no cumplieran con las reglas. Algunos fueron amonestados por asustar a las aves. Un halcón bromista se llevó a gran altura a un conejo blanco de Australia causándole un trauma severo que tuvo que ser tratado por especialista.
Además del comité de convivencia se crearon otros mecanismos para juzgar a los infractores y escuchar su argumentación antes de ser sancionados incluso con el traslado a otros parques no tan agradables o regresándolos a su ambiente natural en donde la cadena alimenticia rápidamente los convertiría en alimento o morirían de hambre por no ser capaces de cazar nuevamente.
Así las cosas, todo funcionaba a la perfección hasta ese fatídico día. Todo sucedió de repente. Un viejo oso salió malhumorado de su cueva artificial con mucha hambre tras hibernar por varios meses. Al ver al director, que se paseaba en pantaloneta, camiseta blanca, sombrero de safari y botas de caminata recordó que alguna vez le había inspirado un deseo inmenso por comérselo. Tenía mucha hambre. Miró para todo lado y nadie lo observaba. Estaban todos durmiendo la siesta. Pensó de nuevo en el hambre. Casualmente desde el día en que salió de su largo sueño nadie volvió a ver al director. Entonces se inició causa contra el oso por su desaparición.
–Y… ¿Qué fue lo que sucedió, amigo oso? –preguntó una jirafa con actitud estirada y unas inmensas gafas sostenidas en la punta de la nariz. Se le acusa de la desaparición del director.
La defensa del pobre y viejo animal la asumió un estudioso búho que llevaba el código bajo el ala. El oso no tenía coartada. En su cueva se encontró material probatorio: una servilleta, migajas de pan, salsa de tomate, mayonesa y lo más grave trocitos de tocineta. El argumentaba que solo se había comido los restos de una hamburguesa dejada por un niñito. La defensa presentó como prueba la carta de despedida del director quien había huido a causa del aburrimiento. Todo se aclaró felizmente y el acusado fue liberado de la culpa. El experimento en el zoológico se replicó en el mundo entero, en especial para la raza humana. Finalmente pudieron vivir en paz y armonía.

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5 comentarios

  1. 1. Ulises Vidal dice:

    ¡Hola Camilo!
    Me ha gustado tu relato con toquecitos de humor y final didáctico. Ojalá, la raza humana pueda vivir en paz y armonía como en el zoológico.
    Desde lo formal, si fuera tú agregaría algunos diálogos no solo para presentar a los personajes en acción sino para que sean los que brindan la información, por ejemplo, en el caso del oso acusado de la desaparición del director.
    Nos seguimos leyendo. Estoy en el 113, pásate por mi relato si gustas.
    ¡Hasta la próxima!
    Hasta la próxima propuesta.

    Escrito el 19 mayo 2019 a las 22:09
  2. 2. John Doe dice:

    Hola, Camilo, un relato divertido y ágil de leer, me ha gustado el tono y el lenguaje que usaste sencillo y claro, la trama es divertid y da para explotarla mucho más, de hecho sería bueno que hubiese una continuación. Gran trabajo. Estoy en el #40 por si quieres pasarte por allí. Nos leeremos en otra oportunidad.

    Escrito el 22 mayo 2019 a las 00:09
  3. 3. HUGO dice:

    Hola Camilo:

    Bonita historia. Está bien narrada, tiene ritmo, humor y se lee con agilidad.

    No sé si es una fábula pero se le parece bastante. Para mi gusto el final es muy edulcorado, me hubiera gustado un final que me sorprenda, más alejado del género fábula y del edén. Pero es una cuestión de gustos. No digo que esté mal.

    Te comento algunas cosas de forma o sugerencias, para que las pienses y decidas si tomarlas o no. Entre paréntesis pongo lo que habría que quitar y entre corchetes lo que agregaría:

    “El director, con el apoyo de los mejores psicólogos de animales [,] convocó una asamblea extraordinaria.” Colocaría coma después de “animales”.

    “–El tema central –les dijo –es que el zoológico debe tener todas las especies [,] sin que ninguna ataque a las otras. (–)Un grupo multidisciplinario de diferentes países se encargará de modificar los instintos de todos (los animales), en especial [de] los depredadores [,] para convertirlos en vegetarianos.”

    “–¡Exigimos el derecho a la igualdad! –gritó desde la parte de atrás una pantera negra levantando un cartel–[. Como](como) representante de…”

    “…con la terapia y medicina adecuada[s]…”

    “Los elefantes[,] por ser los más grandes[,] aceptaron ser los vigilantes…”

    “Los niñitos de jardín[,] en fila india[,] acompañados de sus profesoras.”

    “Ellas le (permitieron) [permitían] jugar con los pequeñitos como si fueran gatitos.” Hay cacofonía entre pequeñitos y gatitos.

    “Además del comité de convivencia[,] se crearon otros mecanismos para juzgar a los infractores y escuchar su argumentación antes de ser sancionados[,] incluso con el traslado[,] a otros parques no tan agradables[,] o regresándolos a su ambiente natural en donde la cadena alimenticia rápidamente los convertiría en alimento[,] o morirían de hambre por no ser capaces de cazar nuevamente.” Una oración tan larga necesita de algunas pausas.

    “Un viejo oso salió malhumorado de su cueva artificial[,] con mucha hambre[,] tras hibernar por varios meses.”

    “…, sombrero de safari y botas de caminata[,] recordó que alguna vez le había inspirado…”

    “Miró para (todo lado) [todos lados] y nadie lo observaba.” La palabra “todo” se repite diez veces, en algún caso se podría cambiar.

    “…inmensas gafas sostenidas en la punta de la nariz[―]. Se le acusa de la…”

    “La defensa presentó como prueba la carta de despedida del director [,]quien había huido a causa del aburrimiento.”

    “El experimento (en) [del] el zoológico se replicó en el mundo entero,…” O realizado en el zoológico.

    Como verás la mayoría de las sugerencias son comas no obligatorias. Cuestión de estilos.

    Hasta la próxima.
    Hugo

    Escrito el 22 mayo 2019 a las 01:18
  4. Hola Camilo
    Creo que es la primera vez que te leo. Me ha gustado tu historia aunque la veo un poco liosa. No veo la relación del la crisis económica con el cambio en los animales. Pienso que si estos pierden sus costumbres atraerán menos todavía al público.
    Como puntuación está muy correcto para mi y la trama esta bien llevada como el reto. Felicidades.
    Si quieres pasarte por el mio es el 88 . Es una continuación del 53 del mes pasado
    Un saludo

    Escrito el 22 mayo 2019 a las 10:01
  5. 5. María Jesús dice:

    Hola Camilo: Me ha gustado mucho tu relato expresado con un lenguaje muy técnico que se asemeja a un informe. Pero la historia está bien narrada y resulta muy amena. No sé yo si ese exitoso experimento surtiría el mismo efecto con los humanos con lo complicados que somos, jeje.
    Saludos desde el 48.

    Escrito el 25 mayo 2019 a las 11:23

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