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Dulce ácido - por Eric Milne

—Mimi, ¿eres tú?
Micaela vio a su hermanito Elías, quien no se había molestado en separar la vista del computador. Por supuesto que estaba jugando.
—¿Qué me trajiste?
—¿Qué te voy a traer? ¿Crees que soy mamá para estarte trayendo dulces para volverte marrano? —le contestó mientras cerraba la puerta.
—¡Quiero una RayPop ácida!
La RayPop ácida era un sobrecito lleno de polvillo supuestamente “dulce y ácido” de color verde, y que sabía horrible. Ella no podía creer que hubiese gente con neuronas que no se diese cuenta de eso. Y sus papás le llevaban a Elías una de esas porquerías todas las tardes al volver del trabajo. Pero cuando ella quería una RayPop de cereza y naranja, recibía como respuesta que ella ya tenía dieciséis.
Cinco años habían pasado desde que el "bebé" había llegado a la casa. Y desde entonces todo había ido mal. Su clóset tenía menos ropa, sus zapatos tenían tres meses más de lo que había llegado a tener antes, su celular ya tenía un año, que era lo mismo que decir que ya pertenecía a la prehistoria, y tenía que llegar temprano a su casa en las tardes porque "me tienes que ayudar con tu hermanito", y ayudarlo consistía en verse ese tonto programa de los leones que hablaban, mientras que él se reía como un retrasado.
Micaela se encerró en su cuarto, ignorando por completo los gritos de su hermano pidiendo una RayPop.

Recordó entonces lo que la flaca le había dicho, que tenía que conseguirse un vaso plástico desechable para verter el polvo, que no podía hacerlo en vasos de vidrio porque quedaban residuos y luego podía ser peligroso si alguien más tomaba de él. Así que volvió a salir, y fue a la tienda por un vaso desechable.

Elías, aprovechando que Mimi se había ido, entró a esculcar sus cosas. Le daba risa la cara que ponía cuando veía todo su bolso vaciado sobre la cama. Además a veces encontraba juguetes raros. Una vez encontró una cajita con un montón de palitos blancos con una punta marrón. Lástima que su hermana llegó en ese momento. Logró esconder la cajita pero no alcanzó a tomar ni uno de los palitos. Fue una lástima porque necesitaba unos así de gruesos para una tarea, que luego tuvo que hacer con plastilina y palitos de madera.

Esta vez, dentro del bolso, encontró un sobrecito. Parecía un RayPop. No, ¡era uno! Tenía el mismo muñeco de una estrella fugaz. Pero este era rosado, así que no era de los ácidos. De todos modos, abrió el sobre (que estaba cerrado con cinta de enmascarar), metió el dedo y empezó a comerse el polvo amarillento que tenía adentro.

Micaela regresó con su vaso de plástico. Y con un paquete de papas, para que no se viese tan raro ir a comprar simplemente un vaso desechable. Fue a la cocina y lo llenó de agua fría. Tomó una de las cucharitas, recordando que la dosis correcta de la medicina era de una cucharadita rasa. Esa cantidad simplemente la pondría a dormir, sin ningún peligro. Sus padres pensarían que había intentado suicidarse sin éxito. Le volverían a prestar atención. ¡Le comprarían zapatos nuevos!
Y entonces entró a su cuarto.
En el pánico, alcanzó a recordar el número de emergencias. Cuando el médico de la ambulancia le preguntó que había pasado, ella no tenía coartada alguna. Le dijo qué era el dulce amarillo, y de dónde había salido. Le contó lo mismo al médico del hospital. Y eventualmente a sus papás. ¿Que habría podido inventar? Era su culpa que a su hermano le estuviesen haciendo un lavado gástrico. Era su culpa que hubiese caído en coma.

Un año calendario pasó. A Elías le daban el alta ese día. Igual que todos los días, Micaela se quedó diez segundos en la puerta antes de decidirse a entrar. Esperaba que por lo menos él pudiese recordar quién era, aunque ya parecía reconocerla la mayoría de las veces.
Abrió la puerta y entró. Su mamá le estaba metiendo la camiseta por la cabeza.
—Mica, ¿eres tú?
—Sí —Micaela ignoró la mirada acusatoria de su madre, y trató de sonreír— Te traje un chicle MegaÁcido, de los azules.
—Oh, pero no me gusta el ácido —contestó.

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7 comentarios

  1. 1. Josè maría dice:

    Saludos Eric,supongo que el picapica seria una droga, pero al principio creía que la hermana iba a envenenar al niño por celos.
    Soy el 43 por si te quieres pasar.

    Escrito el 16 mayo 2019 a las 17:19
  2. 2. Carla Daniela dice:

    Hola Eric! Como estas? ¡Nuevamente vecinos! Que gusto!
    Muy buen relato, que terrible que son los accidentes domésticos… No sé si es de mala, o que, pero pensé que el nene iba a estar muerto (Y creo que también me hubiera gustado más, jaja) Esta muy bien relatado la forma donde se presenta a la protagonista como una niña caprichosa. Entiendo que es imposible porque no alcanzan las palabras, pero quizás hubiera estado bueno (Solo mi opinión) en graficar la escena tan dramática de cuando ella encuentra a su hermando así. Felicitaciones! Un gran saludo y nos leemos (Nº 47)

    Escrito el 17 mayo 2019 a las 00:16
  3. 3. Eric Milne dice:

    Hola José María!
    El “dulce” es un sedante. Le tiene celos, pero no a ese punto :P. Gracias por leer!

    Hola Carla!
    Cuando comenté en tu relato no me había dado cuenta que tu habías comentado en el mío.
    He estado pensando mucho en el final (quería hacerlo más amplio, pero no me alcanzó el espacio) y me parece que habría sido una buena alternativa, si bien no mostrar que murió, al menos dejarlo en incertidumbre y dejarlo hasta la parte que quedó en coma. Y sí, me faltó también mostrar la parte en que ella se lo encuentra.
    Gracias por pasate por acá. Saludos!

    Escrito el 17 mayo 2019 a las 02:56
  4. 4. A BERUMEN dice:

    Hola Eric. Me gustó tu relato, aunque siento que faltó explicar algunas cosas, pero siempre te las puedes imaginar. Con tan pocas palabras, también es imposible, pero aún así, te quedó muy bien. Yo también tenía la duda de que era el picapica, pero veo que ya lo explicaste arriba. Un abrazo.

    Escrito el 17 mayo 2019 a las 06:01
  5. 5. Laura dice:

    Hola Eric.
    Tu relato se lleva muy bien, tenía mis dudas con respecto al polvillo, pero las aclaraste.
    Ahora bien, creo que es bastante interesante la personalidad de Micaela que, cinco años después del nacimiento del hermano, con una edad de 16 años,todavía le molesta.
    Desde lo formal, fíjate que tienes palabras que se reiteran muy juntas: Crees que soy mamá para estarte trayendo dulces para volverte marrano. Alternativa: Crees que soy mamá que te trae dulces para que te vuelvas marrano.

    “Elías, aprovechando que Mimi se había ido, entró a esculcar sus cosas.” Es una oración que se entiende, pero si tal vez cambias el orden de las palabras, puede quedar más lisa, pero es una cuestiòn de gustos: Aprovechando la salida de Mimi, Elías entró a esculcar sus cosas.
    Por supuesto, tan sólo son cuestiones desde mi propio punto de vista. Cada uno tiene el suyo incluso para la construcción de las frases, totalmente respetable.

    Mis saludos.
    Hasta la próxima propuesta.

    Escrito el 18 mayo 2019 a las 13:15
  6. 6. Eric Milne dice:

    Hola A Berumen!
    Veo que no quedó claro en el propio relato lo que era el polvo. Tendré que corregir eso porque no debería ser necesaria una explicación de mi parte, debería quedar implícito o al menos dentro del propio texto y veo que no logré eso.

    Hola Laura!
    Gracias por tus comentarios! Me parecen apropiados y los tendré en cuenta.

    Gracias a ambos por leer! Saludos.

    Escrito el 18 mayo 2019 a las 15:07
  7. 7. María Jesús dice:

    Hola Eric: Me ha gustado mucho esta escena de celos entre hermanos. Retratas una personalidad egoísta en la figura de Micaela que pone en práctica una apuesta arriesgada para llamar la atención. Al final ¿El niño se quedó un poco tonto después de ingerir accidentalmente los polvos de la hermana no?
    Un saludo.

    Escrito el 18 mayo 2019 a las 20:16

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