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Apuntes, tutoriales, ejercicios, reflexiones y recursos sobre escritura o el arte de contar historias

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Desayuno Dominical - por Beatriz Emilia

Esa mañana de domingo la mesa de los Pérez Coronel estaba impecablemente servida. «Este es el desayuno preferido de Jorge —observó Elvira complacida—. Dos huevos tibios, arepas recién hechas, dos rebanadas de jamón y una lonja de queso asado, dos ruedas de lechosa, jugo de naranja y miel; y a un ladito, su medicina y toda la prensa dominical en perfecto orden. El café recién colado esperaba a que Jorge se sentara en la mesa para presentarse calientico y con su espuma recién batida. Y los niñitos se irían al patio bajo la supervisión de Rosa.»

—Ya saben se portan bien, calladitos y le hacen caso a Rosa, para que su papá no se ponga bravo. Vayan pues a jugar… —les dijo con ternura a los niños que salieron corriendo hacia el patio trasero de la casa.

Elvira se había levantado muy de mañana para prepararlo todo antes de que Jorge bajara a desayunar. Su madre la había criado para cuidar a los hombres de la casa, lo aprendió desde muy pequeña. Cuando apenas tenía cinco añitos debía montarse en un cajón de madera para alcanzar el lavaplatos y así cumplir con su tarea: desmanchar las ollas quemadas por el kerosene de la cocina. Ese fue el inicio de su entrenamiento, serían millones los actos de desaparición que haría hasta perder sus propias necesidades dentro de los quehaceres del hogar.

Ella escuchó los pasos de su marido bajando las escaleras y se apresuró a poner a hervir la leche y a alistar los últimos detalles. Cuando saludó a Jorge con un cantarín: ¡Buenos días, mi amor! ¿Cómo amaneciste? Recibió como única respuesta el gruñido de un león.

«Esta mañana está peor que de costumbre,» —pensó Elvira al ver a su marido frente al desayuno con el ceño totalmente fruncido y un gesto de profunda incomodidad en su rostro. Su enorme bigote se movía mientras masticaba con desdén los bocados de comida como si le causaran asco.

Cuando Jorge se ponía así Elvira sentía miedo, la tensión en su espalda se lo recordaba. Así le tocaba comenzar el día sintiéndose culpable, como siempre, y sin tener claro el porqué. Estaba tensa y pedía disculpas por algo que ignoraba: «¿Será que los huevos tibios estaban duros? ¿O acaso el café estaba frío? ¿Qué carajo será?» —suspiró con la esperanza de relajar un poco la tensión de su cuello— «Jorge es así, ¿qué se le va hacer? Desde que lo nombraron juez ha empeorado, el pobre tiene tantas preocupaciones, nadie más que él puede comprenderlas» —se consolaba.

«Creería que en su interior no hay paz, esa es mi hipótesis, —pensó Elvira, mientras lavaba con fruición el fondo de una olla— presumo que no puede estar tranquilo allá adentro y por eso mira hacia afuera, lo hace con la misma desconfianza con la que se escruta a sí mismo. Observa mis movimientos, y aunque esté a metros de distancia, logro sentir sobre mi espalda su mirada inquisidora dudando de todo cuanto hago.»

«¡Es una lástima, —pensó Elvira mientras lavaba los platos— creo que Jorge nunca se ha sentido amado!»
A pesar de tener doméstica, ella misma vigilaba la compra y la preparación de sus alimentos siguiendo escrupulosamente todas las manías que Jorge iba vociferando cada vez que su colon se irritaba. Esa mañana gritó:

—¡Elvira, los huevos duros son un veneno para el colon! ¿Cuántas veces te lo voy a decir? ¡Es que en esta casa nadie está pendiente de mí, cualquier día de estos me da una vaina, de esas que no tienen remedio, y tú serás la culpable! —sentenció mientras se levantaba de la mesa lleno de rabia.

Ante semejantes acusaciones Elvira no tenía coartada, ella se creía culpable e intentaba poner correctivos a sus malos hábitos culinarios. Jorge carecía de confianza en el género humano. Ni siquiera confiaba en su esposa quien había decidido vivir para él, incluso después de haberse casado bajo esas circunstancias. Tal vez por eso Elvira aguantaba sin chistar, solo escuchaba su reclamo interior, desde aquella primera sentencia sin absolución, la culpa la mantenía atada a un hombre que la juzgó a partir de un acontecimiento que ni siquiera fue culpa de ella sola, que era una mera cuestión de sacar cuentas con un calendario, pero que así se interpretó, quedó ella como la única responsable. En aquella ocasión su madre le dijo con tono de verdadera reprimenda:

—¡Chitón, es su culpa por andar de piernas flojas! ¡Póngale H! ¡Y de esto no se hable más!

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15 comentarios

  1. 1. Vespasiano dice:

    Hola Beatriz Emilia:

    Gracias por pasar por mi relato y comentarlo tan generosamente.

    El tuyo me ha parecido excelente, muy bien narrado con una prosa característica de los paises hispanos que tanto me agrada.

    El tema de la subordinación de la mujer, antiguo en el tiempo, se transmite en la actualidad y diariamente en muchos domicilios del mundo machista en que vivimos y tu lo has plasmado divinamente.

    Soy el abuelo de Literautas y he conocido, debido a mis años, a señoras que temblaban a la hora del almuerzo. Tenía que tener la comida ni caliente ni fria y en la mesa, para cuando llegara el marido que nunca, por su trabajo de taxista, llegaba a la misma hora.

    Me ha gustado mucho la forma de construir tu historia a base de las reflexiones interiores de Elvira.

    Hay una cosa que me gustaría comentarte y que no desmerece para nada tu relato. Porque entiendo que es esa la forma habitual y coloquial de expresarse en tu país.

    “—Ya saben se portan bien, calladitos y le hacen caso a Rosa, para que su papá no se ponga bravo”. Me llama la atención la forma de dirijirse la madre a sus hijos refiriéndose al padre. Por aquí diríamos: —Ya sabeis portense bien, calladitos y hacerle caso a Rosa, para que vuestro padre no se ponga bravo”.

    Bueno, resumiendo, tu relato me ha gustado y por eso te felicito,
    Nos seguiremos leyendo.

    Escrito el 17 mayo 2019 a las 21:29
  2. 2. Ulises Vidal dice:

    ¡Hola Beatriz Emilia!
    Gracias por pasarte por mi relato y por tu generosa opinión.
    El tema de violencia hacia la mujer está impecablemente tratado. Hubiera deseado que el personaje femenino hubiese podido rebelarse contra el hombre que se impone por la fuerza y el maltrato cotidiano.
    El dialecto en el que escribes es el venezolano y me ha resultado particularmente afectivo. Desde lo gramatical y morfosintáctico no tengo aportes para hacer, está muy bien.
    Espero seguir leyéndote. Hasta la próxima.

    Escrito el 18 mayo 2019 a las 01:55
  3. 3. ramiro dice:

    Hola Beatriz Emilia!
    Gracias por comentar mi relato, tus sugerencias son bien recibidas. Como vecinos que somos, sabemos del conflicto interno de nuestros países y lo absurdo de esta guerra.
    Me encanto tu prosa, como todos los latinos, escribimos como si estuviéramos hablando, jajaja, eso me encanta.
    Aunque no describes la edad de Elvira, porque lógicamente no es necesario para el relato, intuyo por mis conocimientos de astrología que es la típica mujer nacida en los años 60s-70s sumisa, espiritual. Con una marcada confusión y transformación sentimental, de emociones intensas, son dadas a profundizar en temas espirituales y adentrarse mas en el conocimiento del ser humano.
    TE FELICITO!! El relato engancha desde el principio.

    Escrito el 18 mayo 2019 a las 15:15
  4. 4. isan dice:

    Hola Beatriz:
    Un relato curioso, bien contado pero que no tiene una resolución. Sí plantea un conflicto permanente que tiene pinta de durar in saecula saeculorum. La expresión de andar de piernas flojas no se me ocurre su significado, y Póngale H tampoco.
    En lo formal, algunas cosas que habría que revisar:
    “dos rebanadas de jamón y una lonja…” Quitar la ye (i griega) ya que la enumeración sigue y solo hay que ponerla cuando se llega a la última.
    “…Y los niñitos se irían al…” Mejor se IRÁN al… ya que en el párrafo siguiente es cuando de van al darles la orden.
    “…—Ya saben se portan bien,…” Poner dos puntos después de saben para que se sepa qué tienen que saber.
    “…millones los actos de desaparición…” ¿Desaparición de qué?
    Eso es todo. Un saludo.

    Escrito el 19 mayo 2019 a las 17:26
  5. 5. Baxin dice:

    Me encantó la forma como se va presentando al personaje, al grado de identificarte con su tensión. También se odia al personaje del marido, con sólo 3 líneas. Lo cual es magnífico. Solamente no entiendo la frase: “serían millones los actos de desaparición que haría hasta perder sus propias necesidades dentro de los quehaceres del hogar” 😛 🙂

    Escrito el 19 mayo 2019 a las 19:09
  6. 6. Beba dice:

    Hola, Beatriz: Un relato impecable, salvo algún pequeño desliz que ya te han señalado.
    Muy buena ambientación. Excelentes los retratos de los caracteres de los personajes.
    Esta frase que parece no estar clara, es una magnífica metáfora de la sumisión servil de estas “súper esposas y madres abnegadas”. que renuncian a sí mismas por un hombre y unos hijos: “serían millones los actos de desaparición que haría hasta perder sus propias necesidades dentro de los quehaceres del hogar”

    Escrito el 20 mayo 2019 a las 03:25
  7. 7. María Jesús dice:

    Hola Beatriz, el relato es estupendo, muy bien narrado, pero genera muchas dudas que insinúas pero no explicas. Entiendo que es una mujer sometida a un marido hostil, una mujer que anda de puntillas por la casa para no hacerle enfadar, que a fuerza de sufrir humillaciones a perdido la confianza en sí misma y se pregunta constantemente si ha hecho bien las cosas. Pero no se sabe porqué ha llegado a esa situación ¿En que circunstancias se casó? En fin, al leerlo te haces muchas preguntas y quieres saber las respuestas porque lo cierto es que el relato es interesantísimo, muy de mi gusto.
    Saludos desde el 48.

    Escrito el 20 mayo 2019 a las 13:01
  8. 8. camilo retallack dice:

    Que buen trabajo , esta muy bien narrado y es muy bueno uno saber también cosas de antes aprender cada dia algo nuevo , excelente trabajo espero seguir viendo publicacioneas tuyas cuentos , relatos , que buen escrito tienes mil bendiciones.

    Escrito el 21 mayo 2019 a las 00:45
  9. 9. Auxi Morata Alegre dice:

    Hola Beatriz!

    Muchas gracias por pasarte por mi relato.

    Me ha gustado muchisimo la forma en la que escribes, como poco a poco vamos descubriendo la sumisión en la que se ve sometida la protagonista, solo dos puntualizaciones, ¿en que circunstacias se casó Elvira? Lo dejas ahí en el aire y me han entrado ganas de saber más; y la frase “género human” me suena algo extraña pero creo haber leído que utilizabas un vocabulario venezolano, así que creo que será un poblema de estar en el viejo continente.

    Muy buen trabajo!
    Un beso! Nos leemos!

    Escrito el 24 mayo 2019 a las 17:43
  10. 10. Beatriz Emilia dice:

    Gracias por sus comentarios mis compañeros de Literaturas!!!
    Qué grato resulta leer sus textos, y luego la agudeza de sus comentarios. Siempre lo he dicho, la diversidad que recoge este taller me enseña mucho como escritora.
    Paso a comentar algunas cosas:
    1. Las circunstancias en las que Elvira y Jorge se casaron están ocultas (de manera expresa) en el relato, es cuestión de leer un poco entre líneas.
    2. Las expresiones: piernas flojas y Póngale H, las he escuchado desde mi infancia. La primera se refiere a abrir las piernas cuando ella tenía que conservarse virgen para el matrimonio. Y Póngale H, hace referencia a que esa letra es muda, así que usted se calla.
    3. Revisaré con detenimiento la observación acerca del acto de desaparición de las necesidades de Elvira.

    Gracias por las observaciones de forma, las consideraré.

    De todas formas sabemos que nuestro idioma vive de maneras muy particulares en cada país, en Venezuela, tiene su propio ideolecto (creo que así se dice)

    Los abrazo y los sigo leyendo.

    Escrito el 26 mayo 2019 a las 05:35
  11. 11. Beatriz Emilia dice:

    Hola Auxi:

    Gracias por leer y comentar mi relato, también me encantó el tuyo. Te invito a leer con atención el relato, y si no logras descifrar las circunstancias en las que se casaron Elvira y Jorge, me avisas por favor, miraré atentamente el asunto.
    Respecto al término ‘género humano’ siempre la he usado, y para cerciorarme de que no fuese un venezolanismo, la busqué, y es sinónimo de humanidad.
    “Se define como género humano el hombre apareció después de una serie de intentos de la naturaleza con diferentes homínidos. Unos llegaban otros se iban; primero los Australophitecus, que de acuerdo a los estudiosos de la prehistoria surgieron hace unos 4 millones de años, paralelos en un lapso a las especies Homo que ingresaron al escenario hace más o menos 2,5 millones de años: el homo habilis, el erectus y el homo sapiens.”

    Solo es para que sigamos aprendiendo.
    Un abrazo!!!

    Escrito el 26 mayo 2019 a las 17:15
  12. 12. Yoli dice:

    Hola Beatriz

    Tu propuesta es como un cuento de una escena de provincia, o al menos así lo imagino. Con un fondo muy cruel, sumiso y sin amor. Tiene imágenes, buen ritmo, que se quiere leer hasta el final para saber que sucede, sin embargo, encuentro un desenlace muy flojo. O es que tendrá una segunda parte donde se lea la resolución al conflicto?

    En cuánto a mejorables:

    -No siento el sufrimiento de la protagonista. Le falta más fuerza para empatizar.

    -Cuando enumeras lo que hay de desayuno me faltó el “mostrar y no contar”, Antón Chéjov menciona: “No me digas que la luna está brillando; muéstrame el destello de luz sobre vidrios rotos.” Te comento que a mi me cuesta aplicarlo en mis escritos, mas si lo noto cuando leo otros textos y trato de aprender en ellos como aplicarlo.

    -En la siguiente frase, será que falta alguna coma?, porque pareciera que Jorge se presentará calientito y con espuma 🙂 “El café recién colado esperaba a que Jorge se sentara en la mesa para presentarse calientico y con su espuma recién …

    -Tienes palabras repetidas, algunas muy cercanas para un relato corto:
    9 veces Jorge
    9 veces Elvira
    espalda, lavaba, colon muy seguidas

    -3 palabras (adverbios) terminadas en “mente”, se dice que eso afea un relato, te dejo el siguiente link para que amplíes https://correcciondetextos.org/adverbios-terminados-en-mente/

    Gracias por permitirme aprender con tu escrito.

    Espero haberte ayudado con mis aportes, estamos en un taller y en lo personal, aunque me animan al decirme que la historia esta interesante y se entiende, me son como oro en paño lo que me aporten en mejorables, para así continuar con el aprendizaje, por ello te invito a leer el mío, es el #23 Testigo Mudo

    Nos seguimos leyendo
    (¯`•¸•´¯)YOLI(¯`•¸•´¯)

    Escrito el 26 mayo 2019 a las 20:02
  13. 13. Beatriz Emilia dice:

    Hola YOLI:

    Gracias por leer y comentar mi relato. Gracias por esmerarte en los detalles. Gracias por compartir Antón Chéjov menciona: “No me digas que la luna está brillando; muéstrame el destello de luz sobre vidrios rotos.” y lo del uso de los adverbios. Cuando tenga oportunidad revisaré mi relato a la luz de tus comentarios.

    Pasaré con mucho gusto por Testigo Mudo, creo que nos hemos leído en otros años.
    Un abrazo
    Nos seguimos leyendo

    Escrito el 28 mayo 2019 a las 17:24
  14. 14. Osvaldo Vela dice:

    Hola Beatriz Emilia-

    El trabajo que nos muestras este mes me parece ser una enseñanza de la vida de otros tiempos, pero el cual se sigue repitiendo hoy en día.

    Cuando pequeño recuerdo haberle preguntado a mi madre el por que mi padre no era feliz.

    Al cuestionarme ella el porque, yo le dije “siempre anda enojado regañando a todos”. Su respuesta fue otra enseñanza para mi: Tu papá es el hombre mas bueno del mundo. El es feliz cuando regaña. El se siente responsable por todos los que estamos a su alrededor.

    Si alguna vez te sientes agobiado ante una llamada de atención tómalo como un consejo para cuando seas un hombre.

    Como puedes ver la psicología a seguir para una buena crianza era y seguirá siendo la misma.

    Supliste plasmar al personaje de Jorge tan bien que todavía no se sentaba a la mesa y ya me caía rete mal; sentía que lo odiaba.

    Te felicito y un abrazo.

    Escrito el 28 mayo 2019 a las 19:33
  15. 15. Beatriz Emilia dice:

    Hola Osvaldo,

    Apenas acabo de leer tu comentario, gracias, de veras me alegró saber que disfrutaste el relato y el personaje cobró vida en tu imaginación, qué increíble es nuestra mente.
    Qué mujer tan sabia tu madre, qué manera tan hermosa de enseñarte a amar a tu padre. Qué belleza ese comentario, las psicólogas de la época, qué dicha.
    Buscaré tu relato, aun cuando estemos al borde de nuestra próxima recopilación.

    Un abrazo!!!
    Nos leemos en el taller de junio

    Escrito el 15 junio 2019 a las 07:40

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