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EL MUERTO NO TENÍA COARTADA - por Juan Geremías

No tenía coartada. Era el único sospechoso que no había podido justificar qué estaba haciendo a la hora que el forense consideró que Estela Reles fue asesinada. En un primer momento sentí que había perdido el rumbo de mi investigación. Luego comencé a buscar explicaciones que me permitieran avanzar.
Una primera hipótesis suponía que Domingo, el muerto, había asesinado a Estela y ahora alguien lo había liquidado para evitar que hablara cuando lo volviéramos a interrogar y lo apretáramos. La segunda, suponía que alguno de los cuatro restantes sospechosos había inventado una manera de que se lo pudiera ubicar en otra parte mientras cometía el asesinato.
Recordé aquella vieja historia de Agatha Christie donde el supuesto asesino había dejado una grabación con la voz del muerto para que lo vieran y creyeran que la víctima estaba viva cuando realmente él ya había cometido el crimen. Sin embargo, un filósofo francés y un documentalista se han ocupado de demostrar que Poirot fracasó en esa investigación y que el asesino no pudo ser el que la escritora había señalado.
¿Por qué estoy recordando estas controversias? Tal vez porque quiero confesar que el asesino soy yo, el narrador de estos párrafos. Esto me conduce a ocultar los rasgos que pudieran señalar mi identidad. He cometido el crimen, me enorgullezco de mi acción, pero quiero eludir las consecuencias: no creo que ningún juez, ningún policía, ni ningún funcionario del estado tengo legitimidad para decidir sobre lo que merecería por mi conducta.
Estela merecía morir. Mi acción fue un verdadero acto de justicia. Mientras la mayoría de quienes la conocían pensaban que era alguien que se sacrificaba en el ejercicio de la medicina, yo sabía cada una de sus delitos, de sus negligencias, de sus desidias y sus maldades deliberadas. Tengo un calendario con las fechas de cada una de esas fechorías y he escrito allí las pruebas que la incriminan.
No soy totalmente inocente: en vez de un dulce corderito, muchas personas me compararían con un león, pero la aceptación de esta metáfora no me convertiría en alguien despreciable. Estos animales son terribles, pero no hacen otra cosa que alimentarse según los impulsa su instinto.
En mi caso, es también el instinto lo que me llevó a relacionarme con Estela. No hubo entre nosotros ningún sentimiento, salvo el que comenzó a atormentarme cuando ella comenzó a contarme con placer obsceno sus atrocidades profesionales. Sin embargo, ahora ella está muerta y se ha hecho justicia. Domingo ha tenido que acompañarla en el viaje al Hades, pues metió las narices donde no debía. Si no tenía coartada es el único que hubiera podido estar escondido en la casa, ese testigo desconocido que huyó mientras yo estaba en plena ejecución.

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4 comentarios

  1. 1. HUGO dice:

    Hola Juan Geremías:

    La consigna de este mes nos ha llevado a incursionar en el género policial; lo que no es nada fácil –al menos para mí–.

    En tu texto tenemos un investigador que es el autor de un doble asesinato; lo cuenta en primera persona y en pasado al principio y en tiempo presente en la segunda mitad.

    El primer párrafo es confuso porque tenemos dos sujetos –es conveniente tener solo un sujeto por párrafo–. Además la conjugación de los verbos es la misma para la primera y la tercera persona, entonces, en principio, no está claro quién es el que no tenía coartada. Creo que si mencionases a Domingo de entrada, se entendería mejor:
    “[Domingo] no tenía coartada. Era el único…”

    Lo que pongo entre corchetes significa que habría que agregarlo o que debería reemplazar a lo inmediatamente anterior. Lo que señalo entre paréntesis es lo que sugiero quitar del texto.

    “…a la hora que el forense consideró que Estela Reles (fue) [había sido] asesinada.

    “…Domingo, el muerto, había asesinado a Estela y ahora alguien lo había liquidado para evitar que hablara cuando lo «volviéramos» a interrogar.” Ya lo habían interrogado y no tenía coartada, pero era el testigo presencial del homicidio. Me pregunto por qué no denunció al asesino en ese interrogatorio.

    “Recordé aquella vieja historia de Agatha Christie donde el supuesto asesino había dejado una grabación con la voz del muerto para que lo (vieran) [oyeran] y creyeran que la víctima estaba viva cuando (realmente) él ya había cometido el crimen.” Además de lo señalado con corchetes y paréntesis creo que la mención de la historia de Agatha Christie y del filósofo francés y el documentalista, no aportan al relato y podrían no estar sin que nada cambie. Quizás sirva de antesala para exponer la confusión mental del investigador, que en el siguiente párrafo quiere confesar que es el asesino y a la vez quiere ocultar los rasgos que pudieran señalar su identidad y eludir las consecuencias.

    “He cometido el crimen, me enorgullezco de mi acción,…” Y dos párrafos después “No soy totalmente inocente…” Creo que son frases contradictorias.

    “…ningún funcionario del estado (tengo) [tenga] legitimidad…”

    “…yo sabía cada (una) [uno] de sus delitos…”

    “(En mi caso), (es) [fue] también el instinto lo que me llevó a…” ya se sabe que es su caso.

    “…salvo el que comenzó a atormentarme cuando ella comenzó a contarme…” Dice dos veces “comenzó”. Sugiero cambiar el último así como también eliminar la cacofonía que se produce entre “atormentarme” y “contarme”.

    Ha sido un placer leerte y espero haber sido útil con mis comentarios.

    Hasta la próxima.
    Hugo

    Escrito el 18 mayo 2019 a las 00:17
  2. 2. eli dice:

    En este relato veo tres historias:
    el esclarecimieno de dos muertes
    el argumento de una película
    la historia de Raquel, y porqué merecía morir

    La primera parte está genial. Plantea una situación extraña que hay que aclarar.
    Creo que la parte dedicada a la película debería ser más corta y anecdótica, tener menos peso.
    Y la confesión final, para mi, es demasiado precipitada. Si tantas ganas tenía de confesar no hacía falta el misterio de la primera parte
    ¿Porqué pones que el texto es para adultos? Yo no he encontrado nada subido de tono.

    Escrito el 19 mayo 2019 a las 16:23
  3. 3. Kirjanik Maya dice:

    Hola, Juan Geremias.

    Buen relato y buena trama.

    Hugo y Eli, han aportado mucho a tu texto.

    En el relato, incluyes dos veces “no tenía coartada” complementando lo que dijo Hugo, te animo a cambiar la frase inicial “no tenía coartada” por Domingo, y dejar solo la última.

    Concuerdo con Eli, la mención de la película y de Agatha Christie, debería ser una mera referencia anécdotica. Cuando mucho un párrafo corto.

    El inicio del párrafo engancha y el final no está mal, pero puede ser más contundente.

    Esta frase:

    Luego comencé a buscar explicaciones que me permitieran avanzar.

    Te sugiero la revises, porque el único cabo suelto es Domingo, es lo único que desconoce nuestro asesino misterioso (en ninguna parte declara que él haya asesinado a Domingo), todos los demás pormenores del asunto los sabe perfectamente.

    Es solo mi humilde opinión y lo hago con la única intención de aportar algo a tu relato, sin embargo bien podría estar equivocado.

    Saludos y hasta el próximo taller.

    Escrito el 24 mayo 2019 a las 17:11
  4. 4. A BERUMEN dice:

    Hola Juan Geremías. Al pasar un poco tarde por tu relato, da como resultado que ya te hayan comentado todo lo importante. Personalmente me gusto tu obra, y si el hecho de comentar dos veces “no tenía coartada”, tanto al inicio como al final del relato fue hacerlo un relato circular (aquellos que terminan como iniciaron), creo que hubiera sido mejor dejar esta frase como la última, pues al no hacerlo, parece màs bien un descuido, o al menos Eda es mi humilde opinión. Felicidades y un abrazo.

    Escrito el 31 mayo 2019 a las 10:58

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