Cookie MonsterEsta web utiliza cookies. Si sigues navegando, entendemos que aceptas las condiciones de uso.

Do you speak english?

¿If you prefer, you can visit the Literautas site in english?

Apuntes, tutoriales, ejercicios, reflexiones y recursos sobre escritura o el arte de contar historias

<< Volver a la lista de textos

Culpable - por JaimeM

Mientras ella dormía, él salió a la calle. Lo hizo con cuidado para no despertarla. Una vez fuera, se detuvo unos momentos a observar el móvil, por si recibía algún mensaje, del tipo: “¿Dónde estás? ¿Qué haces?”

Nada. El móvil permaneció en silencio. Su novia dormía profundamente debido a los antidepresivos. Antes, un simple movimiento en la cama provocaba su protesta somnolienta; un viaje al baño solía arrancar una pregunta brusca, teñida de ansiedad: “¿Adónde vas?”.

Empezó a caminar. El frescor de la noche era tonificante. Esto ya constituía una buena excusa para salir a pasear, y durante un rato se engañaba con que esa era la razón por la que estaba allí. Hasta que sentía en su mente un hormigueo: esa mezcla de desasosiego y gratificación que acompaña un acto transgresor.

Avanzaba hacia los bares nocturnos como dejándose llevar. Pasaba por delante de los locales abiertos con disimulo, oteando su interior con fingida indiferencia. En su mente empezaban a formularse encuentros improbables, diálogos inverosímiles: que veía, por ejemplo, a aquella compañera de Facultad con que se había encaprichado sin apenas conocerla; que se reconocían, que de algún modo acababan entablando una conversación íntima; que flirteaban, reconociendo el deseo en los ojos del otro. La fantasía no acababa casi nunca en contacto físico. Ahí es donde solía trazar el límite.

A veces se trataba de un amigo. Alguien con el que desahogaba sus quejas, sus dudas y sus inseguridades.

Sin embargo, no se atrevía a entrar en ningún bar. Estaban semivacíos, y le daba vergüenza llamar la atención. Buscaba algún sitio en el que se sintiera anónimo. Siguió caminando.

En la plaza había una tiendecita que abría hasta tarde. Se compró allí un par de cervezas, que se fue a tomar a un banco recogido. La botella de cerveza en la mano le daba sentido a su presencia, como el cigarrillo en los fumadores, y le permitía aplacar la conciencia de sí mismo. Había intentado fumar en el pasado, pero le desagradaba el sabor del tabaco y la sensación posterior en la garganta. El alcohol, además, aflojaba las riendas morales que asían su imaginación.

Bebió a largos tragos, disfrutando de la rápida embriaguez. ¿Era el momento de volver a casa o necesitaba ahondar un rato más en aquella quimera? Se le ocurrió la posibilidad de dirigirse a la zona en que vivía aquella compañera de Facultad, para dar mayor verosimilitud a su fantasía de toparse con ella.

Sopesó sus posibilidades. Decidió irse a casa, mitigada la sensación de derrota por la bruma del alcohol. Durante el camino de vuelta, pensó en qué le diría a su chica si se la encontraba despierta. De qué manera justificaría su ausencia de la cama a las 2 de la madrugada. Al principio su cabeza se afanó en encontrar explicaciones que pudieran suscitar su comprensión, pero cada opción perdía fuerza al chocar contra una frase que parecía surgir de­ una voz ajena; dejó de buscar excusas y la aceptó como única respuesta posible, contundente y definitiva: “no tenía coartada”.

Lo más probable es que ella siguiera durmiendo, sin enterarse de nada.

¿Te ha gustado esta entrada? Recibe en tu correo los nuevos comentarios que se publiquen.

8 comentarios

  1. 1. Nic dice:

    Hola Jaime M
    Encontré tu historia un estilo aventura. La aventura de escape de un hombre atrapado por una mujer dependiente emocional.
    Transmitiste muy bien la sensación de ahogo y necesidad de escape.
    Me gustó mucho.
    Felicitaciones.

    Escrito el 18 mayo 2019 a las 14:37
  2. 2. Mario Fernández dice:

    Hola, JaimeM:

    En primer lugar, gracias por tu visita. Tendré en cuenta tus consejos.

    Tu forma de escribir me parece muy rica, ágil y cuidada.

    He sentido al protagonista situado en una fase dentro de una dinámica peligrosa para la relación con su novia. No me ha sido difícil imaginar su evolución.
    Antes, fantaseaba sin salir de la cama mientras su novia dormía. Eso dejó de ser suficiente y comenzó con sus salidas nocturnas. Y si continúa esa situación, es muy probable que los límites de sus fantasías sobrepasen el contacto físico, para finalmente terminar en una infidelidad.

    Puede que no sea lo que pretendes transmitir, pero esta es mi interpretación.

    Te felicito por tu relato.

    Mario

    Escrito el 18 mayo 2019 a las 16:07
  3. 3. Labajos dice:

    Hola JaimeM:

    Parece que este mes ningún amante va a permanecer tranquilo en su cama. Tu historia, como la de M.ª Esther (59), se puede resumir con la palabra insatisfacción . Dejas el final completamente abierto para que el lector pueda acomodar en su imaginación los finales que prefiera. ¿Estará despierta la pareja de nuestro protagonista? En caso de que lo esté…¿Preguntará?…¿Se hará la dormida?

    No he encontrado ninguna errata, el texto es cómodo de leer y la posibilidad final de fantasear un desenlace lo hace más interesante. Gracias por compartirlo.

    Escrito el 18 mayo 2019 a las 17:40
  4. 4. Berta dice:

    Hola JaimeM.
    Tu relato me parece tan real…además de estar muy bien escrito.
    Dejas traslucir esa atmósfera de hastío y complacencia a la vez, tan frecuente.
    Te felicito.
    Saludos y gracias por pasar por mi relato.

    Escrito el 18 mayo 2019 a las 19:09
  5. 5. Laura dice:

    Hola JaimeM.
    Tu historia da como para continuarla,como si fuese el inicio de una donde planteas el conflicto.
    Con respecto a lo formal, sólo te señalo que tienes dos veces la palabra movil muy cerca, tal vez puedes modificar las oraciones para no necesitar repetirlas.
    Te he hecho una modificación del inicio, te dejo mi propuesta. Coinsidero que lo tuyo va y viene, entre el pasado y el presente. Por supuesto, tuyo es el trabajo, tuya la intención que deseabas transmitir. Lo mío es tan solo un aporte, puedes desecharlo con total tranquilidad de conciencia.

    Mientras ella dormía profundamente debido a los antidepresivos, él salió a la calle, con cuidado para no despertarla. Antes, un simple movimiento en la cama provocaba su protesta somnolienta; un viaje al baño solía arrancar una pregunta brusca, teñida de ansiedad: “¿Adónde vas?”.
    Una vez fuera, se detuvo unos momentos a observar el móvil, por si recibía algún mensaje, del tipo: “¿Dónde estás? ¿Qué haces?”
    Nada, el aparato estaba en silencio.

    Mis saludos.
    Hasta la próxima propuesta.

    Escrito el 18 mayo 2019 a las 22:47
  6. 6. María Esther dice:

    Hola Jaime M, soy tu vecina, que cumple con gusto la visita.
    Me resultó cómico encontrarme que tu cuento y el mío comenzaban en situaciones semejantes, sólo que en el tuyo el que salía era el hombre.
    Encuentro que todo el relato es una reflexión buscando sentido a una relación que se ha debilitado. Digo esto porque, en ese divagar, hay dudas, incertidumbre, que se aplacan con el alcohol, sin haber intentado antes un diálogo.
    Como dice Laura da la sensación que es un planteo que continuará.
    Fue interesante leerte.
    Saludos,

    Escrito el 19 mayo 2019 a las 15:13
  7. 7. Yerma dice:

    Nada más que añadir, me gustó mucho.

    “La botella de cerveza en la mano le daba sentido a su presencia, como el cigarrillo en los fumadores, y le permitía aplacar la conciencia de sí mismo” Es el párrafo que más me gustó.

    Escrito el 31 mayo 2019 a las 01:14
  8. 8. JaimeM dice:

    Muchas gracias a todos/as por vuestros comentarios. Se agradecen de verdad 🙂 He visitado todos vuestros relatos, si me falta alguno por favor avisadme (Yerma – no he encontrado el tuyo, imagino que no has participado este mes).

    ¡Un saludo y nos leemos!

    Escrito el 1 junio 2019 a las 12:47

Deja un comentario:

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.