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La perdición - por Alberto

Web: https://elefectowerther.blogspot.com/2019/01/capitulo-1-de-el-efecto-werther.html

James Stephenson lo tenía todo para triunfar en la vida. Casi dos metros de altura, con una sonrisa que derretía a las chicas y, sobre todo, a las madres, y capacitado intelectualmente para superar con nota los cursos académicos. Un portento físico que brillaba en el baloncesto y cuyo nombre ya era conocido entre prestigiosos periodistas deportivos, que le señalaban como una de las mayores promesas del deporte universitario estadounidense.

Todo se truncó en su último año en el instituto, cuando a finales de curso fue acusado de agresión sexual por una estudiante de Medicina. Según el testimonio de la víctima, ambos se encontraban en una fiesta cuando James le asaltó en el baño. “Vino a mí como un león cuando ve a su presa”, dijo entre lágrimas, explicando que la promesa deportiva se abalanzó sobre ella con los ojos desorbitados y con ganas de arrancarle la ropa y desposeerla de todo tipo de dignidad. Dada la diferencia de estatura, peso y fuerza, lo consiguió. O al menos eso atestiguaba el informe médico presentado por la chica, en el que se mencionaban diferentes hematomas y laceraciones compatibles con una relación sexual no consentida.

Durante la investigación de este incidente, en la taquilla de James encontraron unas pastillas estimulantes que podían explicar su agresividad y el deseo irrefrenable de copular con la joven. Así lo interpretó la policía cuando revisaron el bote, el cual indicaba que se trataba de un potenciador sexual.

Las pruebas encajaban y acabó en la cárcel, a pesar de que siempre negó su vinculación con el hecho del que se le acusaba. “Me han tendido una trampa”, relataba a todo aquel que se le acercaba. “Estuve en esa fiesta, pero no me acerqué a ella”, sollozaba. “Jamás he tomado ninguna clase de pastillas”, sentenciaba.

Nadie le creyó. Quizá porque en la prisión todo el mundo se considera a sí mismo inocente, aunque no es un buen lugar para pedófilos ni violadores. James no entraba en el primer grupo, sí en el segundo, lo que le llevó a contar cada uno de los días del calendario hasta su puesta en libertad. Esta nunca llegó.

Demacrado y hastiado por las diarias agresiones en las duchas por parte de otros presos, James decidió acabar con su tortura. Apareció colgado en su celda, después de enganchar sus sábanas con los tubos de ventilación. En su mesita encontraron una escueta nota. "Me obligasteis a hacerlo".

La sentencia caló hondo en la joven que le acusó de violación, ya que tras su muerte confesó. Su novio, compañero de equipo de James en el equipo de baloncesto, la convenció para acabar con su futuro deportivo, puesto que acaparaba los elogios de su entrenador y también los minutos en la cancha. El novio no podía brillar con la existencia de James y necesitaba que dejara de jugar.

Cegados por la envidia, ambos idearon el plan y adulteraron las pruebas. Ella falsificó el parte médico, mientras que él se encargó de colar en la taquilla el bote de pastillas. Sin embargo, no solo truncaron su paso por el deporte, sino también con su vida. La policía detuvo a ambos y restituyó el honor de James, aunque poco se pudo hacer por él. Desterrado en vida, fue perdonado en la muerte.

A la chica le conmutaron la pena de cárcel con una cuantiosa multa dirigida a la familia de James, mientras que el chico sí entró en prisión por idear esta trama criminal. Desde su celda, escribió una carta en la que se jactaba del plan brillante que desarrolló, aunque lamentó que su novia terminara confesando. Ese fue el único cabo suelto que dejó, porque para James, su único problema fue que no tenía coartada.

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5 comentarios

  1. 1. Mario Fernández dice:

    Hola, Alberto:

    Tu relato me ha tenido enganchado hasta el final. Muy fácil de leer y buen ritmo. Quizás (por sacar un poquito de punta) yo no lo hubiera redactado de forma tan descriptiva. El giro argumental que has ideado es muy bueno, y su efecto podría haber sido mayor exponiéndolo de forma más contundente. Pero, claro, es una opinión

    Nada que decir respecto a la forma.

    ¡Buen trabajo!

    Mario (71)

    Escrito el 17 mayo 2019 a las 02:30
  2. 2. marazul dice:

    Hola Alberto:
    Soy seguidora de las historias de “crímenes sin resolver” y todo lo que tenga que ver con ellas. La tuya es una historia muy injusta, que aunque parezca mentira puede haber llegado a ocurrir en la realidad.
    Tu estilo es claro y correcto. La historia interesante.
    Solo me queda una duda y es respecto al “informe médico”, en donde la chica tuvo que demostrar la agresión sexual. Perdona mi perspicacia, Alberto, pero…
    Encantada de leerte
    Saludos

    Escrito el 17 mayo 2019 a las 20:35
  3. 3. Alberto dice:

    Muchas gracias Mario,

    Esta vez lo hice sobre la bocina y no he podido revisarlo del todo. Ahora releyéndolo me chirrían algunas frases y palabras, e incluso me pasa justo lo que me comentas, demasiado descriptivo que le hace perder fuerza.

    Nuevamente, gracias por el comentario. Prometo devolver la visita.

    Un saludo

    Escrito el 17 mayo 2019 a las 21:05
  4. 4. Alberto dice:

    Muchas gracias por comentar Marazul,

    Como le decía a Mario, está escrito el mismo día 15 porque no llegaba (y la inspiración no me ha venido estos días). Con ello quiero decir que no he podido madurar la historia más (y mejor), como por ejemplo el punto que dices. Quería ligar el hecho de ser estudiante de Medicina con la posibilidad de que ella misma, al conocer cómo son los informes médicos, había sido capaz de falsificar uno, pero seguramente haya sido un recurso excesivamente fácil e improbable.

    Gracias por pasarte!! Sé que te tengo cerquita mío, así que el tuyo tengo claro que será uno de los que leeré seguro!

    Un saludo

    Escrito el 17 mayo 2019 a las 21:08
  5. 5. María Esther dice:

    Hola Alberto, tremendo lo que le sucedió al joven deportista. Se oyen muchas historias relacionadas con la envidia e injurias. Lamentablemente suelen suceder.
    Cumpliste con el reto.
    Coincido con las observaciones que ya te hicieron en cuanto al informe médico. Saludos, María Esther(59)

    Escrito el 20 mayo 2019 a las 22:42

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