Cookie MonsterEsta web utiliza cookies. Si sigues navegando, entendemos que aceptas las condiciones de uso.

Do you speak english?

¿If you prefer, you can visit the Literautas site in english?

Apuntes, tutoriales, ejercicios, reflexiones y recursos sobre escritura o el arte de contar historias

<< Volver a la lista de textos

las crónicas de Hernán Fuentes - por Juanjo Fuentes

Las crónicas de Hernán Gambotto

El agente de la científica descubre el cadáver debajo del cobertor negro, en tanto la teniente Zeta resume el informe:
— El senador tiene un disparo en el rostro y el mozo cuenta que le robaron el maletín. El otro es agente de la DEA Norteamericana, disparo por la espalda. El taxista está en shock, dice que el pasajero bajó y disparó dos veces sin mediar palabra. Ahora lo están asistiendo.
—Entonces Marcela…— tomando aire y pasando una mano por el arrugado rostro—. ¿Tenemos pistas?
—Hay filmaciones del restaurante…— y se dirigió hacia la ambulancia en donde se encontraba el conductor del taxi, con la humanidad arrugada como papel de aluminio usado.

La mañana transcurrió entre preguntas a los comensales de paso.
Más tarde en la mesa de un café, Hernán Gambotto se reunió con otros dos hombres. Y mientras ojeaba una carpeta de folios, el más anciano, comentó:
—Este individuo asesinó a una autoridad extranjera. Por eso la búsqueda internacional…— Posó la vista en el tercer sujeto, extendió la mano a modo de presentación y con expresión severa, continuó—…y el señor Williams, está dispuesto a dar toda su colaboración durante nuestra investigación.
Williams, hablaba un castellano cascoteado. El policía local agudizaba la mirada como tratando de escuchar con los ojos.
— ¡Realmente apreciaría su apoyo Sub-comisario Mayor!—con brillo en las pupilas y una sonrisa agradable, le dijo— ¡Mi país se lo agradecería¡—.
Hernán Gambotto conocía los tratados judiciales entre países. Estaba convencido que si autoridades de afuera “ofrecían ayuda” algo raro había. El anciano acentuando cada palabra que salía de su boca, le refirió al agente:
—…Y yo estoy aquí, para asegurar que las órdenes del señor Williams, se cumplan como si de ordenes argentinas se trataran—.la sonrisa del norteamericano parecía ensancharse con cada palabra del obeso funcionario. Gambotto aflojó el nudo de la corbata y apoyo la espalda en la silla, entonces preguntó a Williams:
— ¿Dice usted que trabaja para la…?—el americano lo interrumpió y completó la frase respondiendo:
— ¡…el departamento de justicia de los Estados Unidos!—.
Hernán terminó su café. Miraba el recipiente, parecía buscar alguna respuesta en el fondo del mismo. Luego esbozó una risita y dijo:
—…bien, ahora que somos buenos amigos… ¿hay alguna pregunta que quiera hacerme?
— Si… ¿Tiene fotos del sospechoso?
—… Una. Ahora la estamos limpiando y con suerte en un par de días estará lista.
—Muy bien, también necesito ver todos los videos de seguridad. — Williams se despegó del respaldo—. ¡Ahora!
Se cruzaron las miradas. Solo fueron dos segundos… pareció durar una eternidad.
—Si… muy bien…—dijo Gambotto.

Pasaron dos días de aquella reunión con el americano. En el departamento central de policía la teniente Marcela Zeta recibe el informe por e-mail. Abre el archivo y comienza a observar las fotos que van apareciendo. Puede ver una en la que un hombre con marcado rasgo africano baja de un taxi con un arma en una de sus manos. Busca relacionar el rostro del sujeto con archivos de criminales internacionales y se topa con un hallazgo increíble. El hombre de color resulta ser un sicario internacional. Inmediatamente llamó al Sub-comisario Mayor Gambotto. En menos de veinte minutos tenía el equipo reunido en la sede policial.
—Alain Achebe: es buscado por interpol por participar en secuestros en libia, España, Portugal. Hay sospechas de que fue adiestrado por agentes de la CIA…— se quitó los lentes…—. Si… como sospechan… ¡ellos niegan todo!
—¡Envíen las fotos a todos los aeropuertos y todas las estaciones de policía, a todas las fronteras y puertos! — Ordena Hernán.

Williams estaba sentado sobre la cama cuando entró un hombre corpulento y con marcado paso militar caminó hasta el borde del lecho para entregarle un teléfono inalámbrico.
—Señor, agente 56 llamando desde su puesto.
Al lampiño hombre pareció haberle dado una de las peores noticias de su vida. El rostro desencajado, preocupado, tomó el aparato y dudó por un instante, resignado preguntó:
— ¿Johnson?
— ¡Johnson está muerto señor!..— Dijo el hombre del otro lado de la línea—. Tuve que hacerlo…
—… Alain… ¡Nos estas metiendo en graves problemas!
— No tenía coartada, era evidente, el muy cretino nos estaba delatando… ¡ya tengo los documentos en mi poder!

¿Te ha gustado esta entrada? Recibe en tu correo los nuevos comentarios que se publiquen.

4 comentarios

  1. 1. Baxin dice:

    Me encantó la intriga que se mantiene hasta el final. En mi opinión propia, falta una carga emocional; pues el relato es impersonal por el tipo de narrador usado. 🙂 😛

    Escrito el 19 mayo 2019 a las 19:38
  2. 2. John Doe dice:

    Hola, buen relato lleno de intriga y misterio que atrapa al lector, el lenguaje empleado es el adecuado al igual que el tono y el ritmo de la narración, estoy en el #40 por si quieres pasarte por allá.

    Escrito el 20 mayo 2019 a las 02:31
  3. 3. El principiante dice:

    Baxin y John Doe: muchas gracias por leerme. Son un gran “empujoncito” sus palabras. Mil gracias… pasaré a leer a cada uno. Abrazo.

    Escrito el 22 mayo 2019 a las 00:40
  4. 4. Auxi Morata Alegre dice:

    Hola,

    Me ha gustado mucho la historia del relato, es interesante y con intriga.
    Si le tengo que poner un pero tal vez necesitaba menos nombres de personajes y poder conectar emocionalmente con alguno de ellos.

    Buen trabajo!

    Soy tu vecina del 15, por si te quieres pasar 🙂

    Un beso! Nos leemos!

    Escrito el 24 mayo 2019 a las 18:04

Deja un comentario:

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.