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Apuntes, tutoriales, ejercicios, reflexiones y recursos sobre escritura o el arte de contar historias

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GREGUERÍAS, MÍAS - por Amilcar Barça

Sin duda los habitantes de las ciudades han gozado siempre de muchas más oportunidades que los oriundos de los pueblos. En todo. Bueno en casi todo. Porque ellos, sobre todo los niños borregoncetes, se perdieron la oportunidad de cazar nidos y pájaros en una actitud primitiva que era la evolución natural de esos pobladores de las tierras que se veían al otro lado de las carreteras. Entonces no habían inventado las autovías y autopistas que en muchas ocasiones han servido para, en caso de lluvias torrenciales, hacer grandes destrozos en el campo.
Los grandes circos que fieles al calendario festivo, visitaban periódicamente las principales y medianas urbes con sus animales amaestrados, superaban a aquellos grupos de titiriteros que, cual medicina para matar el alejamiento y el aburrimiento, acudían de vez en cuando los pueblos. Elefantes, leones —los había con grandes domadores de estos animales que encerrados en su jaula con el látigo y una silla, ponían los pelos de punta a los espectadores cuando el intrépido personaje metía la cabeza en la boca del león amansado—, focas y serpientes, amén del resto del elenco humano del que no faltaba la troupe de payasos.
A mi padre sus progenitores, mis abuelos, le compraron un violín que el cómico respectivo vendió, desconociendo por mi parte el precio pagado. No sé cómo aprendió, pero lo tocaba de maravilla. Lleva en el interior, el violín, un papel que pone Copy of Stradivarius. Un lutier madrileño me dijo que no me hiciera ilusiones. No era original.
La medicina habría de ser la primera experiencia capitalina que tuve la desgracia de sufrir. La llegada a la capital ya imponía por sí misma. Para acceder a Teruel, desde la estación del ferrocarril al menos en aquellos tiempos, había que subir una escalinata —todavía existe con una escultura de Los Amantes, de Juan de Ávalos— que ya te encogía el espíritu. Casi casi, como el de Paco Martínez Soria en su llegada a Madrí, en “La Ciudad no es para mí”. Un carnicero sin misericordia me arrancó las anginas en una experiencia traumática donde las haya. Sentido que es uno.
Cuando en los comienzos de mi juventud me enviaban a cavar la planta del azafrán, bucólica actividad donde las haya, —colijo que a la mayoría de personas que tengan el atrevimiento de leer esta parida mental les sonará a venusiano cuanto en ella exponga— no tenía coartada para explicar que la faena adelantara tan poco. A flor de tierra había piedras, —cantos, bolos, guijarros— como si las hubieran sembrado. Primero había que rastillar y hacer montones con ellas para posteriormente, con una cesta sacarlas a la loma, fuera del terreno de labranza. Pero aquellas gargantillas, solo eran la punta del iceberg. Una vez labrado el terreno de lo que sería la planta del próximo año, había que cavarla. Con legón y a mano.
Tarea pesadísima y sumamente aburrida; si encima de la tierra había muchas piedras, escondidas el doble. La tierra se metía entre el calzado, las manos se ponían bastas y llenas de tierra y los dolores de riñones, solo eran premonitorios de los que habría de pasar al coger la rosa del azafrán. Pero con todo, ese no era el principal motivo de la falta de coartada a la hora de hacer recuento de la faena no realizada. Ante la recriminación de mi padre y mi falta de argumento coherente, no se me ocurría otra cosa que replicarle contrito y mohíno: «Es que me han robau lo cavau». Jajajaja, más morro que el oso hormiguero.
La verdad era que, ya camino del tajo, me entretenía buscando nidos de picaraza y de cuervo en los chaparros. Una vez cacé un nido ¿de águila? con tras huevos, tamaño gallinácea y de diferente color. Blanco, blanco con pintas y marrón con pintas. No me siento orgulloso de haberlo hecho. Si por el camino me encontraba con un pastor, le acompañaba olvidando el motivo por el cual había salido de casa.
No sería la única ocasión en que no tenía coartada ni argumentos para convencer a mi madre. Harto de subir y bajar todos los días a coger rosa de azafrán, ya antes de llegar al campo, lo vi azul. Así que ni corto ni perezoso, cogí un par de docenas de flores y volví al pueblo. Una vecina alcagüeta denunció mi felonía y tuve que volver a realizar el trabajo incumplido.
Mi abuelo tenía una sentencia irrefutable: «Menos trabajar e ir a escuela, mándeme usté lo que quiera».

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18 comentarios

  1. 1. Jose Luis dice:

    Hola
    Me toca hacer un comentario a tu relato
    Es difícil para mí hacerlo en estos momentos. Confieso que el cuento, si es que lo es, me ha resultado un tanto extraño. Hace honor al título, desde luego. Es como si hubieras transcrito la verborrea y palabras de un viejo que se pone a hablar sin parar, de todo un poco, saltando de una cosa a otra sin ton ni son. Ya sabes cómo son algunas personas mayores, les gusta que les escuchen y les gusta rememorar viejos tiempos.
    Como no hay trama, no hay historia; así de simple. Y por eso no puedo entrar a valorarlo apropiadamente.
    Un saludo

    Escrito el 16 mayo 2019 a las 23:43
  2. 2. Rafa Frisby dice:

    Hola Amílcar. Tu relato pareciera formar parte de una autobiografía, sería interesante conocer mas de ella. Me remonta a las platicas que escuchaba en la cocina de mi abuelo. Si buscabas el efecto nostalgia, lo logras muy bien con alguien como yo, que sabe de esa vida de pueblo pequeño. Saludos.

    Escrito el 18 mayo 2019 a las 05:50
  3. 3. Amilcar Barça dice:

    A José Luis y Rafa: Tengo la manía de escribir para mí sin intentar embaucar a nadie con historias para no dormir. Por vuestros comentarios colijo que uno no sabe por donde le da el aire y el otro se ha percatado perfectamente de su intención y significado. En ambos casos, gracias por su visita, como decía una tía mía.

    ¡Ah! por cierto Pepelui, YO soy una persona mayor y tengo la inmensa fortuna de poder contarlo. Muchos, antes y después, no han podido ni podrán, hacerlo.

    Escrito el 18 mayo 2019 a las 14:28
  4. 4. Jose Luis dice:

    Hola de nuevo
    Lejos de mi intención meterme con las personas mayores y sus manías. Será porque convivo con una persona mayor y la tengo como ejemplo. Mis disculpas si te he ofendido con mis palabras.
    Un saludo

    Escrito el 18 mayo 2019 a las 22:31
  5. Buen trabajo Amílcar ,
    Antes de nada, EMDO tal vez merezca la pena cambiar el título por el de ESTAMPAS. Alguien escribió que Estampa es el arte de enumerar los detalles de un(os) personaje(s) enmarcado(s) dentro de un espacio (el espacio es MUY importante)
    En alguna ocasión comenté que algunos de los textos tuyos que he leído, precisamente los que se podrían enmarcar en este género (por así decir) son muy interesantes y pueden constituir un material utilizable en muchas ocasiones para tomártelo prestado jeje…
    No obstante me da la impresión -seguro que me equivoco- que le das poca importancia, considerándolo de un valor menor. La consecuencia es que puedes descuidar un poco la estructura, incluso desaparecer la trama (que la hay) en este trabajo que presentas. Tal vez merezca la pena que levantes un personaje ficticio, a modo de «alter ego»de este autor implícito que presenta el trabajo (incluso el que está detrás de “Amílcar”). No sé, como digo siempre, es tu trabajo y tienes mando en plaza sobre él. Con eso queda dicho todo. Solo me queda decirte que me gustó este trabajo y agradecerte el que lo hayas puesto a disposición. Un abrazo, y piensa en el cambio de Greguerías, por el de Estampas jejej

    Escrito el 20 mayo 2019 a las 19:16
  6. 6. Amilcar Barça dice:

    Luigi, como siempre estás por encima de mis GREGUERÍAS. No obstante, aquí sabes que el título no se puede cambiar. Y siguiendo tu consejo, donde sí puedo hacerlo, lo haré. Gracias por tus consejos, siempre tan sabios y acertados. Como bien sabes, yo solo soy un desertor del arado que pasaba por aquí.

    Escrito el 21 mayo 2019 a las 11:18
  7. 7. Amilcar Barça dice:

    Esto… y digo yo: ¿qué quieres decir con EMDO? Los idiomas no son lo mío. Sorry

    Escrito el 21 mayo 2019 a las 11:22
  8. ¡Qué va, que va¡!
    Los anglosajones suelen escribir IMHO (In Mu Humble Opinion): En mi humilde opinión (traducido).
    Yo suelo poner : EMDO (En Mi Despreciable Opinión) porque pienso que la opinión de cualquiera es despreciable o no, es decir que solo tiene el valor que se le conceda en cada momento, sin más. No es algo intrínseco, que viene de paquete como la “dignidad” por ejemplo. Sucede que en los últimos tiempos el personal suele venirse arriba con frases como : “es mi opinión y la tienes que respetar”. Como te digo, EMDO la opinión es respetable o es una mierda o es mediopensionista. Lo que es respetable , es decir merece respeto, es la persona. Un abrazo

    Escrito el 21 mayo 2019 a las 11:42
  9. 9. Pepe dice:

    Hola Amilcar,

    Te he visto a veces en algún comentario pero creo que nunca te había leído.

    Algo que leí en un comentario llamó mi atención y he pasado a leerte.

    Ha sido grata la lectura, y no lo digo por alabarte, porque, aunque pueda deducir que ni te irá ni te vendrá, mi intención tampoco es esa, sino la de expresar lo que he sentido, y, retomando, te digo que la lectura ha sido grata, pero no grata porque yo sea de pueblo -aunque no me considere mayor (estoy en ese término medio de edad que no sé sabe qué es uno)- y me haya sentido identificado en casi la totalidad del escrito, ni tampoco porque haya reconocido algunas de las anécdotas que mi abuelito me contaba reflejadas en tu escrito; si mi lectura ha sido grata es porque he podido sentir la libertad de la que te has valido a la hora de escribir. Interesante. Ese estilo que, por lo visto, parece tan tuyo me ha parecido… interesante.

    Te buscaré en futuras lecturas para ver cómo continúas desenvolviéndote.

    Un saludo.

    Escrito el 22 mayo 2019 a las 15:53
  10. 10. Pato Menudencio dice:

    Bastante acertado el título del relato.

    Sólo extrañé un remate, aún así muy agradable de leer.

    Saludos.

    Escrito el 22 mayo 2019 a las 21:57
  11. 11. Amilcar Barça dice:

    Amigo Pepe, gracias por tu comentario. Mi consigna es escribir lo que en ese momento me ronda la cabeza sin plegarme a corpiños que puedan resultar más agradables a los posibles lectores, eso sí, desde el respeto a los mismos. Aquí además, debemos ceñirnos a unas directrices que yo intento cumplir aunque nunca pongo la R en mis envíos. salu2

    Escrito el 22 mayo 2019 a las 22:45
  12. 12. Amilcar Barça dice:

    Amigo Pato, hombre no creo me quieras tan mal como para poner un remate a mi autobiografía. Este pato todavía tiene mucho que cuacuar mucho y menear la cola, más. Aunque eso resulte más difícil. salu2

    Escrito el 22 mayo 2019 a las 22:50
  13. 13. Labajos dice:

    Cuando era niño sentía verdadera envidia de los chavales de pueblo. Yo era MUY de ciudad, más que un semáforo. Pasaba algún verano con mis primos que, al contrario que yo, eran MUY de pueblo. Para mi el pueblo era libertad, sobre todo libertad y también realizar unas actividades diferentes tan simples como ir a llenar el botijo al caño de la plaza (ya tengo mis años).

    Para colmo mi primer libro “de verdad” fué El Camino, de Delibes. Seguramente hoy ya no existen esos Mochelo o el Boñigo, esos pueblos hoy conforman la España vacía, donde toda la gente es mayor…y me da rabia que metan presos a los chavales de Fraguas por querer devolver a uno su vida.

    Mis primos ya no viven allí y la última vez que yo estuve, en el caño de la plaza ponía “NO POTABLE”.

    Gracias por compartir tus greguerías.

    Escrito el 23 mayo 2019 a las 01:32
  14. 14. Amilcar Barça dice:

    Amigo Labajos. El Camino, le leí y después lo releí para hallar algo de luz que me guiara en mi primer “autobiografía”, «Y tiempo para contarla». Siempre me ha gustado Delibes.

    Todo cuanto tú enumeras, y mucho más, lo he vivido. Hoy, es el signo de los tiempos; en el mes de agosto hay una marabunta de críos por el pueblo, nuestros nietos. Van en bandadas en bicicleta, como antes los gorriones a las espigas de los trigos cuando maduraban. Y por suerte o desgracia, a mi me toca aguantarlos en la puerta de casa donde hay una antena de wifi y copan, con toda clase de chismes, la calle y la señal, hasta que de nuevo levantan el vuelo.

    Gracias por tu visita y el recuerdo que me trae tu comentario. salu2

    Escrito el 23 mayo 2019 a las 14:04
  15. 15. Osvaldo Vela dice:

    Hola Almicar.

    Mira que me has dejado con los ojos húmedos de recuerdos únicos que mis nietos no podrán gozar; porque para gozarlos hay que vivirlos.

    Recibes un comentario de que la historia no tiene trama.

    El texto que nos regalas es un legado de recuerdos que llegan desde otra dimensión y que fueron reales. Aventuras que fueron tan poderosas y atractivas que hay que plasmarlas en letras como las tuyas: originales y motivantes.

    Gracias por tus GREGUERÍAS ó de recuerdos excelsos de un tiempo que ya pasó

    Un abrazo y salu2.

    Escrito el 29 mayo 2019 a las 13:43
  16. 16. Attica dice:

    Con esa primera experiencia capitalina no me extraña que le tengas ojeriza…

    He disfrutado tu relato, haces que te esté viendo trabajar en el campo, creas imágenes verídicas y potentes.

    Algunas cosas de puntuación que al oído me han resultado raras, pero probablemente por desconocimiento mío. Corrígeme si me equivoco y así aprendo algo.

    “Bueno en casi todo” (yo pondría “Bueno, en casi todo”)

    “Los grandes circos que fieles al calendario festivo, visitaban periódicamente las principales y medianas urbes con sus animales amaestrados” (quitaría la coma o la pondría así: “los grandes circos que, fieles al calendario festivo, visitaban…”)

    Aquí te ha faltado una “a”, creo: “superaban a aquellos grupos de titiriteros que, cual medicina para matar el alejamiento y el aburrimiento, acudían de vez en cuando los pueblos”

    Un placer leerte.

    Escrito el 29 mayo 2019 a las 19:36
  17. 17. Amilcar Barça dice:

    Osvaldo, tú tan amable como siempre. Tus elogios hacen que me arrepienta de no participar. UN ABRAZO Y SALU2

    Escrito el 29 mayo 2019 a las 22:36
  18. 18. Amilcar Barça dice:

    Attica: como sabes, solo nos permiten 750 words. Los lectores avezados como tú, captan el significado aunque te meriendes la mitad de las vocales. Por cierto que se coló una “a” donde no debía estar:”con tras huevos” donde quería decir “con tres huevos”. Sin embargo lo entendisteis perfectamente. Gracias por la visita, salu2

    Escrito el 29 mayo 2019 a las 22:41

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