Cookie MonsterEsta web utiliza cookies. Si sigues navegando, entendemos que aceptas las condiciones de uso.

Do you speak english?

¿If you prefer, you can visit the Literautas site in english?

Apuntes, tutoriales, ejercicios, reflexiones y recursos sobre escritura o el arte de contar historias

<< Volver a la lista de textos

Una última cosa - por Capitán Gilson

La carne estaba perfecta, ni sangrante ni demasiado dura. El cuchillo la cortaba fácilmente y se deshacía prácticamente al entrar en la boca.
—Mark, por favor, felicita al chef de mi parte. Realmente no puedo imaginar nada mejor que este rib eye. —Me limpié la boca con la servilleta, blanquísima hasta solo un instante antes—. Y el vino —un pequeño sorbo—, excelente, excelente.
Mark asintió, con una sonrisa. Qué fácil era conectar con la gente, por lo menos cuando eres famoso y puedes conseguir cualquier cosa que desees solo con un chasquido de dedos.
Aunque intenté saborear todo al máximo, la comida llegó a su fin inevitablemente. El café, humeante como debe estarlo, me lo sirvieron acompañado de unos deliciosos petit fours de chocolate negro que potenciaban su sabor. Los aromas entremezclados eran sencillamente irresistibles, y el vaso ancho de Hibiki Suntory de 17 años no fue sino el punto final perfecto.
—Mark, simplemente no sé qué más podría desear en este momento—. Antes de terminar de decir la frase me di cuenta de la ironía que encerraba.
—Me alegro de que todo estuviese de su gusto, señor Gilson —. Yo sabía que Mark era sincero, y no como la mayoría de sus compañeros, que revoloteaban alrededor de mí como si algo fuera a pegárseles.
Claro que lo cierto es que no, nada podía pegárseles. Mi don es congénito. Simplemente, lo he tenido siempre.
—¿Tomó la medicina, señor Gilson? —Mark siempre al tanto de los pequeños detalles, mucho más allá de sus obligaciones.
—No te preocupes, Mark, está todo controlado, muchas gracias.
La verdad es que no, no la había tomado; es más, no pensaba hacerlo. ¿Por qué debería? Todo esto era para entender qué se sentía, y la pequeña pastilla blanca que había ocultado tras el calendario no tenía otro objeto que sedarme.
Si no quisiese sufrir, no estaría allí. Estaría junto al león de Venecia. O en el oasis de Siwah o la meseta de Leng. O mejor, en Punaauia, donde había pasado aquellas tardes maravillosas con Gauguin, hacía ya tantos años (¿cien, doscientos? No recuerdo).
—Con permiso, señor Gilson —Mark se excusó innecesariamente mientras abría la puerta de la celda y dejaba que pasasen a recoger la mesa y el servicio de la comida. Tras él, en el pasillo, alcancé a ver la figura enjuta del capellán.
Mark, mi guardián durante todos aquellos meses, debió interpretar erróneamente mi mirada, porque creí ver cómo se le empañaban los ojos tras los pequeños anteojos que había estrenado hacía solo una semana.
Le sonreí y noté como se relajaba.
—No te preocupes, Mark, todo está bien —mientras le hablaba, le miraba, sin prestar atención a los dos guardias que estaban ajustando los grilletes de mis tobillos y mis muñecas. Pareció creerme. En su beneficio, volteé la cabeza hacía el catre señalando una gastada novela de Agatha Christie—: Tenías razón, no es su mejor historia.
Mark sonrió sin ganas y asintió:
—El capitán no tenía coartada, pero todo el rato era obvio que él no podía ser el asesino.
—Buen chico —contesté, mientras empezaba a caminar con pisadas cortas, primero avanzando un pie y luego otro hasta donde me daba la cadena que unía los grilletes.
No voy a mentir: cuando, muy poco a poco, terminé de recorrer el largo corredor, y vi al fondo la cristalera, y tras ella la silla, mi primera intención fue chasquear los dedos y alejarme de allí. Pero fue solo un momento. Tras miles de años deambulando de aquí para allá, concediendo deseos o convirtiendo en realidad los míos, había sentido que ya solo había una cosa que me faltaba por probar.

¿Te ha gustado esta entrada? Recibe en tu correo los nuevos comentarios que se publiquen.

8 comentarios

  1. 1. Diana dice:

    Linda historia, bien contada, felicitaciones

    Escrito el 18 mayo 2019 a las 02:52
  2. 2. Capitán Gilson dice:

    Muchas gracias por el tiempo y por el comentario, Diana.
    ¿Escribiste esta vez? Dímelo para que pueda devolverte el favor.

    Saludos,

    Escrito el 19 mayo 2019 a las 18:38
  3. 3. DarkSoul dice:

    El argumento me ha gustado y me ha parecido muy original. Quizá muy complejo para un relato breve, me he quedado con ganas de saber más cosas sobre el protagonista y su situación.

    Destacaría también lo acertado del título, ya que al principio del relato parece que puede referirse a alguna petición del comensal y tras leer el final su sentido cambia completamente.

    Buen relato.

    Escrito el 19 mayo 2019 a las 23:41
  4. 4. John Doe dice:

    Hola, que gran relato lleno de intriga y suspenso, muy bien escrito y las descripciones permiten que el lector identifique los elementos de la narración. Me gusta el toque de ciencia ficción o fantasía de un ser que ha existido durante mucho tiempo y tan sólo le queda probar la muerte. Grab giro. Estoy en el #40 por si quieres pasarte por allá.

    Escrito el 20 mayo 2019 a las 02:36
  5. 5. Capitán Gilson dice:

    Gracias por el comentario y por el tiempo, JD.
    Sí me pasó luego a ver el tuyo y te dejo mi opinión.

    Gracias!

    Escrito el 20 mayo 2019 a las 18:12
  6. 6. Solidsteel dice:

    ¡Hola, Capitán Gibson!
    Me gusta el giro final y la idea de un ser milenario que anhela el fin, aunque la verdad es que me gustaría más pensar que ese motivo, en lugar de que no le queda nada por probar, cosa imposible por tiempo que viva uno… es que ha aprendido que las cosas adquieren su verdadera belleza cuando sabes que tienen un final. Pero esto es algo muy personal…
    En cuanto a lo formal sólo cambiaría ciertas expresiones, de cara a dotar de mayor fluidez al relato. Por ejemplo: “Me limpié la boca con la servilleta, blanquísima hasta solo un instante antes” –> “Me limpié la boca con la servilleta, blanquísima un instante antes” (si te das cuenta la expresión es la misma e “instante” ya expresa un breve tiempo, por lo que el uso de “hasta solo” es casi repetitivo).
    También cambiaría: “Aunque intenté saborear todo al máximo, la comida llegó a su fin inevitablemente.” por “Aunque intenté saborear todo al máximo, la comida llegó a su inevitable fin.” y “El café, humeante como debe estarlo, me lo sirvieron acompañado…” por “El café, humeante, como debe estar (ser), me lo sirvieron acompañado…”
    Como ves, son pequeñas cosas que ayudan al ritmo y la fluidez. A veces una lectura en voz alta ayuda a identificar mejor estas expresiones que parece que frenan… Todo dicho con el ánimo de ayudar, por lo que espero que no te moleste que te las mencione.
    Como ya he dicho… ¡Me ha gustado mucho leerte!¡Enhorabuena!

    Escrito el 20 mayo 2019 a las 19:48
  7. 7. Palmipedo dice:

    Increíble historia con un gran final que termina juntando todas las ideas en algo inesperado…. Me encantaría saber que atrocidades cometió para merecer tal destino.

    Escrito el 22 mayo 2019 a las 19:00
  8. 8. Baxin dice:

    Me encantó la historia, es muy original. Ojalá que tenga continuación, o una precuela. Me gustó el giro del protagonista, que pasa de tenerlo todo al hecho de querer perderlo. 😛 🙂

    Escrito el 23 mayo 2019 a las 21:00

Deja un comentario:

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.