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Un pedacito de vida en 668 palabras - por Cristina OtaduiR.
Marina Montenegro estaba cansada.
Los tres últimos años había enlazado una película tras otra sin apenas descanso.
La actriz sabía que debía aprovechar el momento, pero su cuerpo y su mente no daban ya más de sí.
Había conseguido mantener su vida personal al margen de las cámaras y la relación con Laura, su mujer, una periodista free-lance que trabajaba para distintas revistas femeninas, le había supuesto algunos quebraderos de cabeza.
El deseo de no renunciar a nada la mantenía en un estado de alerta que estaba convirtiéndose en algo insostenible.
Sabía que hacer un alto era necesario.
Laura y ella se conocían desde niñas. Habían vivido en el mismo barrio, en el mismo portal y cuando murió su padre, la familia de Laura siempre estuvo allí, presente a la hora de ayudar, de hacer compañía, de darle cobijo cuando en invierno, llegaba del colegio antes de que su madre regresara de trabajar. A veces cenaban todos juntos compartiendo los aconteceres diarios.
Durante algunos años, los que Laura empleó para estudiar periodismo, estuvieron alejadas, pero jamás perdieron el contacto.
Gracias a un antiguo amigo de su padre, Marina había empezado a trabajar como ayudante de producción en un canal autonómico, pequeño. Se ocupaba de tareas sencillas, papeleo, llamadas, tomaba notas en algunas reuniones.
Fue así como un cazatalentos local la sacó de sus tareas administrativas y la colocó delante de las cámaras. Marina nunca pensó que aquel rostro cuadrado y claro, anguloso, enmarcado por un cabello siempre corto, muy negro, y su cuerpo delgado, fueran en gran parte los culpables de lo que los medios señalaron como una brillante y prometedora carrera.
Cuando volvió a encontrarse con Laura ambas se habían convertido en mujeres resueltas dispuestas a no dejar escapar cualquier oportunidad que se presentara.
Reanudaron sus encuentros, se llamaban a menudo compartiendo sabores y sinsabores y poco a poco, entre ellas, nació un sentimiento más allá de la amistad: el cariño adolescente era ahora una necesidad loca de estar juntas, de profundizar en su relación, de compartir su vida.
Se casaron en secreto sin más asistencia que la de sus padres, los hermanos de Laura y un fotógrafo amigo al que la promesa de concederle, más adelante, la exclusiva de su relación, sirvió de soborno para mantener su boca cerrada y las fotos bajo llave.
Todo había salido bien.
Durante los años siguientes la relación se mantuvo estable, Marina alcanzó un cierto estatus y Laura prefirió no atarse profesionalmente para poder viajar con la mujer que compartía su vida.
Fue entonces cuando la madre de la actriz cayó enferma y Marina entró en un huracán de emociones que a Laura le costaba controlar.
Pasó muchos meses a los pies de su cama, velándola, hablando con ella, recordando sus comienzos; reviviendo para las dos aquel orgullo de madre siempre presente en las conversaciones vecinales.
Y su madre narró para ella historias desconocidas de cuando empezaba en el mundillo: cómo aquella vez cuando se les ocurrió a varias amigas consultar a una Tarotista y al preguntar por el futuro de su hija, esta sacó la carta del Mundo y muy seria manifestó la profecía de lo que ya era una realidad: éxito profesional, realización personal y felicidad.
A primeros de abril moría dejando sus asuntos arreglados con la serenidad de haberse despedido de su hija.
Mes y medio más tarde Laura se presentó en casa con dos pasajes para un crucero y la idea de un viaje – entrevista que les permitiera salir de la rutina, hacer llevadero el difícil duelo que Marina atravesaba y, sobre todo, descansar.
No pudo negarse.
Ahora, sentada en la cubierta del Mediterranean Line, leyendo la batería de preguntas que Laura había preparado para ella, después de muchos meses de incertidumbre y miedo, se sintió tranquila y con la esperanza, de que más allá de los azares de la vida, ser feliz siempre merecía la pena, y que tenía por delante una existencia llena de bonanza y alegría compartida con la mujer que amaba.
Comentarios (14):
Daniel Calleja
20/04/2025 a las 18:56
Cristia, has construído un hermoso relato lleno de sentimientos y esperanza. Un placer leerte. Una lectura fácil, pero no simple. Sí ágil, clara, sin golpes bajos ni vueltas retorcidas. Una historia de amor sencilla, nacida de la amistad y esos últimos días con su madre, conociendo cosas del pasado y dejando todo en orden. El título es, sin duda, otro gran acierto.Te felicito. Nos seguimos leyendo.
Mónica Bezom
21/04/2025 a las 02:01
Hola, Cristina.
Nos entregas un collage de momentos de una vida como una sucesión de fotos nada comunes en las que los sentimientos, emociones y momentos de lucha, fatiga y alegría se presentan mezclados pero no revueltos, con la armonia propia de la vida que las mujeres aceptan y tejen con sabiduría.
Todo ello presentado a través de una escritura pulcra, diáfana, gentil, cercana. Logradísima,¡bah! Y sin necesidad de golpes bajos.
Me ha gustado leerte.
María Jesús
21/04/2025 a las 19:06
Hola Cristina: Que bueno leerte otro mes; el título de tu relato lo dice todo, un pedacito de vida… pero ¡vaya pedacito! Un maravilloso recorrido por la vida de dos mujeres, con sus diferentes trayectorias pero con ese hilo rojo que dicen que unen a las personas afines, indestructible. Me he visto inmersa en la trama desde el primer momento y me ha encantado, un relato muy de los míos. Un placer siempre leerte.
Saludos.
Cristina Otadui
22/04/2025 a las 14:07
Daniel, Mónica, María Jesús:
Las vacaciones me han mantenido estos días alejada de “Literautas” pero ahora, ya de vuelta a la normalidad, solo daros las gracias por las palabras y por buscarme y leerme.
Me paso por vuestros textos y os cuento 😉
Un abrazo grande,
¡¡Nos leemos!!
Carlos Tabada
23/04/2025 a las 20:35
Hola Cristina, no sé si es intencionado pero el relato es un tanto triste. Creo que entre otros motivos es porque, como lector, no puedo evitar la sensación de estar leyendo un diario, por más que esté en 3a persona. Tampoco sé si eso es
intencionado, pero para mí, esas 2 sensaciones abarcan el relato en su totalidad. No puedo decir si eso es bueno o malo, sí diré que si es un efecto buscado ha merecido el esfuerzo.
Como mejora, diré que mi única referencia para los rostros angulosos, o con forma de
rombo, son los benditos adds de Google y juraría que según estos un rostro cuadrado malamente es un rostro anguloso.
Cristina Otadui
23/04/2025 a las 22:58
Hola, buenos días Carlos:
Realmente por mi parte ninguna intención de escribir un diario, si como lector lo sientes así no puedo decir nada. Respecto a la tristeza del relato tampoco tengo nada que decir: para mi el relato está abierto a la esperanza y cuenta desde un punto de vista de narrador omnisciente, tal y como indica el título, un pedacito de vida.
Es cierto que en general mi “voz” siempre es emocional, a veces triste, a veces nostálgica… no lo se…supongo que es la zona confortable en la que me muevo.
Respecto al tema de los rostros, en mi opinión, un rostro anguloso puede ser perfectamente cuadrado puesto que el adjetivo anguloso hace referencia a rasgos marcados, a delgadez, a huesos prominentes… Un anciano demacrado puede tener el rostro anguloso por la delgadez extrema y una maniquí de rostro cuadrado si tiene los ojos hundidos, los pómulos prominentes, la boca grande y la frente despejada tendrá también el rostro anguloso.
A Marina Montenegro la imaginé así: algo masculina, de rostro cuadrado, delgado, boca grande y pómulos salientes…”de rasgos angulosos” en suma.
De cualquier forma, gracias por pasarte y comentar, un saludo
¡¡Nos leemos!!
IGNACIO Zrgz
24/04/2025 a las 15:40
Hola Cristina. Muy bonita historia que puede dar más de sí, con más espacio, por supuesto. Repito lo que te han dicho, el título es un acierto por lo simpático que es. Buena idea lo de la boda secreta, tiene atractivo.
Una sugerencia. Cuando dices “Marina había empezado a trabajar como ayudante de producción en un canal autonómico” yo hubiera puesto un canal local o regional.
Moldy Blaston
24/04/2025 a las 19:51
Hola Cristina. Un placer buscarte y encontrarte.
En tu relato has construido personajes complejos y humanos: tanto Marina como Laura resultan creíbles y entrañables, con una historia de amor que se siente genuina y madura, lejos de los clichés románticos. La relación entre ambas aporta calidez y profundidad al relato.
La narración tiene un ritmo pausado y reflexivo, así puedo como lector acompañar a Marina en su proceso de duelo y en la búsqueda de equilibrio entre el éxito profesional y la felicidad personal. El uso de pequeños detalles cotidianos y recuerdos familiares, como las cenas compartidas o la influencia de la madre, enriquece la ambientación y da verosimilitud al universo de la protagonista.
En conjunto, es una historia madura, emotiva y bien escrita. El final transmite serenidad y esperanza, invitando a valorar los pequeños momentos y la importancia de elegir la felicidad. ¡Un texto muy logrado, que demuestra tu sensibilidad y oficio narrativo! Enhorabuena!
Si quieres puedes pasarte por mi relato (#2) y tus comentarios serán bienvenidos.
Nos leemos!!!
Cristina Otadui
24/04/2025 a las 21:15
Ignacio, Moldy, gracias por buscarme y leerme. Encantada de formar parte del reto mensual.
Ignacio: efectivamente, mejor que autonómico regional. Lo cambiaré.
Moldy: me paso por tu relato y te cuento
Gracias de nuevo, un saludo cordial
¡¡Nos leemos!!
Osvaldo Mario Vela Saenz
24/04/2025 a las 21:29
Hola Cristina. Saludos desde un rinconcito que al igual que el diminutivo del titulo de tu texto, esta aqui en Mexico.
Tu escrito me encanto por lo tierno que es y por la profundidad con la que redactas la historia. la empatia que despiertas por Marina y Laura es muy parecido al de Felix y los ninyos de Elvira en un escrito que te envie por satisfacer dos otorgamientos de tu comentario a mi texto.
Te mande un largo texto. Agradezco tu visita y no me puedo explayar mas pues una laptop de origen texano me confunde.
te felicito y gracias
Cristina Otadui
24/04/2025 a las 21:48
Osvaldo, he visto tu “texto largo”… demasiado largo para las horas de esta parte del mundo tan lejos de Mexico. Prometo leerlo con tranquilidad y hacerte llegar mis impresiones.
Gracias por pasarte y leerme.
¡¡Nos leemos!!
Kelvin I. Márquez
24/04/2025 a las 22:02
Saludos Cristina
Primero que nada gracias por tu comentario a mi relato. En cuanto al tuyo, me parece un relato cargado de sentimiento de principio a fin. Logras acaparar la atención del lector desde el principio y al final no decepciona.
¡Felicitaciones y nos leemos!
Jose Luis
25/04/2025 a las 00:56
Hola Cristina.
Vengo por aquí para espiar a la competencia… Es broma.
En general me ha gustado tu relato/crónica. Pero también tengo que mencionar alguna cosilla que no me acaba de encajar. Hay muchísimos párrafos y puntos y aparte, creo que sin necesidad. Da la sensación de que la lectura se alarga de forma artificial. Otra cosa que he notado es la falta, o la ausencia, de un conflicto claro y de una tensión dramática.
Es solo mi opinión personal.
Un saludo
Iz Miranda
25/04/2025 a las 20:38
Cristina, como siempre, enhorabuena por la fluidez y la riqueza de vocabulario, siempre aprendo de ti.