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LA ÚLTIMA FRONTERA - por IGNACIO ZrgzR.
Ocurrió el día del gran apagón. Tuvimos que buscar por todas partes cosas cuya existencia apenas recordábamos: velas, cerillas, mecheros, hornillos de camping, linternas, pilas, radios analógicas. En algún momento pensamos: otra vez la pandemia.
La búsqueda de material útil para un mundo a oscuras me llevó, armado con una linterna, al trastero, lugar misterioso en el que se conservan las radiografías de nuestra vida pasada. Abrí el cajón de una mesa de cocina abandonada y ahí, entre cubiertos, encontré una vieja llave que parecía buscar un lugar en mi memoria.
En ese momento se oyó una exclamación generalizada y volvió la luz. Sin embargo, la tranquilidad no llegó a mi alma porque la aparición de aquel objeto me estaba encerrando en su tela de araña.
Subí al piso, puse la llave sobre la cómoda y Julia la reconoció inmediatamente.
—¿Vamos a ir? —dijo con voz temblorosa.
—Sí —contesté— ha llegado el momento.
—¿Por qué? Nos podemos quedar aquí. Nadie sabe que la has encontrado.
—El problema es que es ella la que me ha encontrado a mí —respondí secamente— te puedes quedar, pero no va a servir de nada, sabes que esto nos implica a los dos por igual.
—Pero tenemos hijos —dijo suplicante Julia— ¿Qué va a ser de ellos? ¿No se puede conseguir algo parecido a una tregua? ¿Un aplazamiento?
—Nuestros hijos se pueden quedar. Haremos lo que quieras. Tampoco sabemos qué va a ser de nosotros después del viaje de vuelta. Pero si se quedan, no les podemos explicar nada. Será una desaparición. No habrá ni siquiera una despedida.
Julia se resignó. Fui a cogerle la mano, pero no me dejó. Abandonó la sala y se refugió en el estudio. Eso lo ponía más difícil todo.
Puse en marcha el gran destructor. Tardó varias horas en reducir a cenizas el material comprometido. Lo metí todo en una mochila vieja y lo llevé al lago. Hundí en el agua los residuos de veinte años de vida.
Después mandamos a los niños a comprar helados al centro comercial. En cuanto doblaron la esquina provocamos los cortocircuitos; la casa se incendió mientras nosotros desaparecimos por la ruta oscura camino de la última frontera. Por si acaso la historia de la mujer de Lot era cierta, no volví la vista a atrás, pero mi mano apretó con todas las fuerzas la vieja llave encontrada en el trastero.
Comentarios (11):
Ocitore
19/05/2025 a las 18:58
Hola, Ignacio, tu cuento me resulta bastante raro porque creo que los pasajes son un poco abruptos y falta más descripción de la trama. Me queda la impresión de que el narrador se guarda casi toda la información y nos proporciona muy pocos datos, lo cuál desata una gran cantidad de preguntas. Es mi humilde opinión. Saludos
Mónica Bezom
21/05/2025 a las 05:59
Hola, Ignacio.
Un texto sin duda muy bien escrito; eres dueño de una narrativa límpida y precisa sobre la que da gusto navegar, aunque en este caso me quedé sin conocer el rumbo de un relato que se ha cerrado sobre sí mismo, no solo sobre el desenlace. La causa es la gran ausente en esta historia de ritmo intrigante y bien estructurada, pero algo mezquina con el lector.
Merece destacarse la fluidez de los diálogos y de la prosa en general.
Me ha gustado leerte.
Otilia
21/05/2025 a las 09:29
Hola, Ignacio, gracias por compartir tu historia.
Tu relato me ha enganchado, está bien escrito y con diálogos creíbles y fluidos, pero…
Estoy de acuerdo con los comentarios de Ocitore y Mónica, la historia se cierra y no presenta un desenlace. Demasiadas interrogantes.
Nos leemos.
ABAL
21/05/2025 a las 14:28
Hola Ignacio. Ciertamente extraña, a la vez un torrente de imaginación me ha surgido. Hay tantas tramas y finales en tu relato que daría para escribir cien vidas distintas. La que tu hayas imaginado para ti queda. Yo me quedo con cien.
Enhorabuena.
Pilar (marazul)
21/05/2025 a las 18:33
Ignacio, después de leer el relato detenidamente te comento:
Es cortito pero muy intenso. Perfectamente escrito en cuanto a la forma.
La parte más interesante es la del significado. Personalmente me gusta porque tiene mucha intriga y nos adentra en el mundo de la ciencia ficción.Da lugar a que el lector imagine mil situaciones detrás de ese misterio. Hay palabras clave como: tregua, gran destructor, material comprometido…Está claro que los dos llegaron a ese lugar o planeta con una misión y que después de veinte años y al encontrar la llave tienen que regresar, dejando atrás su vida terrenal.
Muy interesante y bien contado. No tenemos por qué saberlo todo. Tal vez ni el propio escritor lo sepa. Basta con el efecto de expectación, de curiosodad que se cree en el lector. Y tú lo consigues.
Enhorabuena, Ignacio
Patricia Redondo
23/05/2025 a las 20:20
Hola Ignacio,
Por mi parte nada que añadir a las, en mi opinión, acertadas apreciaciones de Ocitore y Monica.
Aún con interrogantes me ha gustado leerte
No me busques que este mes no se dio para enviar nada
Un saludo! Nos leemos!
Jesusa
24/05/2025 a las 19:21
Hola Ignacio,
La verdad es que sí que hace imaginar un uno distinto a cada lector imagino. Supongo que era lo que pretendías con mucho acierto. Y encontrar la llave después de 20 años hacev que no puedan quedar inmóviles por más tiempo. Tienen que cumplir el planb que la llave marcó hace muchos años.
IGNACIO Zrgz
24/05/2025 a las 19:38
Muchas gracias por vuestros comentarios. Efectivamente, el relato es muy oscuro y no hay forma de saber qué hay detrás. Pero hay algo. Hace unos años vi una serie que me gustó bastante. Se titula “The Americans” y cuenta la historia de dos espías soviéticos que se infiltran en Estados Unidos como agentes durmientes. Al que no quiera que le destripe el final, que no siga leyendo. Este matrimonio ficticio tiene dos hijos completamente inocentes, aunque el centro de Moscú aspira a que estos hijos se conviertan en espías de segunda generación. Al final, después de varias temporadas, los espías tienen que volver a Rusia y abandonar a los hijos a su suerte. Dicho así puede parecer una historieta de espías, pero tiene su sentido dramático. Esta es la historia que circulaba por mi cabeza al escribir el relato. La llave es el aviso para que se larguen y la nueva frontera es el retorno a la madre patria. Evidentemente, es imposible de descubrir. Pero me lo he pasado bien, que es una de las cosas que intentamos hacer en este blog. Muchas gracias a todos por vuestra paciencia. Prometo ser más claro en el próximo escrito.
Codrum
27/05/2025 a las 22:44
Hola, Ignacio.
Pues no creo que este tan mal el dejar un final así y escribir un relato como este.
Estamos en un taller y está claro que has probado el llevar la tensión al texto. La celeridad de los acontecimientos y la inseguridad de lo que está por venir.
Como relato no sé cómo valorarlo, como texto me parece bueno.
Algunas cosas se podrían pulir, pero nadie va a pedir un relato 100% perfecto. Sino no estaríamos aquí .
Buen trabajo
Pd: si tienes algún comentario a mi reseña, por favor, responde en mi texto. ( no hace falta que lo leas o lo comentes si no quieres) es simplemente para no perderme tu comentario
Codrum
27/05/2025 a las 22:45
Por cierto, yo si me
Imaginé una salida tan rápida por causa de unos espías o algo por el estilo
Codrum
27/05/2025 a las 22:45
Por cierto, yo si me
Imaginé una salida tan rápida por causa de unos espías o algo por el estilo