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La llave - por Amadeo
La llave
Tras un dormir alternante, Hebert se despertó en la madrugada con tenues imágenes de Amanda, su esposa que falleciera hacía seis años. El dolor era atenuado por la juventud de su hija Layda de veinte años y de Gaspar a cumplir diecisiete. Además, pretendía quedar solo ese domingo para así, invitar a almorzar por primera vez a Sayra, joven viuda y… luego rodearla con intentos de avanzar románticamente en la relación.
Durante el desayuno, padre e hijos conversaban amigablemente hasta el momento en que Hebert, les propuso que ambos fueran a almorzar con la abuela materna, que los adora, que cocina rico, que está sola, que hace seis años extraña cada domingo a su hija… Los jóvenes opinaban dando excusas hasta que finalmente el padre los convenció, aun sospechando regresos antes del anochecer acordado.
A media mañana Hebert invitó telefónicamente a Sayra, pero ella, con pesar en la voz, le dijo estar comprometida a llevar a su hijito a almorzar con la tía, quien le prometiera un “gran” regalo. El próximo domingo me organizo y nos encontramos. Tras un beso en línea, cortaron.
Desilusionado, Hebert deambulaba por la casa, por momentos leía el diario o miraba TV sin mayor atención. Aburrido, colocó sobre la mesa las “especialidades” preparadas para el agasajo a Sayra y al buscar los cubiertos en el cajón, vio una llave antigua oxidada y exclamó:
—¡Apareció! ¿Dónde habrá estado?
Con la llave en mano, murmuraba: «yo mismo la he perdido, la busqué junto con Amanda y no la encontramos… Vaya uno a saber dónde la guardé ya que no la usaría pues el sótano era inusable por la humedad, por la suciedad eterna, pero… ¿Cómo llegó a mezclarse con los cubiertos? ¿Quién la usa o usó y la olvidó en la cocina? ¿Quién? Layda o Gaspar. No hay nadie más. Ahora, antes de almorzar bajaré al sótano y sabré».
Movió el mueble guarda herramientas corredizo, que él mismo había construido para ocultar la puerta vieja, ya que no se usaría. Bajó con una linterna: la humedad era mayor a la imaginada, las paredes con moho, un hedor nauseabundo con restos de olor a marihuana y a algo más. En un rincón sobre una mesa desvencijada descubrió envases plásticos con cierres herméticos, que contenían un polvo blanco que definió, sin dudarlo, cómo cocaína. Confundido por tristísimas ideas nacientes que él pretendía borrar, huyó del sótano, cerró la puerta y la cubrió con el gabinete de herramientas.
Esperó a sus hijos que llegaran, olvidó el almuerzo, también la negativa de Sayra. Solo tenía presente el misterio de la llave oxidada. Llegó Gaspar, quien dijo que Layda vendría tarde, que estaba en la casa de Hellen, con quien siempre se encierran en las tardes para estudiar, que a veces ríen y otras sollozan. Levanta la mano como saludo y comenta:
—Ahora haré los deberes.
Hebert se aseguró la inocencia de su hijo al notar la paz con que miraba la llave mostrada.
Cuando llegó Layda, enfocó los ojos de ella con una mirada aguda, a la par de agitar la antigua llave. Con pena confirmó lo sospechado al ver que su adorada hija empalidecía, su respiración se agitaba y que finalmente vencida, bajó la cabeza.
—Te comprendo, querida. Sospechaba de tu adicción —la voz dolida, se entrecortaba.
—Perdón, papá. No quiero lastimarte, tampoco quise que mamá lo supiera. Perdón —los sollozos le impedían continuar.
—Con tu madre lo negábamos por la esperanza de que fuera pasajero.
—Con Hellen quisimos salir de este horror, pero cada día caíamos más bajo. Perdón papito, perdón.
—Esta maldita llave arruinó tu vida —la levantó bien alto—, pero al yo encontrarla entre los cubiertos, es la misma llave oxidada que te salvará. Te ayudaré, nos ayudaremos. Mañana mismo iremos al sanatorio especializado en drogadicción. Será una lucha cruel y mucha. Lo sabemos los dos. Te amo hija, te curarás.
—Perdón papá, perdón Gaspar.
Un silencio, sin tiempo, fue interrumpido por la caída de la llave y el nacer de un abrazo sinigual cerró el trato entre ellos dos.
Comentarios (8):
Antonio
20/05/2025 a las 08:24
Hola Amadeo, relato original, al menos se aleja de los estereotipos que en principio nos inspira la propuesta, bien trabajado y llevado hasta donde tu querias, el descubrimiento del laboratorio clandestino de la hija, muy criptico y casi imperceptible el encuentro de las dos amigas donde se rien y lloran haciendo ver que parece ser que estan bajo los efectos de las susbstancias.
Las descripciones del sotano bien llevadas, si bien el tono me ha parecido un pelin tipo fabula, por el asunto moraleja.
No obstante es cuestion de gustos, y el mio probablemente es regular, si quieres pasarte por mi relato y despellejarlo estoy en el 34, un abrazo Amadeo, salud y nos seguimos leyendo.
Carmen Sánchez Gutiérrez
21/05/2025 a las 18:49
Hola Amadeo, te leo una semana más con la misma ilusión del primero. Me gusta tu imaginación y la manera de llevar los escritos. El final, quizás demasiado moralizante y también considero que la edad de los hijos no es tan relevante, solo con decir que son adolescentes creo que era suficiente y ese espacio podría haberse utilizado para una breve descripción de sus caracteres. Pero solo es una idea, no hagas demasiado caso.
Enhorabuena y hasta la próxima
Codrum
22/05/2025 a las 20:58
Hola, Amadeo.
Que buena imaginación. Has enfocado el taller desde un ángulo nuevo.
Menudo trauma familiar.
En cuanto a la calidad del texto te quisiera comentar unas cuantas cosas , tómales con cariño;
1- me parece que hay demasiados personajes en muy poco espacio. ¿ son necesarios tantos amigos, familiares, novio/as?
2- la palabra usar aparece muchas veces en un corto espacio. De hecho inusable no sé si está aceptada en la RAE.
3- cuando mencionas a la abuela, hay un cambio de tiempo verbal. Parece intencionado pero me chocó
4- si he entendió bien el texto, tenían un laboratorio Amanda y él. Esta frase se me hace rara —- ( que contenían un polvo blanco que definió, sin dudarlo, cómo cocaína.)—- si él “cocinaba” está claro que sabe lo que es, ¿no?
5- En un rincón sobre una mesa desvencijada descubrió envases (de ) plástico( s) con cierres herméticos, que contenían un polvo blanco que definió, sin dudarlo,—- aquí no sé si quieres poner envases de plástico o envases, plásticos con cierres herméticos…
6-Hebert se aseguró la inocencia de su hijo al notar la paz con que miraba la llave mostrada. —- ¿ podrías usar otra palabra en vez de aseguró ? Podría ser certifico, confirmó… es una tontería que me ha venido a la cabeza .
7- Cuando llegó Layda, enfocó los ojos de ella con una mirada aguda, a la par de agitar la antigua llave. —- ( esta frase se me hizo un poco rara—)
Bueno, parece que te he señalado muchas cosas, pero sin simples apuntes.
Como dije al principio es de elogiar tu imaginación.
La forma de escribir es dinámica. Y los diálogos , en su mayor parte, se sienten naturales.
Muchas gracias por compartir este texto. Has cumplido con el propósito del taller y nos has entretenido
! Buen trabajo!
Codrum
22/05/2025 a las 21:08
Pd: si tienes algún comentario a mi reseña, por favor, responde en mi texto. ( no hace falta que lo leas o lo comentes si no quieres) es simplemente para no perderme tu comentario
Codrum
23/05/2025 a las 14:26
gracias por tu comentario.
A lo mejor me expliqué un poco mal.
Así que pruebo de nuevo.
7.- Cuando tu enfocas el objetivo de la cámara, haces algo en él para que se vea mejor. Al decir “enfocó los ojos de ella, me lleva a imaginar a que él hace algo en los ojos de ella. Me sonaría mejor dirigió la mirada o algo así. pero no se si te sobran muchas palabras para poder poner más y cenirte al límite.
5.- es indinstinto, pero el contenido de la mesa cambia. o hay envases de plastico con cierres hermeticos o hay plásticos con cierres herméticos y además envases. … Lo que tú queiras jjeejej
Todo queda a tu elección. Es por comentar algo.
Muchas gracias de nuevo por tu texto y por tus comentarios en el mío.
4.- Su hija fumaba, pero él tenía el laboratorio de cocaina. ?ES así? o me he imaginado yo todo mal? Porque si él cocinaba en su laboratorio secreto, estaba claro para el que había cocaina.
Acabo de releer el texto y creo que soy yo el que no entendió. Allí únicamente hay una mesa con cosas encima. ahi ya entiendo que deba de descubrir lo que es. (fallo mío) Me había imaginado que ellos.
Carme González Graell
23/05/2025 a las 15:25
Hola, Amadeo.
Primero de todo quiero agradecerte tu comentario a mi relato.
He leído tu texto y me ha gustado que el tema sea diferente a lo que hemos tenido todos un poco en mente al tener que introducir la llave como elemento catalizador.
La historia me parece original, quizás me pasa como a Codrum y hay algunas partes en las que yo también he entendido que parecía que tenían un laboratorio en el sótano de cocaína. De ahí que sobre la explicación de que el polvo blanco es cocaína.
También aparecen muchos personajes que no son importantes para la historia, así que yo me centraría más en la familia.
Espero seguir leyéndote en otras entregas.
Saludos,
Carmen González
Wanda Reyes
23/05/2025 a las 18:30
Hola Amadeo, un relato con un tema real. Como dicen los compañeros se distingue por ser diferente a lo que nos pudimos imaginar al introducir una llave antigua como disparador. Me gustó donde llevaste el relato y el desenlace del mismo. Solo al inicio siento que no fue tan fluida la lectura pero ya despues fui agarrando el ritmo del relato.
Saludos
Alejandra Dubón
23/05/2025 a las 22:33
Hola Amadeo.
Primeramente, gracias por tu comentario en mi relato.
Tu cuento es, como ya lo han dicho mis compañeros, algo que no esperábamos con esta nueva propuesta.
Si bien la temática es algo realista y conmovedora, tengo que mencionar que también he sentido la narración en tipo fábula. El final moralizante y como surge el pensamiento del padre hacía la llave, se parece mucho a ese tipo de narración. Quizás al ser un tema de problemática familiar, se me hace un poco fantasioso por como esta narrado.
Claro, esto en base a mi propio gusto literario, que como pudiste notar en cuento, lo surrealista y crudo es lo que resalta.
Fuera de esto, me parece muy interesante la trama y te felicito por tu cuento.
Nos leemos el próximo mes.