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La última frontera - por Esteban SoutoR.

Web: https://bosquedetintabyestebansouto.blogspot.com/

-¿Dónde están los fósforos para prender las velas que compré?
– En el cajón de los cubiertos, donde siempre. Te noto nervioso. El apagón no te ha caído bien, ¿no?

Alicia se acerca a Martín intentando calmarlo.

-Me tiene preocupado. Ya han pasado más de 3 horas y ni una novedad de solución.

Martín revuelve el cajón ansioso.

-¿Y esta llave? Es del depósito de la fábrica. ¿David ha estado aquí?

-No lo sé, hace semanas que no lo veo ¿Cómo ha llegado la llave aquí? Pensé que se la habías dejado a tu hermano. El se encargaría de la fábrica. ¿No es así?

-Si, era lo que habíamos acordado, pero Enrique le permitió a David trasladar todos sus trastos del emprendimiento tecnológico que está desarrollando con sus amigos, esos chavales nerds que creen que se las saben todas. Les dío unos meses antes de la venta del depósito; mientras tanto lo pueden utilizar.

Unos minutos después de prender la vela Martín continúa:
-Sabes Alicia, estuve de acuerdo con que David hiciera sus pruebas con eso de la IA, con tal que se encamine en algo. Estoy cansado de escuchar sus quejas sobre nosotros. Solo repite que está enojado y que si por él fuera, demostraría el poder de esa famosa aplicación que inventó.

-Ya sabes como es, siempre ha querido demostrar su capacidad para asombrarnos con sus ideas, pero ya se le fue de las manos la última vez que intentó hacer esa demostración de su aplicación para móviles usando nuestro wi-fi; terminó reventando por los aires las baterías de los nuestros. ¡Todavía nos debe una explicación de lo sucedido!

-Si, sus ideas son un tanto peligrosas. Pero… espera un poco… no lo puedo creer… recuerdas lo que dijo la última vez que estuvo aquí.

-Si! Repitió varias veces “Seguridad y Salud”, “Seguridad y Salud”…. Me puse muy mal cuando lo dijo hasta el hartazgo y luego azotó la puerta sentenciando que no lo veríamos más hasta tanto él demostrara que esa frase era una perogrullada de los gobiernos.

-¡Este tío me tiene hasta las narices!

Martín camina nervioso por el departamento, temiendo lo peor. Sabe que la fábrica está estratégicamente ubicada entre dos de los más grandes servidores de internet a las afueras de Madrid. Conoce la unidad autónoma de respaldo eléctrico que puede soportar hasta 48 horas desconectada de la red principal. Si lo que piensa sobre las amenazas de su hijo se han hecho realidad; él y su hermano Enrique están en un gran problema.

-Dame las llaves del auto Alicia, me voy a la fábrica.
-¡Estás loco Martín! Fermín el del tercer piso, que dicho sea de paso se está pavoneando con su radio a transistores en medio de la calle, nos ha comentado que Madrid está todo colapsado: trenes, subterráneos, aeropuertos, autopistas y avenidas principales. Quédate en casa, no te pongas ideas irreales en la cabeza.

-No entiendes; ¡el apagón solo lo puedo resolver yo! Es un desafío que me ha planteado a mí. Hoy es el día que él mencionó.

Martin agarra las llaves y sale hecho un tornado, recorre las calles hasta dar con un camino que lo lleve al otro lado de Madrid.
Pasan casi cuatro horas.
Anochece.
Ante el atasco, decide abandonar el auto y continuar a pie.
A las nueve de la noche, observa en el horizonte la silueta de la fábrica que fundó su padre hace más de 60 años. Es el único lugar con luz.
Se acerca con sigilo.
Abre la puerta principal y acciona un dispositivo que comienza a mostrar un video.
-¡Por fin has llegado papá! (el video muestra a su hijo en ese mismo lugar un tiempo atrás) -Pasa no te preocupes, te estaba esperando. Hoy es 28 de abril. Como te dije aquella tarde “Seguridad y Salud”. Sé que he cruzado todos los límites, pero creo que es la única manera.

Martín transpira desesperado escuchando el video.

-Por mi parte, me he asegurado que el apagón llegue hasta Francia, lo que nos permitirá, a mis amigos y a mí, cruzar la frontera y buscar nuevos desafíos.

Martín toma aire, pues se halla exhausto por el viaje.

-A partir de este momento tienes sesenta minutos para copiar en el ordenador principal el algoritmo que te he dejado escrito. Es un poco extenso, ten cuidado de copiarlo exactamente. Toma un poco de agua del refrigerador y comienza. ¡Feliz día!

Luego de casi tres cuartos de hora Martín logra copiar fielmente el código. Ha vuelto la luz.

Comentarios (3):

Clarinete

21/05/2025 a las 09:56

Magnífico relato a través de diálogos, te introduces en la trama con la exposición de las opiniones de los protagonistas.

Te vas deslizando en el contexto a través de lo que piensan.

Me ha gustado.

Felicidades

Un saludo

Clarinete

Codrum

21/05/2025 a las 20:23

Hola, Esteban.

Me ha parecido muy original y una propuesta arriesgada este “teatro” que nos has montado.
La historia me parece fascinante y el texto se le de un modo muy sencilo.

La mayoría de las frases me cuadran pero algunas me parece. Demasiado forzadas. No sé si mi madre hablaría así.
Aunque lo tienes muy bien explicado, me parece muy arriesgado el uso de tantos nombres en un texto tan pequeño. Puede llegar a emborronar la cabeza. Pero lo salvas bien.
Algo que también me ha parecido raro, es que se den cuenta transcurridas tres horas, cuando su hijo les había dado las pistas claras; con intención y día.
Pero gracias al detonante de la llave se desencadenan los sucesos. Así que está muy bien realizada la tarea del taller.

¡Un muy buen trabajo !
Gracias por compartir con nosotros

Mónica Bezom

28/05/2025 a las 21:00

Hola, Esteban.

Me ha gustado mucho tu relato. Lo he devorado olvidando poner la atención propia de un taller; la agilidad de la narrativa mediante los diálogos resulta exitosa pese a que algunos párrafos los encontré algo extensos o medio forzados en una segunda lectura, pero el texto y su historia salen airosos, ¡muy buen argumento!
Felicidades.

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