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La llave de los miércoles - por Moldy Blaston
En la casa de los miércoles nada ocurría los lunes, ni los martes… Solo los miércoles. Así lo dispuso el abuelo y así lo respetaban todos, aunque nadie recordaba ya el porqué. Los miércoles la familia se reunía a cenar y después cada uno volvía a su vida, como si nada hubiera pasado.
Esa noche, mientras ponía la mesa, Martín notó algo extraño: el cajón de los cubiertos no cerraba bien. Al sacar la bandeja, una llave oxidada cayó al suelo, tintineando como una campanilla. Era pequeña, tosca y tenía grabada una M apenas visible.
-¿De quién es esta llave? -preguntó a su madre, quien la miró con una mezcla de sorpresa y temor, pero enseguida sonrió.
-Debe de ser del abuelo -dijo.
Pero Martín no dejó de pensar en la llave. Esa noche, mientras los demás reían y contaban historias alrededor de la mesa, él la giraba entre los dedos bajo el mantel, sintiendo que algo en la casa vibraba con cada vuelta. Al terminar la cena, el abuelo le llamó aparte.
-¿Has encontrado la llave? -le susurró.
Martín asintió.
-Escúchame bien -dijo el abuelo-. Cada generación encuentra la llave una sola vez. Solo quien la halla puede usarla. Pero hay una condición: debes decidir antes de medianoche si quieres abrir la puerta. Si no lo haces, la llave desaparece hasta el próximo miércoles, y así durante cien años. A veces, uno cree que es la primera vez… pero la casa recuerda.
Martín tragó saliva. -¿Qué puerta?
-La puerta está donde menos lo esperas, pero siempre ha estado ahí -dijo el abuelo.
Martín recorrió la casa, buscando puertas ocultas, trampillas, compartimentos secretos. Nada. Al borde de la medianoche se derrumbó en el sofá. Fue entonces cuando lo vio: la vieja vitrina de la abuela tenía una cerradura diminuta justo en la moldura inferior. Probó la llave. Encajó. Al girarla vio cómo los platos y copas de la vitrina se desvanecían lentamente hasta dejar al descubierto una superficie negra y brillante, parecida a una televisión apagada.
La pantalla se encendió y mostró escenas de la familia, pero no como él las recordaba. Martín veía versiones alternativas de su vida: en una, su madre no había sobrevivido al accidente; en otra, su padre nunca había regresado de aquel viaje; en otra, él mismo no existía.
La pantalla parpadeó y apareció un mensaje: “Elige una vida. Solo una. Al hacerlo, los recuerdos de las otras vidas se desvanecerán, aunque puede que, en lo más profundo, quede un eco, una sensación, un susurro, que solo perciben quienes se atreven a elegir.”
Martín sintió vértigo. ¿Y si elegía mal? ¿Y si su vida actual era la mejor de todas? Miró el reloj: faltaban treinta segundos para la medianoche. Cerró los ojos y tocó la imagen en la que todos reían juntos, como esa misma noche. Al instante, la pantalla se apagó, la llave desapareció de su mano y la vitrina volvió a llenarse de platos y copas, como si nada hubiera ocurrido. Solo un leve vaho en el cristal, que se disipó en segundos, delataba que algo había cambiado.
Al abrir los ojos, estaba sentado a la mesa, rodeado de su familia, todos sonriendo. Pero algo era distinto. Su abuela, que había muerto hacía años, estaba allí, viva, sirviendo la sopa. Su hermano pequeño, que nunca había existido, le guiñó un ojo. Nadie parecía notar nada extraño.
Solo Martín sentía el peso de la otra vida, la llave, la elección. O al menos, eso creía. Porque al mirar a su abuelo, él le sostuvo la mirada y, con una sonrisa cargada de secretos, le susurró al oído:
-¿No tienes la sensación de que esto ya lo has vivido antes?
Martín comprendió entonces que, tras elegir, la realidad se reescribe y todos, menos quien usó la llave y el anterior guardián, olvidan lo vivido. Sin embargo, la memoria de las vidas descartadas, aunque borrosa, deja un eco persistente. No eran inmortales, ni estaban condenados a repetir la vida eternamente. Solo cargaban, en silencio, con el rumor de las decisiones tomadas y el peso de las vidas que nunca serían.
Cada miércoles, al poner la mesa, Martín abría el cajón de los cubiertos y, por un instante creía oír el tintineo de una llave cayendo al suelo. Entonces casi podía ver su reflejo en el cristal de la vitrina, preguntándose cuántas vidas habría dejado atrás y si algún día distinguiría la realidad elegida de todas las que nunca fueron.
Comentarios (12):
Pluki
20/05/2025 a las 18:40
Hola, Moldy Blaston!
Qué bonito relato has escrito, he conectado totalmente con él… Yo siempre me pregunté qué sucedería si en la vida existiese la tecla “Deshacer”, como en el ordenador. Borrar una acción, elegir otro camino, tener la posibilidad de hacerlo mejor y preservar los momentos felices…
Para mí, tu cuento tiene todos los ingredientes que más valoro: una introducción ligera, un buen desarrollo y un final sorpresa o con moraleja.
Además, añades originalidad otorgando un día de la semana a la casa, como si fuera la comida que toca o la sesión del gimnasio. Me pregunto qué sucederá en las otras casas el resto de la semana…te has planteado escribir una historia para cada día?
Narrativamente, no tengo nada que aportar: el ritmo de los hechos y el lenguaje utilizado hacen de tu relato una lectura atrayente y de fácil visualización.
Creo que has logrado el reto, pues el hallazgo de la llave es un punto de inflexión en la historia y en la vida del protagonista.
Enhorabuena, buen trabajo!
Saludos desde el 46.
Daniel Calleja
21/05/2025 a las 01:32
Hola, Moldy,¡vaya situación en que has puesto a tu personaje! Me has traído recuerdos del libro “Uno” de Richard Bach, mi novela preferida (Por cierto, si no la has leído, te la recomiendo). Un relato ágil, entretenido, con un lenguaje claro y un ritmo preciso. Que habla de la importancia de las decisiones que tomamos en la vida, a veces apremiados por las circunstancias, como en este caso el límite de tiempo. Me encantaría leer una versión extendida de tu historia. Ha sido un gusto leerte, como siempre que me paso por tus cuentos, aunque no siempre comento; no me gusta hacerlo a la ligera y el tiempo es finito. Felicidades y gracias por tu visita. Nos seguimos leyendo.
Iz Miranda
21/05/2025 a las 07:19
Hola Moldy:
Me ha encantado tu historia, la imagen de la llave al caer es muy sugerente y la tesitura en la que se encuentra Martín me ha generado una tensión muy lograda para un relato corto.
A modo de mejora: quizás te recomendaría echar un vistazo a las repeticiones en un mismo párrafo (vitrina), o los verbos tipo “dijo”.
Para finalizar, otra cosa que me ha gustado mucho es que finalice con una reflexión que muchos nos hemos hecho alguna vez: ¿y si…?
Felicidades por tu trabajo y ¡hasta la próxima!
Tu veci del nº 44.
Codrum
21/05/2025 a las 11:17
Hola,
Gracias por compartir tu trabajo.
Voy a comentarte que me pareció una forma brillante de iniciar un texto. Situas al lector en una duda nada más comenzar: ?Por qué son tan importantes los miércoles?
Me sonó como que era un imposición, que no se reunían por placer. Así que el texto que comienza con “Pero Martin” me chocó un poco al ver que se divertían.
El resto del texto me parece una preciosidad. Tienes una gran imaginación, has metido la llave de forma maestra para plantear un montón de reflexiones en el lector. Haces de una forma simple, que meditemos.
Solo cargaban, en silencio, con el rumor de las decisiones tomadas y el peso de las vidas que nunca serían. Esta frase me ha gustado mucho.
La extructura del texto, el ritmo y la puntuaci\on me parecieron muy acertadas para lograr un gran desarrollo de la historia.
!Buen y original trabajo!
Mis felicitaciones.
Cristina Ayala
22/05/2025 a las 07:51
Hola Moldy,
Me ha gustado mucho tu relato y lo he leído con interés desde el principio.
El comienzo me parece muy original aunque me hubiera gustado que esa “casa de los miércoles” tuviera alguna relevancia en la historia, alguna explicación.
El desenlace es bonito aunque no tan original como el principio, pues recuerda a Cuento de Navidad, en la que el protagonista puede ver sus vidas alternativas.
A nivel de estilo, hay algo que no me funciona en la explicación del abuelo y en el párrafo de lo que cuenta la pantalla que parpadea. No me resulta orgánico/natural. Me da la sensación de que había que meter esa información de alguna forma y ha quedado un poco forzado (es mi sensación).
Pero la historia es muy interesante, da que pensar y engancha bien.
¡Buen trabajo!
Moldy Blaston
22/05/2025 a las 11:05
Pluki, Daniel, Iz, Codrum, Cristina….. ¡¡¡GRACIAS!!! Quiero agradeceros sinceramente a todos los que os habéis tomado el tiempo de comentar mi relato. Vuestras palabras, tanto las positivas como las críticas, me ayudarán a ver mi trabajo desde nuevas perspectivas y a identificar aspectos que puedo mejorar. Valoro muchísimo cada opinión porque contribuye a mi crecimiento como escritor. Gracias por vuestra honestidad y por acompañarme en este proceso creativo. Espero seguir contando con vuestros comentarios en futuras historias.
Nos leemos!!!
Džoker
24/05/2025 a las 02:25
Saludos, vengo como un lector de talleres pasados a ver qué es de lo que escribes y a invitarte a pasar por el texto #5.
Lo que más me gusta del relato es la premisa, si pudieras ver todas las posibilidades que tienes en la vida cuál elegirías. La premisa es tanto profunda como intrigante, me suscitó a pensar qué hubiera elegido yo en esa situación, y cuando un texto te pone a pensar, es bueno.
Como pega, quizás esa sensación de incertidumbre de: ¿Habré elegido mal? No fue tan explotada como me gustaría. En el fondo más que una pega es una petición para un texto más largo, dónde estos conflictos del personaje se desarrollen sin pensar en un límite de palabras.
Un gusto leerte.
Patricia Redondo
25/05/2025 a las 09:57
Hola Moldy! Te debía un comentario desde el anterior taller y con gusto me paso a devolver la visita.
Muy interesante tu relato, sobretodo por las cuestiones que planteas. Profundas , “filosóficas”, cuestiones que,quien más quien menos, todos nos hemos planteado alguna vez y que pueden recibir un millón de respuestas o al contrario , dejarnos totalmente perplejos…¿Como sería nuestra vida si en vez de tomar unas decisiones hubiéramos tomado otras? ¿Radicalmente distinta? ¿Mejor, peor? ¿Como impactan en la vida de los demás nuestras decisiones? No solo “construimos” nuestras vidas, cuando nos relacionamos con otros nuestras decisiones de alguna forma dan form también a sus vidas. Y otras: ¿Vivimos una unica vida? ¿Es el tiempo lineal como lo percibimos , o es otra cosa y por tanto podemos vivir multiples vidas?
Con un estilo sencillo y facil de leer planteas cuestiones realmente profundas. Me ha gustado por original, un texto inteligente. Gracias por compartirlo.
No me busques este mes que no se dió …
Un abrazo! Nos leemos!
PROYMAN1
26/05/2025 a las 16:07
Saludos Moldy gran relato el que has escrito como siempre lo bordas.
me gusta el párrafo en el que escribes “la realidad se reescribe y todos, menos quien usó la llave y el anterior guardián, olvidan lo vivido. Sin querer poner corta y pega.
Seguiremos leyéndonos.
Moldy Blaston
26/05/2025 a las 20:34
Džoker, Patricia, Proyman1,… por haberos sumergido en estas líneas y dejaros llevar por la historia, os debo más que un simple “gracias”. Cada lectura es una chispa que mantiene viva la llama de seguir escribiendo. Así que, sabed que habéis sido cómplices y testigos de este pequeño experimento narrativo. ¡Nos vemos en el próximo relato!
Mónica Bezom
28/05/2025 a las 20:48
Hola, Moldy.
Arranco diciéndote que me ha dado gusto leerte; la historia está llevada acertadamente, a mi ver, mediante una narrativa suave, variada y dinámica a la vez, lo cual le permite al lector arribar a lo fantástico con total naturalidad y sentirse integrado en tan interesante trama. En un momento me pregunté qué escogería yo en tales circunstancias, imaginate.
Particularmente, me ha encantado la frase: “tras elegir, la realidad se reescribe”.
Muy cálido y hermoso relato. ¡Felicidades!
Miriam Ugryn
06/06/2025 a las 22:58
Inicio diciéndote que fue un gusto leerte, me gustó el tema, como introdujiste la llave que te llevo a la elección de una vida. Qué dificil elegir y que valiente hacerlo. Me gusta mucho lo fantástico y lo resolviste muy bien. Adelante