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La última frontera - por DanteR.

Web: https://alquimialiterautica.blogspot.com/?m=1

Nunca tuvimos una discusión tan dura en la familia.
Constanza fue la “fiscal” impiadosa, papá el “testigo de cargo” y mamá la “jueza inapelable” y “gran inquisidora”. Elena, aterrada, poco pudo hacer por mí… la pobre siempre quedaba a un paso de ser la próxima en el banquillo. Y Patricio, mi adorado mellizo, intentó mi defensa sin éxito.
¿Circunstancias del “hecho”? Una velada que Marianne organizó para homenajear a jóvenes profesionales.
¿Mi “crimen”? Perder la noción del tiempo y del lugar hablando toda la noche con un médico de “inciertos orígenes”, en vez de conversar con muchachos de “buena familia”.
¿”Agravantes”? Mi interlocutor entró del brazo de la anfitriona, que lo miraba con una admiración que encendió a las “malas lenguas”. “Esa francesa excéntrica” podía tornar mi reputación tan controvertida como la suya.
Patricio puso fin a la farsa con un puñetazo sobre la mesa, me sacó de ahí y, pese al castigo que me impusieron, la mañana siguiente se las arregló para llevarme donde necesitaba: a lo de Marianne.
Y ahí estaba: llamando a la puerta de la mansión Beaumont.
—¡Buon giorno, signorina Emma! —dijo el ama de llaves al abrir.
—Buenos días, Rina. Vengo a…
—La signora no está. Pase, prego.
«¿Estará siguiendo alguna pista? ¿Trabajando con Esteban, chocando con Madariaga, esquivando a Francavilla…? ¿O en el hospital con Cecilia y Renato…?», pensaba mientras la diminuta mujer me conducía al living.
—La signora fue molto chiara: salvo su dormitorio, esta es su casa. Puede hacer lo que le piace…
—Gracias, Rina.
En cuanto quedé sola, busqué una taza y fui hacia el samovar, regalo del maestro Konstantin. Como necesitaba una cucharita, abrí el cajón de los cubiertos. Grande fue mi sorpresa cuando en medio de él descubrí una pequeña llave oxidada que tomé con disimulo mientras me invadía una corazonada: ¿y si la respuesta estuviera dentro de la habitación de Marianne?
Por supuesto que dudé. Pero tampoco pude resistir, y después de un discreto paseo, subí hasta su cuarto.
Hacía poco que nos vimos por primera vez y, sin embargo, parecía que nos conociéramos de toda la vida. Yo era transparente para Marianne, más aún que para mi propia madre. Y si bien ella confiaba en mí, había temas que evitaba o de los que no hablaba. Igual que Renato.
No tuve más remedio que girar el picaporte que, contra lo que esperaba, abrió. Entré, me quité los zapatos y recorrí la habitación. Excepto una cama matrimonial, no había nada extraño. El ambiente era como Marianne: de una lujosa frugalidad.
Fue el biombo el que concitó mi atención: estaba cerca de la cama y bastante lejos de la pared.
Era simple: detrás de él había una puerta, que abrí, e ingresé a una pequeña sala. Si la biblioteca, el estudio y el laboratorio de Marianne representaban su cerebro, sin duda aquí estaba su corazón.
Apenas a la entrada había un antiguo cofre. Supuse que abriría con la llavecita oxidada: acerté.
Dentro de él había un objeto envuelto en un paño finísimo, que retiré.
Era un tríptico: a la izquierda tenía una reproducción de la Marianne, ícono de la Revolución Francesa; a la derecha, una imagen de la Virgen; al centro, la fotografía de una niña pequeña de ojos claros y una mirada vivaz que me pareció muy familiar… De allí cayó un papel amarillento con un mensaje en francés que decía: “Nunca olvides quién eres”. Lo más extraño era la firma: “Padre Jean Baptiste (alguna vez tu François)”. Al lado detecté un símbolo religioso y pensé que Beatricita quizás podría descifrarlo…
Debajo del tríptico había un álbum de fotos: Marianne vestida de novia junto a un caballero, ambos felices; una mujer, cuyo aspecto me recordaba al de algunos sirvientes de varias familias acomodadas, vestida con una prenda de lana de una sola pieza; Marianne, el mismo hombre, vestido de médico, y la niña del tríptico, acompañados de la mujer de apariencia inusual y de un niño alto y moreno; la misma mujer, Renato con su diploma de médico, Marianne y Cecilia; y una reproducción de un artículo de un periódico que hablaba de inmigrantes galeses y reproducía el retrato de uno de ellos. Aquella mujer de rasgos particulares y el galés tenían algo en común: ambos se parecían a Renato, pero no del todo…
No podía asimilar todo lo que veía. Pero algo era seguro: aún cuando tenía más dudas que certezas, había cruzado la última frontera entre Marianne y yo. Y ya no habría vuelta atrás…

Comentarios (7):

Dante

19/05/2025 a las 17:48

¡Hola a todos! Si están aquí, gracias por leer mi texto. Para el caso en que hubiese cosas que no quedan claras del todo, aclaro que está relacionado (aunque no es una continuación secuencial de ellos) con tres relatos anteriores: “Una larga noche”, “La vidente” y “Un as en la manga”, que estaban encadenados entre sí. Esos tres relatos son parte de un proyecto experimental que comencé a plasmar al reanudarse Literautas.
Era una idea que tuve hace mucho, a la que no le encontraba la vuelta, hasta que con la consigna del MUE N° 64 “se hizo la luz”. Y así empecé a concebir una historia multigénero: ficción histórica, drama/crítica social, misterio detectivesco, noir, romance (vinculado con lo social) y una pizca de “coming of age” (para la narradora y quizás algún otro personaje). Una historia que además, tiene dos protagonistas y está atravesada/sostenida por la amistad entre ellas.
Como dije, a modo de experimento, publiqué tres relatos “encadenados” o en secuencia, que, conservando cierta autonomía se integraban en una trama mayor. Por la complejidad que iba adquiriendo la trama y por la necesidad de mayor documentación, me di cuenta que no podía continuar la secuencia en un límite tan estrecho y quedó en la tercera entrega.
Esos tres episodios se titulan “Una larga noche”, “La vidente” y “Un as en la manga”.
Debido a un inconveniente que tuve, no llegué a publicar el primero en el MUE N° 64, por lo que los publiqué juntos en el 65, y el tercero, en el 66.
Para quienes los quieran leer, pueden hacerlo aquí:
https://www.literautas.com/es/taller/textos-escena-65/11225 (Es el link del segundo “capítulo”: “La vidente”. Y en el primer comentario encontrarán el primer “capítulo”: “Una larga noche”)
https://www.literautas.com/es/taller/textos-escena-66/11290 (Es el link del tercer “capítulo” 3, “Un as en la manga”).
O si prefieren la versión compilada, la pueden encontrar en mi (bosquejo de) blog: https://alquimialiterautica.blogspot.com/2025/01/capitulo-1-una-larga-noche.html?m=1

En resumen: el experimento se convirtió en la versión condensada de los tres primeros capítulos de lo que será una novela.
Al no convencerme las otras ideas que se me ocurrieron, la consigna de este mes me hizo pensar en una escena que hace rato me venía rondando… y me ayudó a encontrarla. Al menos en su versión condensada, para poder probar si podría funcionar.
La escena en cuestión, el relato de este mes, se titula “La última frontera”, en cumplimiento del reto opcional (que en la trama vino como anillo al dedo). Ella gira alrededor de las dos protagonistas: una, la narradora, está presente, y la otra “se va haciendo presente sin estarlo”. Así como también un personaje que, según el interesantísimo y reciente post de Iria, sería un deuteragonista (que sin quererlo, casi está pidiéndome a gritos -y eso que no suele gritar, al menos hasta ahora- que lo suba de categoría, dada la importancia que puede tener para algunos de los géneros y que tiene para ambas protagonistas…).
Como este capítulo no seguiría en orden secuencial a los otros tres, pero sí guarda cierta relación con ellos (porque se encontraría más o menos por la mitad y aquí algunas pistas que se insinúan en los tres iniciales empiezan a aclararse sin revelarse del todo -pues la intriga se profundiza-), lo comencé con una suerte de “preludio” emocional de la narradora para que después, ya entrado el relato, estalle el incidente detonador que nos lleva al conflicto principal…
Hago estas aclaraciones para quienes quieran leer el relato o les toque dentro de los tres siguientes al suyo, por si hubiera algo que no se comprendiera del todo (aunque el texto tiene cierta autonomía).
Espero que la escena imaginada funcione y que les guste.
Saludos y nos seguimos leyendo

Carlos Tabada

20/05/2025 a las 10:32

Hola Dante, he leído los 3 relatos adicionales que propones y este es el que más me gusta pero no sé si es el texto o porque me cae mejor Emma que Beaumont ;). Al hilo de eso creo que este relato aportará de alguna manera equilibrio al conjunto, quizá por la misma
razón.
Como mejora solo se me ocurre algo respecto a los otros relatos y es que yo no presentaría las múltiples habilidades de Beaumont según se las va necesitando (creo que por eso no termina de caerme bien), más bien montaría una introducción/biografía antes dando contexto a las habilidades, “trabajó unos años en un hospital en África donde tuvo que improvisar curas y se acostumbró
a llevar un arma”.

Codrum

21/05/2025 a las 13:54

Hola, Dante.
Gracias por compartir tus relatos.

Tus explicaciones son más largas que los propios relatos y eso da una idea de lo importante que es para ti.

Así que yo tambien he leido los cuatro y me he tomado la libertad de hacerte unas cuantas observaciones. no son muy profundas, pero espero que te ayuden.
La separacion de doble interlineaod ayuda mucho a la lecutra asi que lo lei desde tu blog.

Creo que tienes algo grande entre manos

Me gustaria saber el motivo por el que has decidio usar la primera persona.

Aqui te marco unos pequenos errores que vi.
—Disculpe (,) señorita —dijo una elegante mujer enfundada en un vestido negro.
—Usted también(,) caballero, excusez-moi.
Su mirada rara vez se posaba en sus amigas o en el joven apuesto (, ) sino que se deslizaba hacia arriba.”

¿es argumento un verbo dicendi? No soy experto, de hecho los confundo mucho, pero creo que deberías echar un vistazo a cómo puntuar dialogos. Dado que la primera parte de “Una larga noche” tiene muchos. En adelante creo que va mejorando.

No entiendo nada de lo que dice el asaltante. Usa demasiadas palabras raras. Aunque pusieras el significado, entorpece completamente el ritmo tenso del acto. Poner algunas, estaria bien. Tantas , a mi modo de entender, entorpece.

– Si brama mi bufoso, te mando al bombo. También te puedo hacer encanar y quedarás hundido en Ushuaia. O mejor… despedite del ganso… ( aqui pondria una aclaracion de quien ha hablado. Parece que vuelve a ser el asaltante el que habla. Aunque luego la protagonista lo explique).

No sé si anfitriona seria la palabra precisa para describir a Cecilia cuando llegan al hospital.

Del mismo modo que considerar a Marianne amiga de la protagonita me parece precipitado. Se acaban de conocer y es puro enigma para ella. No sé si deberías resaltar más la fascinacion o la atracción, que la amistad.

El dialogo entre el medico, las protagonistas y demas, se me hace un poco raro. _No entiendo bien quien dice qué. Primero alaban que Emma sea vidente, pero el protagonismo de la conversacion recae en Marianne.

El resto me parece que tus dialogos son bastante fluidos y bien enfocados. Dan una intencion al texto muy buena y aportan mucho sobre los personajes. De ahi que piense que deberias dar un vistazo a la entrada sobre verbos dicenci y toda la buena informacion que hay en literautas.

, la mañana siguiente se las arregló para llevarme donde necesitaba: a lo de Marianne. (querias poner al lado? )

Centrandome en el nuevo texto:
Tiene descripciones muy llamativas. Cambia por completo en relacion a los otros tres que eran más dialogo. Aquí se ve más.
Estoy de acuerdo con Carlos. Marianne no me cae bien. Demasiado altiva, demasiadas capacidades, demasiado misterio.
Emma esa mas sencilla. Hasta este ultimo momento unicamente se dejaba llevar por la energia aplastante de Marianne. Ahora, por fin, ha cogido “la Llave” de su vida. Y ha traspasado una frontera.

Supongo que por la extensión de los textos y que forman parte de algo mayor, no llego a conectar de verdad con ningun protagonista. Hay saltos temporales muy grandes y a veces me pierdo.

Creo que tienes algo grande entre manos

Aun asi me parece que tu forma de escribir es muy cuidada. Rico en detalles. Tienes en tu cabeza todo ese mundo que quieres marcar en el papel y lo tienes pensado hasta el último detalle. Y lo plasmas bastante bien en los 4 textos. Cierto que algunos se antojan mas caoticos que otros. Pero el primero me gusto, me vi en la celebracion.

en cuanto a que la llave sea el detonante de la histroria, creo que no lo has logrado. Es el detonante de la historia que esta por llegar.

Este último aunque cae en un cliche de : no abras esa puerta, y aun asi la abre. Es una antesala de algo importante que esta por llegar. Veremos si Emma sabe dónde se ha metido.

Buen trabajo.

Pd: si tienes algún comentario a mi reseña, por favor, responde en mi texto. ( no hace falta que lo leas o lo comentes si no quieres) es simplemente para no perderme tu comentario

David Llurba

21/05/2025 a las 20:57

Hola, Dante.

Un gusto comentarte y poder devolverte un pedacito de tu prolífico trabajo en los comentarios del blog.

Anticipo que voy a comentar el texto sin haber leído los otros. Por lo tanto, la comprensión o la valoración del mismo no será toda lo buena que debiera, ya que es un pedazo de un todo y no un relato autoconclusivo.

Empecemos por ahí. ¿Sirve este texto como relato autoconclusivo? A mi parecer no. Todo lo contrario, lo cual ya avisas en tus comentarios. Demasiados personajes; demasiadas referencias a otros eventos que desconozco; razonamientos del personaje protagonista (que no sé quién es) sobre otros personajes cuya referencias no tengo; mezclas clases y culturas (Franceses, italianos, galeses…) y algunas sin avisar (Ya sé, si me leyera los otros relatos todo eso ya lo sabría. Pero no lo he hecho)
¿Cumples con el reto? Al igual que te ha pasado a mí, el tema de la llave no acaba siendo el detonante del relato. Quizá si se extendiera el texto y lo que ahora es el relato (que es lo único que conocemos) acabara siendo el preámbulo de toda una compleja trama que no hubiese sucedido nunca sin descubrir el tríptico y las fotos; entonces, sí, la llave sería el detonante. Pero ya te digo, los dos hemos pecado de dar demasiado contexto al relato y que la llave, más que un detonante, sea un hito más en la trama.
¿Cumples con el reto opcional? Sí.

Frases que no me han convencido:

“Grande fue mi sorpresa cuando en medio de él descubrí una pequeña llave oxidada que tomé con disimulo mientras me invadía una corazonada: ¿y si la respuesta estuviera dentro de la habitación de Marianne?”
La primera frase queda muy larga, se podría suprimir “en medio de él”. El tema de la corazonada me ha dejado bloqueado o me ha sacado del texto, porque la pregunta da a entender que el lector ya conoce la corazonada. Y no es así.

“Excepto una cama matrimonial, no había nada extraño.”
¿Qué tiene de extraño una cama matrimonial en una habitación? Para mí es más extraño el biombo, por ejemplo. Entiendo que has querido describir con este recurso el elemento con más peso de la habitación. Otra formulación sería más acertada.

“lujosa frugalidad.”
No me gusta corregir palabras porque es muy personal. Juntar dos palabras antagónicas es poético y puede ser muy potente para un texto, pero este relato no es una poesía. No lo veo acertado tampoco.

A partir de aquí podría valorar el texto como se merece, que sería juntando las otras partes, pero no me da la vida. Solo puedo decir que veo ilusión, veo muchas ideas e intenciones (y lo que me estaré perdiendo). Llegados a este punto y visto que ya llevas unas cuantas entregas, te animo a seguir, pero, ¿hasta cuándo literautas coincidirá con tus intenciones? Quizá deberías separar el proyecto del ejercicio. Yo intenté algo parecido años atrás y al segundo mes la propuesta ya no había manera de encajarla con el tema que quería escribir. Y lo que me resulta peor para mí: un relato da para lo que da. Cuando tienes una gran idea, el formato relato castiga mucho lo que quieres contar y expresar. Ya solo pensando para el relato del mes, se suele pensar más de lo que realmente tiene cabida en 750 palabras. En mi relato había un personaje más con sus líneas de diálogo que rápidamente tuvo que ser extirpado, y la idea era exclusiva para ese relato. Tú, que tienes toda una trama aquí montada, te verás abriendo muchos melones, pero explicándolo todo a medias tintas. En tu mano está la decisión.

Lo que no puedes permitir bajo ningún concepto es que nadie te desanime a seguir escribiendo.

Un saludo y nos leemos en la próxima.

Esteban Souto

23/05/2025 a las 16:19

Hola Dante! Un gusto leerte!
Me ha gustado tu forma de entrelazar los temas, que sin duda por lo que comentas, tienen relación con los otros escritos. Yo he leído solamente este relato y a pesar de elogiar la capacidad de entrelazar debo también señalar que un poco confunde. La descripción final de las fotos que Emma va encontrando es muy buena y el inicio con ese monologo descriptivo, también. El relato se pierde un poco cuando ella entra en la casa de Marianne. Me parece que allí deberías ser más contundente en por qué Emma hace los comentarios tan extraños sobre la dueña de la casa. Si alguien lee el relato suelto necesita más información en ese momento. En lo demás la trama tiene un desarrollo lineal, claro y con un léxico adecuado.

Espero que mis comentarios te sirvan!

Un saludo desde Argentina!

Nos leemos!

José Torma

26/05/2025 a las 20:05

Hola Dante.

¿Que te digo?

Ve el calibre de las reseñas y notarás el impacto que tiene tu estilo de escribir. Si bien tengo una queja, muchos sabemos que los relatos anteriores están encadenados y llevas la sana intención de escribir una novela; que yo compraría sin pensar. Pero creo que, cada capitulo debe ser capaz de funcionar independientemente. No es malo que nos hagas regresar a los escritos anteriores y que haya leves referencias. Recordarás “The Green Mile” de Stephen King. Cuando fue publicada, yo vivía en EEUU y mi único consuelo de tener que hablar en ingles todo el día, era refugiarme en la lectura, que ahora que escribo, veo que era una ridiculez porque los libros eran en inglés. Oh bueno, lo pasado pasado, dijo José José. La “Book store” me quedaba en el mall y era mi refugio los fines de semana para combatir la soledad. Ahí fue cuando descubrí esta historia y me molestaba mucho el formato de revista que liberaba un tomo cada mes, especialmente cuando la historia esta buena, interesante y tu quieres saber más ya, no el próximo mes.

Una opinión solamente.

En lo formal te han hecho algunas anotaciones que la verdad yo no vi, conozco el tema y me dejo llevar. Creo que tienes un buen cimiento (el ingeniero en mi tenía que hablar) y sé que tienes la capacidad de llevar la historia a buen puerto, con toda la re escritura necesaria para expandir los capítulos, una vez levantada la restricción de las 750 palabras.

Felicidades y ya sabes que soy fan.

Pilar (marazul)

30/05/2025 a las 18:43

Hola Dante: lo primero darte las gracias por comentar mi texto. Siempre eres bien recibido, ya que lo desmenuzas y llegas a ver aspectos que ni yo misma, autora, hubiera llegar a descubrir. Aparte de escritor eres un “crítico literario” de primera.
En mi caso, como ya sabes que soy menos poliédrica; en apariencia ¡claro! ja,ja…te comento: aunque los nombres de los protagonistas de tu relato ya me resulten conocidos, prefiero leer este, “la últia frontera”, como una historia independiente.
Me ha llamado mucho la atención, de una forma positiva ese modo tan original y acertado de presentar a los personajes otorgándoles un adjetivo a cada uno: “Constanza (fiscal), papá (testigo de cargo), mamá (jueza inapelable), y las siguientes preguntas y respuestas. ¡Bravo por ese estilo!
Desde el comienzo engancha tu narración: desde el momento en que Emma se dirige al samovar (qué palabrita tan bonita), encuentra la llave y sube al dormitorio/corazón de Marianne la acción va en crescendo. Esa puerta, el cofre, el tríptico tan bien descrito, el papel amarillento…Todo intriga y misterio. Pero, como bien terminas: Emma había cruzado la última frontera entre Marianne y ella misma.
Un relato muy rico en diferentes facetas: intriga, aventuras, psicológico…
Me gustó leerte, Dante
Abrazos

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