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Esa noche no soñó - por GuillermoR.
Esa noche no soñó
Cocinaba y sonreía.
Lavaba y sonreía.
Planchaba y sonreía.
Se iba a dormir y lloraba.
No era lo que Armida había soñado cuando llegó a Buenos Aires, creyó que la esperaba un mundo nuevo, que aunque trabajara para una familia (que era muy buena gente) podía estudiar peluquería y después de un tiempo de trabajar bajo patrón poner su propio negocio o aprender costura y hacer magníficos vestidos de novias (como los de las películas) o repostería, que en realidad era lo que mejor se le daba porque todos le alababan sus tortas. Pero no era así.
Cocinaba y sonreía.
Lavaba y sonreía.
Planchaba y sonreía.
Se iba a dormir y lloraba.
Quería cambiar, pero sabía que,aunque la familia le daba alojamiento (un cuarto con baño solo para ella y todo), apenas lograba ahorrar. Casi todo lo que ganaba lo enviaba a su casa.
Cocinaba y sonreía.
Lavaba y sonreía.
Planchaba y sonreía.
Se iba a dormir y lloraba.
Pero esa noche soñó. Soñó, que tenía un precioso delantal y estaba frente a una elaboradísima torta de su absoluta creación, rodeada de mujeres elegantes que la aplaudían.
Cuando se levantara, después de todas sus obligaciones, hablaría con la señora sobre la idea de hacer una torta especial y si la señora lo aprobaba, ella iba a pedirle que le permitiera cocinar (en sus francos) para venderlas, claro que pagando a la señora todos los gastos.
Pero pasó el día
Cocinó.
Lavó.
Planchó,
Limpió.
Y no se animó a hablar con la señora.
Se acostó y lloró..
Esa noche volvió a soñar. Soñó que tenía un precioso delantal y estaba frente a una elaboradísima torta de su absoluta creación, rodeada de mujeres elegantes que la aplaudían.
Pero pasó el día.
Cocinó.
Lavó.
Planchó.
Limpió.
Se acostó y lloró convencida que los sueños son sólo eso.
Al levantarse fue a preparar el desayuno como siempre.
Abrió el cajón de los cubiertos en busca de un cuchillo mantequero, pero se encontró con algo que no conocía: una llave muy grande, de aspecto pesado y sólido ¡muy bonita! Se notaba que era antigua por su gran cabeza en forma de trébol con hojas huecas y un tallo largo con anillos, más un brillo que veía o imaginaba ella. Con temor y dejando volar su fantasía la agarró y apretó fuerte contra su pecho, luego la guardó en el bolsillo del delantal.
Paso el día
Cocinó.
Lavó.
Planchó.
Limpió.
Y se fue a dormir con una sonrisa acariciando la extraña llave.
Esa noche no soñó. Tampoco durmió. Solo pensó.
Se sintió segura de sí misma como nunca antesdo.
Por la mañana fue a la cocina para preparar el desayuno como siempre, pero esta vez preparó su torta. Se animó a hablar con la señora y logró en la familia un gran asombro.
Pero algo estaba mal, la torta había gustado, la idea de venderla no la rechazaron, pero había algo que no entendía.
Cocinó.
Lavó.
Planchó.
Limpió.
A la mañana siguiente la señora le pidió que hiciera otra torta para llevarla a una reunión a la que tenía que asistir. Otro día otra reunión y después otra y otra. Todo cambió de tal forma que Armida terminó dedicando más tiempo a sus tortas que a los quehaceres de la casa.
Cocinó.
Lavó.
Planchó.
Limpió.
Se fue a dormir acariciando la extraña llave
Esa noche no soñó, sólo descansó como hacía tiempo no lo hacía.
Por la mañana la señora la esperaba en la cocina. Hablaron de cómo había crecido el trabajo con las tortas y que eso la hacía muy feliz. Que había pensado que lo mejor era que se independizara, es decir, le explicó, ya estás en condiciones de alquilar tu propio departamento y trabajar desde allí. Podés venir a casa a hacer las tareas de siempre un par de veces a la semana.
Te voy a seguir contactando con mis conocidos para que sigas aumentando tus ventas, le dijo.
Armida rebosaba felicidad. Los sueños no eran sólo eso.
Cocinó.
Lavó.
Planchó.
Limpió.
Se fue a dormir acurrucando la extraña llave pensando que sería una de las últimas veces que lo haría en una casa que no fuese la suya.
Esa noche no soñó.
Durmió, pero nunca despertó.
Comentarios (5):
Carmenigne
20/05/2025 a las 10:27
Hola Guillermo. Me parece muy bien logrado como a través de la repetición a lo largo del relato, das fuerza al contenido recurriendo a conductas que se realizan una y otra vez sin cambio, reforzando la idea de la dificultad de modificar. Le imprimen un ritmo monocorde que enfatiza el relato de una vida cuya existencia es uniforme, monótona, difícil de cambiar. Sin embargo, vas modificándolo dando cuenta de ciertos cambios que se van procesando en la subjetividad de la protagonista.
La llave aparece como la esperanza, el sueño, la posibilidad de ese cambio y cuando parecería que todo va en la dirección de un “final feliz” tienes el acierto (para mi) de no optar por ello, dando cuenta también de que la vida transcurre, el tiempo pasa, y a veces cuando creemos alcanzar el sueño ya es tarde. Me resultó ameno de leer.
Codrum
20/05/2025 a las 10:32
!Precioso!
Me ha encantado tu texto. Me gusta las herramientas de repetición que has usado. La facilidad de leer el texto y el final… el final me ha dejado con la boca abierta.
Has jugado con las palabras y con la extructura del texto para hacer un texto precioso.
Se lo leeré a mi hijo, si me das permiso. (tal vez le cambie el final para que no tenga pesadillas.)
Has dejado un potente poso en mi cabeza: suenos vs realidad.
No puedo anadir nada más.
Mónica Bezom
20/05/2025 a las 21:07
Hola, Guillermo.
Comparto los criterios vertidos por Carmenigne y Codrum; un texto sobre cómo se escurren por la rejilla de la rutina, los sueños y/o los cambios de rumbo.
Me ha gustado leerte.
Eviana
21/05/2025 a las 12:15
Hola Guillermo. Me ha gustado tú relato. Las frases cortas que utilizas de entrada , y que luego insertas repetidas entre párrafos, en mí opinión
le dan un ritmo poético a la narración que la ayuda a fluir. El final impactante, te induce a reflexionar sobre la vida. Felicidades.
Guillermo Cédola
21/05/2025 a las 14:57
Pido perdón por no haber hecho ningún comentario. Como todo lo mal hecho en la vida, es problema de ignorancia.
No me había informado de la metodología.
Trataré de que no se repita.