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La llave perdida - por Daniel Escobar CelisR.

¿Por qué eres tan mente cerrada?

Aquella pregunta me seguía dando vueltas desde la mañana. Yo solo soy realista, insistí. Había pasado toda la semana evaluando diferentes configuraciones de aspas de bombas para encontrar la más eficiente, para un sistema de riego.

¿Qué podría importarme que se descubriera un compuesto químico posiblemente biológico en un planeta a millones de millones de kilómetros, si ni con toda la tecnología del mundo podría llegarse en una vida entera?

Sin embargo, algo me seguía incomodando respecto a esa pregunta, aunque no terminaba de identificar qué era.

Continué lavando la vajilla, procurando no pensar más en ello. Entonces, al guardar los cubiertos, la vi. Era una llave oxidada y totalmente fuera de lugar. ¿Qué demonios hacía allí?

La tomé, guardándola en el bolsillo por impulso. De alguna manera se me hacía conocida.

El resto de la tarde transcurrió con normalidad, aunque seguía sin recordar en donde había visto esa llave. Pero, mientras organizaba mi agenda para la semana siguiente, una imagen llegó a mi mente.

De inmediato, con el corazón acelerado por la emoción, subí hasta el ático, en donde debajo de una lona se encontraba.

Era un viejo y olvidado baúl. Probé la llave y, tal como pensé, esta giró sin problema.

Al abrirlo, mi corazón se encogió. Allí, entre el polvo y la suciedad de décadas, yacían los recuerdos de mi abuelo.

¿Cómo podía haberlo olvidado?

Mientras hurgaba, redescubrí las fotos con él jugando en el parque; allí estaban los juegos de ajedrez, de damas chinas, de dominó y de go con los que pasábamos horas. Y debajo de ellos estaban sus escritos y mis torpes intentos de convertirme en un cuentista como él.

Aquellos recuerdos me desbordaron. Y, tras secarme las lágrimas, lo encontré. Era un cuaderno firmado por él, pero lleno de símbolos e ideogramas que nunca había visto. Durante horas intenté descifrarlos, pero fue en vano, siendo vencido por el sueño.

Esa misma noche, los recuerdos llegaron en forma de sueños. Aquel infame féretro, mi dolor insoportable y los reclamos de mi madre por aterrizar en el mundo.

«¡No se vive de sueños!»

Me insistió hasta que la promesa que le hice a mi abuelo se desvaneció en el hastío de la vida y de las responsabilidades.

¿Cómo había podido olvidarlo?

Y fue allí cuando todo cobró sentido: aquellos símbolos, aquel lenguaje olvidado. Todo formaba parte de esos mundos y universos que mi abuelo me enseñó y que el día a día se esmeró en borrar.

De inmediato desperté. Ahora tenía la clave para descifrar aquel cuaderno y la determinación de cumplir la promesa que le había hecho. Y nada lo impediría.

Comentarios (7):

Clarinete

21/05/2025 a las 10:01

Es un buen relato de sentimientos encontrados despertados por una llave que en un principio no sabe de donde es, pero que el protagonista recuerda sin saberlo. Todo lo demás aparece como por arte de magia.

Me ha gustado el desarrollo y la trama.

Felicidades

Un saludo
Clarinete

Carmen Sánchez Gutiérrez

21/05/2025 a las 13:45

Encantador relato, recordar al abuelo y sus sueños pese a la exigente rutina diaria. Confieso que sentí envidia del protagonista porque yo también quisiera descubrir un cofre con las ilusiones de mis antepasados para continuar con ellas hasta la siguiente generación.
Me ha gustado mucho, enhorabuena.

Yolanda T

21/05/2025 a las 21:38

Bonito relato y muy bien desarrollado. Me gusta la forma en como, poco a poco, el protagonista se va encaminando hacía la grata sorpresa que dará un nuevo rumbo a su vida.
Únicamente comentar que la frase del principio “Yo solo soy realista”, la pondría entre comillas.
Un saludo

CARMELILLA

22/05/2025 a las 15:12

Hola Daniel, gracias por pasarte por mi relato y tu comentario.
Creo que has escrito un relato muy emotivo, con tono nostálgico y un final esperanzador.
El ritmo pausado del principio cambia cuando encuentra la llave y el ritmo se vuelve más ágil con la urgencia por recordar.
Entiendo que la trama es volver al pasado, recordar promesas y cumplirlas.
Lenguaje sencillo que junto con el ritmo gradual hace que la lectura sea fluida.
Buen trabajo, Daniel.
Saludos.

Jesusa

24/05/2025 a las 19:48

Me ha encantado el giro de la llave que te hace recordar una persona querida que ha hecho algo bonito por ti en el pasado. Me ha parecido muy emotivo tu relato. Nos seguimos leyendo

Codrum

25/05/2025 a las 10:40

Hola .
Gracias por compartir tu texto.
Me ha parecido parte de algo más ambicioso.
El tono de melancolía y de frenada premura me ha gustado mucho.
Corrígeme si me
He equivocado pero no dice cuál es la promesa que le hizo al abuelo.

En cuanto a faltas y puntuaciones, no me he dado cuenta de ninguna. Lo que sí que he visto es que algunos párrafos están separados cuando en realidad deberían ir juntos .

Me ha gustado como el protagonista debate entre la pragmática realidad y la fantasía de los cuentos.

Creo que tienes un texto entrañable.

Buen trabajo
Pd: si tienes algún comentario a mi reseña, por favor, responde en mi texto. ( no hace falta que lo leas o lo comentes si no quieres) es simplemente para no perderme tu comentario

Alberto Suárez Villamizar

25/05/2025 a las 19:29

Buena historia la que construyes en torno a la búsqueda de la cerradura que se activara con la llave encontrada. El baúl que abre la llave y está lleno de objetos que representan recuerdos de la infancia, del abuelo y los ueños de ser escritor de parece bastante nostágico y realista. Te felicito por la buena manera con atrapas la atención mediante un desarrollo continuo de la historia. Espero poder encontrarte en los proximos retos con historias tan interesantes como ésta.

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