Literautas - Tu escuela de escritura

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UNA NUEVA VIDA - por CrisGM5R.

Era un lunes como los demás: gente de traje oscuro, corbata oscura y café en la mano. La expresión de sus caras parecían más propias para un funeral que para empezar una nueva semana. Hasta el cielo parecía estar de luto.
En el salpicadero del coche, una caja de cerillas llamó mi atención.
“Enciende la luz de tu vida.”
Puse en marcha el coche rumbo al trabajo. En la carretera se veía la misma gente gris, el mismo tráfico impaciente, el mismo ruido.
—¡Piiiiiiiii! —chillaban los coches.
“Llena de luz tu día.”
—Pfffff… No, no, no. Tengo mucho trabajo hoy.
Ya estaba llegando. En la salida de la autopista se leía en el cartel: "1A Centro ciudad / 1B Aeropuerto". De nuevo:
“Enciende la luz de tu vida.”
Aún no lo sabía pero aquel mensaje estaba dejando en mí una huella que no podría olvidar fácilmente.
En el tráfico parado me perdía imaginándome descubriendo cada rincón del mundo que leía en las guías turísticas que publicábamos.
– ¡Piiiiiiiiii!!!!
– ¡Ya voy, ya voy! – y volvía a la realidad, estaba siendo sensato, no como el bisabuelo Julio, que había arruinado a la familia viajando. Por eso desde entonces en la familia no se hablaba de viajes. Apenas habíamos cogido un coche para cambiar de ciudad. Mi trabajo era lo más cerca que estaba de ese sueño.
“Enciende la luz de tu vida.”
Empezaba a pensar que esa caja de cerillas no estaba ahí por casualidad. ¡Me hablaba a mí! Solo un pequeño movimiento de volante, apenas unos grados a la izquierda…. Sí! ¡Había llegado la hora!
Llegué al aeropuerto con el corazón a mil y me dirigí al mostrador más cercano.
—¿Cuándo sale el próximo vuelo y a dónde?
—En 20 minutos. A Senja.
—Un billete, por favor.
Había leído sobre esa isla Noruega gracias al trabajo. Era perfecta para empezar.
Antes de embarcarme, debía hacer unas llamadas. Las manos me temblaban.
—Caterina, buenos días. Pásame con Jan, por favor —el corazón se me salía por la boca.
—Está reunido, Elías.
—Lo sé. Es importante. Tengo prisa —hablaba cual telegrama.
—Dime, Elías. ¿Qué ocurre?
—Lo siento, Jan. Dimito. Gracias por todo este tiempo, pero debo emprender un nuevo rumbo. Alguien irá a por mis cosas.
Colgué antes de que pudiera contestar. Realmente estaba agradecido: con ese trabajo había ganado el dinero suficiente para emprender esta aventura y poder vivir de los ahorros al menos dos años. Y había leído sobre muchos lugares.
Un par de llamadas más.Tragué saliva, o eso intentaba, tenía la boca seca, sentía el corazón como quería salir de mi pecho. Busqué en contactos. “Papas”, sabía que no lo entenderían y necesitarían explicaciones, pero dije lo justo para no preocuparles y que me diera margen a instalarme en mi destino. Además tenía que embarcar rápido:
– Hola mama. Estoy bien. Estoy en el aeropuerto. Sí, todo bien, de verdad. Voy a hacer un viaje, os llamo en unos días. Sí, ya he hablado con ellos. No te preocupes, está todo bien, pero es importante. Os llamaré para explicaros más adelante, ahora tengo que coger el avión. Yo también. Besos.
Con mi hermana también quise ser breve, pero teníamos una conexión especial y no hizo falta decir más:
—¡Al fin te has atrevido! ¡Manténme informada! —sus palabras me llenaron de seguridad.
¡Comenzaba mi nueva vida!
En unas horas llegué a Senja. Compré ropa y alquilé una habitación de hotel. Durante un tiempo viví aquel lugar, conocí su gente y descubrí rincones muy especiales. Hice pocos tours pero por ahora el dinero no era problema así que podía seguir.
Tras unos meses tocaba viajar hacia el próximo destino. Con una pequeña maleta, cogí un vuelo de 16 horas. Me quedaba un largo viaje por delante, y me puse cómodo. El sonido de los motores y el sol entrando por la ventanilla me llevaron a cerrar los ojos hasta que…
– Riiiiiiiing!!!! —me despertó el teléfono. ¿Espera, qué? ¿Era un sueño?
Miré la mesita de noche, al principio no la reconocí. Ahí estaba:
“Enciende la luz de tu vida.”
—Elías, el próximo grupo para el tour llegará en 45 minutos.
—Gracias, Marta. Bajo enseguida.
Miré aquella caja de cerillas con una sonrisa. Nunca supe cómo había llegado a mi coche, pero su mensaje me llegó en el momento preciso.
Así empezó la aventura que llenó de luz mi vida.

Comentarios (2):

Cristina Otadui

18/06/2025 a las 15:10

Un buen texto con un buen cierre que trata temas universales: la rutina, el conformismo, los sueños olvidados…me gustan las frases cortas que crean ritmo y urgencia y otras que aportan lirismo sin caer en la cursilería: “Hasta el cielo parecía estar de luto”.
Un pequeño detalle: hay un error de concordancia en la frase: “La expresión de sus caras parecían” debiera ser “La expresión de sus caras parecía” ya que “la expresión” es singular…puede que sea solo un despiste a la hora de escribir.
Como lector, acompañar al personaje en su progresión emocional siempre me parece un acierto.
Buen trabajo en general, gracias por escribir.
Buen verano,
¡¡Nos leemos!!

@HenkoSlowLife

18/06/2025 a las 15:53

Me ha gustado mucho. Es un relato ágil, luminoso, con un ritmo que engancha y una idea preciosa: a veces un simple detalle basta para despertar una vida nueva.
Me encanta cómo el sueño y la realidad se entrelazan para dar ese paso valiente. Muy bonito. Gracias por compartirlo. 🌿

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