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UN PARAISO EN EL INFIERNO - por PROYMAN1R.
El sol abrasador descargaba sobre sus espaldas mientras caminaban por la playa desierta. El naufragio había sido repentino, y ahora, Jenny y Robert se encontraban solos en aquella isla desconocida. El mar había destruido su barco, y con él, sus pertenencias y esperanzas inmediatas de rescate.
Se habían conocido visitando el Museo Arqueológico del Mar en una ciudad costera de África Occidental Francesa, aficionados a la arqueología submarina decidieron alquilar un barco pequeño y explorar las profundidades del Océano Atlántico.
Desconocían que la embarcación alquilada había sido restaurada y se había utilizado como lanzadera de la mafia de la inmigración ilegal para transportar personas con alto poder económico que la utilizaban para huir de las costas africanas, pero no había quedado bien reparada.
Un golpe de mar imprevisto mientras se preparaban para bucear y buscar antigüedades golpeó la embarcación destruyéndola y hundiéndola en el océano.
Se salvaron de milagro y nadando llegaron a aquella playa en la cual se encontraban desconociendo donde estaban, sólo veían sol, mar, palmeras y cielo azul, la arena de la playa finísima, parecía un paraíso en un lugar desconocido del mundo.
Cansados y desolados por su mala suerte las horas pasaban lentamente, marcados por la búsqueda de agua dulce y alimentos. Construyeron un refugio rudimentario con hojas de palma y ramas, y aprendieron a pescar con herramientas improvisadas. La isla, aunque hermosa, se convirtió en un recordatorio constante de su aislamiento.
Una mañana, mientras exploraban el interior de la isla, encontraron una huella seca en el barro. No era de ninguno de ellos. El corazón de Jenny latió con fuerza. ¿Podría haber alguien más en la isla? Siguieron las huellas, que los llevaron a una pequeña cabaña abandonada. Dentro, hallaron restos de una vida pasada: una taza rota, una manta raída y un diario empapado por la humedad.
El diario pertenecía a un hombre llamado Karius, quien había naufragado años atrás. Sus últimas entradas hablaban de soledad, desesperación y una enfermedad que lo consumía lentamente. La última página estaba manchada por el tiempo y decía: "Si alguien lee esto, sepa que mi muerte no fue en vano. Mi existencia dejó una huella en esta isla."
En un rápido vistazo fuera de la cabaña encontraron los restos de un cadáver momificado, sin ropa, casi desnudo, por una pulsera caída en el suelo averiguaron que era Karius.
Se extrañaron de que las fieras no hubieran devorado el cadáver, pero allí estaba, negruzco, esquelético, desdentado y presente en la isla desierta.
Conmovidos, Jenny y Robert enterraron los restos de Karius cerca de la cabaña y colocaron una cruz improvisada. Guardaron un momento de silencio en su honor, sintiendo un profundo luto por un hombre que nunca conocieron, pero cuya historia resonaba con la suya.
Recogieron todo lo que les pudiera servir entre otras cosas unas cajas de cerillas y unas velas que no se explicaron como habían podido resistir a las inclemencias tropicales.
A medida que pasaban los meses, la relación entre Jenny y Robert se fortalecía. Compartían risas, lágrimas y sueños de regresar a casa. La isla, que al principio fue su prisión, se convirtió en su hogar.
Se esforzaron en la convivencia ya que cada uno procedía de diferente clase social y costumbres, colaboraban en la caza y pesca y se especializaron en atrapar y preparación de serpientes de todo tipo entre ellas la boa que abundaban en la zona y tenía una carne exquisita.
Cada vez que tenían la suerte de cazar una boa y la preparaban para cocinarla y devorarla era un día festivo para ellos.
Un día, mientras caminaban por la playa, divisaron un barco en el horizonte. Corrieron, agitando los brazos y encendiendo una fogata para llamar la atención. El barco se acercó, y pronto fueron rescatados.
De regreso a la civilización, Jenny y Robert compartieron la historia de Karius, asegurándose de que su memoria perdurara. La isla, la huella y el luto se convirtieron en símbolos de su experiencia, recordándoles la fragilidad de la vida y la importancia de la conexión humana.
Ccomentarios (1):
Verso suelto
18/06/2025 a las 12:23
Muy bien Proyman1. Una historia bien contada, perfectamente adaptada a las setecientas cincuenta palabras. Equilibras muy bien los párrafos para que la historia fluya sin formar remolinos. Utilizas hábilmente la huella y el hallazgo de Karius para que no decaiga el interés y cierras, me parece, con una reflexión: la dificultad fortalece la convivencia.
Buen relato.
Nos leemos.