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Defensa del idioma - por El Monje

Qué tristeza, madre mía dónde hemos llegado por la estupidez y mal hacer de los políticos, han conseguido que la sociedad crea innecesario cuidar nuestro léxico y por tanto inútil mantener instituciones que se dediquen a eso. Dicen e intentan convencer que la población en su conjunto, es suficiente para marcar las pautas y empleo de las palabras, y no se dan cuenta o sí, quién sabe, que lo conseguido es estimular la estulticia de la sociedad, por lo que es incapaz de razonar, meditar o decir algo sensato.
Espero que Arturo sepa encontrar esta casa del arrabal, a ver si llega y pensamos cómo podemos remediar esta deriva de idiocia y que no deje semejante huella en nuestro idioma.
¡Ah! Ya está aquí.
—Buenas tardes, entra por favor. ¿Te han seguido?
—Hola Santiago, espero que no, he tomado precauciones
—¿Te ha costado encontrar la dirección?
—No demasiado, soy “guerrero”, sabes que me manejo bien por los suburbios. ¿Los demás han llegado?
—No hay más, eres el único; de los cuarenta y seis académicos que somos, unos están detenidos, otros desaparecidos y alguno se ha escusado por miedo. A ti he podido localizarte porque te conozco y sé dónde buscar.
Imagino que sabrás el motivo de la reunión, no obstante te pondré al corriente. Conoces de sobra cuánto me signifiqué, al revindicar nuestra función, poniendo de manifiesto los desacuerdos y desavenencias a las que hemos llegado por todos los mandatos y exigencias de la actual Presidencia de nuestro Patronato, antes ostentada por nosotros y ahora por los políticos del Gobierno, en concreto por el titular del Ministerio Educacional, Cultural y Deportivo.
También sabes que me reuní con él, como director de la Real Academia de Gramática y Escritura Española (RAGEE), para hacerle comprender que nuestra Institución, fundada hace más de cuatrocientos años, no se merece el trato, desaires y advertencias recibidas.
Le recordé cómo sus sugerencias y peticiones, se fueron transformando en órdenes cada vez más exigentes y en contra de nuestros principios, y aun así las acatamos, prueba de ello admitimos suprimir cantidad de palabras por excluyentes o desuso, según ellos, y por el contrario incorporamos otras que no hacían falta, por ya existir la equivalente en nuestro idioma (link, email). Al igual que admitimos vocablos tan “curiosos” como Chunda-Chunda o Perreo.
—¿y qué contestó?
—Pues que ellos eran los que nos financiaban y sostenían; subvenciones que suponía no querríamos perder. Continué demostrándole nuestra buena disposición, haciendo referencia a cómo habíamos relajado la gramática y ortografía, así como soportar la nueva terminología, de las abreviaturas que se emplean en los mensajes de WhatsApp. El muy ladino, viendo mi actitud, creyó que estaba asustado y aprovechó para recordarme la ley de identidad de géneros y aplicar nuevas normas gramaticales, ahí fue cuando me planté. Le hice saber que toda esa jerga empleada en el llamado lenguaje inclusivo, en el que se emplean artículos, pronombres, incluso adjetivos en femenino, masculino e indeterminado, todo eso en la misma frase, era una barbaridad y demasiado para admitirlo.
—Bien dicho Santiago, eso es inadmisible, sería “una bajada de pantalones” en toda regla. Iría en contra de nuestro cometido y funciones, y contra la leyenda que figura en nuestro emblema: “Limpia, fija y da esplendor” a nuestro idioma.
—No quisiera asustarte Arturo, pero me dijo textualmente: “Aténganse a la nueva ley de identidad de género y si no habrá consecuencias, una de ellas podría ser destinar el edifico donde está su sede a albergar las delegaciones de los diferentes deportes. Mire usted, su Institución es una reliquia, un fósil que sobra, así como los académicos; son todos ustedes discriminatorios, insolidarios y excluyentes, en definitiva unos rancios y posiblemente machistas, aunque ya sé de la presencia de ocho mujeres en su composición. Si por mí fuera los deportaría a cualquier isla lejana y olvidada”.

—Pues me daría mucha tristeza y aflicción si lo consiguiera, y no por nosotros, sino por todo lo que conlleva, sería como estar de luto por la pérdida de alguien querido. Resistiremos Santiago, haremos un llamamiento a la Comunidad Educativa Nacional y al resto de las fuerzas políticas instándolos a oponerse a semejante propuesta ministerial, luego… Oye ¿han llamado a la puerta?
—Me temo que sí. ¿Quién es?-Preguntó Santiago
—¡La guardia cultural!¡Abran la puerta!-Se oyó desde fuera
—Arturo ve eligiendo isla para los dos.

Comentarios (5):

IGNACIO Zrgz

18/06/2025 a las 10:04

Hola Monje. En menudo jardín te has metido. Tu relato es una distopía divertida. Recuerda 1984. En cualquier caso, respecto a la lengua, creo que los políticos son un problema porque son unos malhablados, pero peor son los periodistas, los líderes de opinión conocidos como influencers, las redes sociales y en general la incultura y el aprecio por la incultura. Además, estamos rodeados por el inglés por todas partes menos por una que no me acuerdo cómo se llama. Lo dicho, te has metido en un jardín.
Disfruta del verano.

ABAL

18/06/2025 a las 10:05

¡Hola Monje! Me alegro volver a verte por aquí. Buen artículo de opinión y denuncia tratado como un relato. Es ligero y ameno aunque a veces te “encorren” un poco las palabras. Me ha gustado, eso es lo principal. ¡Ojalá! no suceda pero al paso que vamos…

Cristina Otadui

19/06/2025 a las 11:57

Un aire tragicómico e irónico en esta crítica a las instituciones lingüísticas. un relato que, desde luego, invita, cuando menos, a la reflexión.
El texto tiene un planteamiento fuerte y valiente, que sin duda llama la atención por el rumbo que puede tomar el uso del idioma bajo presiones externas.
El diálogo fluido y directo da vida a los personajes y el texto avanza con agilidad hasta llegar al golpe de efecto final, que funciona muy bien, con esa frase logradísima: “¡La guardia cultural!”.
hay alguna cosilla por ahí: habría que cambiar revindicar por reivindicar, excusado en vez de escusado y yo cambiaria educacional por educativo que suena menos forzado.
Como apunta IGNACIO Zrgz…¡en menudo jardín te has metido!…el tema daría para una buena tertulia desde luego.
Buen trabajo, gracias por escribir y compartir.
Buen verano,
¡¡Nos leemos!!

juanjohigadillo

20/06/2025 a las 10:08

Buenos días, Monje:
Coincido contigo en la idea de preservar nuestra riquísima lengua a salvo de extranjerismos innecesarios. El final del relato me recuerda (salvando las distancias) un poco a “Fahrenheit 451”. Por otra parte, quería apuntar que entre “Imagino que sabrás…” y “Chunda-chunda o Perreo” deberías señalar mejor qué párrafo es de diálogo y cuál no, pues, al menos a mí, me ha hecho leerlo un par de veces hasta que lo he pillado.
¡Enhorabuena!
Saludos desde Pucela.

El Monje

26/06/2025 a las 22:57

Gracias Cristina, esos dos apuntes (errores garrafales: revindicar y escusado) me hacen recordar la importancia y necesidad de revisar con interés lo que se escribe.

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