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LA HOGUERA DE LOS ABUSOS - por CARMELILLAR.+18
Cuando la inspectora Isla llegó a la escena del crimen aún salía humo de los cuerpos. El hedor de la muerte alcanzaba más allá de la cinta policial haciendo que los curiosos, arremolinados al principio del callejón, expresaran con gestos y muecas, asco y miedo a partes iguales.
—Hay tres cuerpos, inspectora…
—No me diga.
—Haber que no me ha dejado terminar, aquí hay tres cuerpos, el cuarto, está debajo de ese coche.
La inspectora, algo avergonzada, dedicó una mirada de disculpa al subinspector. Observó con detalle y en silencio los cuerpos carbonizados.
—Estos cuerpos están muy cerca unos de otros. Los tres tienen un disparo en la cabeza. Parece que murieron antes de ser quemados —reflexionó en alto.
—Aquél, sin embargo, no tuvo tanta suerte. — El subinspector señaló con un gesto de cabeza hacia el cuerpo que estaba bajo el coche.
—¿Han encontrado armas, casquillos…?
—Nada, inspectora. Absolutamente nada.
—Parece una ejecución.
—Pero, ¿por qué quemar los cuerpos?
—Posiblemente para eliminar sus identidades.
La inspectora paseó sin prisa su mirada por la escena del crimen observando la posición de cada cuerpo, intentando distinguir el sexo de los asesinados. Notó cómo el olor fuerte y nauseabundo de la carne quemada se iba impregnando en su piel y comenzó a sentirse mareada.
Una mano sobre su hombro desvió su atención.
—Han encontrado esta caja de cerillas cerca del cuerpo que está bajo el coche. —El subinspector le mostró una bolsa de evidencias con la caja dentro—. Con un poco de suerte hallaremos alguna huella.
La inspectora cogió la bolsa y observó con curiosidad su contenido. La caja era toda blanca, al agitarla se apreciaba que tenía algo dentro, probablemente cerillas. En uno de sus lados había una inscripción, parecía escrita a mano: «algunos muertos no merecen luto ni ser recordados».
Jimena Isla, Inspectora de la Policía Nacional destinada en la Comisaría General de la Policía Judicial de Madrid, quedó paralizada tras leer la inscripción.
Un flashback del todo involuntario, la trasladó al momento en que su padre, una noche más, entró en su habitación, se acercó sonriendo a su cama, la acarició suavemente el pelo, la cara, los brazos. La quitó el camisón, las braguitas y comenzó el juego al que su padre llamaba: «ahora viene lo mejor, peque…».
Pero esa noche, su hermano mayor, de tan solo trece años, observaba a través de la puerta entreabierta de la pequeña. Todo fue rápido. Entró enfurecido con una sartén en la mano y golpeó, una vez tras otra, a su padre en la cabeza hasta que este cayó al suelo, regando con su mala sangre la colorida alfombra de unicornios.
Izan puso el camisón a su hermana mientras la calmaba cantándole su canción preferida. La cogió en brazos y la llevó al salón.
—Espérame aquí.
Y la pequeña Jimena no se movió.
Mientras, Izan cogió una lata de gasolina y una caja de cerillas del garaje, volvió a la habitación y borró el mal de sus vidas. Bajó al salón y ofreció su mano a la pequeña:
—Vamonos, Jimena, que algunos muertos no merecen luto ni ser recordados.
Y Jimena Isla tomó la mano de su hermano dejando atrás «la hoguera de los abusos».
Tras aquello, su hermano desapareció y ella fue acogida por una familia.
La inspectora, con lágrimas en los ojos y el alma desgarrada, devolvió la bolsa de evidencias al subinspector.
Había encontrado a su hermano.
Comentarios (6):
Merche González
18/06/2025 a las 11:57
Hola, Carmelilla.
Me ha gustado mucho tu relato. Suelo leer novela negra y policiaca y creo que has logrado generar un ambiente adecuado: la llegada a la escena del crimen, el análisis de las primeras pruebas… Creo que está muy conseguido.
También me ha gustado mucho cómo relacionas la situación presente de la policía con su pasado, aunque es una escena bastante dura. Al ser tan corto, nos quedamos con ganas de saber porqué ha encontrado a su hermano. Se entiende que se separaron, pero ¿no han mantenido el contacto? ¿Desapareció por algún motivo? Nos quedaremos con la incógnita.
También me ha gustado cómo has incorporado los retos del mes: Isla como apellido y la inscripción en la caja de cerillas como elemento protagonista de fondo en la historia.
En cuanto a la redacción, creo que es bastante correcto el uso de signos de puntuación, diálogos, etc. Tan solo he detectado una falta de ortografía: en la sexta línea, ese “Haber” debería ser un “a ver”. Y también en estas oraciones: “la acarició suavemente el pelo”, “La quitó el camisón”, lo correcto sería “le acarició”, “le quitó”.
Enhorabuena por tu relato. Has conseguido engancharme desde la primera línea.
Antonio
18/06/2025 a las 13:09
Bueno, buenisimo Carmelilla, te has alejado de los estereotipos que nos conducian las tres palabras propuestas mas el reto.
Aparte de eso, y con un relato breve has dejado claro una (a mi gusto al menos) hermosisima declaracion de intenciones, a base de sartenazos, y una sentencia justiciera, directo y sin tontadas, bravo por Izan…espero que siga haciendo de las suyas, y tu de las tuyas, Enhorabuena.
Si te apetece soy Antonio estoy en el nº 46.
Feliz verano.
Mónica Bezom
25/06/2025 a las 22:59
Hola Carmelilla.
Nos presentas una historia durísima desde una narrativa desgarradora pero sobria; sólida y sin fisuras, a mi entender. Lo cual resulta admirable.
Te felicito.
Cristina Ayala
26/06/2025 a las 21:06
Hola, Carmelilla.
Me estoy dando una vuelta por los textos con menos comentarios para daros una opinión más 🙂
Me ha gustado mucho la idea del relato. Es una idea que da para mucho, probablemente demasiado, para 750 caracteres.
En un texto tan corto de novela negra/policiaco, es importante centrar la acción en un conflicto principal, o unos pocos, para desarrollarlos al máximo y solventar todos los enigmas que planteas al final del mismo.
Con tu relato, lo que me ocurre, es que cuando llego al final, solo tengo incógnitas porque casi no se ha resuelto ninguna de las preguntas que planteas (no sé quién son los hombres muertos, ni por qué los ha matado su hermano, no sé donde está su hermano, ni por que se alejó de ella cuando eran niños).
Creo que el principal problema es que el texto no está bien distribuido: casi la mitad del relato es la descripción de la escena del crimen, entrando en detalles que, en realidad, no son relevantes para la historia. Es cierto que sirven para crear el ambiente, y ubicarnos, pero es excesivo, porque luego te quedas sin espacio para lo importante.
Dicho esto, y como ya te he comentado al principio, la idea funciona genial, y podría ser el resumen de una novela entera. Está bien escrito y se lee con interés. ¡Buen trabajo!
Sílvia Angulo
28/06/2025 a las 01:49
Hola Carmelilla! Soy tu vecina del 36.
Gracias por tu comentario, me alegro que te haya gustado😊
Enhorabuena por tu relato, me parece increíble. La primera parte, la más policiaca, tiene ritmo y detalles que hacen que entres de lleno en la escena.Los diálogos le dan dinamismo y fluidez.
La segunda es más psicológica e impactante y me ha dejado con la boca abierta. Enlaza el vínculo de la inspectora con el crimen y le da al texto un tono más íntimo.
Sinceramente mejor quedo con las ganas de saber cómo sigue la historia. Si algún día te animas a seguirla, avísame. Nos leemos en septiembre
juanjohigadillo
21/07/2025 a las 08:34
Buenos días, Carmelilla:
Enhorabuena por tu relato. El género negro siempre me ha gustado y es de agradecer que de vez en cuando alguien se atreva a adentrarse en esos territorios. Creo que no tengo mucho más que añadir a las dudas que plantea Cristina Ayala en su comentario, ni a lo del “haber” que menciona Merche en el suyo. Por lo demás, no me queda nada sino felicitarte.
Saludos desde Pucela.