<< Volver a la lista de textos
EL chamizal - por Osvaldo Mario Vela SaenzR.
Este pedazo de tierra de tan solo doscientas cuarenta hectáreas fue causa de una disputa internacional. En 1844, mi pueblo natal Villa de Revilla, Tamaulipas, sufrió una invasión del Ejercito de los Estados Unidos para descalificar, como sello limítrofe entre las dos naciones, al Rio las Nueces. Afluente que desemboca al Golfo de México en Corpus Christi. También, establecer, como nuevo límite del territorio de Texas, el Rio Bravo.
En ¡845 Anexaron este territorio a su expansión geográfica y en la toma militar de la ciudad de México en 1848 se adjudicaron el resto del territorio hasta el Pacifico. Todo esto contemplado en el Tratado de Guadalupe firmado en 1853. Triste relato para el territorio de mis raíces. El hostal deparado por la historia se empequeñeció.
Increíble, pero hubo un personaje, que no estuvo de acuerdo y por su cuenta, hizo algo de lo cual no se le podía ni juzgar ni pedirle cuentas.
En 1864, La Naturaleza hizo uso de la erosión, que las corrientes de un rio tan caudaloso podían causar. La madre de los cambios estructurales del planeta fue buscando el escape natural por desniveles existentes creando un nuevo cauce del rio. Pedazo de desierto que le robaba al mismo dueño afectado por el gran despojo, una migaja de geografía.
Una isla surgía entre dos cauces de agua y tierras áridas.
En 1868 la misma madre aprovechó una inundación todavía mayor y dejó otra huella que causó otro desvío más grande, pero en tierras norteamericanas. La sabia naturaleza quiso dejar su testimonio de los actos de despojo y de entrega sin protesta en los que ambas naciones habían incurrido.
Como no había culpable, el tiempo siguió su marcha hasta 1911.
En esta fecha hace su aparición un hombre mexicano de nombre Pedro García, quien por derecho de colindancia reclama su parte de propiedad del Predio. Demanda que no progresó pero que se mantuvo viva hasta 1963.
La demanda original dio paso a una petición de gobierno a gobierno. Requerimiento que tomo fuerza a mediados del siglo XX, y culmino en la fecha señalada.
Estos últimos años de espera fueron mientras yo cursaba la primaria y hasta segundo de secundaria. Muy pequeño para ser testigo de lo que pudo suceder; pero hubo un maestro visionario que un día me enseñó, de un periódico de la Capital, el dibujo de un caricaturista crítico. Arte, que todavía guardo en mi recuerdo.
El Diseñó enmarcaba con maestría una isla entre dos corrientes de agua. Al centro de aquel escenario había una vivienda castigada por el tiempo con un techo de madera que lucía roturas de todos tamaños y atrás de la casa tres cruces que quizá, les guardaban luto a moradores de antaño.
Era de observarse, que infinidad de tejas de aquel techo se veían tiradas al suelo y otras a punto de ser arrancadas. Ahora el reto del taller arropa a mi recuerdo y puedo ver claro un panorama diferente. En lugar, de una casa destruida puedo ver una caja de cerillos y su contenido de pequeños cirios de cera parcialmente consumidos, como prueba de las muchas oraciones que lograron la gesta de recuperación del Chamizal. Inscrito en su cara bocarriba una leyenda que dice “nos la regresaron, pero sin Texas”.
El trabajo de entrega de aquel pedazo de tierra se dio en una visita que John F, Kennedy hiciera a la Ciudad de México, Reunión en la cual, junto con el presidente Adolfo López Mateos se llegó a un acuerdo. Tratado del Chamizal, que fue firmado en 1963 y la entrega se dio en 1967. Un final feliz para un predio que después de cien años regresaba a suelo patrio.
Esta muestra de entendimiento entre países, hoy en día se ha convertido en Parque Binacional y Ecológico El Chamizal. Su desarrollo y funcionamiento ha sido conferido al Municipio de Ciudad Juárez. Los eventos que allí se celebran han logrado cultivar la hermandad entre los pueblos. Las ciudades hermanas de Juárez y El Paso lo usan para celebraciones cívicas y sociales de ambas naciones. La parte norteamericana se ha convertido en el “Chamizal National Memorial Park”. Lugar de recreo y esparcimiento para ambas urbes. Una llamada de la naturaleza, un siglo después, ha creado un lugar especial. Dos secciones hermanas con un mismo propósito: La comunión entre pueblos avecinados.
De verdad que seria bueno ver en ambos países más Parques Binacionales, que promuevan la hermandad, desde Alaska hasta el Rio Suchiate. Tratados binacionales del mismo fin lo pueden lograr.
Ccomentarios (1):
Lupa Sívori
18/06/2025 a las 16:44
¡Hola, Osvaldo! Gracias por compartir este texto tan sentido y lleno de memoria histórica. Me gustó mucho cómo mezclás datos duros con tu propia vivencia, lo que le da un tono muy humano al relato. Se nota el cariño por el territorio y el orgullo por esa recuperación simbólica del Chamizal.
Si me permitís, te dejo algunas sugerencias puntuales:
– Revisaría un poco la puntuación y algunas construcciones gramaticales para facilitar la lectura y mejorar el ritmo del texto.
– Hay varias mayúsculas donde no corresponden (“La Naturaleza”, “El Diseñó”, etc.), y algunas fechas están confusas (por ejemplo, mencionás que el Tratado de Guadalupe fue en 1853, pero fue en 1848).
– La parte del caricaturista es muy potente a nivel simbólico, podrías desarrollarla un poquito más o conectarla mejor con la reflexión final.
– El cierre es esperanzador y propone algo concreto, lo cual le da fuerza y dirección al texto. Eso está muy bien logrado.
En resumen: muy buen trabajo, con corazón e historia. Solo haría una pasada más para pulir estilo y claridad.