<< Volver a la lista de textos
LA PARO Y LE DIGO - por Guillermo
15.00 hs. Buenos Aires, calle Florida.
Todos los días lo mismo y ninguno se parece al otro, la gente que viene y va, empujones, miradas y un acompasado movimiento que va dejando una huella en los baldosones de la calle y en todos nosotros.
─ Esa es Laura. Se dice Javier a sí mismo, emprendiendo un soliloquio.
─Sí, seguro es ella, está más bonita que de costumbre. Tiene el pelo más oscuro, me parece ver que la pollera es muy corta y le queda para morir de celos, aunque en realidad no sé si tiene novio que la cele, ojalá que no, porque si no sería imposible acercarme a ella, y es precisamente lo que quiero hacer. No puedo dejar pasar esta oportunidad. Ella sola, yo solo sin molestos amigos.¡Es el momento!
La paro para saludarla.
La llevo hacia una vidriera para que así la gente no nos empuje.
Miro su mano para certificar que no tenga anillo que indique que está en pareja, porque si así fuese, se me complicaría salir con ella. Como me gustaría, al menos, intentar desbancar al desgraciado del novio ¿Qué le habrá visto a ese tipo? Bueno, si es que tiene novio.
Yo estoy seguro que cuando compartimos la fiesta de los quince años de egresados en la isla del Tigre… ¡Qué plomazo!, pero valió la pena para estar con ella.
Todavía me hace temblequear la sensación que me generó su piel, cuando pasé mi mano por su espalda al acompañarla hasta donde estaban bailando. No sabía si tocar la piel de su espalda, que mostraba generosamente, (aún siento ese calor que me hizo vibrar) o ir a su lado como un acomodador de cine ¿cuánto hace que no voy al cine? y bueno, ¿quién tiene tiempo? pero podría invitarla, ¡qué buena excusa! para hablarle y no quedar, como la vez pasada en la fiesta, esperando el momento que nunca llegó. Y eso que en la fiesta me dió mucho lugar para que le dijera algo y no me animé ¡qué estúpido! siempre hago lo mismo. Pero en realidad fue en esa única oportunidad, porque otra no tuve pero ahora sí, ya está ahí ¿media cuadra? un poco menos ¿pero qué le digo?
No puedo ponerme frente a ella para detener su paso y decirle: ¿vamos al cine? voy a quedar como un desubicado o más bien como un estupido, bah, como un estupido no, más bien como un desubicado
¿Y entonces qué le digo?
─ ¿Cómo estás Laura?. ¡Qué original! Sos un genio de la seducción Javier. No sos más boludo porque tenés la ambición de luto.
No, así no llego a ningún lado y ya está cerca, ya estoy transpirando, se me va a notar, hace calor pero no es para tanto y me estoy poniendo muy nervioso, seguro me pongo a parlotear cualquier gansada y quedo como un adolescente inexperto. Bueno no estoy muy lejos de eso, de la adolescencia sí, pero falta de experiencia tengo mucha. Podría comenzar con:
─ ¿Qué sorpresa Laura?¿Qué haces por acá?. ¡No! si trabaja en la otra cuadra ¿por dónde la voy a encontrar si no es cerca de su oficina?. Otra excusa podría ser…qué sé yo… pararme con los brazos abiertos frente a ella, claro si no voy a parecer un desquiciado en medio de Florida con los brazos en cruz, y decirle:
─¡Laura! ¡Qué suerte que tengo por verte!
Y claro, seguro que sale corriendo y nunca más me dirige la palabra, además no me animo ni en broma.
─¡Laura! ¿ Cómo estás?. No será muy impactante pero al menos a eso sí me animo Uh, ya está ahí.
O decirle:
─¿Qué tal doctora?. Me manda a la mierda de una.
Y si no me reconoce y me esquiva creyendo que la estoy acosando. No estupido, no. ¿Cómo no va a reconocerme? estuvimos juntos hace quince días y se notaba que yo le gustaba.
Ahí está, ahí está.
¡Está preciosa! Hasta ya huelo su perfume, que bien, como me gustaría quede impregnado en mi piel.
¡Me está mirando!, ¡me está mirando!
Estamos a cinco metros, esa vidriera de mierda que la atrae y deja de mirarme, tres metros, sigue caminando mirando esa vidriera, un metro.
─¡Chau Laura!
Mejor la dejo pasar, no sea cosa que por apurado meta la pata y arruine todo, me preparo un poco y mañana a esta hora paso por acá, en cuanto la vea la paro y le digo…
Comentarios (0)