Literautas - Tu escuela de escritura

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El lector inadvertido - por Carlos Tabada

La comunidad de antropólogos se ha levantado estos días con una noticia que nos ha dejado de piedra. El mensaje que los moais, colosales cabezas de la isla de Pascua, han susurrado a través de los siglos debe ser escuchado de nuevo con más atención.

En una de los cientos de islas de la cultura Rapanui, tablillas del siglo XIV sugieren que su serenidad impasible esconde un cruel misterio. Según los manuscritos, alrededor del año 1350 el mar arrojó a la orilla un insólito desconocido de corpulencia inverosímil. El maestro de la escritura y voz de los ancestros, Huki-Kuhi, junto a los Ivi Atua -ministros- se prestaron a observarle ocultos en la playa, y descubrir qué podía esperar la pequeña aldea del advenedizo.

El maestro, nada más verle, reconoció por su apariencia a un navegante de lejanos pueblos impíos, y ya charrasqueaba su garganta para anunciar la noticia (y esta crónica habría acabado aquí) cuando en una de esas bromas imposibles, auxilio de narradores respetuosos e inexpertos, Huki-Kuhi recordó los serios problemas que tenía en el trabajo.

Su pueblo pasaba por dificultades, y aunque conservaba la habilidad de predecir cosechas y conflictos, las expectativas de sus empleadores eran más volátiles cada día. Observando la concentración del recién llegado en sus intentos por engañar a algún pez, el bienintencionado intérprete reflexionaba si sería la fuente de un augurio trascendental, o el final de sus privilegios de Tangata. En ese estado de ánimo, y sin un plan concreto, decidió señalar a los Ivi Atua en el desconocido mata mākūkū -ojos húmedos-, capaces de ver akuaku -espíritus-, la evidencia de un alma profunda.

Enseguida, el náufrago halló en la playa un pequeño baúl, que se apresuró a abrir con algo que colgaba de su cuello. Con cuidado, casi con reverencia, le vieron extraer una tablilla blanca y recorrerla lentamente con la mirada. Los ministros se sonrojaron ligeramente, y Huki les acompañó discreto cuando el lector inadvertido empezó a agitar brazos y piernas, bailando con alegría mientras llenaba el silencio de la playa con carcajadas ruidosas y verdaderas.

Quizá la premonición salvadora era posible, después de todo. Hurihuri -capturas de las señales del viento-, asintieron los sabios a la indicación de Huki; una naturaleza luminosa empezaba pues a tomar forma entre los Ivi Atua, que ahora observaban al visitante con expectación. Y el visitante decidió entonces ser la persona apropiada.

El baile se convirtió en la coreografía fundacional de una sucesión de gestos, que solían preceder a los esfuerzos en construir una pequeña embarcación. Algunas mañanas al despertar, leía la tablilla, y reía una y otra vez con sonrisas limpias ausentes de luto. Otras veces, de día o de noche, formaba frente a él un pequeño ídolo con piedras, y después de cubrirlo con su ropa recitaba el manuscrito con voz altiva y expresión solemne. Aquello habría intrigado a la conciencia de un banquero dickensiano, y los eruditos miraron finalmente a Huki en busca de un veredicto:

-No podemos estar seguros de lo que nos transmiten sus palabras -dijo-. Que los Tangata maorí -escultores- tallen su rostro, y la gravedad de su espíritu nos acompañará tras su partida.

Creo que ya conocen el resto de la historia. Es una incógnita qué fue de la huella de nuestros compinches, pero queremos hacerles un pequeño homenaje y preguntarnos:
¿Qué sabemos del navegante y su nombre? ¿Sabríamos descifrar las palabras que encontró?

Esta es la tablilla blanca que el maestro legó a las generaciones, que cada uno saque sus propias conclusiones:

Fol. 12r

Nicolò, hijo de Bertramo de Padua y aprendiz tejedor, ante Notario y Gremio de Tejedores, confiesa:

«En incumplimiento con el tejedor Ninfa en mayo de 1352, yo, Nicolò, en julio de 1353:

Primera falta: En la taberna "León de Oro" en Rialto, bebí vino y jugué a los dados con marineros, según testigo Marco Barbaro.

Segunda falta: En la noche de San Marcos, fui hallado en el burdel "Escuela de los Albaneses" por don Pietro».

Testimonios:

Marco Barbaro: «Nicolò estaba en la taberna, gritando blasfemias».
Don Pietro: «Con linterna y sacristanes, hallamos a Nicolò en el burdel, con su túnica gremial manchada».
Maestro tejedor Ninfa:
«Por incumplimiento del contrato, debes 10 ducados por falta. Como no puedes pagar, te expulso de mi taller».

Fol. 12v

Juicio del Notario y Gremio de Tejedores. Sentencia:

«En vista de las pruebas, Nicolò:

Estás despedido del puesto de aprendiz en el taller.
Debes restituir 20 ducados, o servir en presidio».

Firmas:
N. ✘
N.
N.

Comentarios (10):

Codrum

19/06/2025 a las 16:11

Hola, Carlos:
Tengo poco tiempo para leer así que no he podido leerme tu relato. Pero paso por aquí para darte una respuesta a tu conentario.
La CaDeCe es una pista al enigma que está en mi relato. Al leerlo te habrás dado cuenta de que es un poco raro. Es intencionado porque hay mensajes ocultos en él.

No pensé a que se dedica el personaje mientras no busca la caja de cerillas . Es una muy buena pregunta
Volveré por aquí para leer tu relato.

Pd: si tienes algún comentario a mi reseña, por favor, responde en mi texto. ( no hace falta que lo leas o lo comentes si no quieres) es simplemente para no perderme tu comentario

Merche González

20/06/2025 a las 09:09

Hola, Carlos.

Siempre me ha atraído el tema de los Moais y la isla de Pascua y, por eso, me ha interesado tu texto nada más empezar. Creo que consigues meter al lector en el ambiente, con una buena narración, toques de misterio y todos esos nombres autóctonos.

Como punto negativo, me ha parecido que el texto es un poco complicado y no termina de entenderse bien la historia. Por lo menos, yo lo he tenido que leer varias veces para ubicarme. No sé si es por los nombres, algunas oraciones demasiado largas… Quizá es solo una percepción mía.

Aún así, me ha gustado mucho cómo consigues transportarnos a esas tierras lejanas con tus palabras.
Un saludo.

Ricardo S

20/06/2025 a las 15:44

Hola, Carlos:

Tu relato me ha parecido interesante. Usas muy bien el misterio que rodea a la Isla de Pascua y de sus habitantes.

He notado también a mi parecer alguna frase un poco más larga, lo que dificulta un poco la lectura, pero no en exceso.

Buen trabajo.

Un saludo

Cristina Otadui

22/06/2025 a las 07:22

¿Cuántas veces hemos oído la expresión “No aprendemos nada” para referirnos a las enseñanzas que hechos pasados nos debieran de haber dejado?
Creo que tu relato invita al lector a escuchar y entender los mensajes que nos dejan las culturas antiguas, a pensar en la importancia que tienen.
La narrativa ficticia combinada con elementos culturales e históricos dan lugar a un tono amigable, interesante y lleno de simbolismos.
Gracias por invitarnos a seguir explorando y soñando con los misterios del mundo.
Buen trabajo,
Gracias por escribir y compartir, buen verano
¡¡Nos leemos!!

Dante

23/06/2025 a las 07:05

Hola, Carlos.

Soy tu vecino del 29. y por norma me ha tocado comentar tu relato.

Lo primero que quiero decir que la premisa en que se basa me parece poco común y muy original, lo cual es muy positivo.

Antes de seguir, quisiera detenerme en la apreciación de Merche González:

“Como punto negativo, me ha parecido que el texto es un poco complicado y no termina de entenderse bien la historia. Por lo menos, yo lo he tenido que leer varias veces para ubicarme.”

En parte me ha pasado algo similar, pero yo no lo marcaría como punto negativo. Lo que no quiere decir que no pueda reflexionarse al respecto.

Para poder hacer el análisis y ofrecer mi punto de vista, conté la cantidad de palabras: 748 incluyendo las firmas.

Lo que creo que sucedió es que se trata de una muy buena historia, que tiene algunas complejidades (lo que no es negativo: siempre son bienvenidas aquellas que pueden aportar algo nuevo y distinto al lector y, en su caso, hacerlo reflexionar, al menos eso a mí me agrada), y que esas complejidades tornan escaso al límite de 750 palabras. Por lo que ese límite podría haberte llevado a tomar algunas decisiones o a emplear ciertos recursos o a sacrificar ideas, conectores, transiciones, etc. que pudieran dificultar un tanto la comprensión.

Si así fuera, considero que, más allá de lo que pudiéramos sugerirte, no habría que considerar como negativo que hayas decidido compartir el relato de todos modos. Al contrario: esta historia merece ser contada y si compartirla en el taller ayuda para eso, qué mejor.

Puedo estar equivocado, pero desde esta suposición voy a analizar el texto. Aclaro que si bien suelo separar forma de contenido en mis análisis, en este caso puede que se mezclen un poco, dadas las características del texto. Voy a privilegiar siempre la historia que, reitero, me parece muy interesante, y, en lo posible, también tu intención narrativa (lo que quisiste contar y cómo quisiste hacerlo, independientemente de cómo se concretó).

Antes que nada quiero felicitarte por tu conocimiento de la cultura Rapanui o, en su caso, por la labor de documentación.

Cierto es que al incluir palabras que pueden pertenecer al idioma de la cultura o parecerse a él y usar traducciones aproximadas, puede que algunos lectores lo vean más difícil o que piensen o sientan que quedan “algo afuera”. (Esto me ha pasado, por ejemplo, en un relato que situé en la Roma antigua, en Pompeya, donde para construir la ambientación usé palabras y nombres en latín, lo cual a algunos compañeros les pareció bien y les gustó y otros opinaron distinto porque los hizo perderse un poco. Lo mismo me sucedió en otros relatos cuando utilicé palabras en lunfardo –para decirlo sencillo, es una jerga, argot o “slang” de Argentina- que era necesario para esa historia. Si bien puse en un mensaje el significado, las reacciones fueron algo dispares). No obstante eso, creo que fue un riesgo que corriste y que estuvo justificado, porque la historia lo amerita y refuerza su verosimilitud. El hecho de que yo desconociera esas palabras me motivó a buscar (para chequear si la traducción aproximada era esa), y como resultado busqué información e la cultura Rapanui y pude comprender mejor el fondo de tu historia. Aquí también quiero subrayar algo en tu favor: en el formato del blog no te quedó otra alternativa que consignar las traducciones dentro del texto. Quizás si el formato fuera otro lo mejor sería usar notas al pie o al final, con alguna llamada o superíndice, a fin de que la lectura fuera más fluida. En cualquier caso, reitero que esta historia amerita que usaras esas palabras porque son fundamentales para crear la atmósfera o ambientación.

Más allá de esa documentación, es posible que hubiera también algunos anacronismos, pero sobre esto volveré luego.

Teniendo esto en cuenta y lo que señalé acerca de mi suposición de que la complejidad de la historia excede el límite de las 750 palabras y pudo influir en la ejecución, pienso que lo que pudo o puede dificultar la comprensión es determinar con claridad el narrador o el punto de vista.

Voy a transcribir el primer párrafo:

“La comunidad de antropólogos se ha levantado estos días con una noticia que nos ha dejado de piedra. El mensaje que los moais, colosales cabezas de la isla de Pascua, han susurrado a través de los siglos debe ser escuchado de nuevo con más atención.”

Aquí se nos dice que un sujeto plural “La comunidad de antropólogos” ha recibido una noticia que “nos ha dejado de piedra”: subrayo el “nos”.

Esto conduce a tres posibles interpretaciones: el narrador está en primera persona y es un personaje, que podría ser protagonista o testigo; el narrador está en tercera persona y podría ser omnisciente, pero en alguna medida está involucrado en la historia; o quien narra, aunque refiera en tercera persona a la comunidad de antropólogos, pertenece a ella y por eso utiliza el “nos”.

Las tres variantes son plausibles, pero ninguna es satisfactoria del todo. Si es protagonista o testigo, no pone el acento en sí mismo o en cómo conoció el hecho, sino en la comunidad de antropólogos; si es omnisciente es una entidad ajena que sabe todo pero guarda distancia y por ende, no se entendería el “nos”; y si fuera un antropólogo no se comprendería porque primero alude en tercera persona a la comunidad de la que forma parte.

Esto genera que la perspectiva (punto de vista) desde donde se narra sea algo difusa.

En efecto, a lo largo del resto del texto se narran hechos pasados con lujo de detalle (protagonizados por distintos miembros de la comunidad Rapanui y el navegante, a quien se llama “advenedizo” y “lector inadvertido”) y el narrador no parece no fiable sino todo lo contrario: bastante o muy fiable.

Entonces esto nos conduce a la pregunta: ¿cómo sabe todo esto?

Una posibilidad es que sea un narrador omnisciente. Pero si así fuera, no se hubiera involucrado con ese “nos” y, por otro lado, no referiría a una noticia que lo cambió todo. Y en tal caso, no resulta claro a quién se dirige y por qué (es decir cuál es el status ficticio del lector en cuanto destinatario de lo narrado –no digo del texto sino “de lo narrado”-).

La otra posibilidad es que sea un narrador protagonista o testigo (sea presencial o informante), pero en tal caso habría que determinar cómo llega a conocer los hechos.

En este punto convergen dos elementos: los manuscritos (“Según Según los manuscritos, alrededor del año 1350 el mar arrojó a la orilla un insólito desconocido de corpulencia inverosímil.”) y las tablillas del siglo IV. También el texto refiere en tres oportunidades a “la tablilla” en singular, dos de las cuales precisa que es blanca. A su vez, la oración relativa a los “manuscritos” es seguida de aquella en la que se presenta a Huki-Kuhi.

De esto surge la pregunta: ¿quién es el autor de los manuscritos? Ello no se precisa, pero como se introduce luego a Huki-Kuhi como maestro de la escritura y voz de los ancestros, lo que habría que determinar es si esa cultura conocía la escritura o no y, en su caso, cuál es su datación más antigua (hasta donde pude averiguar, aunque concedo que mi información puede ser insuficiente o parcial) se situaría entre los siglos XV y XVI, es decir después de 1350. Por otro lado, aparentemente no habría sido descifrada esta escritura. Tampoco se trataría de manuscritos, ya que el rongo rongo consistía en inscripciones en tablillas de madera.

Quedarían las tablillas o la tablilla blanca, pero del texto se sigue que la habría extraído el náufrago del baúl que encontró en la playa, pero por la información que se sigue de ella (que se transcribe al final) estaría redactada en un idioma cognoscible para nosotros (presumiblemente en italiano, ya que refiere a Venecia).

Otro punto que podría complicar la comprensión son las palabras “empleadores” –referida a Huki-Kuhi- y “banquero dickensiano” en un contexto en el que se refiere a miembros de la cultura Rapanui en el pasado. Es un guiño al lector, sí, pero en parte introduciría un “ruido”. Salvo que ese anacronismo, al igual que empleadores, haya sido un efecto buscado, una suerte de “ruptura de la cuarta pared”. Lo mismo con la alusión a “navegante de pueblos impíos”, ya que una caracterización como esa sería más propia de culturas occidentales que en principio de una que nos sería extraña como la Rapanui. Aunque este punto también pudo haber sido intencional, para mostrar una suerte de espejo con nuestros juicios respecto de la alteridad (el Otro/los Otros).

En función de todo lo expuesto, no quedaría claro entonces cómo un narrador no omnisciente conocería todo lo acontecido en el pasado, o bien por qué uno omnisciente se incluiría en ese “nos”.

Todo esto apunta a que seguramente esta historia da para más de 750 palabras. No sé cuántas, eso dependería de cuánto quieras desarrollarla, pero sin ese límite, con mayor libertad, la cuestión del punto de vista y el narrador podría haberse establecido en forma más clara y la comprensión sería más sencilla.

La cuestión del narrador (si omnisciente o primera persona involucrado dentro de la historia como personaje) vuelve en el pasaje:

“Creo que ya conocen el resto de la historia. Es una incógnita qué fue de la huella de nuestros compinches, pero queremos hacerles un pequeño homenaje y preguntarnos:”

“¿Qué sabemos del navegante y su nombre? ¿Sabríamos descifrar las palabras que encontró?”

Por un lado tenemos una apelación a un interlocutor plural: ¿los lectores? Pero siendo que cada cual lee en soledad, sería “el/la lector/a” en singular. ¿Un auditorio ficticio de colegas? Esto tendría sentido si el narrador formara parte de una comunidad, como la de antropólogos (que por algo se la identifica en el primer párrafo). Por otra parte, hay distintas alusiones en primera persona del plural “nuestros compinches”, “queremos hacerles un pequeño homenaje”, “preguntarnos”, “Qué sabemos”, “Sabríamos”, lo que renueva la duda: ¿tercera persona omnisciente o protagonista?

Asimismo, cuando se refiere a que “el maestro” legó la tablilla a las generaciones, no quedaría del todo claro quién sería ese maestro. Del contexto se podría inferir que era Huki-Kuhi. Sin embargo, en tal caso, ¿cómo sabría el lector que él la legó? Las únicas dos alternativas serían establecer con claridad la omnisciencia del narrador o usar uno en primera persona que claramente revele cómo conoció los hechos del pasado y que Huki-Kuhi legó y quiso legar esa tablilla.

Ahora bien, si se eligiera y delineara claramente el narrador en primera persona que fuera protagonista y refiriese a algún documento o causa por la cual se conocen los hechos de la comunidad que integraba Huki-Kuhi, el relato podría derivar en algo muy interesante: la utilización del recurso conocido como “cajas chinas”. Esto es: una narración que enmarca a otras y otras que quedan enmarcadas por aquella. A modo de ejemplo: un antropólogo narraría como protagonista (podría haber hecho el descubrimiento). Luego le da paso a Huki-Kuhi, protagonista en el pasado. Como era el maestro de la escritura, podría narrar él y contarnos esa otra historia “desde dentro”, después retomaría el antropólogo y terminaría con la tablilla, que, a su vez, tiene otra narración cuyo narrador protagonista (y “víctima” o culpable, según se mire) sería Niccoló.

Puede que esta haya sido tu intención, yo al menos tomé al texto así y pude comprenderlo. Me pareció muy interesante y muy original.

Lo que más resalta en el relato es la explicación alternativa (y ficticia) del origen de los moais: los Tangata maorí los esculpieron en base al extraño corpulento.

No queda claro qué habría sucedido con el náufrago y algunos párrafos no sé si no son claros o son deliberadamente ambiguos, ya que no resulta claro si hubo interacción de la comunidad con él o no. Pudo haber sucedido que logró salir o ser rescatado o que murió en la isla.

Pero cualquiera sea la respuesta, la originalidad radica en el elogio a esa civilización que creó una cultura que para nosotros es extraña: sus escultores tomaron al extraño y dieron forma a esos monumentos. El Otro para ellos tuvo un significado positivo y la creación artística y si se quiere ritual fue la forma de que su presencia quedara fijada y que, de algún modo, su espíritu también se quedara en el lugar.

Lo que plantea varias pregunta demoledoras: nosotros, occidentales del siglo XXI (y nuestros predecesores de siglos anteriores e incluso de las Edades Moderna, Media y Antigua): ¿qué hicimos, hacemos y haremos con el Otro? ¿Los hacemos parte nuestra y los “fundimos con nosotros” (esto es lo que revelarían los moais según la explicación alternativa que ofrece el relato) y los entronizamos como monumentos? ¿Usamos la “piedra” para eternizarlos o para aplastarlos?

Me pareció genial el corazón de la historia porque además de conectarnos con una cultura que en general parecería lejana y poco conocida nos permite reflexionar acerca de la nuestra y de nuestra historia.

Lo que nos conduce al manuscrito sobre el cual el texto invita a que “cada uno saque sus propias conclusiones”. Al nombrar a Venecia y a Niccoló, que asumo era el navegante, sospeché acerca de Marco Polo. Y según pude averiguar su padre tenía ese nombre. ¿Sería el padre de Marco Polo? Si así fuera, habría un ligero desfasaje cronológico.

Sin embargo, eso no sería grave, porque lo importante no sería si era o no el padre de Marco Polo sino lo siguiente: el navegante provenía de Venecia. Venecia era una potencia naval y mercantil, lo que da idea de la expansión europea. Por alguna razón, ese navegante llega allí. Y es en este punto donde creo el relato nos conduce a la contraposición cultural: ellos a “uno de los nuestros” lo convirtieron en monumento y creyeron que tallando sus rasgos se quedaría su espíritu. ¿Qué hubieran hecho “los nuestros” con “uno de ellos” o con todos…? Quizás aquí esté el mensaje de los moais que debería ser escuchado con más atención…

Por lo demás, me ha parecido muy interesante, gráfico y hasta divertido cómo mostraste por un lado las diferencias culturales y por el otro la relación con la tablilla. Los rapanui creían que el extraño “formaba frente a él un pequeño ídolo con piedras, y después de cubrirlo con su ropa recitaba el manuscrito con voz altiva y expresión solemne.” Él, en realidad, por un lado –y quizás para no volverse loco y tener una conexión con el que asumo su lugar de origen- realizaba la “representación” o “pantomima” del juicio y recitaba el contenido de aquella tablilla que, seguramente, a los oídos de Huki y la comunidad carecía de sentido. A su vez, si el náufrago era, como creo probable, el propio Niccoló, esa representación podría ser su “revancha”: fue condenado y sin embargo, pese a que estuviese tan lejos y en el “medio de la nada” estaba en libertad y sin haber pagado un solo ducado. De manera tal que con un par de pinceladas se muestran dos cuestiones muy humanas: cómo vemos la realidad y a los otros a través de nuestra propia lente cultural y el valor que le concedemos a la libertad pese a todo y contra todo.

En conclusión: encuentro tu relato muy interesante y original. Tiene su complejidad y no es cerrado sino que da intervención al lector pero que por esas características ha sufrido el límite de las 750 palabras. Si ese fuera el caso, ojalá pudieras expandirlo hasta donde lo creas necesario, para superar los inconvenientes que pudieran haber dificultado un tanto la comprensión en una primer lectura.

De todos modos creo que es una historia que vale la pena contar y agradezco que la hayas compartido en el taller.

Felicitaciones por tu creatividad y por una historia tan diferente.

Saludos y nos seguimos leyendo.

Carlos Tabada

23/06/2025 a las 19:02

Hola, gracias por los comentarios, hasta donde sé son acertados, el texto es más
complicado de lo que era mi intención. En cuanto al análisis de Dante, solo puedo agradecer su profundidad, es una excelente base para mejorar. Dos cosas, por un lado es cierta la falta de definición del narrador, es algo en lo que tengo que empezar a trabajar. Por otro lado no era mi intencion aludir a Marco Polo, de hecho, aparte de la corpulencia pienso en el personaje Nicolò como alguien poco singular.

Lupa Sívori

24/06/2025 a las 12:37

¡Hola, Carlos! Gracias por pasar por mi pequeño relato.
Tu texto es muy original y sí, tiene relación con el mío (lo cual me pareció súper curioso). Combina el tono pseudoacadémico con una invención narrativa muy bien lograda. Mezcla de mitología rapanui, relato antropológico y documentos medievales con una coherencia interna que se sostiene con elegancia. El giro final —que el “lector inadvertido” simplemente estaba leyendo una confesión burocrática de un aprendiz veneciano borracho— está muy bien.
Disfruté de la lectura. Un cuento sutil, inteligente, bien ejecutado, que tiene algo de Borges y algo de ¿Umberto Eco capaz?, pero con voz propia.

De yapa, te pido si podés seguirme en mi IG (@ViajarLeyendo451) y en mi podcast de cuentos narrados:
https://open.spotify.com/show/1kf01qxrscrZ9EstRmsHhl?si=e7513997cfd04c96
Lupa, desde Argentina.

Ricardo Ramírez

24/06/2025 a las 14:22

Es una buena explicación para ese fenómeno de porque, si la observas bien, esas esculturas parecieran que fueran a contarte algún secreto.

Mila G.

26/06/2025 a las 07:59

Hola Carlos:
Después de leer tu relato muchas, muchas veces, no me siento muy “calificada” para comentarlo. Creo que me sobrepasa… Me ha costado entenderlo (es más, creo que no lo he llegado a entender del todo). La cultura rapanui es un tema del que sé bien poco y no ha logrado “engancharme”.
Demasiados nombres y términos desconocidos que, aunque llevan su traducción al lado, hacen que el ritmo de lectura vaya a trompicones.
En cuanto a la indefinición del narrador en el primer párrafo, yo cambiaría “nos” por “les” y ya está.
Aún así, pienso que tu texto tiene mérito y está bien escrito.
El punto de partida es bueno, pero estoy segura de que podrías reescribirlo y mejorarlo.
Si lo haces, envíalo por favor.
Un saludo y buenas vacaciones.
“Iorana”

Codrum

15/07/2025 a las 09:43

Hola, Carlos:
Muchas gracias por pasar por mi relato y comentarlo. También te agradezco que nos presentes tu relato.
Si me lo permites voy ha intentar analizarlo un poco. Aunque he visto que tienes unos cuantos comentarios. No los he leido.Así que pido perdon si me repito.
Primera lectura: he de reconocer que me ha resultado confusa. A primera vista me ha parecido una columna de opinión o un texto divulgativo y me dificultó la lectura cuando se transforma en una especie de cuento.
Las palabras propias , con sus explicaciones, me parece que entorpecen el texto. Hecho de menos un párrafo de introducion que nos presente los conceptos y de ahí que avance la historia.
En cuanto al final, me ha quedado bastante difuso. ¿es un galeote que sobrevive a un naufragio? Si es así, ya es suerte que encuentre un baúl con su veredcito.
Segunda lectura
1. La forma
Punto de vista: el narrador me parece confuso. Me pierdo en la intencionalidad. Parece que la cantidad de datos que tienes podría dar para un texto mucho mayor, explicativo y dinámico.
la sonoridad: la sonoridad del texto, el ritmo y el tono hacen ,en seguida, que nos imaginemos a un narrador instruido, casi un doctor antropólogo o un periodista especializado. De esta forma das veracidad a tu relato aunque todo sea inventado.
los diálogos: hay apenas dialogo, y se hacen una cuantas preguntas retóricas que se lanzan al lector. De esta forma se le involucra en la resolución y se le invita a sacar sus propias conclusiones. Lo que a mi parercer es un acierto.
el lenguaje: Ya te he comentado que por momentos se antoja demasido específico y corta el ritmo. Tambien hay descripciones muy adjetivizadas que pueden emborronar la imagen que se crea en el lector.
el tono: informativo y neutral. Creo que es un acierto para tu texto.
la construcción de los personajes: En poco quieres avarcar mucho y creo que confunde. No veo una imagen clara del los personajes.
las descricpiones:
El párrafo que empieza con “ El Maestro, nada más verle….” por ejemplo me parece un poco caótico. Primero veo a un maestro mirando un navegante que va a hablar y luego un chascarrillo entre paréntesis que me rompe por completo. ¿Qué noticia iba a contar? ¿ Cuál es el auxilio de narradores inexpertos? ¿El recordar algo e interrumpir tu narración para aportar otra idea?
En el si guiente párrafo los ministros se sonrojan. ¿Cuál es el motivo?
“El baile se convirtió en la coreografía fundacional de una sucesión de gestos, que solían preceder a los esfuerzos en construir una pequeña embarcación” esta frase me suena muy rebuscada ya que mezcla varios temas.
Estructura: a primera vista, parece una estructura bien dividida en párrafos con sentido. Una clara introducción y un final abierto a la interpretación.
Pese a que los párrafos a veces se mezclen un poco en contenido, con una revision diminuta se podría quedar un gran texto.
El contenido: Me creas más dudas que respuestas. ¿Cómo pudo el visitante decidir ser la persona apropiada, sino sabe que le estan observando?
Cuando mencionas que “baila con alegría” tras encontrar la tablilla, y posteriormente “El baile se convirtió en una coreografía”… ¿es el mismo baile de felicidad? ¿por qué lo baila antes de construir la embarcacion?
Comentario personal
Parece que no me ha gustado el texto, por lo que te he escrito hasta ahora, pero sí me gusto. El tema es original y la prespectiva dada desde el narrador neutral -informativo- me ha gustado mucho. Creo que es un tema apasionante y que ocn una extensión mayor, o simplificando algunas frases, podria quedar como un bonito texto de aventuras y de divulgacion de informacion. Creo que tienes un conocimiento muy basto de esta historia y te ha desvordado el plasmarlo en tan solo 750 palabras.

Objetivo del taller.
Has introducido las palabras de una forma natural dentro del texto. Así que objetivo conseguido.

Muchas gracias por compartir tu texto. Espero que mi comentario se sienta respetuoso y desde el afan de aprender y no de menospreciar un texto con potencial.

Pd: si tienes algún comentario a mi reseña, por favor, responde en mi texto. ( no hace falta que lo leas o lo comentes si no quieres) es simplemente para no perderme tu comentario

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