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Una aventura - por Otilia

Cruzó la plaza con la velocidad del rayo y bajó a la calle que llevaba al puerto. Acababa de amanecer y ya tropeles de hombres se afanaban en mover fardos de provisiones que cargaban en las naves, mientras el trabajo en las bodegas era agobiante para ultimar los preparativos del viaje.
Alvar miró el horizonte, donde el mar parecía fundirse con el firmamento, y tomó la decisión de embarcar. Aunque la pelea había sido justa, acababa de matar a un hombre.
Este joven hijo de Francisco Díaz, uno de los Mercaderes de las Indias que, en Sanlúcar de Barrameda, se llamaban cargadores, se había enamorado de una dama de la ciudad.
La familia de Beatriz Guzmán había acumulado los importantes títulos nobiliarios de señor de Sanlúcar de Barrameda y duque de Medina Sidonia.
Creció huérfana de madre, protegida por su severo padre y su hermano, Enrique. Cuando conoció a Alvar y los jóvenes se enamoraron, el padre prohibió la relación. Beatriz merecía más que un simple comerciante. Para disuadir al joven, mandó varias veces a su encuentro a mercenarios, pero Alvar no se amilanó y se enfrentó a ellos.
Aquel día le habían esperado escondidos en un recodo del camino. Dos embozados de luto le atacaron con saña. Enseguida dejó a uno fuera de combate con un rodillazo en sus partes nobles, pero el otro, mucho más alto, blandió la espada de un modo furibundo. La lucha encarnizada estaba dejando a los contrincantes llenos de sangre que manaba de las heridas que se infringían sin tregua. Al final, la suerte estuvo de su parte, y cuando ya se veía perdido, con una rápida estocada atravesó el corazón del enemigo. Al ver la cara lívida del hombre que yacía en tierra, el corazón de Alvar también quedó herido: era Enrique, el hermano de su amada Beatriz.
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Hoy, Cristóbal Colón emprende, desde el puerto de Sanlúcar de Barrameda, su tercer viaje. La flota de seis navíos cuenta con una gran tripulación.
En esta expedición se dirige más hacia el sur. Quiere tomar pie en tierra firme y no en un conjunto de islas, como en los viajes anteriores.
A los asentamientos del norte ha mandado hace unos meses dos carabelas al mando de Pedro Fernández con medio centenar de soldados, uno de ellos es Alvar Díaz, buen conocedor del manejo de armas, que busca aventuras para olvidar la huella de Beatriz en su corazón.
El almirante no sabe, cuando emprende el viaje, que su capitán Pedro Fernández ha tenido problemas cerca del Cabo San Vicente. En la zona se encontraban barcos corsarios franceses con la intención de capturar alguna carabela española.
***************
Alvar, como todo aventurero, estaba acostumbrado a dormir poco. Aquel atardecer ha subido a cubierta y permanece en el castillo de popa mirando los últimos rayos del sol poniente mientras su pensamiento volaba hasta su adorada. De pronto, en la lontananza, divisa unos puntos de luz.
—¡Capitán! ¡Barco a la vista! —alertó.
—¿Naves portuguesas?
—No puedo asegurarlo, capitán.
—Esperaremos y veremos si se ocupan de nosotros.
El fuego del ocaso se ha extinguido y las estrellas aumentan a medida que desaparece la luz.
—¡Amigos! —dice el capitán—. Vamos a demostrar que la corona de España es fuerte por mar y tierra.
—Estamos preparados, no tenemos temor a nada —confirmó Alvar.
—¡Por la reina Isabel! —responden todos a una voz.
La oscuridad protege a aquel puñado de audaces. Sienten como una nave les aborda. Es una carraca pesada y alumbrada por unas pequeñas lámparas de aceite. Esa momentánea claridad hace posible que Alvar vea como varios bucaneros, valiéndose de maromas, comienzan el abordaje y al grito de “¡Pas un!” caen sobre ellos.
Resisten el primer ataque, pero siguen llegando hombres que empiezan a cercarlos. Alvar se lanza sobre ellos con el ímpetu de una fiera y a sus gritos los compañeros atacan enfebrecidos. En la cubierta se escuchan espadas que chocan, arcabuzazos y gemidos de los moribundos. Cuando las bajas enemigas son superiores, el capitán español gira la nave a barlovento de la torpe carraca, con ligereza la pasa por la popa y la deja atrás.
Con las primeras luces, tiran los cadáveres enemigos al mar y curan a los heridos. Han perdido hombres, pero están fuertes para seguir el viaje.
Después de más de dos meses de calma chicha, olas de fuerte calor e intensas lluvias, y cuando quedan pocos víveres y el agua empieza a escasear, avistan tierra. El oleaje silencia la emoción y los aplausos.

Comentarios (6):

Daniel Escobar Celis

19/06/2025 a las 04:00

Saludos, me parece un relato interesante para ser histórico. La narración me parece fluida y facil de seguir. Aunque pienso que faltó un poco más en cuanto a lo referente a lo que pensaba y sentía el protagonista, más allá de sentirse herido por lo de Beatriz. Aunque a nivel narrativo me agrada, no me queda claro la situación en torno al problema del protagonista que es huir de lo sucedido. Pienso que agregando unas reflexiones de lo que piensa y siente el protagonista habría funcionado.

En fin saludos, espero seguir leyendote.
Si gustas puedes pasar por mi relato el 40.

Daniel Escobar Celis

19/06/2025 a las 04:02

Corrijo, mi relato es el 3, pero si quieres pasar por el 40 está bien. Lo acabo de leer y me gustó…

Antonio

20/06/2025 a las 09:03

Interesante relato de amor-desamor y huida, al final cuando aparece ese barco de posibles bucaneros creia que iba a aparecer el padre para vengar la muerte del hijo y con él su hija para que presenciase la venganza, en fin hubiera sido un final con mas justicia poetica si Alvar se hubiera cepillado al padre…y claro luego a la hija (con perdon)…me ha gustado mucho, buen lexico transportado de la epoca, tendre que explorar el relato historico.Enhorabuena.
Y gracias por tus comentarios al nº 46, que conste que no me he inspirado en ninguna serie, ni pelicula, posiblemente sea el cine el que se inspira en la literatura, un saludo y nos seguiremos leyendo. Salud

Yolanda T

22/06/2025 a las 08:17

Hola, Otilia. Felicidades por el relato. Es ameno, de lectura fluida y con un vocabulario propio de la novela histórica de aventuras.
Pero… He echado de menos más profundidad emocional en Alvar, que expresara ese dolor por la separación de su amada. También me hubiera gustado conocer el punto de vista de Beatriz, pero entiendo que 750 palabras son pocas y tu relato da para mucho más.
Buen trabajo y un saludo.

Wanda Reyes

25/06/2025 a las 14:41

Hola Otilia, gracias por pasar por mi relato y comentar. Pido disculpas por tardarme tanto en pasar por aqui pero este mes me ha sido muy dificil. El relato me gusto mucho, muy bien escrito y de lectura ágil. Me hubiera gustado se profundizara mas en la relacion con Beatriz, pero se que hay limitante de palabras. Saludos

Otilia

30/06/2025 a las 09:08

Muchas gracias por comentar Daniel Escobar, Antonio, Yolanda T, Wanda Reyes y gracias Iria por tu trabajo.
Felices vacaciones.
Saludos.

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