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Cuando el corazón aprende a latir distinto - por @HenkoSlowLifeR.

Web: https://www.instagram.com/bitacoradetintaytiempo?igsh=MTFmc2VpcmR6aWZjZA==

Diario de Beatriz.
Un día de octubre de 2025…

Recuerdos de mi diario:
21 de abril de 2025

Hoy vuelvo a escribir.
No para despedirme, sino para recordar.

Han pasado once años desde que Mara siguió latiendo en otro lugar, más allá del tiempo, más allá del miedo.

Mi pequeña Blancanieves:

Naciste un 14 de febrero de 2014, día de corazones. Y fue tu corazón, pequeño y valiente, quien me enseñó que el amor no siempre se mide en años, sino en latidos.

Recuerdo aquellos meses en el hospital como si fueran un sueño roto. El sonido de las máquinas. La espera en los pasillos. Las oraciones susurradas. El eco de los monitores, marcando ritmos que se confundían con mi propio pulso.

Vi partir a otros niños. Escuché llantos que atravesaban paredes. Y cada vez que abría los ojos, seguías ahí, aferrada a la vida con un hilo invisible hecho de fe y ternura.

A veces pienso que en aquel tiempo perdí la razón, o tal vez la mente hizo lo único que podía para sobrevivir: fragmentarse, esconderse, huir.

Porque el dolor es un fantasma que no se ve, pero te habita. Camina contigo, se acuesta en tu cama, susurra cuando intentas dormir. Yo lo llamé Ausencia. Y durante años, fue mi sombra.

"Maxiwini", apenas entendía —con solo dos años y medio— por qué mamá lloraba tanto. Se ha convertido en mi ancla, su sensibilidad es el recordatorio de que la vida no se detiene, aunque el corazón sangrante quiera hacerlo.

"Miniwini", con su alegría, me recuerda que, aunque duela, la vida se aprende mejor desde el amor y la risa.

"Kiri", mi compañero de viaje: ambos seguimos aprendiendo a AMAR en mayúsculas.

Durante mucho tiempo busqué un sentido. Una razón. Una respuesta que calmara la herida. Y un día comprendí que no había explicación, pero sí camino.

He pasado años diseñando un plan. No para escapar, sino para vivir contigo de otra forma. Para tejer tu recuerdo en cada amanecer, en cada palabra, en cada acto de amor.

Mi venganza no es contra la vida, sino a favor de ella: seguir aquí, seguir amando, seguir respirando…

Y en este viaje he aprendido que algunas almas aparecen como faros: presencias suaves que sostienen en silencio, que no necesitan palabras para abrazar. Corazones que comprendieron el dolor sin huir de él. Y, aunque, hubo corazones que se perdieron en su propio miedo y no supieron cómo estar, hoy ya no hay reproche, solo comprensión porque cada ausencia me enseñó también a mirar con ternura, a aceptar que todos caminamos con nuestras propias heridas.

Cada 14 de febrero, cada 21 de abril, cierro los ojos y te siento cerca. Tu nombre sigue latiendo. No hay silencio, ni olvido. Solo una presencia suave, como una brisa tibia en el pecho.

Hoy entiendo que no hay despedida. Porque cuando alguien amado se va, no desaparece: se transforma. Y vive en la forma en que miramos el mundo después. En cómo tocamos las cosas. En la ternura que dejamos en los gestos.

No soy la misma. La que salió de aquel hospital no volvió intacta. Pero aprendí que los fantasmas no siempre dan miedo. Algunos vienen a recordarnos que seguimos aquí. Y que cada lágrima es una semilla de amor.

Mara, tu corazón fue breve, pero tu eco es eterno.

Mi venganza es seguir latiendo.
Mi plan es amarte sin miedo.
Y mi fantasma ahora es luz.

Hoy, once años después, vuelvo a escribir para decirte: no te fuiste. Solo cambiaste de forma.

Y en cada latido mío, en cada momento de tus hermanos, y en papá, sigues viviendo.

Gracias por enseñarme que el amor, aunque duela, nunca muere.

Con todo mi amor, Mamá

P.D: Cuando el corazón aprende a latir distinto, el amor se vuelve infinito.

Comentarios (5):

Pablerasky

19/10/2025 a las 09:20

Uau, qué bello e intenso. Me ha encantado la forma poética en la que narras esta experiencia tan dolorosa y transformadora. No voy a entrar ni en tu estilo ni en la estructura de tu texto porque, emocionalmente, me ha cautivado. Enhorabuena por el sentido que le das a una experiencia tan dura y por saber transmitirla con un estilo sencillo y luminoso.

Raquel Garcia Candelario

19/10/2025 a las 19:33

Solo puedo decirte una cosa. OLE TU! Brutal!

Silvia

20/10/2025 a las 17:16

Cada párrafo brilla como lo haces tú. Que bonito leer esperanza en una historia tan llena de dolor y narrada de la manera más bonita jamás narrada. Enhorabuena. La escritura también es una manera de sentiros unidas.

Ancilo

20/10/2025 a las 18:22

Gracias hija por hacernos ver el amor de una madre.
TE QUEREMOS 😘

Gita

20/10/2025 a las 22:16

Hermosa manera de enfrentar la vida la madre y expresarlo como lo has hecho.
Sólo estos dos nombres me chocan Maxiwini y Miniwini, demasiado parecidos.

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