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Una noche en septiembre - por José TormaR.

Web: http://www.cuentoshistoriasyotraslocuras.wordpress.com

7 de septiembre, 2025

El silbido del viento atravesando los árboles me eriza la piel. Mi perro deja de ladrar. Cierro mi abrigo y soplo sobre mis manos, intentando amortiguar el frío. Mi plan es sencillo, acercarme a la hacienda Benavente y observar la ventana, toda la noche si es necesario. La gente jura que la canción del siete de septiembre está inspirada en los amantes trágicos que se habían despedido en esa ventana, una noche para no volverse a ver. Catalina, rica heredera; Servando, peón de una hacienda vecina. Su amor, prohibido.

La muerte de él fue un accidente, pero hay quien afirma, que la dama, asustada al escuchar la voz de su padre, cerró la ventana y empujó la escalera. Los criados encontraron el cadáver al día siguiente, y lo enterraron en los jardines traseros. El padre, satisfecho con la explicación de que había sido un ladrón, no pensó en cuestionar a su hija, quien nunca supo lo que había pasado. Noche a noche lo esperaba, abría su ventana y buscaba en el horizonte a aquel amante que nunca volvió.

Según el folclore, el fantasma del caballero regresa cada año, en el aniversario de su despedida, de su muerte. Buscando venganza, o que ronda, esperando ver a su amada, sin saber que su padre, al verla tan triste, la había mandado al extranjero.

No sé mucho del destino de la dama, porque los recuentos son confusos. Algunos dicen que no llegó al puerto y otros aseguran que se tiró por la borda a mitad del golfo.

“Tal vez sean cuentos y no valga la pena la congelada de trasero que me estoy poniendo”.

El perro se me acurruca.

—Lo siento “Chato” —le digo mientras lo acaricio—. No debe tardar.

Levanta su mirada y sus orejas se erigen.

—¿Qué pasa pequeño?

Me ignora y su cuerpo empieza a temblar. Las luces en la ventana se encienden y apagan.

¡Ahí está!

Una figura masculina, se acerca y levanta la mirada. Su cuerpo traslúcido fosforece más fuerte que el brillo de la luna. Sus ojos fijos y atentos en el balcón.

“Chato” gime y huye hacia campo abierto.

Con el dispositivo en mano, salgo de mi escondite y me acerco sigiloso. El ruido de una rama al quebrarse me detiene. Los vellos de la nuca se me erizan y una estela de vapor sale de mi boca, la temperatura baja de repente.

Detrás de mi viene una dama. Su caminar es lento. Su edad es incalculable, pero sus ropas son antiguas. Un velo cubre su cabeza y tapa sus facciones. Recuerdo el motivo de mi visita y apunto ajusto el objetivo… uno, dos, tres flashes. Mas la mujer no se inmuta. Llega a donde esta el hombre que al verla levanta los brazos al cielo. Ella lo toma de la mano y lo guía. Las luces de la ventana se apagan. Enfoco y saco otras tres fotografías. El obturador se atora y tengo que cambiar de equipo. La segunda no es digital, en cierto modo le tengo más confianza al film que a las tarjetas de memoria.

Apresuro el paso, no quiero perderlos de vista.

La dama continúa caminando y la figura fantasmagórica, sigue sus pasos, obnubilado por la mirada triste de la mujer. Tomo tres fotos más. Este es mi boleto a la fama, todos los periódicos querrán contratarme al ver esta historia. Los fantasmas de Catalina y Servando, por fin tendrán validación en su historia y tal vez, su amor, habrá trascendido fronteras.

El pasto esta alto detrás de la hacienda. Sé, que no la mantiene el jardinero. Me lo comentó cuando lo entrevisté.

Catalina mueve la hierba e invita a Servando a sentarse. Se funden en un tierno abrazo y él comienza a desvanecerse. Ella lo mira con ojos de amor, sin darse cuenta de mi presencia ni de los constantes flashazos que salen de mi cámara.

Camina hacia mí. Pasa por mí lado y se detiene. Voltea su mirada y puedo ver su rostro destrozado y lleno de sangre. Sin pensarlo, le saco otra foto. Ella no se inmuta. Sus destrozados labios se abren…

—Contarás mi historia, forastero. Te espero aquí el próximo siete de septiembre.

Sigue su camino y cuando trato de tomar una última foto, ella ha desaparecido.

Dejo constancia de este hecho, mas no el punto final. Tengo una cita para dentro de un año. No puedo publicar nada de momento: todas las fotos, aun las digitales: salieron veladas.

Comentarios (2):

Cristina Otadui

19/10/2025 a las 14:13

Hola,

El texto tiene un tono melancólico y frío que está presente desde la primera línea: “el silbido del viento…” y se mantiene a lo largo del relato. El uso de detalles sensoriales (el frío, el sonido, la oscuridad) construye un escenario muy vívido que refuerza el tono de misterio.
El recurso de la leyenda local, con tintes a lo Romeo y Julieta, equilibra lo romántico y lo siniestro.
Engancha porque la tensión del cuento va in crescendo: el perro se inquieta, bajan las temperaturas, aparece el fantasma, luego la dama.
El final abierto genera expectativa y aunque el recurso paranormal de las fotos veladas es un clásico, resulta efectivo.
Se me quedan cortas las informaciones sobre el narrador y Catalina: apenas sabemos que le impulsa al primero a documentar la historia y Catalina ya convertida en fantasma ofrece un giro para el que el lector está poco preparado.
En general el relato esta bien construido: podrías revisar algo la puntuación y poco mas.

Gracias por escribir y compartir.
¡¡Nos leemos!!

Lupa Sívori

20/10/2025 a las 20:44

¡Hola, José! Como suele ser tradición ya, tenés un cuento sólido, bien narrado y con un aire clásico que funciona. Se siente que sabés lo que hacés con la estructura de “mito local + aparición + testigo moderno incrédulo”.
Si puede indicarte alguna cosita, sugiero una revisión de puntuación y fluidez. Hay varias comas innecesarias o ausentes que cortan el ritmo. Por ejemplo:

“hay quien afirma, que la dama…” → sin coma
“Llega a donde esta el hombre que al verla levanta los brazos al cielo.” → falta tilde en está.
“El pasto esta alto detrás de la hacienda.” → igual, está.
Un repaso fino de puntuación y tildes le daría más limpieza formal.

Cuidado con repeticiones de estructuras.
Usás varias frases con el mismo arranque (“El perro…”, “El pasto…”, “La dama…”, “Ella…”). Podrías alternar con construcciones más variadas para darle cierta musicalidad al texto.

¡Felicitaciones como siempre!

¡Saludos desde Argentina!
@ViajarLeyendo451

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