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LOS FANTASMAS DEL PASADO - por Mila G.R.
10 de octubre de 2025
Querido diario:
Hace mucho tiempo que no te visito. Ya conoces el funcionamiento de mi mente rebuscada: cuando estoy bien, te olvido; en cambio, en mis días más oscuros, te echo de menos. Necesito sentir este papel rugoso y duro bajo mi mano.
Te contaré: ayer fue uno de esos días en que los viejos fantasmas del pasado vinieron a visitarme.
A las once, llegó el cartero. Entre las facturas y la publicidad, se escondía un sobre, sucio y arrugado, con la dirección escrita a mano y sin remitente.
Lo abrí con curiosidad. Dentro había una hoja perfectamente caligrafiada, escrita por una sola cara. La leí de un tirón, pero no pude entender prácticamente nada. Volví a leerla por segunda vez, más despacio, intentando respetar cada punto y coma. Lo hice en voz alta, pensando que quizás el sonido me permitiría descifrar su significado.
¿Quién la enviaba? No iba firmada ni aparecía ningún nombre que me diera alguna pista. Los renglones eran rectos y la caligrafía pulcra, pero las frases se negaban a formar un mensaje coherente.
“Nada graba tan fijamente un recuerdo en la memoria como el deseo de olvidarlo.”
“Me has fastidiado la vida y ni siquiera te has dado cuenta, pero ahora me toca a mí.”
“Si quieres ser feliz, no te quedes mirando la carretera…”
Me senté en el suelo de la cocina, con la espalda apoyada en los fríos azulejos, y releí la carta mil veces. Era un auténtico enigma, un acertijo sin pies ni cabeza. Pero había algo en la cadencia de las frases, en su forma de expresarse, que me resultaba inquietantemente familiar. No eran las palabras en sí, sino la sensación que me provocaban.
De repente mi respiración se aceleró. La última frase sobre la carretera me golpeó con fuerza. Solo había una persona que la usaba con ese significado tan particular.
Elisa, mi mejor amiga de la universidad. La conocí hace quince años y compartimos apartamento, fiestas interminables, noches sin dormir, y el secreto que lo cambió todo.
Me levanté de golpe y fui al dormitorio. Saqué la vieja caja de madera que guardaba bajo la cama. Dentro, había un recorte de periódico de hace diez años que yo había intentado no volver a mirar jamás. La noticia era pequeña: "Accidente de tráfico en la autopista A-7. Un hombre en estado crítico."
El secreto: yo conducía aquella noche. Pero el seguro de Elisa cubría mejor los daños, y por un tema meramente pragmático, la convencí para que dijese que ella iba al volante. Fue una mentira que salvó mi futuro, pero destrozó el suyo: la obligó a pagar, a enfrentar interrogatorios y, finalmente, a cargar con la culpa de una mentira.
Volví a la carta. Las palabras ya no eran un acertijo, eran una declaración de guerra.
Elisa no había podido soportar mi felicidad y mi éxito mientras ella cargaba con mi fantasma.
Su juego no es hacerme recordar el pasado. Su juego es mucho más directo: ella no quiere olvidar el secreto, y ahora ha decidido que yo tampoco lo olvide.
Elisa ya no está en mi pasado. Está en mi presente, y ahora lo único que me queda por hacer era esperar lo que ha de venir: su plan de venganza.
Comentarios (4):
Cristina Otadui
19/10/2025 a las 11:42
Hola Mila,
Un relato de tono íntimo y confesional donde la protagonista crea un vínculo emocional con el lector, gracias, creo, al uso de la primera persona y del diario como testigo silencioso y confidente
La estructura del texto esta perfectamente delimitada: introducción, nudo y un desenlace con final abierto: el ritmo que logras por esta dosificación genera tensión y crea intriga psicológica.
A destacar: la riqueza del lenguaje: “papel rugoso y duro”, “espalda apoyada en los fríos azulejos” que intensifica la atmosfera; las frases enigmáticas: “Nada graba tan fijamente un recuerdo.. .”; la figura del fantasma que representa las situaciones reprimidas y no resueltas.
Parece un texto sencillo pero ahí están esos grandes temas como la culpa, la fragilidad de las relaciones humanas o como, a veces, hechos del pasado marcan nuestro presente o nuestro futuro.
Podría ser el inicio de una buena novela de misterio… ¡¡Animo!!
Gracias por escribir y compartir
¡¡Nos leemos!!
Hilda G.M.
20/10/2025 a las 10:55
Hola, Mila.
Me ha parecido interesante tu texto. Creo que está bien escrito y se lee con fluidez.
Esa página de diario nos ayuda a conocer al personaje: alguien que se ha permitido vivir despreocupadamente su vida durante diez años, que ha logrado el éxito y se siente feliz hasta que aparece el fantasma del pasado… En mi opinión, el personaje no siente remordimientos, no lamenta de veras haberle echado a perder la vida a Elisa, simplemente se siente amenazada por el plan de venganza de su antigua amiga.
Me parece que en la última frase quedaría mejor el verbo en presente: no “era esperar”, sino “es esperar”, puesto que el resto de la frase está en presente: y ahora lo único que me queda por hacer es esperar lo que ha de venir: su plan de venganza.
Saludos y gracias por compartirlo.
Hilda G.M.
20/10/2025 a las 10:58
Perdón, se me ha ido sin comillas “…y ahora lo único que me queda por hacer es esperar lo que ha de venir: su plan de venganza.”
Mila G.
20/10/2025 a las 12:03
Si, Hilda tienes razón ha sido un error mío. Porque escribí todo el párrafo en pasado pero luego pensé que quedaba mejor en presente pero se le olvidó cambiar el verbo…
Gracias por darte cuenta. Demuestra que lo has leído con atención.