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El diario de Ali - por Pilar (marazul)R.

6 de marzo de 1970
viernes, cinco de la tarde

Hola diario: ayer no escribí, estaba muy triste, la verdad. Por un lado me sentía contenta por la llegada de mi hermano el mayor a casa, pero por otro estaba asustada. No sé como explicarlo: feliz, aunque no del todo, algo está pasando y no sé qué es. ¡Y como a mí nadie me cuenta nada en esta casa!
Además Luisito no para de dar la lata, como siempre. Le pillé leyendo el diario. ¿Habrá leído que me gusta Chema? ¿Y lo del beso? Me muero si lo ha leído…
Me enfadé con él, esta vez de verdad. ¡Es idiota!, pero ya tengo un plan para la venganza: no llevarle al cine a ver esa película de Disney que estrenan.

Bueno, ahora lo más importante es saber qué le pasa a Miguel: ayer por la tarde cogí la bici para dar vueltas por el jardín, como suelo hacer siempre: hice el recorrido que va desde el columpio hasta donde está la palmera, a toda pastilla y derrapando en la curva en donde está el sauce llorón. ¡Y claro! me caí, pero no me hice mucho daño; bueno… una herida en donde ya tenía la anterior. Se me levantó la costra y sangré un poco. Yo sola me puse una tirita. No me duele.
Sigo…Cuando en una de las vueltas pasaba pedaleando cerca de la entrada a la casa vi que se acercaba un coche negro que paró justo delante de la portilla. Se bajaron dos hombres que vestían de oscuro, muy serios. Tenían una pinta extraña como de policías pero sin uniforme, no sé… me pareció rarísimo.
Lo que no esperaba es que del coche se bajara un chico alto, muy delgado, con barba. Era Miguel, mi hermano el mayor que estudia en Madrid, en la Universidad. Creo que una carrera muy difícil, se llama Derecho.
Pensé que le habían dado vacaciones, o que otra vez estaban los estudiantes en huelga. Me costó mucho reconocerlo, por su aspecto no se le veía muy contento; estaba pálido y llevaba un traje que le quedaba grande.
Quise acercarme y echarme en sus brazos como siempre hago cuando vuelve a casa para que me subiera en volandas, pero no me atreví. Me dieron miedo aquellos hombres y a mi hermano no se le veía bien, tenía la mirada perdida. Me asusté muchísimo.

La primera que salió fue Julia gritando: ¡el señorito Miguel, el señorito está aquí…!
Mamá salió corriendo a abrazarle y así estuvieron un rato llorando los dos. Papá se quedó de pie en la puerta de la entrada tan serio como es él. Yo nunca le he visto llorar pero vi como se quitaba una lágrima con la manga del jersey.
Después entraron los tres al despacho de papá. Allí estuvieron un buen rato.
Julia nos llamó a Luisito y a mí para cenar y aproveché para preguntarle qué es lo que pasaba pero solo me dijo: "calla niña, tómate la sopa y no preguntes."

Por la noche en la cama tuve pesadillas: veía sombras que se estiraban y se retorcían en la pared que parecían fantasmas. Vi a los dos hombres de traje oscuro que me miraban y se reían. Yo quería gritar, quería correr pero mis pies estaban pegados al suelo. Me tapé con la sábana hasta arriba para no ver nada. Lo pasé fatal.

Ahora está todo muy tranquilo, hasta Luisito juega con sus coches sin fastidiar.

Y como hoy es el cumpleaños de Miguel, pienso llamar a la puerta de su habitación para felicitarle por sus veinte años, porque lo que más me apetece es darle un abrazo grande y tirarle de las orejas por viejo. No me enfadaré si me hace cosquillas o si me llama canija.
Yo lo que quiero es que todo vuelva a ser como antes, verle sonreír y que me cuente lo que le ha pasado que ya soy mayor, que tengo diez años…

Aclaración: Arreglando el trastero he encontrado mi antiguo diario que se abrió por esta página, la del seis de marzo de 1970
Ali o Alicia, soy yo. Mi hermano Miguel no solo terminó con éxito su carrera, sino que llegó a ser un buen abogado siempre fiel a sus ideas democráticas y liberales.

Comentarios (2):

Hugo

20/10/2025 a las 01:20

Hola Pilar:
Es un placer leerte, lindo relato en primera persona (un diario siempre es en primera) con un registro muy bien logrado, se percibe claramente la voz de una niña, Ali, que se mantiene a lo largo de todo el texto y al final dice tener diez años, aunque eso no es necesario para darnos cuenta de que quien nos habla es una niña. Excelente el párrafo de las vueltas en bicicleta por el jardín.
Se crea un gran suspenso con la llegada a casa del hermano mayor que aumenta con la reunión en el despacho del padre. Esto no tiene resolución y nos quedamos con las ganas de saber qué es lo que pasó. Si Ali no lo sabe, nosotros tampoco, es lógico.
En las dos últimas oraciones se rompe el pacto de lectura que yo había establecido con la narradora y esto ocurre al irrumpir la palabra “Aclaración”. A partir de aquí cambia el registro, el tono, el ritmo el tiempo de la narración y por ende ya no narra una niña sino un adulto, aunque sea la misma persona la narradora no es la misma.
Quizás, “Arreglando el trastero he encontrado mi antiguo diario que se abrió por esta página, la del seis de marzo de 1970”, podría ser el comienzo del relato sin necesidad de tener que hacer aclaraciones al final.
Y la frase con que la que termina el relato. “Mi hermano Miguel no solo terminó con éxito su carrera, sino que llegó a ser un buen abogado siempre fiel a sus ideas democráticas y liberales.” No despeja el suspenso creado con la llegada del hermano a la casa y me queda la duda de si es porque Alicia todavía, después de cincuenta años, sigue sin saber lo que pasó ese día y por lo tanto sigue sin saber en qué anda Miguel o sí lo sabe y finaliza con una frase evasiva sobre las ideas de su hermano que no le veo relación con el relato.
En resumen: me gusta mucho tu texto, creo que es perfecto hasta la palabra “Aclaración”, el final no logro entenderlo, pero quizás sea una incapacidad mía. Te felicito por tan buen trabajo.

Susana

20/10/2025 a las 22:35

Hola Pilar.
Me ha gustado mucho tu relato.
Insertar asuntos político sociales en la obra lo hace muy atractivo, ya que además es desde ésa perspectiva infantil del personaje de Alicia.
Me agrada la manera como describes las emociones: miedo, esperanza, y optimismo son las que más llamaron mi atención, ya que están enmarcadas en diferentes contextos. El miedo en el sueño,el miedo hacia los hombres de negro, la esperanza de los padres de ver volver a su hijo que estaba en peligro, la esperanza y el optimismo de no caer de la bicicleta y sanar la herida, la esperanza de ver al hermano mayor como un ejemplo a seguir.
Para mi fue una buena amalgama la que conseguiste en éste relato. Me gusta la intriga que maneja el texto, con respecto a los asuntos políticos en los que está inmerso Miguel.
Sería agradable saber que puedes hilvanar más relatos similares. No la considero una historia inconclusa,más bien con mucha tela para otros relatos.
Saludos y felicidades por tu escrito.

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