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La Imposible - por chemanuelR.
Leo Valdez se desempeñaba como un agente de bienes raíces. Vestía un traje slim-fit azul marino, que, aunque limpio, lucía un poco desgastado. Se encontraba parado en el patio de una de las propiedades; sin embargo, la angustia que padecía era la de un hombre en un hueco intentando escapar, mientras desde la superficie la inmobiliaria le vertía paladas de tierra. La empresa, en vez de ayudarlo, le proporcionaba las peores propiedades para ofrecer.
Desde hace cuatro meses no cerraba ningún trato. Las burlas de los compañeros aumentaban. Ante ellas, creyó que la mejor venganza era vender una casa de estilo colonial apodada como la Imposible. Poseía: dos plantas, techos de tejas de arcilla, paredes de ladrillos y un gran terreno. A simple vista, cualquiera supondría que se trataba de una gestión sencilla. Pero llevaba tres años estancada en el mercado, ya que en ella habitaba un fantasma, que hacía de las suyas cuando la mostraba a los compradores potenciales.
Los ahorros de Leo mermaban, pronto debería pagar el arriendo del apartamento donde vivía y las letras de su carro. Así que ideó un plan para mitigar las incidencias del fantasma. Consistía en mantener las ventanas abiertas. Si se movía alguna puerta o algo se caía, se lo adjudicaría al viento. También bajó las cuchillas de la electricidad y mostraba la casa solo en las mañanas, pero siempre el espectro espantaba a los clientes. Optó por un cura para hacerle unos rezos; sin embargo, resultaron infructuosos.
Era inminente que lo desalojarían del apartamento. Le fascinaba la vida en la ciudad, por lo que regresar a la casa de sus padres en el pueblo no era una opción. Tampoco le agradaba la idea de que algún amigo se enterara de su situación. Tras unos días de preocupación constante, resolvió mudarse a una de las casas que tenía a su cargo. Eligió la Imposible, ya que en ella se reducía la probabilidad de ser descubierto.
Los días viviendo ahí eran difíciles. Aunque no tenía miedo, el fantasma se encargaba de que durmiera poco. Se despertaba cansado y de mal humor. Una mañana, mientras colaba el café en la cocina, enchufó y encendió una radio pequeña. Mientras escuchaba música, las luces se apagaron y prendieron intermitentemente. Leo cerró los ojos y se tomó la cabeza con ambas manos, respiró hondo. Un silencio absoluto cayó sobre la habitación, ni siquiera el aparato eléctrico emitía ya un sonido.
—Vete ya— La voz del espectro reventó desde la bocina de la radio.
—¡No tengo a dónde ir! ¡Déjame en paz! —gritó Leo.
Luego de eso, las manifestaciones del fantasma bajaron en intensidad. Hubo una noche que hasta soñó con la figura de un hombre mayor pintando en la sala de la Imposible. Su rostro era un poco borroso, pero su voz clara. Le dejó un mensaje:
—Busca los cuadros dentro de la casa —dijo el fantasma.
Leo dedicó un día entero para revisar cada rincón de la propiedad, pero sin éxito. En la noche volvió a soñar con el pintor y lo escuchó nuevamente:
— Busca los cuadros, revisa dentro de las paredes, ¡boludo!
Revisó cada una de las paredes, hasta que encontró una que sonaba hueca. Trajo un martillo que tenía guardado en la maleta del carro y la rompió poco a poco. Encontró oculto, pero bien protegido, cinco cuadros. Coordinó con el dueño de la casa para entregárselos. Este, al revisarlos, constató que eran obra de su abuelo don Julián, un pintor muy apreciado, pero del cual existían pocas obras, por lo que eran muy valiosas. Le ofreció una recompensa a Leo, la cual al principio rechazó, pero terminó aceptándola y usándola para reparar los daños que él había ocasionado.
En los días siguientes no se presentaron manifestaciones del fantasma en la casa, por lo que pudo mostrarla con normalidad. Tras unas semanas recibió varias ofertas, y logró venderla por un buen precio. Tal hazaña le permitió recobrar su estatus en la inmobiliaria, y poco a `poco volvió al camino del éxito, aprendiendo que ninguna casa es “imposible” de vender.
Comentarios (2):
Susana
19/10/2025 a las 19:03
Tú historia me ha encantado.
Agradezco la amplia descripción que realizas sobre “La imposible” pues me ha permitido sumergirme en el lugar y sentir la presencia del fantasma.
Los diálogos son cortos, pero precisos en cuanto a lo que desean transmitir.
Por alguna razón me ha evocado un poco a el corazón delator de Poe.
Me ha gustado como describes a los personajes, saltando a uno y otro sin perder de vista los detalles que los enlazan.
El argumento y el tono que has empleado en toda la trama me han parecido interesantes, y con cadencia.
El desenlace me ha parecido de lo más apropiado. Me emociona haber leido tu relato, es una historia que imaginaria ver en el cine.
Daniel Calleja
20/10/2025 a las 02:23
Antes que nada, espero que no te molesten mis comentarios. La idea de estos es ayudarnos a crecer y mejorar. Noto que usas demasiadas comas, lo que ralentiza de manera artificial la lectura, y muchas veces están mal ubicadas. En esta parte “Poseía: dos plantas, techos de tejas..” los dos puntos sobran y el verbo suena extraño. “Tenía dos plantas,” parece más adecuado para describir una propiedad.”Desde hace” no se corresponde con una narración en pasado. “Hacía cuatro meses que..”. Te recomiendo leer el texto en voz alta para notar los fallos en el ritmo. “Encontró ocultoS, pero bien protegidoS, cinco cuadros.” Aquí te agregué en mayúsculas las eses faltantes. Son cinco cuadros, en plural. La historia me parece interesante y creo que puedes mejorarla mucho, ya que describes bien el estado de ánimo de tu personaje y sus dificultades. Ánimo, todos los días estamos aprendiendo, todos. De vuelta, espero que no te molesten las críticas. Saludos. Nos seguimos leyendo.