<< Volver a la lista de textos
Tan lejos tan cerca - por Verso suelto
El que diga que no cree en fantasmas/
que espere un poco, o mucho, eso depende/
Yo tampoco creía y sin embargo/
uno de ellos empezó a visitarme/
en las encrucijadas de mi duermevela/
Ya se acerca, ya llega, ya me mira/
ya se adivinan lentos sus contornos/
igual que en los clichés de las antiguas máquinas de fotos/
Con la sábana blanca de mi noche de bodas/
deambula aventando mi futuro/
flotando en los rincones o tras de las cortinas/
Las cuencas vacías de sus ojos ausentes/
como el prompter de Trump/
apuntan un balance escrito en gótico/
con su saldo nefasto del color de la sangre/
pérdidas, abandonos, derrotas y fracasos/
amores desabridos y planes imposibles/
promesas que serían y no fueron/
yo lo leo en su espejo mientras el muy canalla/
repite incansable su mensaje con carcajadas frías y aspavientos/
“que él siempre estará ahí/
que cuando quiera/
que lo mismo le da hoy que mañana”/
Pero yo se que miente/
se que la indiferencia es su venganza/
o quizá la venganza con la que yo me vengo de mi mismo/
Cogido de su mano hombro con hombro/
neto, diáfano, perenne, contumaz/
me contagio de su aire de familia/
sus apegos, sus dejes y manías/
pensando en los amantes que se aman/
con un odio tenaz/
y como noche que releva al día/
de manera sutil e irremediable/
cada vez más liviano y más ausente/
me voy consustanciando poco a poco/
con el fantasma que seré mañana/
Comentarios (4):
Karin Urdiales
20/10/2025 a las 09:41
Enhorabuena por el relato en verso, Verso Suelto.
Me gustaría ser capaz de comentarlo en tanto que poema, pero si ya me veo poco competente para dar “feedback” desde el punto de vista de la narrativa, no te puedes ni imaginar en el caso del verso. Más allá de que el ritmo de la última estancia me parece cautivador hasta la última línea, en la que da la impresión de frenar en seco —no sé si a propósito o no—, poco puedo decir.
Déjame que me quite de encima un par de aspectos formales: creo que en “Pero yo sé que miente” y el “sé” en la siguiente línea deberían llevar tilde (verbo saber), y que también debería llevarla el “mí” de “mí mismo” en la línea de después. Igualmente, el “tras” de “tras de las cortinas” me suena extraño. En mi variante del español (peninsular, de España), creo que sería preferible “tras las cortinas” o bien “detrás de las cortinas”.
En cuanto al contenido y a la elección de las palabras me parece que está muy bien conseguido, con algunas imágenes que me parecen muy potentes (en particular la de los clichés y la de la sábana blanca de mi noche de bodas). Igualmente creo que está muy logrado el carácter atemporal y universal del poema y de la historia, con la excepción de la mención a Trump, que me ha sorprendido precisamente porque produce el efecto contrario (lo ancla a un momento preciso en el tiempo). Creo que lo que me parece más poderoso del poema/relato es que se puede entender de dos maneras, en una de las cuales el fantasma es real y ajeno al narrador, y en otra en la que el fantasma no es más que otra manifestación del mismo narrador. Creo que es una ambivalencia en la que nos encontramos todos como humanos, tenemos que lidiar con las partes de nosotros mismos que no nos gustan, o con las personas que hubiéramos podido ser.
Muchas gracias por compartirlo y mucho ánimo con los que sigan. Un saludo.
Dante
23/10/2025 a las 06:56
¡Hola, Versosuelto!
Soy tu vecino del relato 18 y me ha tocado comentar tu relato.
Me ha favorecido la suerte, porque he dado con un texto absolutamente original. Por lo que antes que nada, te felicito por tu creatividad.
En el post general vi que consultaste si se admitía un texto en verso y vi que el compañero Daniel Calleja y luego Iria te respondieron que sí, mientras contaras una historia a través de él.
Lo que insinuabas como propuesta en aquel post general se ha concretado de manera magistral.
Por otro lado, has sido bastante fiel a tu pseudónimo: Verso suelto. No sé si es estrictamente un verso suelto, o si mejor se lo podría calificar como verso libre, pero a pesar de que no se ciñe a una métrica fija y no usa rima consonantes, suena poético y fluye. No hay nada que sea forzado. Quizás solo una alusión concreta (“el prompter de Trump”) pero creo que más allá de la imagen intenta introducir una nota de color o de humor, con lo cual no altera el diseño general del texto.
Dado que es un texto en verso, sería un tanto difícil aplicarle un esquema similar al que podríamos utilizar para comentar relatos.
Sí quisiera partir de un elemento formal que aparece en ese esquema que Literautas nos propone: la SONORIDAD.
Si algo tiene tu relato es sonoridad. Le sobra por todas partes, está absolutamente lograda. Y es precisamente esto lo que indica que has escrito un relato en verso y que el LENGUAJE utilizado es poético. Es un punto altísimo, pues más allá de tu creatividad (que destaco y celebro) requiere mucho trabajo para que el texto quede en su punto justo y, además, llegue al lector y sea disfrutado por él.
Algo interesante es la cadencia, la musicalidad que tiene el texto, que, a pesar de estar escrito en verso prácticamente carece de rima (entendida en sentido estricto o consonante, solo presente en contumaz/tenaz o en manías/día) y pese a ello es como si no se notara, como si la tuviera.
En cuanto a la historia en sí, y también a algo propio de la poesía como las imágenes y metáforas, hay varias muy interesantes.
A su vez, si bien es una historia muy bien contada en la que hay conflicto e intriga y un punto de vista y narrador protagonista claros, al utilizar el verso como instrumento los posibles significados se multiplican.
Me parece muy atinada la lectura de Karin Urdiales. Cuando ella refiere a “las personas que hubiésemos podido ser”, me recuerda a aquella frase (que alguna vez oí atribuida a Ortega y Gasset, pero nunca la encontré textual): “vivir es degollar posibles existencias”. Si esas posibles existencias “mueren”, bien podrían convertirse en fantasmas. Y si permanecen en la memoria o en forma de dudas o de hipótesis, esos fantasmas bien pueden regresar.
También me parece muy sugerente esa imagen del fantasma que mira al protagonista y a su vez tiene “las cuencas vacías de sus ojos ausentes”. Si, como Karin Urdiales apunta con agudeza, el fantasma fuera una manifestación del propio protagonista, ese aparente contrasentido (mirar sin tener ojos) se resolvería, puesto que quien mira, quien ataca, quien requiere lo hace desde el vacío y desde ahí confronta al protagonista con su propio vacío. Esas cuencas de los ojos ausentes son comparadas con “el prompter de Trump”, lo que además de jugar con la rima entre las dos palabras, creo que constituye una imagen del absurdo (un prompter daría instrucciones y se trataría de un político que más bien improvisa sus discursos o intervenciones públicas que o son o parecen espontáneas). De este modo, el vacío de esos ojos se une al absurdo, a lo arbitrario, a lo que no tiene explicación. ¿A lo que no tiene solución (pues refiere al balance que arroja pérdida)?
O bien, conduce a la ambivalencia: por un lado lo atormenta al protagonista, pero por otro lado tal vez lo confronte con su libertad: si enfrente me acecha y desafía el vacío que apunta a un balance y al pasado, ¿qué otra arma tengo que no sea ser libre o, al menos, intentar serlo?
Es interesante también el contraste entre la sábana blanca de la noche de bodas (que no solo remite al pasado sino a una idealización, a una supuesta pureza) con el aventar el futuro. Lo que haría pensar en un peso del pasado y en una romantización del mismo (como aquel mito de que “todo tiempo pasado fue mejor”) que hace alejarse al protagonista de su presente y por ende aleja el futuro que no construye por anclarse mirando atrás. Esa relación con el pasado se remarca con otra imagen excelente: el balance escrito en gótico (el gótico es algo muy antiguo) y en la alusión al color rojo, que, más allá de lo poético, tiene un significado contable: pérdida.
Con lo que el fantasma y su relación con el pasado conduciría a la nostalgia, a la culpa, al arrepentimiento, o a todo ello.
En fin: el fantasma podría tener una lectura existencialista o psicológica, y, en cualquier caso, es profunda. Muy interesante.
Me parece brillante el título: “Tan lejos tan cerca” (¿quizás le faltaría una coma? –no me quedó claro eso-), ya que o bien el protagonista parece ahuyentar al fantasma (o eso cree) o bien es el fantasma el que se aleja, y luego, en el momento menos pensado, vuelve.
O sucede que el fantasma le dice que aparecerá cuando quiera, pero luego (y el protagonista así lo advierte), se venga con la indiferencia, con lo que esa distancia vuelve a variar.
Sea lejos, sea cerca, una cosa es indudable: está. Y el no estar siempre en el mismo lugar ni a la misma distancia acaso sea lo más terrible, porque sume al protagonista y a su vida en un círculo vicioso.
Y ese círculo vicioso hace que su yo de hoy que ha padecido al fantasma, mañana sea el propio fantasma que hará que él mismo, a la vez que se reprocha, sea indiferente respecto de sí mismo y ejecute esa venganza. El círculo vicioso se hace espiral y así el protagonista deja de vivir.
En cuanto a las áreas susceptibles de mejora, son ciertamente minucias y, algunas de ellas, estoy seguro que son simples errores u omisiones de tipeo (que nos suceden a todos):
“Pero yo se que miente/
se que la indiferencia es su venganza/” (En ambos casos “se” es la conjugación en presente en primera persona del singular, con lo que lleva tilde: “sé”).
“o quizá la venganza con la que yo me vengo de mi mismo/” (“mi” aquí no es determinante posesivo sino pronombre personal, por lo que lleva tilde: “mí”).
En este verso: “igual que en los clichés de las antiguas máquinas de fotos/”, me genera duda si la palabra “clichés” no serían “clicks”, es decir, como una suerte de onomatopeya. Aunque concedo que puede ser un uso idiomático que desconozca. De todos modos se entiende, y como la idea ha sido escribir en verso, creo que las licencias son admisibles y, ante la belleza poética, cualquier cuestionamiento (en el caso de que fuera atinado) debería ceder.
En cuanto al verso: “flotando en los rincones o tras de las cortinas/”, no estoy seguro que sea correcto “tras de las cortinas”. Creo que debería ir “detrás de las cortinas” o “tras las cortinas”. En cualquier caso, reitero lo que dije respecto del anterior: existiendo un texto tan musical y poético y un punto tan menor, aun atinado el cuestionamiento debería ceder.
Sí sugeriría cierto detenimiento en este verso:
“que él siempre estará ahí/
que cuando quiera/
que lo mismo le da hoy que mañana”/
No hay nada incorrecto en él, al contrario, es excelente, pero creo que no deberían utilizarse las comillas. Cierto que se alude a un mensaje del fantasma, que bien podría estar escrito. En tal caso, escribiría en primera persona. Lo mismo que si fuera un parlamento de un diálogo (que puede representarse con un guion o raya de diálogo o entre comillas).
Como aquí el mensaje está referido en tercera persona ya dejaría de ser textual y se asemejaría a una suerte de diálogo indirecto, con lo cual las comillas no serían necesarias.
Como sea y como ya adelanté: son cuestiones absolutamente menores.
En resumen: me ha gustado mucho tu relato, el cual es muy original, constituye una muestra de gran creatividad, maneja de modo excelente varios elementos formales, tiene un lenguaje muy rico, poético, sonoro y evocador y, además, un contenido muy rico y profundo que al leerlo y/o analizarlo permite disfrutar y reflexionar al mismo tiempo. Concita la atención del lector y le regala una grata experiencia, lo que para nada es poco.
Gracias por compartir tu relato.
Saludos y nos seguimos leyendo.
Ricardo Ramírez
24/10/2025 a las 21:59
Haces honor al nombre y muy entretenido el poema al incluir temas actuales. Muchas gracias por leer mi relato y pondré en práctica los consejos que me dejaste.
ABAL
28/10/2025 a las 16:55
Hola, Verso Suelto.
No soy bueno en poesía. Pero me parece muy atrevida y original tu propuesta.
El ritmo de las palabras, de las frases, sin perder la lírica y ni la composición poética, me hace pensar que te gusta este formato. Hay partes que me gustan más que otras y reconozco que las más góticas me atraen.
Hay incertidumbre y duda, algo que sale del alma. Poco más te puedo decir, solamente que es bello leerla.