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Mi hermana pequeña - por Miriam TorresR.

Web: https://historiasdethaisite.wordpress.com/

Miércoles, 05/11/25

Han pasado unos días desde la fiesta de Halloween y no se me va de la cabeza. Sabía que no era buena idea y me quedé callada, para que no pensaran que era una cagada. Ahora, me arrepiento.

Quedamos los de siempre, como cada finde. El plan era el mismo de todos los años: disfrazarnos, hacer el chorra por la calle y quedarnos de botellón en el parque antes de entrar a la discoteca.
Carol estuvo toda la semana dándome la chapa con venir y, aunque yo no quería, por no escuchar a mis padres doy dinero. Y me la llevé. Eso sí, le dejé bien clarito que no fuera brasas con mis amigos. Que se estuviera calladita o, de lo contrario, mi venganza sería terrible y no volvería a llevarla a ningún sitio. Ya bastante me cortaba el rollo cargar con mi hermana pequeña. Llegamos las primeras y nos tomamos una mientras esperábamos. Lore y Bea llegaron juntas al rato. Cris y Pablo algo más tarde. Y la última, como siempre, Sandra. “Es que este make up no se hace en cinco minutos, nena.”

Por fin empezamos la fiesta. Nos hicimos fotos mientras aún estábamos visibles. El parque estaba a reventar. Había mucha gente disfrazada. Mucha bruja (como Sandra) y mucho vampiro. La gente no se curra los disfraces. Sin embargo, un chico me llamó la atención. Peluca negra, maquillaje blanco con ojeras marcadas y lentillas rojas. Parecía un muerto. Tremendo.

La gilipollas de Sandra se puso a contar historias, de esas que solo ella se cree, para tener su minuto de gloria. Mira que es la prima de Bea y no quiero movidas, pero es que cada día la tengo más asco. Y se saca una porcelana redonda del bolso. Un adorno con una Virgen y un Cristo que había arrancado de una tumba.

“Como esta noche te estrenas, quédatelo esta semana”, le dijo a Carol. La idea me dio muy mal rollo, y la muy zorra me lo notó. “Vale, una semana”, dijo y se lo cogió. Estoy segura de que lo hizo para joderme y ver si saltaba delante de mis amigos. No dije nada y pasé de ella el resto de la noche.

Miraba el reloj. El tiempo no pasaba y estaba hasta el coño de mi hermana. No sabe beber. Cada vez que se llenaba el vaso con ginebra normal se lo cambiaba por otro con sin alcohol. Y aún así, actuaba como si fuera pedo para hacerse notar. Por fin nos pusimos en la cola para entrar y, como no, la niñata tenía que mear. Que no podía esperar a hacerlo dentro, que no se aguantaba.

Bea se fue con ella y me quedé hablando con Cris y Pablo. Que no me pasara tanto con ella… Que era su primera fiesta y era normal… (¡Pues aguantadla vosotros, no te jode!) Lore estaba en su mundo para variar (se había fumado unos cuantos), y Sandra hizo una bomba de humo y desapareció como un fantasma. Mejor para mí porque ya estaba bastante calentita.

En el momento en que las perdí de vista, aquel chaval apareció por mi derecha y me asustó. “Cuida de tu hermana”, me dijo. Escuché los gritos de Bea y salí corriendo. Carol estaba en el suelo, pálida como el papel. Me tiré en plancha y le agarré la cabeza. Estaba fría y rígida. No respiraba. Todo pasó muy deprisa, pero recuerdo los murmullos de la gente que nos rodeaba, y a ese chico mirando desde lejos. Una bocanada de aire entró en los pulmones de Carol y volvió a respirar como si tal cosa. “No se lo digas a papá”, murmuró. Levanté la vista y el chaval se había marchado.

Aunque Pablo piensa que exagero y que solo le ha dado un amarillo, estoy convencida de que algo pasó esa noche. Estaba muerta, joder. Desde entonces, es otra persona. Por fuera es la misma de siempre, pero su carácter ha cambiado. Pasa mucho tiempo encerrada en su habitación y apenas come. Ni siquiera Dexter quiere acercarse a ella y eso que siempre le sacaba a pasear.

Quizá me estoy volviendo loca, pero esa que está ahí no es mi hermana.

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