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“La trama se desenlaza” - por Lupa Sívori
Web: https://viajarleyendo451.blogspot.com/
“La trama se desenlaza”
Mis hijos siempre están tramando algo. Me doy cuenta por el silencio, esa quietud calculada, eléctrica. Si los escucho discutir bajito, sé que algo se está gestando. Y si los veo de acuerdo, peor, porque significa que ya pasaron de la teoría a la acción.
Hace unos días inventaron un spray que los “volvía invisibles”. Era agua con brillantina. Dejaron huellas por toda la casa. La última vez que se pusieron de acuerdo, convirtieron el lavarropas en una “máquina de entrenamiento para astronautas”. Terminé colgando medias mojadas del ventilador.
Pero nada de eso se compara con la vez del tarot.
Todo empezó un domingo, cuando Benjamín apareció con una cajita de madera.
—Pa, mirá lo que encontré. ¿Qué es esto? —me dijo. Adentro había una baraja de tarot vieja, con los bordes gastados. Le expliqué lo poco que sabía y bastó para entusiasmarlos tanto a él como a Mateo, que tiene una imaginación de dimensiones cinematográficas.
Mateo se ofreció como conejillo de indias.
—Quiero saber si Vida va a traerme un regalo en el recreo —dijo.
Benja levantó tres cartas. La primera: La Torre.
—Uh, esta es cuando todo se derrumba —mintió con elegancia—. Pero tranquilo, después viene El Sol: significa que las cosas se aclaran. Y la última… El Mago. Vas a tener que usar la cabeza. O sea: Vida te va a traer un regalo si vos se lo pedís antes.
La segunda prueba fue más ambiciosa: leerle el futuro a toda la clase. Así que al día siguiente, Benja metió el mazo en la mochila y, durante el recreo, montó “La carpa del destino” con una campera, un mantel y una piedra como altar.
Los primeros curiosos no tardaron en aparecer. Adivinar tu futuro costaba un anaranjado billete de 1000 pesos. La primera fue Fiorella, que sacó La Rueda de la Fortuna.
—Algo inesperado te va a pasar —dijo Benja, con voz misteriosa—, y te va a cambiar la suerte.
Lautaro sacó El Ermitaño y Benja lo miró serio:
—Te dice que empieces a confiar más en vos.
Gino, que vivía inventando cosas, levantó La Luna.
—Tenés muchas ideas raras —dijo Benja— guardalas: las más locas a veces salvan al mundo.
Por último, Isabella sacó La Justicia.
—Vas a tener que elegir entre lo que es fácil y lo que es correcto.
Nunca había sido tan fácil hacerse con miles de pesos. Su fama se esparció como olor a salsa en la escuela y, para el segundo recreo, ya tenía una fila enorme esperando.
Hasta que, claro, apareció la directora Mirna.
—¿Qué es este teatro? —preguntó, cruzándose de brazos.
—Es una investigación cultural —intentó explicar Benja, pero no hubo caso.
Ella confiscó el mazo y lo guardó en su oficina, dentro de un cajón con candado.
—En esta escuela no se comercia con lo oculto —dictaminó.
Esa misma tarde encontré a Benjamín abatido. Una semana después, la seño de Plástica anunció que se venía la Feria Cultural. Tema libre. Y ahí, los ojos de Benja brillaron con la fuerza de mil focos.
—Voy a hacer una exposición sobre símbolos y mitos del mundo —me dijo, sin dudar—. Y el tarot va a ser nuestro ejemplo principal.
Benjamín había pasado los últimos días preparándose. Pasó tardes enteras armando el stand. Dibujó cartas gigantes, escribió significados, buscó paralelos con el arte y hasta con la película de las Guerreras K-Pop.
El día de la feria los padres estábamos también invitados. El stand de Benjamín Sívori fue el más visitado. Explicaba las cartas con una seguridad que asustaba. En un momento llegó Mirna, con evidente curiosidad, y Benja levantó una carta al azar.
—Es “El Juicio”. Esta carta —explicó— habla sobre aprender de los errores y volver a empezar.
La directora no pudo disimular su sonrisa. Cuando terminó la jornada, llamó a Benja a su oficina. Abrió el cajón, sacó el mazo y le devolvió las cartas. Sólo le aclaró que no podía cobrar por adivinar el futuro.
Esa noche, mientras escuchaba a Benja y Mateo reír en su cuarto, supe que estaban tramando algo otra vez. Me tenté y toqué la puerta. Pedí que levantaran una carta para mí.
Salió el Carro. Representa el avance, el impulso. El rumbo propio. Los miré jugar con entusiasmo, pasándose las cartas en silencio, y sentí un nudo en la garganta. El futuro ya estaba en camino.
No había manera de frenarlo.
Ccomentarios (1):
Akira
18/11/2025 a las 14:38
Muy bueno Lupa! Como no es el texto que me toca, no voy a hacer un comentario exhaustivo, pero sin duda me ha arrancado una sonrisa. Me ha gustado cómo usas el candado como punto de giro y cómo progresan los peques aficionándose al tarot. Creo que tu narración funciona tan bien porque has sabido significar argumentalmente los elementos que propone el ejercicio, y por el amor paternal que desprende el narrador.