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Filo del Destino - por Federico NicolasR.

Conozco este lugar.
El viento sopla con fuerza, como si quisiera arrancar de raíz todo lo que ya no tiene que seguir.
Las nubes avanzan en formación afilada, anunciando una tormenta que no solo caerá del cielo, sino también dentro de mí.
El olor a tierra mojada se mezcla con una brisa cortante que despierta mis sentidos… y mis miedos.

Aquí, cada ráfaga parece una decisión pendiente.
Y cada trueno, una verdad a punto de romper el silencio.

El As de Espadas está sobre la mesa:
el primer filo que me exige elegir un camino.
Me propone valentía. Me invita a desprenderme
de todo lo que ya no es orgánico en mí.

Cortar para vivir.
Ser duro para no quebrarme.
Ser valiente para avanzar.

El Loco se planta frente a mí con una sonrisa que desconoce el miedo.
Su paso es ligero, casi infantil…
pero en su mirada hay una chispa salvaje que me advierte:
nadie vuelve igual después de saltar.

Él no necesita certezas.
Camina con la fe de quien sabe que el suelo aparecerá bajo sus pies,
o que aprenderá a volar antes de tocar el vacío.

Me tiende la mano.
Y por un instante, mi corazón late como una campana a punto de romperse.

Porque, si tomo esa espada y salto con él,
ya no habrá marcha atrás.
Ni excusas.
Ni máscaras.

Solo yo, la tormenta,
y el destino que reclama su forma final
Conozco este lugar…
pero ahora algo cambia.

El salto aún retumba en mi pecho,
como un eco que se niega a apagarse.
El viento se calma
y la tormenta, por un momento, contiene el aliento.

Entonces la veo:
una estrella que perfora la oscuridad
como una verdad antigua que regresa a reclamarme.

Ella derrama agua en la tierra y en el río,
como si alimentara a la vida misma
y también a lo que fluye sin ser atrapado.

Su luz es un susurro:
“Confía. Lo que buscas también te está buscando.”

No me promete facilidad.
No me promete certezas.
Pero ilumina el norte de mi espíritu,
recordándome que no vine a este mundo para esconderme,
sino para brillar incluso después de la caída.

Bajo su resplandor, la espada deja de pesar,
el vacío se convierte en camino,
y mi miedo… en movimiento.
La tormenta se disipa,
y bajo la luz de La Estrella comprendo por fin:

Todo destino es una puerta.
Y la llave, siempre, estuvo en mis manos.

Guardo el As de Espadas en mi bolsillo,
como quien atesora una verdad recién nacida.
El Loco sigue adelante, desafiando al miedo
con cada paso hacia lo desconocido.
La Estrella permanece sobre mí,
como un candado de luz
que protege la promesa que acabo de hacerme.

Cierro mi baraja de tarot,
porque tres cartas bastan para saberlo:

No importan los monstruos del viento
ni las sombras que me acechen.

He elegido.
He saltado.
Y ahora… brillo.

Ccomentarios (1):

Akira

18/11/2025 a las 16:56

Buenas, Federico, es la primera vez que comento este tipo de escrito, así que gracias por la oportunidad.

Opinión: Como soy nuevo, me perdonarás por no tener algún tipo de expectativas marcadas. He intentado fijarme en el texto de manera limpia y he hallado originalidad. Pocos usuarios se han aproximado a la narración de una forma tan onírica y eso le añade personalidad. Aunque, por otro lado, la elección de este tipo de estilo juega en contra de un desarrollo narrativo de tipo secuencial. En rasgos generales, he disfrutado de la lectura; aún se me hace difícil comentar algunos de los aspectos, como el diálogo y los personajes. Aun así, lo voy a intentar.

En el apartado formal. La atmósfera onírica vertebra el escrito; la narración adquiere un carácter sensitivo, ya que se sostiene en poderosos elementos de la naturaleza que invitan a imaginar la tormenta interior del narrador, y que infieren en un ritmo prosódico de lo más natural. Las descripciones son escuetas y fáciles de leer, y la sonoridad, aunque gana ritmo gracias al uso de frases cortas, no acaba de destacar.

El contenido está muy marcado por el carácter del escrito, hasta el punto que puede ser limitante si tenemos en cuenta los apartados a analizar. Carece de personajes, punto de vista y diálogo más que el intrínseco de la narración misma. El conflicto resulta algo débil, ya que el escrito no tiene una escena definida. La intriga se siente en el ritmo errático, pero desemboca en una epifanía algo manida.

En definitiva, es un buen texto, pero no estoy seguro de que el formato sea el adecuado para lo que pide el enunciado.

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