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Piscis asciende sobre la constelación de Cáncer. - por AkiraR.
– Conozco este lugar. Huele a polvo y almizcle. La mesa es de anudada madera de roble viejo…
-Ya sé como es la mesa… Es la de siempre y la tengo delante. ¡Espabila leches!
Encarna cerró el puño con fuerza y dobló el clip que había deslizado de su tintada cabellera rubia.
– Mierda, ¿No tendrás otro clip? – Miró inquisitiva a su madre, Aurora, la “Evanescente” como la conocían en el show que era su casa. Forcejeó con la cerradura una vez más.
– Estás segura de que las cartas están aquí, ¿verdad? – Leyó su nudo en la garganta tras su mirada queda, y al asentir muda, sus pliegues de gallo danzaron aleteos. Aurora llevó sus manos al pecho y atesoró su colgante de jade engarzado en oro bueno.
– Mi preciada baraja, mi tarot mágico… ¿Me habrás rechazado?
Deslizó el colgante con movimiento sutil y blandió el jade sobre la mesa de roble, sobre el cajón de roble, sobre el candado comprado en el bazar chino.
– ¿Me explicas por qué no la guardas con el resto? ¿Qué pasa, que el llavero de la moto “Harley” también es mágico?
Aurora volvió a su infantil mudez por momentos. – No es el llavero, la llave ha huido porque las cartas quieren alejarse de mí. Están… enfadadas.
Encarna miró con un silencio largo.
La regidora corrió el telón y un haz de fría luz entró a borbotones desde el ajetreado plató. Alargó su delgado brazo izquierdo y golpeó su pequeño reloj con el dedo índice.
– ¡Cinco minutos y entramos! ¿Que hacéis que no estáis “prevenidas”? ¡Va! Cinco minutos. Cuatro y medio ahora.
Encarna seguía mirando a Aurora.
– Entiéndelo. -Susurró Aurora mientras corría de nuevo el telón para refugiarse en su sombra. Es una baraja vieja, está cansada… piensa que un Rajá de la antigua Persia las mancilló. Su aire, su fuego están gastados.
– Déjalo ya. ¡Mamá! El Rajá es de la India y de Persia era el Shá. No me líes más. Y, ¿dónde tienes las llaves? ¿En casa? ¿En el coche? Mira que si es el coche corro en un minuto. ¿Eh?
– Calla! No interrumpas cuando los fatos hablan. – Aurora arqueó su mano de jade encima de la cómoda hasta apuntar a Encarna. Y volvió a acomodar el jarrón de cristal con flores que casi tira al suelo.
-¿Qué ocurre cuando el aire y el fuego se unen?
– No sé, ¿qué se calienta el aire?
-Oh, piensa en grande hija mía.
Aurora se acercaba con el jade en su mano a su hija, blandió la joya de nuevo sobre la mesa, y volcó su bolso encima hasta que todos los cachivaches saltaron. “Aire y fuego” murmuraba.
Agarró su espejo de maquillaje con los dedos, pendiente el colgante de su palma. Con la diestra asió la lima de uñas. Durante un minuto entero limó la pata de roble recogiendo sobre el cristal polvo y virutas.
– Pues… el aire caliente evapora agua sobre el océano, pero aquí no hay aguas, a no ser que vaya al catering…
– ¡Treinta segundos! – Gritó la regidora.
Aurora se giró en dirección a la cómoda y apuntó con la lima al forillo entre el telón.
– ¡Luz! La luz del señor será útil. Corre Encarna, hija mía.
Encarna corrió al forillo más perdida que el "cucurrucu". Y topó con el hierro que sostenía el foco en contra del escenario. Agarró la cabeza del aparato y proyectó la sagrada luz de electrónica led sobre su madre.
La luz convergió al impactar sobre el jarrón y prendió las virutas de roble que reposaban en el espejo de maquillaje. La pequeña llamita sufló un hilo de humo que ascendió hacia el detector. Y se disparó el aspersor.
El técnico entró raudo con extintor en mano y Aurora señaló muda al joven. Con la mirada helada, apuntando con el espejo y el jade, arqueó su brazo hasta el cajón de la mesa con el candado. Los pasos del técnico siguieron el arco como gravitando a la vidente. Y de un culatazo de extintor se abrió el cajón.
Aurora aplastó el tarot contra su pecho y miro a Encarna mientras la lluvia de aspersor las empapaba a ambas. Su sombra azul y colorete rojo se entremezclaban disueltos por la humedad.
– Tres, Dos…
Aurora atravesó el telón, irrumpió en la escena tan desmaquillada como ovacionada. Tarot en mano y empapada.
– ¡Queridos espectadores! ¡Piscis se alza sobre la constelación de Cáncer!
Ccomentarios (1):
Lupa Sívori
18/11/2025 a las 16:34
¡Hola, Akira! Gracias por pasar por mi relato. Tu texto engancha, tiene humor y, no sé, lo sentí súper teatral. Yo soy actor de teatro y me re imagino haciendo una puesta en escena.
Sí le encontré algunas oportunidades de mejoras. Creo que con un pulido de puntuación y un par de frases más limpias, queda afiladísimo.
Te indico algunas sugerencias puntuales, sin compromiso de compra:
– Marcá mejor las interrupciones, sobre todo cuando Aurora corta a Encarna. Te puede dar más “comic timing”
– Revisá un par de repeticiones de “roble” que saturan (mesa, cajón, pata…). Con una o dos alcanza para construir la imagen.
– El momento del detector disparándose está buenísimo, aunque quizás podés bajar un toque la cantidad de objetos (jade, espejo, lima, virutas, foco…) para que la secuencia se “lea” más limpia.
Respecto a la puntuación y diálogos: hay inconsistencias con guiones y comillas. Te recomendaría unificar uso de guion largo para diálogos y revisar espacios en blanco / dobles espacios.
Cambios de tono: a veces pasás de lo poético a lo coloquial (“cucurrucu”) muy abrupto. Está bueno el contraste, pero un par de transiciones más suaves lo harían más natural.
¡Abrazo!