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Yo la quería - por Rod Terrano
El autor/a de este texto es menor de edad
“Yo la quería, me crea o no”
Lo miré firme y segura al otro lado de la mesa, con una calma sostenida y profesional, esposado y con la camisa manchada por la sangre seca como estaba. Me llevé la mano a la boca intentando mantener la calma y sólo atiné a decirle, “no, usted no la quería”
Sánchez levantó la cabeza, me miró a los ojos y me replicó, “no oficial, si yo la quería, incluso ese día íbamos a ir al cine. Pero se me ocurrió pasar a tirarme el tarot, a lo mejor ahí me equivoqué no más pues, ya sabe lo que dicen, que en la baraja de tarot se anida el diablo, oficial”
Nadie mata lo que ama Sánchez. La frase me quedó rebotando en la cabeza mientras Sánchez, derrotado por la pena y el alcohol volvía a la carga.
“Pero si yo la quería, incluso había dejado el vino hacia una semana y ya no le pegaba, se lo había prometido, la última botella la guardé bajo candado. Pero con la cosa del tarot. Me volví loco ¿sabe? ¿Alguna vez se ha tirado el tarot?”
Respondí seca mirándolo a los ojos llenos de odio, ¿y que tiene que ver una cosa con la otra?
”Bueno, pero si todo tiene que ver con todo ¿o no?”.
Explíqueme Sánchez, porque hasta aquí no entiendo ni un carajo.
“En cuanto la adivina abrió la puerta me lo dijo apenas me vio: “a usted amigo lo están engañando” Y ahí se me vino el mundo abajo, en el fondo yo sabía. Pero yo la quería y no podía ni pensar en eso”
¿La adivina le dijo que su mujer lo engañaba?
“No, eso fue después, cuando ya me tiró las cartas. ¿Usted se ha tirado el tarot alguna vez?”
No, ya le dije que no. Y qué hizo usted después.
“Nada pues, escuchar no más. Ya cuando salió la carta de los amantes y después la muerte me levanté y salí como ciego. Me compré una botella y me fui tomando para la casa. Ya le había prometido que no iba a tomar más, pero, es que iba como ciego. Íbamos a ir al cine ese día, pero el vino, el tarot.”
¿Llegó ebrio a su casa?
“Usted no entendería. Usted es mujer. Yo la quería. No me acuerdo bien pero sí que fui a la cocina y ella empezó a gritar que venía con trago. Y ahí ya se me vino todo a negro. Íbamos a ir al cine, y estábamos como componiendo las cosas, no entiendo, ósea sí entiendo, pero es que me estaba engañando. Me lo dijeron las cartas.”
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