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¿Cartas de Tarot? - por MorellaR.

El autor/a de este texto es menor de edad

Conozco este lugar, ya había estado mil veces, lo conozco como la palma de mi mano y ¿Cómo no? Sí pasé la mayor parte de mi infancia aquí.
ー¡¡¡Hola Mimi!!!!! ー Si, Mimi ¿Que tiene? Asi le digo a mi abuela, la mejor abuela.
ーHola querida, cuánto tiempo ーMi abuela se veía como siempre, igual que la casa, todavia no entiendo cómo es que no se la llevó la marea.
ーAy no empieces, vos sos la que vive en medio de la playa, además mamá era la que no me dejaba venir sola.
ーNo insultes a tu abuelita. ーPase a la casa, que como siempre estaba tan impecable como un castillo.
Ya llegando el atardecer decidí darles un respiro a las actividades de playa y descansar un poco. Cómo no iba a esa casa hace poco más de un año, empecé a buscar cosas de mi infancia.
Lo primero que revisé fue un viejo armario y solo encontré un par de juguetes de cuando era muy chiquita. Luego fui a mi pieza, en la que pude encontrar más cosas, alguna que otra Barbie, algunos peluches y utensilios de la cocinita, que tenía desde hace varios años.
Pero mientras revisaba el cuarto de mi abuela, una pequeña caja forrada con una tela de terciopelo violeta y adornada con pequeñas perlas llamó mi atención, pues nunca la había visto. Para mi sorpresa estaba cerrada con un pequeño candado en forma de luna, por suerte yo aprendí cómo abrir candados con una horquilla de pelo a los doce, hace 3 años. Tras un rato de forcejear se abrió, y dentro no había más que unas cartas de tarot, ¿Yo para qué me ilusiono? Igual no se que esperaba.
Mínimo sabía usarlas, bueno más o menos. Me acomodé en el escritorio que había en mi cuarto y las ordene como había visto en un video. Tras muchos intentos de que me saliera lo que yo quería, sé que no es lo que tiene que pasar pero bueno, me rendí. Decidí bajar para que sea mi mi abuela la que me leyera el futuro y listo, por ahí era yo la que lo estaba haciendo mal
ーAbu, ¿Me podes leer las cartas? porfi. ーCuando baje la abuela estaba cociendo.
ー¿Qué cartas cielo?
ーYa sabes las de tarot que estaban en tu cuarto, en la caja violeta. ーNo se porque pero mi abuela se asustó y se paró de golpe.
ー¿Que hiciste con esas cartas?
ーEstán en mi escritorio ¿Por? ーLa pregunta me había tomado por sorpresa, me esperaba más una regañada que una pregunta asustada.
ー¡¿Fuera de la caja?! ーPero qué le pasaba a la señora esta.
ーSi las estaba usando, ¿Que hice ahora?
ー Poner a todas las personas de esta casa en peligro. ーDicho eso Mimi subió corriendo las escaleras, bueno para ser una abuela, y yo la seguí por detrás sin entender nada.
ー¿Abuela que te pasa? Solo son unas cartas.
ーEstán malditas las cartas hija, malditas, endemoniadas, son peligrosas. ーJusto llegó a mi cuarto y corrió hacia mi escritorio. ーNo está, no está. ーDijo mientras revolvía las cartas.
ー¿Que no está?
ーEl Emperador, falta el Emperador.
ーYo no la moví eh, ¿Igual que tiene? Estas loca eh.
ーLoca estás vos que agarraste mis cosas sin permiso, trae el candado ya pero ya.
ーYa voy ya voy. ーCorrí hacia su cuarto y empecé a buscar en el piso. Luego de unos segundos que me parecieron horas, recordé que lo había dejado sobre el cajón.
ーYa lo encontré, ahí voy. ーFui para mi cuarto, y ahí estaba Mimi ordenando las cartas en la caja violeta.
ーSi que te tardaste. ーMe sacó el candado y lo agarró con ambas manos, lo sostuvo con los brazos estirados para adelante. ーSal, sal Emperador, líbranos de tu maldición. ーEmpezó a cantar y a gritar. ーSaca de aquí tu maldición, devuélvela al caldo y se acabó ーLa abuela empezó a dar vueltas por la habitación. ーPodes cantar y mínimo ayudas.
ー A si, si, Sal, sal…
ーEmperador.
ーSi eso.
ーLibéranos de tu maldición.
ーSaca de aquí tu maldición… Emm ¿Que seguía?
ーMejor anda guardando las cartas nena. ーTras como quince minutos del cántico, las cosas empezaron a flotar y de las paredes empezó a salir un humo violeta, que desaparecia al tocar el candado, que brillaba.
Al final resulta que las cartas estaban malditas y que mi abuela era la encargada de cuidarlas, pero esa es otra historia.

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