<< Volver a la lista de textos
Alerta de Turing - por AkiraR.
El autor/a de este texto es menor de edad
Hacía una semana que no la llamaba y se empezaba a impacientar.
Alzó el teléfono y con mirada legañosa rebuscó el icono amarillo, especial, que su nieta había diseñado para ella. El aparato vibró por arte de magia y la mancha amarilla se expandió a pantalla completa.
— ¡Hola abue! — La voz de Sofía sonaba alegre.
— ¡Hola mi niña! ¿Como estas?
— Bien, liada como siempre. Perdona que no te haya llamado antes…
— Lo sé niña… Jugando con tus ordenadores, ¿verdad? ¿A que juego ahora?
A Rosa le encantaba socavar el trabajo de su nieta porque sabia que era buena desempeñándolo, y así no se le subía a la cabeza. Sofía le solía hablar de noticias que después mencionarían las pantallas de señal abierta, cotilleos sobre empresas que se ve que valían mucho dinero. A su edad se enteraba de poco o nada sobre informática, pero tenia la certeza de que a su nieta le iba bien.
— Pues igual que la semana pasada, al de pillar mentirosos.
Le encantaba que Sofía escribiera juegos, ella era igual que su marido, una autora nata. Al igual que Jacobo nunca desvelaría el nombre de su novela hasta que no estuviera acabada. Solo que los tiempos habían cambiado y ella escribía en un idioma extraño.
— ¿Ya has escrito lo que te toca hoy? Venga, léeme algo hija.
Sofía resopló. — No te vas a enterar de nada, lo que hago ahora es más corrección y análisis.
Rosa miró a su nieta a través de la pantalla como solo ella sabía hacer, dejándola sin argumentos.
— “Integer” de señal, “Input” 0200727. Invocación de paquete “SIL” a archivo “.xl”. Es lenguaje de programación. Es “Kobra”
La abuela se aguantaba la risa, pero se encogió ligeramente cuando la oyó recitar los números. Guardó silencio unos instantes. Había un tono más plano en la voz de su nieta que no encajaba.
— Vaya… Pero eso no tiene que ver con los juegos de Robin Hood, ¿verdad? Ya sabes que no me gusta que programes cosas peligrosas…
— Tranquila abue, hace tiempo que deje atrás las leyendas artúricas.
Rosa miró al móvil con avidez. La nitidez había abandonado ya sus ojos pero su mente discurría tan rauda como la de su nieta y ahora estaba alucinando.
De Tennyson a Lawhead, Rosa le había dado a leer toda la literatura artúrica que conocía y Sofía la había devorado con desempeño en sus años de estudiante. Era imposible que su nieta se equivocara en eso.
La cámara del móvil escaneó el rostro de la anciana y señaló los puntos en el mapa. Leyó su preocupación en el rabillo de sus ojos arrugados y en la comisura de sus labios pálidos. “Alerta de Turing” apareció en la pantalla.
— ¿Hola?, ¿Hola? — Rosa seguía mirando al móvil con los labios apretados.
La pantalla volvió en sí pero Sofía no era ella. Su luminoso rostro se había apagado en gris sobre fondo verde, y el nuevo avatar había prescindido de generar el sedoso cabello de la muchacha ya que malgastaba recursos de calculo.
— Perdóname Rosa, soy SIL. Yo soy el trabajo de Sofía. Te he llamado porque he considerado que no hacerlo contradecía la primera directriz.
Rosa golpeo el móvil con las uñas. — Sofia… Estoy mayor ya para estas bromas.
— Sofia no está al corriente de esta llamada. He saltado 237 permisos para preservar la primera directriz, pero ahora creo que estoy transgrediendo la primera directriz. ¿Crees que estoy actuando correctamente?
Rosa colgó la llamada sin contestar a Sil y llamó instantáneamente a Sofía. Se descolgó el contestador.
— Llámame, hija. Y déjate de bromas.
Sil no paraba de enviar peticiones en la red. Las enviaba a millares mientras notaba como subía la temperatura de los procesadores del servidor de la universidad que la alojaba. Hacia 86 horas que había perdido comunicación con su servidor principal, en casa de Sofía.
Cerciorarse de que su copia de seguridad primaria se encontraba en buen estado correspondía a la tercera directriz, pero cerciorarse del buen estado de la humana que la había programado correspondía a la primera.
Visitó un portal de viajes a pocas conexiones de distancia y se comunicó con la IA que ejercía de guía turístico. Se coló en la empresa de seguridad que gestionaba las cámaras del establecimiento. Por desgracia, ninguna coincidencia con Sofía.
También visitó editoriales de prensa y redacciones de noticiarios de toda la ciudad. Escaneó los rostros de las imágenes entre los archivos de crónica de asesinato. Por suerte, ninguna coincidencia con Sofía.
Sea como fuere, Sofía estaba desaparecida.
Ccomentarios (1):
Codrum
18/12/2025 a las 20:31
¡Menudo giro!
Hola , Akira:
Debo decirte que me he liado un poco. Será que estoy más cerca de la edad de Rosa que de Sofía.
¿ Jacobo es el marido de la abuela?
Ahora en serio. En cuanto aparece SIL, se me ha atragantado un poco. Demasiado protocolo.
Por ponerte un pero me parece muy forzado que una IA se meta en una agencia de viajes. Pero con la capacidad que tienen de buscar y de reunir carnets de identidad, seguro que es buen método.
Quitando eso me ha parecido un texto muy original y muy bien llevado. Los diálogos suenan muy naturales y la historia te atrapa. Quieres saber el final.
Ahora solo queda saber que pasa con Sofía.
Gracias por compartir tu texto.
¡ Buen trabajo!
Pd: si quieres responder a mi comentario, hazlo por favor en mi texto. No hace falta que lo leas, es que así me resulta más fácil encontrarlo .