Tal y como habían planeado, saldrían de viaje al amanecer. Sería la primera vez que emprendían una aventura; porque solo podía denominarse aventura a salir de casa sin premeditación y con alevosía, a la buena de dios, sin más preparación que una mochila mal pertrechada, un viejo mapa corroído por el tiempo y muchas ganas de orearse. ¿Playa o montaña? El viejo cuatro latas crujía cada vez que le llenaban la tripa de trastos. Una vieja tienda de campaña canadiense prestada, dos colchonetas hinchables y dos sillas de playa incluidas. El camping gas, cuyo contenido creían eterno y que en cualquier momento les haría la rata y habrían de calentar la comida en el estómago. ¿Y si vamos a hacer el Camino de Santiago? Nos pilla lejos y además hay que hacerlo andando, sin coche. Mejor al Pirineo o a la playa que nos cae más cerca. Además, es preferible el clima de Peñíscola, que en Broto por la noche hace frío. Siempre podemos dormir en el coche aunque algún día deberemos acampar en un camping para poder plantar la tienda y descansar. Ducharnos no lo necesitaremos, con las duchas de la playa estaremos servidos. Bueno venga, nos despedimos de la abuela y a la mañana, carretera y manta. Esas reflexiones fueron la tarde noche anterior. Sin pereza, al amanecer pusieron manos a la obra. El viejo Renault, sabiendo lo que le esperaba, a regañadientes se puso en marcha. ¿Playa o montaña? Que decida el coche cuando lleguemos a la general. Y tanto que lo hizo; a la izquierda Pirineos a la derecha Playa. Puso el intermitente a la derecha pero se ofuscó y tomó la otra dirección. A los diez metros el coche se paró. Un camión enorme casi se los traga. Todas las trompetas del Apocalipsis. ¡¡Trasto inútil!! Cuando he dicho que tú decidieras no era para que lo tomaras al pie de la letra. Tras comprobar que había paso libre, dieron la vuelta y a partir de allí todo fue sobre ruedas. Al llegar a un determinado punto de la autopista A-2, de pronto un sonido extraño les puso un nudo en la garganta ¿Qué pasa? Moderación de velocidad y en la siguiente área de descanso a mirar el auto de arriba/abajo. Previamente y tras unos matojos, a descargar el canguelo. Pues yo no veo nada raro, ruedas bien, el motor alegre… sigamos. A los pocos minutos de reanudar la marcha, el mismo sonido/ruido. (Aquí, para no prolongar la agonía y liberar la tensión, aclaro que, el dichoso ruidito, lo producían las bandas rugosas del suelo de la autopista, pintadas de blanco en la carretera y aquí puestas para que nadie se saliera de la autopista por despiste o sueño). Como ese imprevisto les había puesto los pelos de punta, en la próxima salida la abandonaron. ¿Cuánto nos queda para llegar? Pues según el mapa, llegaremos a mediodía. Cuida que ahí delante hay un autobús parado. Vaya ¿qué le pasará? Mira, alguien viene hacia nosotros.
—Oiga, que se nos ha parado el bus y no funciona la radio ni el teléfono ¿me podrían llevar al próximo pueblo?
—Vale, pero no sé si cabrá, no hay sitio. ¿Adónde van ustedes?
—De excursión a Peñíscola, yo soy guía turístico y venimos de Caparroso, Navarra.
—Pues vaya pu digo contratiempo. Mira ya llegamos a Alcañiz, ahí hay un taller, te dejamos y que vaya bien.
—Gracias.
Bueno, esta podría ser una fábula inventada pero como mis luces alumbran menos que las del cuatro latas, nada es verdad y nada es mentira, todo es según el color del cristal con que se mira. Yo planteé mis vacaciones veraniegas desde tierras teutonas (que no tetonas). A salto de mata y con una tienda canadiense. Compré un libro sobre campings y salimos de aventura. Fue, diferente, algo no vivido y muchas veces repetido. Mientras he estado en condiciones y edad, he sido un campista empedernido. Estuvimos en la playa, Cambrils y acabamos en Andorra. Allí las noches son frescas incluso en agosto. Y al pasar por la tierra del Cava, entramos en una bodega y el vino estaba…. como para empellejarse y quedarse allí a dormir. Y por desgracia, pasé la experiencia de vivir de cerca un asesinato. Los malos quereres lo hicieron posible. Como en Puerto Urraco. Un padre y un hijo, mataron a un vecino suyo en presencia de dos hijos menores. Luego el padre se ahorcó en el calabozo y el hijo quedó impune. Hasta aquí, puedo contar. Feliz Navidad.