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“S.O.S." - por Enzo Farías MolinaR.
Web: http://oscuroblogdelsur.blogspot.com
Lo que sabemos de Braulio es que suele dar largas caminatas por la ciudad registrando todo con su cámara. Lo que no sabíamos es que muchas de esas fotografías son rostros de personas. Conocemos su gusto por ABBA, y que baila y canta a todo pulmón. Lo que no sabíamos es que aquellas canciones las heredó de su madre. Se sabe que la infancia es tierna y la adolescencia complicada, más aún cuando se pierde a la progenitora de la forma en que Braulio la perdió. Sabemos que hay una canción que baila llorando a mares. Lo que desconocemos es que su mamá solía bailar la misma, también entre llantos. Sabemos que ama las películas europeas, y que estos últimos meses ha descubierto con sorpresa algunas joyas noventeras del cine asiático. Estamos al tanto de que quiere ser cineasta, pero siente que le faltan herramientas para conseguirlo. Hace poco supimos que colgó un mapa frente al escritorio. Lo que ignoramos es que en el segundo cajón guarda una cajita de pinchos que irá clavando a medida que vaya conociendo nuevos lugares. Por ahora la caja conserva su sello intacto.
Lo que sabemos de Winston es que le gusta que lo llamen Lennon. Lo que no conocemos es el resto de su historia. Se sabe que posee una inteligencia superior, y no solo porque, como suponemos, le gustan los Beatles (lo que en sí mismo ya habla de cierto nivel de agudeza intelectual), si no por la brillantez con que se desenvuelve en todos los ámbitos, pese a ser un bohemio empedernido. ¿Habrá sido siempre igual? Se sabe que con Braulio comparten la pasión desenfrenada del cine. Hace poco vieron «Ángeles caídos», del director chino Wong Kar Wai. A diferencia de su compañero, a Lennon no le gustó tanto como «Chungking Express». No tenemos claro si a Braulio le gustó esta última. Sabemos que Winston entendió de inmediato la metáfora escondida tras la escena de la abuela, que se repite, con ciertos matices, en la trilogía de los colores de Kieślowski. Lo que no sabíamos es que Braulio tuvo que visitar variados foros de internet para autoconvencerse, erróneamente, de que sí la había entendido. Pero no la entendió. Sabemos que la primera película que le voló la cabeza fue «La sociedad de los poetas muertos», mas no sabíamos que fue su profesor de Castellano, en la escuela, quien lo empujó a los brazos del séptimo arte. Sabemos que Lennon odia los rankings y las comparaciones, pero adora los catálogos.
En este punto estamos en condiciones de enterarnos que Braulio y Winston viven juntos. Con ellos también vive la gata de Braulio, Margot, quien maneja a la perfección el sutil arte del asesinato en primer grado, sobre todo de bichitos. Lo que no sabíamos es que por estos días Margot sufre de una grave fijación hacia Lennon, a quien no le gustan para nada los gatos, ni las gatas, ni los bichitos. De hecho, no le gusta nadie. Es allí donde creemos, radica en gran parte su inteligencia. Con el único que consigue explayarse cómodamente es con Braulio, aunque no teníamos cómo saber que casi siempre termina amargado y con la sensación de que este no lo escucha o no lo comprende, o peor, que le importa un cuesco escucharlo o comprenderlo. Sabemos que cuando esto sucede, Lennon se aísla, y pasa días sin hablar. Al final son las películas las que terminan por reparar aquellas grietas que afloran tras los desaires de Braulio, quien ignora por completo que Lennon muchas veces lo detesta, y que por ese motivo cada vez que puede, agujerea su caja y se escapa, sin importarle que en cualquier momento la gata pueda saltarle encima y acabar con él. Sin embargo, no sabemos a ciencia cierta si la felina querría matarlo y engullirlo, o bien, si solo jugaría un rato, hasta aburrirse y acabaría por ofrendárselo a su amo.
Hemos descubierto lo que Winston no es.
Sabemos que Lennon es Lennon y es Winston. Que no es humano, pero sí de carne y huesos. Que es cinéfilo y fanático de los Beatles. Lo que no sabemos, pero está a punto de revelársenos, y con lo cual este relato habrá de concluir, es que por las noches Winston es limpiavidrios y escapista. No obstante, en su mente, hasta ayer fue un intrépido aviador, y la semana pasada un refinado anticuario. Para mañana solo espera ser un útil guía turístico, ojalá lo más lejos posible de este lugar.
Ccomentarios (1):
Karin Urdiales
20/12/2025 a las 00:11
Hola, Enzo. Muchas gracias por leer mi relato y por dejar el comentario. Pobre Ringo, efectivamente. Aún no he leído tu relato, pero lo haré pronto y dejaré mis impresiones.