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El antidoto contra el olvido - por Mª Jesús Hernando NavasR.

—Señoras y señores, bienvenidos. Me llamo Alicia y soy la guía que les va acompañar en este viaje en el tiempo, como me gusta decir. En primer lugar han de saber que, durante muchos años, esta casa fue llamada la maldita, cuando terminemos podrán opinar si el nombre le hace justicia. Deseo que la visita compense el esfuerzo de haber subido doscientos escalones. Como aperitivo y para recuperar el aliento, contemplen el mar infinito que les rodea y déjense llevar por el entrechocar de las olas en el fondo del acantilado. Este sitio como ven es un auténtico nido de águilas, el lugar perfecto para que un pirata tenga su guarida. Y eso fue, allá por el siglo XVIII, cuando la poderosa familia Soto construyó esta gran mansión cuyas alfombras pisan ahora.
Alicia les lleva desde el recibidor hacia la luminosidad de la cocina con su gran ventanal abierto al mar.
—Sin embargo —dice—la casa no siempre fue así de opulenta. Años antes, cuando tras el naufragio de la embarcación pirata , Galerna de Pávor, Blake el único superviviente vino a vivir aquí, era mucho más modesta aunque con diferencia la mejor del pueblo. Su dueño, José Soto era un armador pujante y acogió a Blake por compasión. La marea lo había arrastrado a la cala que ven a la izquierda y estaba tan malherido que en ninguna otra casa podrían atenderle. Lo que parecía un acto de caridad, se convirtió en matrimonio.
Su hija y el náufrago se enamoraron, pero, para poder casarse y que Blake tuviera el apellido de su benefactor,hubo que hacer muchos cambalaches. Ante todo, jurar que abandonaba su oficio. La historia de amor duró muy poco. Con su nueva identidad, pronto volvió al mar. El dinero llegaba, pero sus ausencias eran cada vez eran más largas hasta que al cabo de un tiempo, un marinero de su tripulación trajo la noticia de que el patrón había desaparecido, sin dejar rastro, durante una tormenta. Traía su diario de a bordo y sus mapas.
Alicia hace una pausa e indica a los visitantes la vitrina donde están expuestos, junto a un catalejo y un sextante, también propiedad de Blake, les dice a los visitantes.
— Pronto las habladurías del pueblo se desataron “era de esperar”, decían, “porque una mujer de posibles, cono Ágata, no debería haberse casado con un pirata, un pirata siempre será pirata, aunque se diga cristiano”, sentenciaban algunos. Los más atrevidos hablaban de asesinato o ajuste de cuentas del emisario que trajo la noticia para quedarse con todo lo que Blake tenía.
Ágata nunca dio explicaciones y en el pueblo todos le volvieron la espalda. Hacía caso omiso a los desplantes, porque gracias a la astucia y empuje de Wenceslao, todo iba viento en popa. Sin embargo, al cabo de un tiempo, la historia de Blake, se repitió. Un día, Wenceslao no volvió y en esa ocasión nadie llegó con noticias de lo ocurrido. Ágata y una de sus hijas cogieron las riendas y las llevaron con firmeza hasta que fueron acusadas de esclavistas y ellas y el resto de hermanos, abandonaron la casa con paradero desconocido.
Al quedar vacía, las noches de tormenta la envolvían extraños resplandores que aterraban a los vecinos. En las aldeas y pueblos de alrededor se contaban historias de aparecidos, que procedían de la casa cuando veían agitarse alguna sombra. Por eso nadie se acercaba hasta el acantilado, tampoco los prósperos herederos de Ágata a quienes les avergonzaba el pasado y no querían dar pistas sobre el origen de su fortuna. Poco a poco, el inmueble se fue deteriorando y estuvo a punto de ser demolido.
Alicia traga saliva. Han llegado a la gran sala central de la primera planta.
—¿Por qué se salvó? Por la única Soto de la saga que quedaba viva. Sí, señores. Ella la rehabilitó y quiso que sirviera como memoria de lo que no debía de volver a ocurrir. Esa valiente señora, que supo asumir su pasado antes de morir,era mi abuela. Quiso que la acompañara en la tarea, y viajamos las dos a todos los lugares en los que todavía quedaban huellas del sufrimiento de aquellas personas que habían enriquecido a nuestros antepasados. El resultado es la serie de fotografías que ven en las paredes. En las cartelas tienen información, pero pueden preguntarme los detalles que deseen. Será un placer contárselo para que nadie lo olvide.

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