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La soledad - por gabriela

Ayer en la noche camine hacia mi lugar favorito, el escondido café Philies al cual van pocas personas quizás esposos y solteros, aunque ahora estoy casado, me comporto como un hombre sin compromisos, lleno de confusiones, desilusiones, tristeza y vacío. Estando solo en medio de la noche me invaden las dudas, mis errores y mis vicios, sobre todo con el alcohol, casi compañero fiel de mis noches en esta ciudad. Aquí en medio de un simple café, porque hoy no me apetece tomar, me siento y miro a la pareja de al frente, se nota que son esposos, pero parecen tan lejanos, como dos extraños que se unieron por algo que ya no existe en este tiempo actual.
La soledad se apodera de mi, como quien tiene un juguete que no quiere soltar, el silencio se siente en cada parte de mi cuerpo sin un final, sin un fondo al que aferrarme, tal vez sea porque así este casado con una mujer hermosa, yo mismo logre cambiarla por otra, así que me deje seducir por otra mujer. Alguien que reviviera la pasión en mi cuerpo y en mi ser, pero a costa de un precio muy alto en mi vida sentimental, ya que mi esposa empezó a sospechar y ahora abunda la falta de confianza y la mirada de que ya no es lo mismo de antes. Sé que es tal situación es por mi error, por mi culpa y falta de compromiso con la relación, que ya a esta alturas, mi matrimonio solo es una mera fachada, un asunto social, pero no de corazón, ni de razón.
Ahora en este espacio, donde no estoy llevado por el alcohol, sino en un estado sano y reflexivo, recuerdo lo escrito anteriormente y pienso en ¿Qué pasará en mi futuro?, que vendrá? , mi esposa será un simple adorno o se largara con otro. Pero por mi lado, yo quiero cambiar mi forma de ser, mi rutina y mi rumbo de vida, no sé como lo lograre y entenderé cual será el mejor camino, pero sin embargo presiento un futuro feliz al lado de otra mujer, que me ame y sienta su cuerpo junto al mío, el calor, sus labios y caricias que se forman entre dos personas, aunque por otro lado eso me remonta a mi infidelidad, mi deseo por poseer otro cuerpo y tocarlo, pero me atrapa la culpa constantemente por dejar a mi esposa a un lado y vivir mi vida como un soltero y poco hombre que no respeta al amor de su vida, sino que se convierte en un animal compuesto de impulsos y emociones constantes que las quiere dejar salir en la cama de otra mujer.
Para cerrar esta historia, expreso que frecuento este lugar porque la noche, el café y las pocas personas me hacen recordar, sentirme más solo que nunca, destruido y desilusionado de la vida, de mis propósitos, metas, personas a las que ame y a las que considere mis enemigos. Pero el arrepentimiento no sirve de nada, solo me hunde un poco más en mi existencia. Mi camino ahora es la lucha y la confianza en mi mismo, es lo que me debe importar, tal vez sin tener en cuenta a mi mujer, pero en este instante y tiempo es el único camino que me queda, mi salvación inmediata y el estado propio en el que me encuentro ahora a poca luz de esta gran ciudad.

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