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Vida Policial - por Luis Macias

Web: http://soyluismacias.blogspot.com/

Después que salía cada noche de la comisaria en donde por desgracia trabajaba. Yo y Carlos nos dirigíamos al antiguo Bar del pueblo, tomábamos un par de copas, maldecíamos nuestro trabajo y si la noche terminaba de buena suerte, nos conseguíamos un par de chicas para satisfacer nuestras necesidades de aparearnos.
Esa noche al salir del bar, junto con mi compañero escuchamos muy de cerca los gritos de una mujer, esta gritaba: –– ¡Ayuda, Ayuda, Me va a matar! –– con gran desespero intentamos llegar lo más próximo a rescatar a la mujer, pero cuando estábamos a escasos metros – ¡PUM, PUM, PUM! – 3 Disparos se escucharon y nuestras caras eran color papel, detuvimos el paso y miramos con reojo, la mujer estaba espigada en el estacionamiento del bar. Me agache toque su cuello y fríamente dije: – Está muerta Carlos, Llamemos a la ambulancia – Mientras me levantaba con ojos de decepción.
Durante las semanas siguientes se estuvieron reportando varios accidentes con envenenamientos, robos a mano armada y violaciones, creía que estábamos ante varios criminales, hasta que en la mañana del martes alas9:45Am llegaba una carta al correo de la comisaria, mi secretaria Luz Hernández me indicaba que la había dejado en mi oficina.
Abrí el sobre de papel y leí las líneas escritas, estaba impreso en tinta de fotocopiadora (Fue lo primo que pensé) No provenía de ninguna dirección, ¿Era alguna amenaza? Tantas cosas pasaban por mi mente pero cuando me decido a poner en marcha la lectura – ¡RING! ¡RING! – El sonido del teléfono me desconcertaba totalmente, lo tome y me indicaron un pequeño altercado de dos obreros golpeándose en la construcción local, envié una patrulla y le indique a Carlos que entrara a mi oficina.
–Lee la carta– Le dije con mucho estrés mañanero y sentándome con mi regazo extendido en la silla.
Carlos, comenzaba a leer la carta que decía: Buena mañana Teniente Carter, espero sus hijos y esposa lo esperen en la madrugada como siempre usted hace esperarlos, ¿Qué pasaría si un día no los consiguiera vivos? Después de sus noches de bebidas con su compañero de fiesta el oficial Carlos Giménez, ¿Qué hará para protegerles? Cuando este leyendo esto, no será un aviso, será la decisión que usted tomo por investigar tan apasionado los crímenes del poblado. ATTE: Cartel Pantera Negra.
Al finalizar mis ojos estaban exaltados, mi voz temblaba y dije – Iré a casa, encárgate de todo por hoy, te pagare el doble– (le lanzaba las anotaciones diarias a Carlos y salía al porche a conducir hasta mi casa). Al llegar no encontré a nadie, ni mi esposa Cristina, ni mi hijo Jaime, todo estaba vuelto patas arriba y el llanto agónico atrapaba mi corazón, (De esos momentos cuando el corazón te llora, ¿Te ha pasado?
Me senté a ver las fotografías de ambos frente a la sala –Suspiraba- y me di cuenta que había un mensaje de voz en la mensajería, apreté el botón y escuche: Carter, seguramente estas en lagrimas, todo se puede solucionar, borra cada pista de los asesinatos que has investigado en las últimas semanas, ¡CADA PISTA! Y es probable que la rubia de tu esposa no salga con múltiples violaciones de nuestras manos. Ve al muelle al barco Gruta Gigante 10 pm, con todas las pistas y tendrá su familia en una pieza (sonreía macabramente) – No tiene más mensajes– ¡Pi! Sonaba la voz de la operadora.
Mi cara de tragedia se convertía en la cara de un demonio, me sentía en el cuerpo de un toro mientras miraba la capucha roja del torero, ¡QUERIA ENVESTIR! Sin lugar a dudas, Eso hice.
Me dirigí en mi vehículo a la misma hora pactada, a solas y con dos armas, una bajo la cintura otra en mis tobillos (quería jugar al súper héroe). Camine rápidamente por el muelle hasta encontrar el barco correcto, Jale la puerta y estaba abierta (se estremeció atrozmente) Y me persigne antes de entrar. Entre hasta el fondo de la embarcación, les vi a ambos y dije – ¡Guao!– al acercarme el horror se añadió a mis ojos, una bala en cada cabeza ceñida, casi que permanente se derivaba de mi amada familia, los habían asesinado. – ¡MALDITOOOOS! – Lo grite hasta quedarme sin aliento.

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