Cookie MonsterEsta web utiliza cookies. Si sigues navegando, entendemos que aceptas las condiciones de uso.

Do you speak english?

¿If you prefer, you can visit the Literautas site in english?

Apuntes, tutoriales, ejercicios, reflexiones y recursos sobre escritura o el arte de contar historias

<< Volver a la lista de textos

En el Bar - por Diana

-El último, éste es el último que me tomo, pensó el hombre mientras le hacía señas al barman.
No sabía ni que hora era, ya casi no quedaba nadie, salvo esa pareja sentada allá.

Miró a la mujer de cabello rojizo, y no sabe por qué le recordó a ella.

Tomó de un sorbo todo el whisky, como para borrar su imagen, la última que tenía de aquella mujer que lo volvió loco.
-Hubiera dado la vida por ella, dios mío, quién iba a decir…., pensó el hombre.

Recordó la primera vez que la vio, con su cuerpo frágil y su sonrisa, y se enamoró, así, al instante, como pasa en los cuentos, pensó el hombre, mientras le sonreía al vaso de whisky.

Y al principio fue toda felicidad. Los paseos, las largas caminatas por el parque, buscando el momento perfecto que nunca llegaba para confesarle su amor. ¡Qué feliz que era en esa época..!
Pasaron, meses, ¿ o años? , se preguntó el hombre, tal vez este alcohol lo confundía, pero ella siempre tan tímida, tan reservada, que él no se animaba, por miedo a perderla.

Y fueron más paseos, más caminatas, y cuando podía hasta la invitaba al cine. Ella siempre aceptaba y sonreía.
– Que hora sería?. La mujer de enfrente le hablaba al oído a su compañero, y éste soltó una carcajada, que retumbó en la soledad del bar.
¡Cuánto había soñado poder estar así ,tan cerca de ella!. Poder acariciarle el cabello, llevarla de la mano a todas partes, porque cuando caminaban juntos nunca iban de la mano, porque él no se animaba a proponérselo.

A veces a la noche cuando no podía dormir pensaba en cómo sería su declaración, y varias noches imaginaba ese momento , y le iba cambiando los detalles según la ocasión. Por ejemplo, ahora, podría ser así, que estaban en un bar como éste y él se lo decía al oído, y ella se reiría como ahora el tipo de enfrente, de felicidad, en esa risa ella diría sí, claro, yo también .

Sí pudiera volver el tiempo atrás, pensó el hombre, pero era imposible y pidió otro whisky, esta vez seguro es el último, se prometió .

Y se acordó de la promesa que ella le hizo una noche de esas, cuando no podía dormir y se le aparecía en su habitación y le sonreía y le decía que era suya, que aunque nunca lo dijera ella era suya y de nadie más.

Tan real la sintió que al otro día se decidió y fue a verla. Pero en vez de esperarla en la esquina como siempre, la fue a buscar a la salida del trabajo y ahí la vió.

Después todo fue confuso, tal vez este whisky, tal vez la memoria que no quiere recordar , pero si ella nunca le había hablado de ese tipo, si cuando se le había aparecido la otra noche dijo que era suya y de nadie más, por qué permitía que se le acercara tanto y la tomara de la cintura, por qué justo esa tarde y también en su cintura él había olvidado sacarse el facón, y dios mío demasiado alcohol, pensó el hombre.

Todo fue muy rápido. Después se fue corriendo y luego de deambular todo el día se hizo de noche y vio este bar abierto y se sentó acá en la barra y no sé desde qué hora estaba.

-Tengo que volver a casa, pensó el hombre, y se levantó.

Las huellas de sangre fresca quedaron marcadas en el vaso…

¿Te ha gustado esta entrada? Recibe en tu correo los nuevos comentarios que se publiquen.

1 comentario

  1. 1. LunaClara dice:

    Hola Diana! Solo decirte que me ha gustado mucho tu relato. Es muy descriptivo y el final para nada esperado. Felicidades!

    Escrito el 29 abril 2013 a las 15:22

Deja un comentario:

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.